Tenemos que construir una especie de Estados Unidos de Europa, y solo de esta manera cientos de millones de trabajadores serán capaces de recuperar las sencillas alegrías y esperanzas que hacen que la vida merezca la pena. El proceso es sencillo. Todo lo que se necesita es el propósito de cientos de millones de hombres y mujeres, de hacer el bien en lugar de hacer el mal y obtener como recompensa bendiciones en lugar de maldiciones.

En pocos meses se cumplirán 70 años desde que, un 19 de septiembre de 1946, W. Churchill pronunciase su famoso discurso en la Universidad de Zúrich, del que está sacada la cita anterior y donde propugnó la creación de los Estados Unidos de Europa. Conmovido por los horrores de las guerras europeas y, sobre todo, de las dos guerras mundiales, causadas por los nacionalismos y que habían dejado Europa devastada, Churchill fue uno de los impulsores de la creación de una Unión Europea. Como primer paso, propuso crear un Consejo Europeo, que se reunió por primera vez, bajo su presidencia, en La Haya en 1948; después vendrían los acuerdos de la conferencia de Mesina de 1955, que dos años después dieron lugar al Tratado de Roma.

Churchill acertó en muchas de sus predicciones: fue capaz de adelantar el riesgo de la Segunda Guerra Mundial o los peligros del estalinismo. Pero parece que pecó de excesivo optimismo con la apuesta por unos Estados Unidos de Europa.

En el país que Churchill lideró durante los difíciles años de la guerra, se prepara un referéndum, que tendrá lugar el 23 de junio, para decidir su permanencia en la Unión Europea y parece que, según las encuestas y aunque todavía hay mucho indeciso, el resultado podría ser contrario a la permanencia del Reino Unido en la Unión.

Paralelamente, en estos tiempos estamos viendo como, en la mayoría de los países de la Unión Europea, están teniendo éxito electoral formaciones antieuropeas y nacionalistas: desde Syriza en Grecia,Alternativa para Alemania (AfD),el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) o Podemos en España (que aglutina una especie de euroescepticismo con un nacionalismo segregador interno).

Como apuntó la excomisaria europea y exministra de Exteriores italiana, Emma Bonino, es urgente combatir las enfermedades del nacionalismo, la xenofobia, el populismo y el racismo que se extienden como una mancha de aceite por diversos países de Europa; enfermedades muy difíciles de combatir y erradicar una vez que están implantadas.

No exagera. Solo la locura de la enfermedad nacionalista permite explicar los acontecimientos que se desencadenaron en Europa tras el asesinato en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, del archiduque Francisco Fernando y su esposa y cómo, en los dos meses posteriores, Austria-Hungría declara la guerra a Serbia, Alemania declara la guerra a Rusia y a Francia, Serbia declara la guerra a Alemania, Austria-Hungría declara la guerra a Rusia y Francia e Inglaterra se la declaran a Austria-Hungría. Cuando, el 28 de junio de 1919, se firmó el Tratado de Versalles que puso fin a la guerra, habían muerto más de 9 millones de personas. El diagnóstico compartido de que los nacionalismos habían conducido al horror, llevó al Presidente Wilson, en su «revolución democrática mundial», a proponer los 14 puntos para la creación de una Sociedad de Naciones que no hiciera depender, como hasta entonces, la paz mundial del equilibrio entre potencias.

El fracaso de la Sociedad de Naciones (como también de su sucesora la ONU), ha llevado al planteamiento de uniones regionales de países que compartían ciertos valores sociopolíticos. Así surge el movimiento de la Unión Europea o de los Estados Unidos de Europa, como lo bautizó Churchill. Retroceder en este movimiento político esperanzador, que, en el fondo, tenía por finalidad superar las barreras fronterizas; supone arriesgarnos a volver al horror.

Los ciudadanos de hoy tendemos a pensar que vivimos en la cúspide de la civilización humana y, por eso, miramos con cierta superioridad a quienes vivieron antes que nosotros. Olvidamos que quienes, en 1913, asistieron a los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial o quienes, en 1933, contemplaron el ascenso al poder de Hitler, también se sintieron en el cenit de la civilización. Desde luego, no se consideraban antiguos o incivilizados como, desde la caricatura, tendemos a percibirlos ahora.

Que un resurgimiento de los nacionalismos desemboque en fuertes tensiones, que pueden o no acabar en guerra, es inevitable, desde el momento en que estos movimientos llevan impresa la semilla de la discordia y del conflicto.

Pero es que el proyecto común no es solo un antídoto contra viejos demonios, sino una exigencia de los propios retos que plantea una globalización que no se va a detener y que no se pueden enfrentar desde una perspectiva puramente nacional, sino que requieren una visión global, como hemos tratado en otros artículos.

En los últimos tiempos, el combustible que está encendiendo la mecha nacionalista tiene que ver con los resultados de la gestión de la crisis económica iniciada en 2008 y con la lectura que se está haciendo de los mismos en términos de culpabilidades. Economistas como Thomas Piketty señalan a las fuertes desigualdades con las que se está saliendo de la crisis, que ya traté en otro post, como una de las causas de la crisis de la Unión y del rebrote de los nacionalismos.

En las encuestas que se van publicando sobre el Brexit, surge, como un factor decisivo, la brecha entre quienes se sienten más favorecidos económicamente por la globalización/unión y son partidarios de esta; y quienes se perciben como más desfavorecidos y, por tanto, propugnan levantar fronteras y volver a los nacionalismos.

Ya sabemos que el nacionalismo necesita destacar una presunta injusticia y señalar a un culpable exterior contra el que hay que rebelarse. En general, el diagnóstico nacionalista ha consistido en que las penurias que han padecido una gran mayoría de ciudadanos durante la crisis han sido culpa de los inmigrantes, los refugiados y gentes de otros países de Europa que han ocupado los puestos de trabajo que legítimamente correspondían a los ciudadanos del país. Hay muchas similitudes entre el España nos roba de los catalanes, el Europa es un lastre de los británicos partidarios del Brexit o el los inmigrantes son un peligro del Frente Nacional francés. Egoísmos nacionalistas de poca monta.

Frente a estas fuerzas separatistas, urge dar la batalla intelectual y no dejar de recordar los desastres históricos de todos los nacionalismos; pero también es importante que avancemos en una Unión que funcione eficazmente. Aunque, con el Tratado de Lisboa, se mejoró en la consolidación de instituciones comunitarias, en estas sigue teniendo un mayor peso la representación nacional que la comunitaria: el Consejo Europeo y el Consejo, como órganos de representación de los Estados, siguen teniendo un enorme poder, frente al que tienen las instituciones propiamente comunitarias, como son el Parlamento y la Comisión. Sería importante crear una Unión con un poder político claro, representativo de los ciudadanos de la Unión y no de los Estados, que tenga como cabeza visible un Presidente, elegido mediante sufragio por los ciudadanos de la Unión.

En materia de competencias de la Unión, también resulta imprescindible que la moneda única venga soportada por una unión fiscal, de forma que los impuestos que vertebran el sistema, sean comunitarios y no se produzcan distorsiones internas como las que estamos viviendo: que países como Irlanda o Luxemburgo reduzcan sus impuestos de sociedades muy por debajo de la media de la Unión, logrando que las grandes sociedades se domicilien y solo paguen impuestos en esos países, para luego, aprovechando las libertades comunitarias, prestar servicios en todos los países de la Unión. Una competencia fiscal en esta línea entre los países de la Unión terminaría por hacer insostenibles las prestaciones del Estado de bienestar.

El camino a recorrer está lleno de obstáculos y dificultades, pero transitar de nuevo la senda de los nacionalismos sabemos exactamente a donde lleva. Y es un camino que Europa no puede volver a recorrer.

9 comentarios

9 Respuestas a “¿Europa o los nacionalismos?”

  1. Manu Oquendo dice:

    Querido Isaac.

    Resumo y comienzo por recordar el espíritu y la letra del Atlantic Charter que es muy relevante a efectos de entender correctamente la situación actual de Europa.

    https://history.state.gov/milestones/1937-1945/atlantic-conf

    Al final de aquella guerra, que se ganó precisamente porque Churchill firma ese documento en el 41, ha cambiado el panorama Geopolítico de modo radical para Europa Occidental que pasa a ser una Colonia de un Imperio. Benévolo para con los amigos pero imperio al fin y al cabo.

    Esa marca de nacimiento (nace forzada por los propios errores históricos de Europa y por carecer de un verdadero Demos) no se ha corregido con el paso del tiempo.

    El resultado es un territorio que no tiene más relevancia global que el tamaño de su cartera y en el cual millones de ciudadanos (que no se pueden comunicar entre ellos porque no se ha fomentado una lengua común como, por ejemplo hoy hacen muchos pequeños Nacionalismos Fragmentadores) se preguntan qué sentido tiene estar en una Unión Europea, un club, que de seguir con sus estructuras de poder y reglas actuales,

    (a) estará en quiebra,
    (b) será mayoritariamente musulmán,
    (c) se parecerá mucho más a un geriátrico para menesterosos que a los herederos de Brunelleschi, Cervantes, Newton, Spinoza o Voltaire,
    (d) será más controladora que la extinta URSS (ya lo es y sigue creciendo en esa dirección ante el asombro de Gorbachov).

    Churchill e Inglaterra conocen muy bien el diseño y el origen de esta Europa y debiéramos preguntarnos dos cosas:

    1. ¿Por qué estando en el ajo mucho antes que cualquier otro país tardaron tanto en entrar?.
    2. ¿Qué han visto ahora que se ven obligados a replanteárselo?

    La Geopolítica es una Asignatura que nació a orillas del Támesis y siguen siendo unos maestros.

    Yo quiero muchísimo a Europa. Pero, así, no vale la pena. Ya cometimos el error de entrar en el Euro que evitaron países mucho menores (Dinamarca y Suecia) además de Inglaterra, etc.

    Por cierto, como muy bien apuntas, el Nacionalismo está renaciendo con mucha fuerza en todo el Este de la UE y en Ucrania. Un nacionalismo como el de antes. Nazismo puro. Y esto no es, en absoluto, azar. Se permite y fomenta.

    El monstruo vuelve y vaya usted a saber alimentado por quién.
    Como el libro de hace unos años «Er ist wieder da» «Ha vuelto» http://www.casadellibro.com/libro-er-ist-wieder-da/9783404171781/2494090

    Stepan Banderas y otros por el Estilo tienen Estatuas. Otegui en el Parlamento Europeo de manos de Podemos e IU y el silencio del PSOE (Los tres parte del frente «anglo»)

    Esto hay que repensarlo y sin perder mucho tiempo. Entre otras cosas porque tampoco esta crisis, tan mal diagnosticada, es ajena al diseño de la Posguerra que, como vemos, arranca antes.

    Seguiremos

    Saludos cordiales

    1. Loli dice:

      Aún estando de acuerdo en que, líderes políticos tan mediáticos como Winston Churchill, no podían desconocer el panorama geopolítico del momento, y las estrategias precedentes….y siguientes…. a lo que se estaba produciendo, y aún dando por más que posible que, fuera partícipe de esas estrategias, no dejo de pensar, que esos líderes, pudieran sustraerse totalmente del factor emocional de sus momento, de sus países.

      Indudablemente, es muy posible que unos más que otros….y no puedo meter, en ese aspecto, en el mismo saco a Hitler, Stalin,…ni a Pétain, con los otros dos,….es más, ni siquiera veo en la misma cesta a Mussolini y Hitler, por ejemplo, aunque todos sirvieron a un propósito aniquilador de un momento histórico que empezaba a poner en marcha procesos de impulso evolutivos importantes.

      Con esto quiero decir, que el discurso del dirigente inglés en esos momento, no pienso estuviera exento de sinceridad ni de emoción.

      De la misma manera, creo que el proyecto de la Unión Europea, viene de lejos, y que lo que actualmente estamos viviendo, no es más que una mala lectura, (seguramente nuestros políticos ni siquiera lo saben, pero sí otras estructuras que tiene más posibilidades de…no sé …¿poder?), de unos cimientos que fueron soñados tiempo atrás, (curioso es leer la interpretación que, del sueño de Nabucodonosor, hizo el cautivo Daniel).

      Por eso pienso, que en todo hay matices, sí que es posible que este proyecto quizás no llegue a su fin, pero no sabemos cómo va a evolucionar finalmente.

      Porque, en análisis, estimado Oquendo, creo que hay una mezcla de resultados y cronológica.

      Así, dices que la UE «estará en quiebra», en realidad, ya parece estarlo, aunque quieran disimulárnoslo.

      Pero también que «será mayoritariamente musulmana», que es un futurible, y a lo que no deberíamos tener miedo o mirar con recelo alguno, si fuéramos capaces de avanzar en nuestro desarrollo como seres humanos, y no como colectivos tribales y primarios.

      A la vez, planteas que será como un «gran geriátrico para menesterosos», pero, esto último se contradeciría, con lo planteado anteriormente, pues si planteas que habrá una mayoría de población de origen «musulmán», es porque asumes que, finalmente, las fronteras tendrán que ceder ante las «migraciones humanas», como siempre ha ocurrido en la historia del hombre. Y en este caso, esas poblaciones son mayoritariamente jóvenes, con una fertilidad mayor que la nuestra (dejan nacer a sus hijos…y los buscan), y con una actitud ante «sus mayores», que en muchos aspectos, seguramente, nos dejan avergonzados.

      Además, muchos vienen con un bagaje de estudios y cultural…de la que nuestras sociedades empiezan a adolecer de forma preocupante.

      Y, por último, planteas que «´será mucho más controladora que la extinta URSS»….sinceramente, ni siquiera sabemos cuál va ser el componente social y ciudadano que poblará Europa en unos años, tampoco veo factible, que, por mucho poder que fluctúe de forma velada o escondida en las estrategias mundiales ese poder «en la sombra» ,sea capaz de controlar y…conocer…todos los factores que mueve los hilos del mundo y de su historia….No sabemos cómo vamos a ser….al menos, no en toda su complejidad.

      Un abrazo

      1. Alicia dice:

        Pues yo miro con enorme recelo la posibilidad de que Europa sea mayoritariamente musulmana. No por la religión en sí, que no encuentro que cualquier religión sea mejor o peor que cualquier otra, y si los europeos somos por lo general cristianos (católicos o protestantes) es tan sólo por la circunstancia de haber nacido en un entorno cristiano.
        Mi recelo se basa en el fanatismo con que muchos musulmanes (o pocos, pero en el momento que haya uno sólo dispuesto a matar y morir ya estaremos fastidiaos) viven su religión y tratan de imponerla.
        Vivir y dejar vivir. Pero el que quiera imponer sus criterios que se quede en su casa y los disfrute.

        1. Loli dice:

          Hasta antes de ayer, como aquél que dice, en Europa se ha matado, torturado, puesto bombas, asesinado bajo fuego de armas militares y soldados, ejecutado desde estructuras estatales….todo entre cristianos, entre católicos y protestantes…..(no hay más que echar una mirada a lo ocurrido entre Irlanda de Norte, y el Reino Unido, hace dos días).

          Parece que la Inquisición y sus atrocidades queden lejos, pero para la historia de la humanidad, las cifras con las que nos movemos, son irrisorias, y desde la manipulación y la absorción por estructuras de «poder», del mensaje de Jesús, desde su conformación en una organización con vocación de ejercer ese poder, la historia del cristianismo, en esas formas organizativas, ha estado repleta de barbaridades…(también de aciertos y de heroicidades.., muchos de ellos, los más grandes e importantes, realizados fuera de la férrea ortodoxia a la que toda asociación de poder, procura mantener a sus acólitos).

          Creo que no está de más recordar que, la primera cruzada de la historia, fue organizada y lanzada por la Iglesia, por un l Papa Católico, contra la población cristiana del Languedoc, al sur de Francia y Norte de España, contra las gentes del reino que entonces abarcaba estas zonas: el de Aragón.

          1. maurice castle dice:

            El problema no es si nosotros hemos sido en el pasado igual de fanáticos que bastantes musulmanes hoy. Por supuesto que sí, pero eso no significa nada. Lo que preocupa en Europa es precisamente que nos vuelvan a meter en la edad media después de lo que nos costó salir de ella. Si los musulmanes están mejor en la teocracia, que no vengan, porque eso es de donde nosotros venimos y no queremos volver.

  2. O'Farrill dice:

    Europa no deja de ser (todavía) más que un sueño compartido por los ciudadanos, pero escasamente sentido por sus gobernantes y, posiblemente, torpedeado por hegemonías temerosas del gran potencial político, económico y social de una unión europea donde debería estar Rusia como gran potencia. Siempre resulta más interesante que nos limitemos a ser «colonias» dirigidas, orientadas y tuleladas en todos los sectores, que pensar en que lleguemos a tener ideas propias. Las que hicieron la gran cultura del mundo occidental saboteada por «inculturas» ajenas. Un saludo.

  3. Loli dice:

    No, no me refiero a la Edad Media, Sr. Maurice, sino a lo ocurrido en pleno siglo XX, y sobretodo a mediados y finales…y principios del XXI, en nuestra Europa, la guerra, entre católicos y protestantes, entre la sometida Belfast y el Reino Unido….una guerra cruel, y asentada en cimientos religiosos denominados «cristianos», (ambas facciones).

  4. YolandaHdez dice:

    Los franceses dicen que los ingleses son «esa sociedad que hace todo distinto».
    Dejo el siguiente enlace por si resulta de interés el artículo del New York Times, donde se conecta la expulsión del Imperio Romano de la «isla» en el siglo I después de Cristo, con lo que hoy llamamos Brexit:

    http://www.nytimes.com/2016/05/29/opinion/sunday/when-the-barbarous-brits-first-quit-europe.html?action=click&pgtype=Homepage&version=Moth-Visible&moduleDetail=inside-nyt-region-1&module=inside-nyt-region&region=inside-nyt-region&WT.nav=inside-nyt-region&_r=0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza Cookies propias para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web. política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies