Nuit Debout - Paris - 41 mars 02

Alemania ha vivido recientemente una situación política interesante. Ángela Merkel y Martin Schulz, líderes del centro derecha y de la socialdemocracia, respectivamente, llegan a un acuerdo el 7 de febrero para formar una gran coalición que gobierne el país. El acuerdo se concreta en un documento de 167 páginas que describe el programa de Gobierno a aplicar. Posteriormente este acuerdo es sometido a la aprobación de la militancia del SPD, el partido socialdemócrata. El resultado es que, de los 463.723 miembros del partido, votaron el 78,39% y, de estos, 239.604 (un 66,02%) lo hicieron a favor frente a los 123.329 que lo hicieron en contra. Es este ejercicio de participación de las bases del SPD en semejante decisión lo que me parece más interesante de esta historia.

Cualquier definición de democracia que elijamos nos recordará que la participación ciudadana es uno de sus requisitos esenciales

Cualquier definición de democracia que elijamos nos recordará que la participación ciudadana es uno de sus requisitos esenciales. Cuestión distinta es cómo entender esa participación en la práctica para considerar que este requisito está razonablemente cumplido. Y aquí reside el problema.

Por supuesto no estoy hablando del voto porque, aparte de ser un derecho consolidado, el acto de votar constituye en sí mismo un esfuerzo mínimo, aunque tenga consecuencias decisivas. Se trata de ir más lejos; de ver cómo organizar la participación de los ciudadanos interesados entre unas elecciones y las siguientes.

Tradicionalmente se ha considerado que los responsables de ello eran los partidos. Sin embargo, con el paso de los años y la experiencia, se fue constatando que prepararse para ganar elecciones, y gobernar después, absorbía casi todo el tiempo y recursos de estas formaciones. Y que, en cualquier caso, eso era más prioritario para ellos (y, seguramente, para la sociedad) que dedicarse a organizar formas concretas de participación en la actividad política a una amplia porción de la ciudadanía. La conclusión que ha ido calando es que, no solo ambos objetivos eran distintos, sino que además requerían que los partidos se organizasen de forma diferente.

Por ejemplo, para ganar unas elecciones un partido no necesita tener mucha gente. Le basta con que la que tenga le resuelva bien tres tipos de perfiles. En primer lugar, el de los expertos en análisis de encuestas, sociología, comunicación y márketing político; para saber a qué grupos de población dirigirse, con qué mensajes y propuestas hacerlo, y de qué formas deben expresarlos. El segundo tipo de perfiles lo constituyen los expertos en cada área de la gestión del Gobierno, capaces de definir el contenido técnico de las propuestas correspondientes que han de integrar el programa electoral. Y el tercer tipo de perfiles es el de los dirigentes; tanto los que van a dar la cara en público, lanzando los mensajes y propuestas en nombre del partido, como los que van ir en las listas electorales y, si son elegidos, compondrán el grupo parlamentario, así como los que nutrirían los principales puestos del Gobierno y la Administración, si ganasen las elecciones. Es lo que se ha identificado siempre como un partido “de cuadros”.

En cambio, un partido que quisiera de verdad servir de cauce de participación al mayor número de ciudadanos que fuera posible, sería otra cosa. Tenemos que hacer un esfuerzo para imaginárnoslo porque tal organización no existe a día de hoy y, si ha existido alguna vez, fue hace mucho tiempo. Quizás cuando, a finales del siglo XIX y principios del XX, los partidos de izquierda trataban de organizar a las masas obreras y campesinas con fines abiertamente revolucionarios, o casi casi. Pero, en las circunstancias actuales, esos fines serían inviables y, por tanto, ese modelo de partido no sería aplicable. Habría, pues, que inventarse otro. Un modelo de partido inédito, capaz de atraer a varios millones de ciudadanos (y no al escaso medio millón del SPD, cuyas cifras de militantes resultan irrisorias en comparación con los 82 millones de ciudadanos que tiene Alemania).

¿Qué podría ofrecer un partido que estuviera decidido a atraer a tantísima gente? En realidad, solo tres cosas: formación política, participación en los debates y, sobre todo, participación en las decisiones políticas importantes. Las tres son, por supuesto, complementarias. Y, si estas actividades se organizaran bien, configurarían una oferta muy atractiva para mucha gente. Pero, claro, organizar para millones de personas un programa continuo y repleto de cursos, conferencias y debates, al máximo nivel, echando mano del capital de personas y experiencias que cualquier partido que haya gobernado tiene, conlleva un esfuerzo tremendo, inimaginable. Y si, además, todo ese esfuerzo ha de desembocar en organizar la participación de esos millones de personas en decisiones políticamente delicadas, se entiende que ningún partido con responsabilidades de Gobierno, o que aspire a ellas, quiera meterse en semejante fregado.

A día de hoy, las democracias occidentales, y desde luego la española, tienen esta asignatura pendiente: ¿Cómo conseguir que buena parte de la población se implique en la actividad política?

Que el SPD haya sometido a sus bases una decisión de ese calibre se debe a la combinación de dos factores. Por una parte, por el peso de la tradición y la ideología. Históricamente, la socialdemocracia alemana fue la gran defensora en Europa de que los de izquierdas fueran grandes partidos de masas. Precisamente, por entender que la democracia, sin una activa participación de amplios sectores de la ciudadanía, perdía buena parte de su significado y de su potencial transformador. Y, por otra parte, ha influido que esta consulta, además de afectar a menos de medio millón de personas (y no a varios millones), es un hecho poco habitual.

Lo cierto, sin embargo, es que tanto el SPD como los demás partidos europeos fueron abandonando esa vieja aspiración de servir de inspiración y cauce al activismo político de los ciudadanos, porque el objetivo de ganar las elecciones y gobernar les absorbía gran parte de sus energías (y también les resultaba más apetecible).

El hecho es que, a día de hoy, las democracias occidentales, y desde luego la española, tienen esta asignatura pendiente: ¿Cómo conseguir que buena parte de la población se implique en la actividad política?

Sucede que, junto al distanciamiento de los partidos hacia los ciudadanos, ha habido también un distanciamiento (mayor, si cabe) de los ciudadanos hacia los partidos. La crisis económica y las duras políticas de ajuste, junto con la proliferación de los casos de corrupción (al menos en España), explican sólo el distanciamiento de los últimos años. Pero éste ya venía acentuándose desde más atrás y se debe a múltiples causas, como el paulatino desinterés por la política que sienten los ciudadanos y que hace que su alejamiento de los partidos sea solo un efecto más.

Desde luego no es ajeno a este desinterés la progresiva elementalización intelectual y cultural que están experimentando nuestras sociedades. Sea por la proliferación de los programas basura en televisión, por la influencia de las redes sociales o por la desaparición de personajes cuya talla personal e intelectual pudiera servir de referentes públicos, todo ello unido a la mediocridad reinante en quienes nos gobiernan y, en general, en quienes aparentemente nos dirigen.

Lo cierto es que, sea por incompetencia de unos o por ocultas intenciones de otros, el amplio terreno de la actividad política, es decir, de todo lo que habría que plantearse y llevar a cabo para avanzar hacia un mundo mejor, se ha convertido en un campo prácticamente estéril. Cada vez es menos realista confiar en que pueda surgir alguien de nuestras elites con la capacidad, la honestidad y la voluntad de ponerse a los mandos de esta nave. Lo cual reviste una enorme gravedad porque tener buenas elites dirigentes es esencial para el progreso colectivo en cualquiera de las sociedades conocidas.

No obstante, y al margen de la calidad de nuestras clases dirigentes, es un error de la ciudadanía quedarse ahí sentados a la espera de que alguien “de arriba” venga a arreglar los problemas. Sin perjuicio de que, obviamente, los que tienen más poder tienen más obligación y responsabilidad de hacer bien su papel, los que tienen poco o ningún poder (los “de abajo”) también tienen la responsabilidad de buscar fórmulas para aumentar su propia participación en la actividad política.

La democracia no habrá adquirido todo su sentido mientras los gobernados no crezcan lo suficiente como para llegar a saber lo que tienen que decirles a los gobernantes a fin de que estos gestionen el país en aras del bien común

La sociedad civil, aquella que se moviliza y se organiza de abajo arriba sin otro interés que el de promover el bien común, tiene ante sí un gran reto y, al mismo tiempo, una magnífica oportunidad: la de organizarse eficazmente para ir extendiendo y elevando la cultura política entre la ciudadanía, y para ir influyendo, con cada vez mayor rigor, conocimiento de causa y eficacia, en los partidos, gobiernos e instituciones. Sin embargo, suele olvidarse que el elemento básico de la sociedad civil es el ciudadano, cada uno de nosotros. Por eso, somos cada uno de nosotros los que nos tenemos que plantear qué estamos haciendo ante este reto.

Porque una cosa está clara: la democracia no habrá adquirido todo su sentido mientras los gobernados no crezcan lo suficiente como para llegar a saber lo que tienen que decirles a los gobernantes a fin de que estos gestionen el país en aras del bien común. Y lo importante no es cuánto queda para alcanzar este objetivo, sino si estamos avanzando hacia ello o no.

9 comentarios

9 Respuestas a “La crisis, ¿una oportunidad para mejorar la democracia?”

  1. Manu Oquendo dice:

    Me viene estupendamente el artículo del Sr. Bautista porque estoy preparando una ponencia sobre una visión de esta Crisis y otra de la Libertad en nuestras sociedades así como de las posibles relaciones, –causales o simplemente co-relacionales–, entre ambos bloques conceptuales.

    En otras ocasiones hemos hablado de la visión que algunos tenemos de esta crisis aparentemente económica y que en absoluto vemos como una crisis inmobiliaria ni financiera. Estos aspectos parciales creemos que son manifestaciones de los esfuerzos de supervivencia del vigente modelo de Poder que sigue inalterable desde los albores de nuestra especie y que a principios del siglo XIV es definido como un «Plenitudo Potestatis» por Marsilio de Padua.

    El precio de la no evolución es la hipertrofia y la corrosión de cualquier especie inicialmente exitosa. En esa fase de empantanamiento evolutivo se hacen insuficientes los medios de vida integral que la sociedad podría desarrollar simplemente haciendo lo que hoy impide esta forma de Poder: La Soberanía y la Responsabilidad de cada Persona y de una Sociedad respetuosa con ella.

    Esto, que es el preámbulo de una Democracia Abierta y Libre y de casi cualquier Constitución actual,………….no existe y lo que hay da cobertura a exactamente lo contrario.

    La consecuencia es que el Poder, para crecer, necesita Dominar Escalas crecientes (superiores o iguales a las de sus potenciales adversarios) y para ello ha de reducir sistemáticamente la Libertad Personal. No por maldad intrínseca sino por puras leyes cibernéticas. La de Ashby entre ellas.

    El Modelo de Poder Vigente se ejerce a través de Controles Sociales que son carísimos y que, al acumularse sus costes, van Reduciendo la Renta Real de la Sociedad: El Neto. Por eso estamos en un proceso de empobrecimiento.

    No solo son caros los controles, las vigilancias y las viscosidades regulatorias, sino que además, Bloquean y Reducen dramáticamente la Capacidad Creadora de la sociedad para, como mecanismo de creación incesante de Conocimiento Distribuido, resolver nuestros problemas a través de millones de Micro Entidades Personales creadoras en libertad.

    De lo anterior no cabe duda para sociólogos como Mann o Rodrik, historiadores como James o Toynbee o Antropólogos como Tainter por no hablar de los padres de la Cibernética Wiener, Beer o Ashby.

    Cómo presentar esto a diferentes audiencias resulta delicado pero no es un gran problema. En general, incluso quienes inicialmente se sorprenden un poco, pronto se dan cuenta de que es bastante obvio. Esta visión cada vez es compartida por más gentes que de modo espontáneo van llegando a ella.

    Donde se complica la Cuestión es cuando hablamos de Libertad.

    Este asunto es la madre del cordero porque hay ideologías que no creen que exista –algunas reciben fondos ilimitados para tratar de demostrarlo en todos los campos académicos–. Incluso cuando se acepta la existencia parcial de la Libertad se la contrapone al concepto de Libertad Real.
    Es decir, el «no me digas que soy libre para subir al Himalaya cuando no tengo para pagarme el billete a Lukla. Cuando me des el dinero para el viaje seré un poco más libre».
    Este es el penoso nivel del debate entre el Liberalismo Libertario y el Liberalismo Socialista. Tiene la dudosa virtud de que cierra cualquier discusión y nos condena a no saber en qué consiste la Libertad y a considerar que una Sociedad Humana ha de ser un Hormiguero Jerárquico del tipo que tan bien describió Edward O. Wilson.

    En relación a la esfera económica –y en general sobre el progreso social– me temo que nadie ha pensado en ello más y mejor que Hayek. De hecho ningún autor socialista, quizás excluyo a Bloch, se ha preocupado por la Libertad humana más allá del uso necesario de la idea para conseguir el poder y a continuación negarla.

    Hayek tiene una obra titulada «La Constitución de la Libertad» mucho menos conocida que su opúsculo «Camino de Servidumbre». La obra es un estudio muy detallado de qué supone y cuáles son las consecuencias de no tener LIBERTAD.

    El capítulo II de esa obra se titula «El Poder Creador de la Civilización Libre» que arranca con M. Polianyi y nos habla de la inconmensurable ignorancia del ser humano –en solitario y en masa– y cómo los Micro Mecanismos de Prueba y Error y la Mímesis son formas imbatibles de progreso que son………………………. inaccesibles a sociedades dirigidas desde arriba.

    A propósito de esta cuestión creo que todos deberíamos hacernos una reflexión.

    ¿No tenemos la sensación de que más o menos durante los años 30 del Siglo Pasado se terminó una época de grandes descubrimientos y desde entonces solo hemos progresado en Técnicas, Technés, , es decir en desarrollos de descubrimientos fundamentales previos –El Logos– que ya no han vuelto a producirse?

    Desarrollamos el Techné que interesa al Poder, no se desarrolla el Logos, el conocimiento fundamental. De hecho seguimos estudiando la física de Newton más de cien años después de Planck.
    Desde la Genética a la Física pasando por todos los campos fundamentales, nada nuevo tenemos desde entonces en los descubrimientos fundamentales.

    Ya no tenemos a Planck, Einstein, Curie, Rutherford, Bohr, Pauli, Fermi, Schroedinger………..¿Qué ha sucedido?

    El corolario inevitable es tremendo: Hemos dejado de producir aquellas mentes privilegiadas que nos impulsaron hacia adelante, a veces en contra de los intereses y los deseos del Poder.

    No nos sorprendamos: El Gran Ideólogo de nuestro Nuevo Orden Mundial, John Rawls, sostenía la Inexistencia del Mérito, del «merecimiento» porque todo era fruto del azar..

    ¿Por qué?

    Una de las cosas que ha sucedido es la Imposición Global de Modelos Sociales Uniformadores desde Arriba.

    Esto también debiera ser motivo de reflexión porque su consecuencia es la muerte de la Creatividad Personal y Social y la creciente dificultas de generar empleos capaces de sostener nuestras sociedades.

    Es indiferente si hablamos de Izquierdas o de Derechas, hoy los intereses de sus élites van de la mano mientras ordeñan la vaca que usufructúan al alimón.

    Tenemos que dar muchas vueltas al Tipo de Democracia que prevalece en la UE porque cada vez está más claro que lo que tenemos por sufragio y por democracia es un pésimo mecanismo decisorio y además restringe continuamente nuestras libertades.
    Es más: Como ya ni nos preguntan y tienen prohibido representarnos, cada vez que deciden, lo hacen mal.

    Comenzamos a intuir que las soluciones van por más Limitaciones al Poder, más Independencia y Responsabilidad personal y más y más Respeto Comunitario por estos valores. Es decir…………..mucha más Democracia basada en nuestra Libertad. Veremos

    ¿De qué vale una democracia sin libertad y con cada instante vigilado?

    Saludos cordiales.

  2. pasmao dice:

    Interesante Don Manuel, extraordianrio Manu

    Don Manuel, respecto los partidos, me parece que usted abriga demasiada esperanzas en ellos, cuando la pregunta es si ¿deciden o mandan algo ahora los partidos?

    Cuando la sensación es que son simples testaferros de otros poderes. Y si alguna vez madaron ese poder a ido cada vez a menos, tanto cómo la calidad del elemento humano que los compone.

    Insisto en en lo del elemento humano que los compone, porque si comparamos lo que había hace 30 años, sin ser para tirar cohetes, con lo de ahora, nos podemos echar a llorar. El Principio de Peter superado porque no es que lleguen a su máximo nivel de incompencia, es que lo sobrepasan.

    Y eso sólo tiene sentido si el que está detrás mandando necesita que sea así.

    Desengañemonos al respecto.

    Esto liga con la profunda reflexión de MANU, donde se lamenta del estancameinto en el conocimiento (sus bases teóricas no las ingeneriles), como resultado de la no existencia de un ambiente donde se diera una verdadera libertad, desde que acabó la IIGM.

    Lo mas terrible es que incluso parece que vayamos hacia atrás. El pensamiento de políticicamente correcto se parece cada vez al pensamiento mágico que sustentaba los equilibrios de poder en la edad media, que a algo conectado con la el
    Renacimiento y la Ilustración.

    Un cordial saludo

  3. Alicia dice:

    Pero si cada cual se ocupa y preocupa tan sólo de qué quiere para sí mismo y para su propio beneficio, sin ocuparse de qué ocupa y preocupa a quien tiene enfrente o al lado (que a su vez, y en reciprocidad no sé si justa pero sí comprensible, le paga con la moneda que recibe) ¿Cómo se puede aspirar a algo que se llame “democracia” y que la tal, mencionada, susodicha, funcione?
    Si a título personal nadie es demócrata ―que, bueno, sí, no quiero exagerar, algún alguien habrá―, ¿cómo (rayos) conformará el tal, mencionado, susodicho personal, una sociedad que sí lo sea?
    Y eso en el mejor de los casos; el de no preocuparse para bien ni para mal del vecino ¿Pero, y en el peor? ¿Cuando se aprovecha que el meñique del vecino queda a tiro para pisarle el callito?
    Nota: El cuando sin acento. Que el Word está empeñado en ponerlo. Y eso que no es mi vecino.

  4. Loli dice:

    Es posible que lo que más se haya divulgado, extendido y utilizado por su capacidad mercantil, sea la Tecnología.

    Sin embargo no creo que la Ciencia esté en un momento de inacción, o inercia bajo el paragüas de lo descubierto por las figuras de los años treinta.

    Del mismo modo que, aunque, por ejemplo, el magnífico Newton, que aún es referencia importantísima en esa Ciencia, no estoy segura, sin embargo, que, en su momento, fuese muy conocido más allá de las élites científicas y sociales a las que pertenecía.

    Kant, en su campo, Einstein, Schöerdinger,….Mozart…, en los suyos, aún siguiendo marcando sus obras y descubrimientos, las actividades y las investigaciones en nuestros tiempos, tengo la impresión de que tampoco, mucho más allá de sus especializados entornos, quizás un poco más, no eran muy estudiados, ni siquiera conocidos…igual estoy equivocada.

    Pero creo que, si bien estamos asistiendo a un proceso a “la baja”, en cuanto a figuras “públicas”, y “publicitadas” se refiere, léase políticos, artistas, científicos e intelectuales…, también estamos asistiendo a una expansión, divulgación….y acceso a todo aquello que en otros momentos solo quedaba encajado en determinados ámbitos.

    Por supuesto que esta expansión divulgativa es un arma de doble filo, porque sirve en los dos sentidos…en el acceso a la posibilidad de estudio y de elevación de los niveles de conocimiento y cognitivos, y para todo lo contrario, pues favorece, y parece que esa es la faceta que más se está utilizando de la tecnología, para la manipulación y la simplificación, para “distraer” a las personas, haciéndolas creer que con acceder a las posibilidades que esa tenología les da…ya son “conocedores y competentes”.

    Sin embargo, esa posibilidad de acceso más amplio a la “información”, está ahí…antes no.., y hasta es posible que el propio desarrollo de los modelos, hasta ahora más evolucionados desde lo que hemos sido capaces de descifrar en la Historia del Hombre, de los que más se acercan a querer “recoger” a todos, y no solo a unos pocos….seres humanos…en ese proceso de crecimiento y trascendencia, el Democrático, sea el que más se acerca a esa intención.

    El Democrático, como genérico, aún sin desplegar, como se apunta en el artículo de Manuel Bautista.

    Muchos matices que trabajar, pues lo que a mí me parece, es que lo que se pone de manifiesto en las carencias evidentes en el funcionamiento de las democracias, son los vicios que han impregnado otras formas de modelos más injustas, y que lo que choca, y reclama el modelo de sistema democrático, por definición, es precisamente que lo pone de manifiesto, una y otra vez, al fracasar el intento de tapar los boquetes que se abren a través de «chapuzas» de «soluciones viejas».

    Y eso me parece que ya es algo.

    Si la responsabilidad de la gestión de un sistema social, recae sobre sus gentes, si son éstas las que deben saber elegir a los más preparados, discernir, finalmente, la doctrina de conceptos más amplios que posibiliten la libertad de pensamiento, y de búsqueda de campos más trascendentes en una sociedad, de justicia y de conocimiento, esa sociedad, quienes la componemos, tenemos el deber de buscar y demandar los cauces para ello.

    Pero, entiendo que, por otro lado, quienes, de algún modo, tienen ahora mismo las posibilidades, los mandos y herramientas de gestión y legislación, los que, aún de manera carencial, han llegado a centros de poder y decisión, tienen la responsabilidad de mirarse y reconocer que las cosas no van bien, preguntarse por qué y actuar de forma honesta al respecto.

    Proporcionar cauces para facilitar la búsqueda de una mayor preparación de una “formación”, alejada de la “in-formación”, buscar, apartados del apetito de “poder” en que finalmente parecen aterrizar las “ideologías, y buscar a “los mejores” fuera de terrenos partidistas…, es también una tarea innovadora, y hasta fascinante, que nuestros políticos podrían abordar, ….si hubiera voluntad y valor.

    Pero mientras, lo que plantea el artículo, creo que es abordable.

    Por primera vez, al menos en la Historia conocida del Ser Humano, la posibilidad de acceder a la búsqueda de una “formación”, de “conocimiento” y de ampliar nuestros campos de consciencia de todo lo que desconocemos, como nunca antes.

    Esas mismas herramientas también están siendo utilizadas para lo contrario, pero al menos, este tipo de sociedad, creo que da “resquicios”, antes inexistentes, para poder discernir, y trabajar en ese discernimiento.

    El tema es empeñarnos en ello, a pesar de todo, del ruido comunicativo, de los poderes fácticos, de los “creadores de opinión”….hace solamente cien años, eso no era tan posible.

    Y realmente creo, también, que se están realizando investigaciones y descubrimientos, sobre todo en el campo científico, como nunca, se están llegando a niveles, que en algún momento podrán estar al alcance de muchísima gente en el mundo, cosa que solo hace cien años también no era posible….y hace siquiera unos pocos siglos….mucho menos.

    1. Manu Oquendo dice:

      Hola, Loli.

      Mi comentario sobre la relativa sequía de descubrimientos fundamentales («Logos» para distinguirlos de «Techné» o técnicas instrumentales derivadas de Logos ) es solo una impresión personal que no comparten otros conocidos con más conocimientos científicos. Sus argumentos, con todo, no terminan de convencerme aunque reconozco una cierta actitud paranoica por mi parte. Pero cuidado porque los paranoicos somos supervivientes natos.

      Cuando doy vueltas a esta cuestión en el ámbito de la Física –que es a estos efectos la principal ciencia que tenemos– es muy difícil no preguntarse cómo es posible que siga estando ausente a todos los niveles educativos incluyendo los universitarios «de ciencias» CIEN AÑOS después de la irrupción de dicho conocimiento en nuestra cultura.

      ¿Cómo es posible? ¿Se imagina alguien que lo mismo sucediese por ejemplo en el campo de la Medicina o de la Historia?

      Que exista en alguna disciplina un conocimiento que trastoca fundamentalmente nuestra concepción de Todo el Cosmos y que estuviese restringido deliberadamente a unos pocos especialistas en todo el mundo ¿ Y durante más de cien años?
      ¿Qué solo se difunda a través de raros divulgadores voluntarios a pesar del altísimo interés que suscita?

      Mi conclusión, propia quizás de un grado alto de paranoia, es que la difusión de dichos conocimientos no interesa al Poder Real porque efectivamente altera en profundidad algunas ideas que constituyen sus bases de Poder actual. Un poder Absoluto sobre un ente minúsculo e intranscendente en el sentido más estricto del término: el ser humano.

      A lo largo de estos años me he encontrado por casualidad algún otro caso de ocultación parecido pero menos importante. Me refiero a la última glaciación que sigue ausente de los libros escolares de toda Europa mientras es conocida por los niños de los EEUU desde su elementary school o parvulario. ¿Por qué?

      El caso es que mi profesor de Física de Bachiller fue un anciano Jesuita de origen italiano que había trabajado en su juventud con uno de los grandes físicos antes citados y este profesor sí se tomaba el trabajo de –fuera de programa y en los años 60– intentar hacernos visualizar más de cuatro dimensiones y otras cosas que conocía pero que no estaban en los programas oficiales. Ni en la España de Franco ni en la de ningún país europeo de entonces……………..ni de ahora.
      Esto debe causar una gran extrañeza y a mi me la sigue causando.

      Sobre todo si caemos en la cuenta de que, lo que tenemos por Partículas, no son más que intersecciones o colapsos de Campos de fuerzas. Es decir, de algo INMATERIAL que contiene toda la potencialidad para crear este universo inconmensurablemente hermoso e inabarcable.

      Esto, definitivamente trastoca todo el minucioso montaje de dominio sobre las masas humanas que emerge tras la Revolución Francesa.

      Saliéndonos del campo de las «ciencias» que descasan en instrumentos matemáticos y pasando a la Filosofía –que incomprensiblemente consideramos «de letras»– vemos que también se produce ese fenómeno de seguir viendo el universo como algo mecanicista, perfectamente predecible y explicable………..sin causa alguna. Es decir, todo lo contrario de lo que la Física nos cuenta desde hace cien años.

      Sabemos que la Cultura Dominante es una de las cuatro columnas del Poder Social. Las otras tres son la Fuerza Coactiva, la Estructura Política y la Económica.
      Pues bien es fácil intuir que estamos inmersos en un estudiado proceso de Direccionamiento Cultural y Científico donde ciertas cosas se ocultan y otras se difunden.

      Con esta punta de la Física –del dominio de no más de 5 o 10 mil especialistas mundiales muy bien subvencionados– el poder se ha encontrado con una cuestión difícil porque por un lado es instrumentalmente necesaria –viajes espaciales, armamento, hipervelocidades, etc– y por otra resulta imprescindible una deliberada ocultación a las grandes masas que no va a poder resistir mucho más tiempo porque ha comenzado a romperse.

      El caso es que, como bien decís. ya estamos en un umbral en el cual Nosotros vamos a ser la primera especie nacida de esas fuerzas inmateriales sin masa (por debajo de 10 elevado a -30 no existe masa) que va a DIRIGIR su PROPIA EVOLUCIÓN.

      Pregunto ¿En manos de quién vamos a poner esa facultad Creadora? Es decir, la facultad que el sistema niega incluso a la Idea de Dios, ¿quién la va a ejercer? ¿Ellos?

      Estamos en un Umbral tremendo y se nos está Hurtando.

      Un cordial saludo

  5. Loli dice:

    Estimado Manu:

    Totalmente de acuerdo al respecto de que entre los avances y los descubrimientos, y lo divulgado de ello y expuesto en las escuelas, hay un abismo.

    Y que cada vez es más patente el afán y la lucha de todo Poder por hacerse con el monopolio de lo que deber ser oficial y lo que debe ser «anatema».

    Pero a lo que en mi anterior comentario pretendía referirme, es que, mientras que antes (aunque nos remontemos a cien años, es poco tiempo), el acceso a otras «fuentes», a otras formas de contar las cosas, o la misma posibilidad de conocer que cuando hablamos de «método científico», no nos referimos a un axioma, sino a todo lo contrario, y que lo que se sigue es un camino abierto a una poliversidad desconocida, que poco a poco nos obliga a desplegar la inteligencia para profundizar en ella, era más o menos impensable que llegase a gran cantidad de población, esa posibilidad, sí que se da ahora.

    Es posible que esta accesibilidad, se haya producido a costa de una «rebaja» de los niveles de calidad en campos como el político, o al menos aparentemente.

    Estoy de acuerdo con que, ese rasero «a la baja», ha podido, y puede, incidir y tratar de habitar y aposentarse definitivamente en el modelo de organización social que denominamos democracia.

    Pero, entiendo, que también es cierto, que los mismos criterios base del modelo democrático, están poniendo en evidencia la contradicción que supone declarar que la soberanía y capacidad de decisión recae en el pueblo que conforma esa sociedad, y procurar, por todos los medios, que ese pueblo se mantenga marcado y dirigido hacia determinados caminos.

    Es decir, el intento de apoderarse de la voluntad de las gentes para mantener los márgenes y las instancias de Poder, es incompatible con el desarrollo de ese modelo social.

    Si no hay una elevación en la preparación de la gente, y no solo en conocimientos informativos, sino formativos, lo que implica el abandono de todo intento manipulador, y sí poner a disposición los cauces necesarios, o, en un principio disponibles, para que, al menos, ese debate, esa nueva visión dimensionaría del sistema o modelo que se plantea, dé un paso más allá, de todos los que aún puede ser capaz, la democracias no se pueden definir como tales.

    Mi planteamiento iba un poco en esa dirección, que ahora, a pesar de todas las trabas, estamos en un momento de la Historia,…. que de poder avanzar, por primera vez, ese avance pueda producirse de manera casi mundial, planetaria, …..en el sentido de que eso… es algo posible, o con muchísimas más posibilidades que hace no muchos años.

    Un saludo cordial también

  6. Loli dice:

    Por otro lado, si bien es cierto que los nuevos descubrimientos, las nuevas creaciones, inclusive en otros campos como el Arte, o el Pensamiento, se pueden tratar de hurtar a su difusión, en las sociedades democráticas (aún incipientes), existen los niveles de libertad suficientes, (que ya quisieran en otros modelos aún vigentes también en el mundo), como para que se produzca un esfuerzo por parte de la población, y haciendo uso de su responsabilidad como ciudadano y como ser humano, los utilice en su desarrollo.

    Puede que esa una de las causas por las que las sociedades occidentales se estanquen y se blinden, volviéndose viejas y atemorizadas, cuando tenemos mucha más posibilidades para fomentar el avance y el sentido de trascendencia que lo anima.

    Quizás el no hacer buen uso de esos «privilegios», sea una de las causas de la denominada «decadencia» que parece afectarnos en Occidente.

  7. Manu Oquendo dice:

    Respondiendo a la pregunta del artículo del Sr. Bautista, creo que la respuesta es enfáticamente afirmativa. Estamos ante una buena oportunidad para un análisis crítico de las democracias representativas que por un lado nos permita salir de la actual y vanidosa sacralización –a pesar de sus defectos y resultados más evidentes– y por otro nos permita avanzar en el sentido de que nuestro régimen político promueva niveles de realización humana más acordes con nuestra condición.

    Este trabajo se encuentra actualmente proscrito y lo poco que hay es muy poco difundido. Es curioso que los más entusiastas defensores de la palabra suelan ser ideologías totalitarias. Esto debería preocuparnos bastante.

    Tal parece que cualquier crítica a la palabra «democracia» fuese mucho peor que un ataque a la «maternidad». Como si por criticar a la democracia se estuviese proponiendo su sustitución por formas de gobierno todavía más despóticas cuando lo que se plantea es exactamente todo lo contrario.

    Uno de los primeros pensadores de la edad moderna entusiasmados con la democracia fue Tocqueville en su obra «La democracia en América» que contiene sus observaciones in situ durante su estancia en USA por indicación del Gobierno Francés.

    La última parte del segundo volumen, el Libro IV, se titula en francés «El despotismo democrático».

    En este breve capítulo –unas sesenta páginas– Tocqueville anuncia la probable evolución de este sistema de gobierno hacia sociedades despóticas, con libertades decrecientes, una acusada regresión a la media y medias en muchos sentidos decrecientes. Todo ello probable reflejo de antropologías limitadoras y desconocedoras de la naturaleza humana.

    Tengo en los archivos una breve síntesis de dicho librito traducida al español. Les adjunto a seguir el Preámbulo que en su momento preparé. Si alguno de ustedes desea verlo entero lo enviaré con sumo gusto por email. El mío ya lo conocen: manuoquendo@yahoo.es

    Preámbulo

    El cuarto y último libro de los que componen La Democracia en América de Alexis de Tocqueville es una especie de legado del autor tras las el relato de las impresiones y experiencias de su viaje consignadas en los tres primeros libros de la obra. El primer volumen de esta célebre obra se publica en 1935 y el segundo en 1940.
    El viaje de Tocqueville, uno más entre los de otros intelectuales y observadores oficiales franceses a los Estados federados de América del Norte en torno a 1776, pasa a la historia por la profundidad y la capacidad predictiva de sus observaciones cuando el joven magistrado aún no había cumplido los treinta años.
    Una muestra de esta madurez se refleja en la reflexión siguiente: «En política lo que con frecuencia nos resulta más difícil de percibir y valorar es comprender lo que sucede ante nuestros ojos». Tocqueville perdura por su valor profético, capaz de proyectar, a partir de sus sensaciones sobre el terreno, el provenir de las sociedades democráticas y muy especialmente de las Europeas.
    Destaca, por ejemplo, que es el carácter igualitario –y no la idea de libertad– el rasgo distintivo de las democracias. Y nos advierte, no contra la democracia sino contra la excesiva confianza en ella, de que la dinámica igualitaria ( al tiempo formal y real) representa un riesgo para la libertad así como una constante tensión estructural hacia una «confortable mediocridad» (sic). Algo parecido a lo que hoy conocemos como «igualar por abajo».
    De dicha dinámica se deriva el conformismo de hábitos y criterios: «veo una inmensa muchedumbre de hombres homogeneizados e iguales que giran y giran sobre sí mismos procurándose pequeños y vulgares placeres». El resultado es una inédita atomización del cuerpo social, la emergencia de la tiranía de la mayoría y el repliegue de los individuos sobre sí mismos. Individuos apasionados por su bienestar y obsesionados por la construcción de sus pequeñas fortunas.
    La obra, publicada en Francia bajo el título de «Le despotisme démocratique», es una advertencia certera pero, como tantas otras, incapaz por si misma de poner remedios eficientes a los problemas que anuncia y que hoy día son perfectamente visibles a nuestro alrededor.
    Curiosamente la Constitución de los EEUU que comienza su andadura legal en 1789 no cita la palabra «democracia» y sin embargo es el rasgo fundamental que detecta Alexis de Tocqueville en la sociedad norteamericana de aquella época.
    En este breve documento hemos recopilado una selección de los párrafos de dicha obra que nos han parecido más relevantes para quienes a inicios del siglo XXI vivimos en las sociedades europeas bajo constituciones de democracia representativa hoy reconocidamente en profunda crisis.

    Fin del Preámbulo.

    Efectivamente, va siendo hora de revisar las verdades sagradas.

    Saludos

  8. Estimado Manuel,

    De pronto, imaginé un mundo en donde se esperaría con interés el próximo debate electoral, pero quienes participan dialogando, son los integrantes de la sociedad civil.
    Imaginé un debate, en donde no se busca resaltar la brillantez de mis ideas, sino en donde juntos buscamos encontrar la oscuridad en las ideas de todos.

    Imaginé un mundo en donde los políticos no nos dicen lo buenas que son sus propuestas ni lo malas que son las del contrario, pues se lo dicen los propios ciudadanos.

    Imaginé un mundo en donde la sociedad no tiene la prioridad de imponer su mayoría, sino la responsabilidad de entenderse mutuamente con el otro, aunque parezca minoría.

    Un saludo,

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