Los recortes presupuestarios en la sanidad pública han colocado en primera línea el debate sobre su sostenibilidad y, al hilo de ello, el dilema de si puede seguir siendo pública o debe privatizarse de alguna manera.

¿Por qué se dice que la sanidad pública va a ser insostenible? Veamos unos datos. El gasto sanitario está creciendo mucho y además muy deprisa. En el año 2000 equivalía al 7,2% del PIB y diez años después, en 2009, ya es el 9,6%. Aunque según la OCDE, el gasto medio por habitante en España es menor al de este grupo de países, sin embargo ha crecido a un ritmo superior: el 5,6% en promedio anual frente al 4,7% de media en esos países. Y, si no se toman medidas y seguimos como hasta ahora, la tendencia es que siga aumentando en el futuro.

Suelen citarse varias razones, la más visible de las cuales es el envejecimiento de la población. El gasto sanitario aumenta con la edad. En el libro «Nada es gratis», de los autores de ese blog, se pueden encontrar algunos datos interesantes: el gasto medio anual estimado para el año 2025 para un español de menos de 65 años será de 2.192 €, mientras que para uno de 65-79 años será de 8.570 €. Como, según las previsiones del INE, la población con más de 65 años se va a duplicar del 2009 al 2049, pasando de ser el 16,6% del total al 31,9%, el gasto sanitario se va a disparar.

¿Y quién lo va a financiar? Bueno, teniendo en cuenta que por cada 10 personas en edad no productiva (entre 0 y 19 años y de 65 en adelante) en el año 2009 había otras 17 en edad productiva, mientras que en el 2049 solo habrá 9, la conclusión es muy clara: si nuestros chicos del INE están en lo cierto, los que tengan la suerte de trabajar dentro de treinta y tantos años se las van a ver y desear para financiar con sus impuestos la sanidad de todos.

La cuestión es que, hagamos lo que hagamos con la sanidad, tenemos que contener el gasto. Es más, a la vista de cómo crece la deuda pública (a razón de 400 millones de euros diarios en 2012) y lo que cuesta reducir nuestro elevado déficit público (73.000 millones de € en 2012, sin contar los 38.000 que se inyectaron en algunos Bancos), habrá muchos economistas que digan que no basta con contener el gasto sanitario, que hay que reducirlo.

Para conseguir este objetivo los expertos proponen aplicar un amplio abanico de medidas como, por ejemplo, el copago, la libre elección del médico, alcance de la cobertura, etcétera. De hecho, parece que con algunas de estas disposiciones el gasto farmacéutico se ha reducido en más de un 20% en el año 2012. En este contexto es en el que se barajan también aquellas medidas de gestión que harían más eficiente y productivo el funcionamiento de los hospitales; es decir, que les permitieran hacer lo mismo con menor coste. Y al hilo de ello surge el debate sobre la «privatización» de los hospitales y centros de salud, al que ya nos hemos referido desde este blog en otra ocasión.

¿Para conseguir que los hospitales públicos sean eficientes es necesario privatizarlos? Mi opinión es que no, que eso se puede conseguir en gran medida manteniéndolos dentro del sector público. Pero eso sí, haciendo cambios importantes en su modo de gestión. Permaneciendo como ahora, yo no creo que este modelo sea sostenible. Voy a poner algunos ejemplos de los cambios a los que me refiero.

Nuestro sector público se caracteriza, entre otras cosas, por tener unos gestores que se suceden cada dos por tres, al ritmo de los cambios políticos. Así no hay forma de hacer nada. Cualquier gestor necesita un tiempo mínimo de permanencia. Es necesario, por tanto, profesionalizar estos puestos e independizarlos de la política, seleccionándolos por sus méritos y contratándolos por períodos de 5 ó 6 años renovables.

Tampoco es posible mejorar mucho la productividad si no se introducen incentivos para el que se esfuerza, por vía salarial, promoción u otras; y si no se sanciona a quien escurre el bulto. Y, por lo general, en el sector público no se hace ni lo uno ni lo otro. Aunque he oído que el personal sanitario es de los más productivos del sector público, ¿alguien cree que una organización donde no se despide a nadie, por manifiesta falta de dedicación, no acumula un buen número de improductivos? ¿Y ante esa situación, los que de verdad se esfuerzan no acaban desmotivándose si, al mismo tiempo, no se les premia su mayor dedicación?

La cosa cambiaría mucho si cada hospital pudiese funcionar como una empresa, con gestores profesionales, con plena autonomía, con unos objetivos claramente definidos y con un buen sistema de control de gestión. De hecho, hay empresas públicas que funcionan así y son muy eficientes. Pero a eso hay que añadir, y es clave, tener un organismo supervisor externo, profesional e independiente, capaz de definir bien los objetivos de cada hospital y de auditar a fondo su cumplimiento.

Si se efectuasen estos cambios los hospitales podrían ser muy eficientes dentro del sector público. ¿Por qué no se aplican entonces? En mi opinión, porque para hacerlo bien se requiere que los responsables políticos se empleen a fondo durante bastantes años, asumiendo que ellos no recogerán los frutos y que estos solo llegarán si sus sucesores continúan con semejante empeño. Como saben que es difícil que eso último suceda, optan por pasar del tema o centrarse en aspectos puntuales que difícilmente transforman el conjunto.

Dicho esto, creo que existe una fórmula de «privatización» de los hospitales públicos que también puede funcionar satisfactoriamente. En esta fórmula, la Administración saca a concurso público la gestión del hospital, indicando con todo lujo de detalles qué servicios quiere que se presten, de qué forma, con qué niveles de calidad, etcétera. Se le adjudica a la empresa privada que le haga la mejor oferta técnica y económica, por un período de, por ejemplo, diez años. Al cabo del cual, revierte a la Administración que, si quiere, lo volverá a sacar a concurso. En esta fórmula, la Administración le paga a la empresa concesionaria una cantidad estipulada, por cada paciente y según el tipo de tratamiento, de modo que al ciudadano la atención sanitaria no le supondría un desembolso adicional más allá de sus impuestos.

Sin embargo, la clave para que esto se haga correctamente es que, antes de iniciar un proceso de privatización de este tipo, la Administración competente debe pasarse unos años poniendo en funcionamiento al organismo supervisor al que me referí antes. Organismo que, si ya me parecía necesario manteniendo la gestión pública de los hospitales, ahora, en un modelo de gestión privatizada, me parece imprescindible. Este organismo necesitará dotarse de los profesionales adecuados; definir los indicadores que mejor midan la calidad de cada uno de los tratamientos médicos; implantar el sistema de información que les proporcione regularmente esa información desde cada uno de los hospitales; establecer los procedimientos de inspección y auditoría que aseguren que la actividad hospitalaria se lleva a cabo como previamente se ha establecido, etcétera.

Tras unos años de rodaje de este organismo con los propios hospitales públicos, lo sensato sería iniciar el plan de privatización con una o dos experiencias piloto y, a medida que se vaya viendo cómo funciona todo en la práctica, seguir avanzando en ese plan. Es decir, que si se empieza desde cero y se hace bien, lo normal es que esto requiera 10 ó 15 años. Por eso me preocupa mucho cuando veo las prisas con las que quieren llevar adelante en la Comunidad de Madrid su plan de privatizaciones y no veo, además, señal alguna de que exista el mencionado organismo supervisor. Si, además, leo en la prensa que ciertos responsables políticos pasan luego a trabajar en algunas de las empresas que se llevan estas concesiones, entonces me temo lo peor. Pero que se esté haciendo mal en este caso no quita que, si se quiere, se pueda hacer como se debería.

Es cierto que en esta fórmula hay algunos riesgos. Si un hospital público lo va a gestionar una empresa privada será porque se ha comprometido a reducir sus costes y además quiere sacarle unos beneficios. Cabe la posibilidad de que lo consiga introduciendo mejoras en su gestión y sin reducir la calidad de la asistencia que reciben los pacientes. Pero también existe el riesgo de que lo consiga presionando al personal sanitario para que evite los tratamientos más caros, aunque eso conlleve una peor atención al paciente.

¿Es inevitable correr esta clase de riesgos cuando un hospital público se pone en manos de una empresa privada? Yo creo que no. Si se hace bien, y la Administración que adjudique esa concesión especifica claramente en el contrato qué prestaciones está obligada a dar la empresa concesionaria y con qué calidad, y después supervisa adecuadamente su cumplimiento, sancionándola cuando corresponda, tales riesgos se pueden controlar.

No estoy inventando la pólvora. Esto se hace en otras muchas áreas de actividad en todo el mundo. Por supuesto hay ejemplos desastrosos y otros que funcionan adecuadamente. Pero el error más frecuente es que los responsables políticos quieran implantar a toda prisa esta fórmula sin dar los pasos que hay que dar para hacerlo con garantías suficientes de éxito.

No obstante, en mi opinión es perfectamente posible que un hospital pueda ser gestionado por una empresa privada dentro del Sistema Nacional de Salud y con las prestaciones que se le pide a cualquier hospital público. Pero, como he dicho antes, también creo que para lograr niveles satisfactorios de eficiencia no es necesario que estos hospitales se privaticen.

La cuestión entonces es: si cualquiera de estas dos fórmulas pueden servir, ¿cuál preferimos? Depende del papel que le asignemos al Estado. Cuanto más abarque, más reducidos serán los ámbitos en los que el ciudadano y la actividad privada puedan moverse a sus anchas. Es difícil compatibilizar el objetivo de alcanzar una sociedad madura, en la que los ciudadanos desarrollen su sentido de la responsabilidad, de la solidaridad y de la autosuficiencia, en la que se sientan estimulados a promover iniciativas y nuevos proyectos en cualquier ámbito, si el Estado está presente en cada vez más aspectos de nuestra vida. Es como la relación entre padres e hijos: cuanto mayor sea la tutela de los padres más difícil será que los hijos se independicen y maduren. Alguien tiene que poner el límite y, como suele pasar con los hijos, o lo ponemos los ciudadanos o es poco probable que lo ponga el Estado, porque su tendencia «natural» es a crecer y extenderse. Desde este punto de vista, yo me inclinaría más por el modelo de sanidad «privada» que he citado, pero exigiéndole al Estado que haga bien su papel.

34 comentarios

34 Respuestas a “¿SANIDAD PÚBLICA O PRIVADA?”

  1. Luis dice:

    Llevo los últimos años trabajando en un servicio privatizado de la Administración Pública y lo que estoy viviendo es:

    – Pliegos de concursos totalmente amañados para que los ganen entidades que interesan políticamente al gobierno de turno (esto los trabajadores lo escuchamos directamente y sin ningún pudor de nuestros «jefes»)
    – Pliegos de concursos con unos requerimientos y la consiguiente propuesta de mejoras a esos pliegos por la empresa ganadora del concurso, resultado: no se cumplen ni los primeros ni por supuesto las promesas de servicios mejorados de los segundos.
    – Servicios de inspección o evaluación del cumplimiento del servicio contratado: inexistente y perverso. Son pactos políticos que están por encima de que se ofrezca lo que se promete.
    – Del montante económico que se destina al contrato, los empleados contratados reciben una parte ínfima (muy por debajo de los sueldos que alguien en su mismo puesto y con muchísimo mejor horario y condiciones laborales pero que es funcionario público); el resto se lo queda la entidad gestora para sus sucios intereses (y estamos hablando de una cantidad enorme de dinero)
    – Las entidades gestoras suelen «tirar» al personal que contratan en el edificio público que les toca y no dirigir en nada su gestión. Eso sí, si el trabajador les pide que asuman la responsabilidad de alguna (mínima) decisión en la gestión, las amenazas son de todas las formas y colores. En mi servicio recibimos llamadas diciéndonos que nosotros estamos ahí para tomar todas las decisiones (cosa que por el puesto que tenemos algunos es inviable), nos mienten diciéndonos que hacen labores de apoyo que nunca llegan, nos crean dificultades ante cualquier mejora que intentamos introducir, en las breves una o dos veces que vemos a nuestros jefes nos dicen que no nos quejemos que tenemos trabajo… Además, se habla con absoluto desprecio de la entidad pública para la que se trabaja y se les ve solo como alguien a quien engañar y sacarle el dinero. No se cortan lo más mínimo en dejar ver que les mienten y les manipulan.
    – La entidad pública por su parte trata a los contratados como «personal de mierda». Esto lo oímos directamente así de nuestros «jefes funcionarios». Nos dicen que nosotros no trabajamos para ellos si les pedimos cualquier cosa (laboralmente hablando), que nuestros jefes son la entidad gestora (esa a la que no vemos nunca)
    – El trabajador de estos servicios privatizados es una figura laboral «saco de boxeo» a la que le dan patadas, nadie respeta y que no tiene apenas derechos.
    – Los políticos de turno presumen en sus discursos del trabajo que hacen en esos servicios públicos mientras los trabajadores «sacos de boxeo» les escuchan aguantándose las ganas de vomitar porque hay medios de comunicación durante los discursos. Los políticos hablan de facilitar y estos trabajadores no se encuentran más que con dificultades para poder ayudar en algo al ciudadano. Es un acto de heroicidad diaria el poder ayudar al ciudadano en estas condiciones.
    – Para más inri, en el personal contratado hay varios perfiles: el enchufado/amigo de la entidad gestora que no hace nada ni sabe hacer nada y que mete mierda y miedo todo el día; el enchufado/amigo del político de turno de la entidad pública que contrata el servicio que se siente por encima del bien y del mal, no suele estar a la altura del puesto pero sabe que tiene amigos arriba y solo busca medrar en sus contactos políticos; el trabajador/profesional que no ha sido contratado por ser amigo/pelota de nadie, que tiene la titulación y experiencia exigidas por el concurso y que trabaja como un cabrón y recibe amenazas de que se lo van a quitar de en medio a la mínima (porque para eso no es amigo de nadie)
    – Los niveles de explotación laboral y de dinero que se pierde en manos de perversas entidades gestoras son elevadísimos.

    Si esto que llevo años viviendo es la gestión privada de lo público, NO, NO y NO. Es el sistema laboral más perverso que me he encontrado en mi vida laboral (y no es corta). Estamos dominados por el amiguismo, el apantallamiento, la explotación, las mentiras y la perversión. Se falsifican y manipulan documentos públicos a diario con total naturalidad. ASÍ NO.

  2. Luis dice:

    Obviamente no me llamo Luis, pero ya tengo suficiente con las amenazas de mis «jefecillos privados y públicos» para correr más riesgos.

    1. Teresa Cabarrush dice:

      Magnífico su comentario Luís.

  3. nati valle dice:

    cuando termino de leer el artículo y el comentario de luis, no puedo evitar sentir una gran desesperanza…si el actual sistema público es insostenible y las soluciones propuestas, sean con una supuesta intervención privada o con incentivos a la responsabilidad del trabajador frente a la falta de eficacia también son pasto de corrupciones diversas….qué es lo que nos queda por intentar?

  4. Alberto dice:

    Buenos días, Luis. Creo que en este momento es muy necesario asegurarnos bien, antes de intentar enfocar cualquier problema para comprenderlo, de que nos hemos quitado de delante de los ojos cristales de cualquier color y renunciado a nuestras convicciones «de toda la vida»; puede que sea el momento de pararse a pensar de verdad, individualmente, (que creo que es precisamente lo que está haciendo el autor de este artículo que no estamos comentando), tratando de transcender los estereotipos doctrinarios que solemos tomar por nuestras propias opiniones.

    Seamos francos, y ante el hecho de que la situación que usted describe en su empresa pudiera en realidad estar implantada como actitud, no ya en una amplísima parte de nuestra sociedad, sino en nosotros mismos, en usted y en mí: ¿qué piensa usted hacer para cambiar las cosas?, ¿qué voy a hacer yo, más allá de quejarme aquí y allá esperando a que tras las próximas elecciones aparezca «alguien» que nos salve? ¿Es que no estamos aún escarmentados de que nos salven?

    Yo lo veo así: nuestro modelo social está agotado y agonizando, y la responsabilidad de mi vida y todo lo que pasa ante ella, que se llama «el mundo» la tengo yo. ¿Y qué pienso hacer yo para impulsarme a mí y al mundo? Pues tendré que hacer algo y ya, pues dudo mucho que despotricar escondido en el anonimato añorando tiempos mejores vaya a impulsar nada.

    Sí, ya lo sé, la vida digna entraña riesgos: a algunos hasta los han quemado o crucificado por ello.
    Ya ve usted. Y nosotros aquí, tan ricamente.
    A diferencia de usted, y de la señora Cabarrús, yo creo que hoy podría ser un buen día para dar la cara y jugársela por las cosas en las que uno cree. Y también para no quedarnos en eso de que «la cosa está mu mal».

    Por cierto, les diré a ambos que mi nombre es Alberto, el único que uso.

  5. Alicia Bermúdez dice:

    Se encoge el corazón, con el artículo y con los comentarios. Parece ciertamente que, a juzgar por los datos que aporta Manuel Bautista y que tienen todo el aspecto de ser perfectamente fiables, el modelo social en el que vivimos no es en absoluto sostenible.
    Las soluciones que él indica, tan razonables como pudieran ser, chocan con la realidad de que todas esas medidas habrían de ser tomadas por los gobernantes, los que correspondiera en cada momento y como resultado de las correspondientes elecciones.
    Y luego habría, si lo entiendo bien, que sacar a concurso la gestión de los hospitales (en el caso tratado en el artículo, claro, que imagino que la misma situación se daría con cualquier otra empresa pública a la que se aplicase una gestión privada) que, ¿hasta qué punto se podría confiar en que la adjudicación no fuera un chanchullo más?
    Los ciudadanos cada vez creemos menos en los políticos, sean del partido que sean, y la mayoría vivimos en la convicción cada vez más arraigada de que les es del todo indiferente qué pase con este país ni con nosotros; ellos, por mal que se dé la cosa, con sus buenos sueldos (y demás fuentes de ingresos, tan alarmantes muchas) no van a vivir en carne propia las miserias a que nos han ido abocando poco a poco con sus gestiones cada vez más desastrosas. Y no les importa.
    ¿Qué tendrían ellos que perder en el caso de que las personas a cuyas manos fuese a parar la gestión privada de empresas públicas no fueran honestas y no gestionaran bien? ¿Qué interés tendrían los gestores en cuestión en ser honestos si no siéndolo no se estarían jugando nada?
    En la clase política se han instalado una impunidad y un descaro que pone los pelos de punta; vemos a diario cómo salen a la luz nuevos escándalos y cómo los implicados en ellos se mantienen soberbios y altivos, sin el menor temor a las leyes porque a los que “gestionan” las leyes los tienen comprados.
    Y los políticos de turno están ahí, en sus poltronas, porque los ciudadanos los hemos elegido como mal menor y temiendo que los contrarios fuesen peores; pero, oh sorpresa, ellos nos demuestran que pueden ser tan tiranos y tan mentirosos y tan despreciables como los anteriores.
    ¿Pero quién puede (ni quiere) o cómo se puede poner fin a una espiral de corrupción de insensatez y de desvergüenza que se va enroscando más a cada instante?
    Y la solución sería muy sencilla. Nada más haría falta que cada ser humano, cada individuo fuera totalmente honesto. Pero que estupidez pensar que todos, absolutamente todos y al mismo tiempo, vayamos a ser honestos ¿Verdad?
    Así que sólo cabe esperar el desastre total, y que nuestra civilización y nuestra forma tan equivocada y tan ruin de entender la vida se derrumbe, del todo, como a lo largo de la historia se han derrumbado tantas civilizaciones que parecían tan poderosas.
    ¿Pero para empezar de nuevo y llegar a lo mismo o a algo parecido?
    Y es que mientras las personas no nos replanteemos cada una a nosotras mismas el mundo no tendrá arreglo.
    ¿Pero dónde buscar la referencia que aliente o dé la pista de cómo ser mejor, para uno mismo, y para el mundo, y para el universo entero, si estamos todos inmersos en un materialismo feroz?
    A veces pienso si no sería una buena medida el negarse a gastar y a consumir, de todo, incluso los que se lo pueden permitir. Así se hundiría la economía por completo, y desaparecerían tantos de esos que se llaman “bienes de consumo” y que son más bien males porque, a cuenta de ellos y de la publicidad (otro cáncer) que nos los mete por los ojos (últimamente hasta los medicamentos, que las radios están plagadas de programas con médicos que no se cansan de recomendar medicamentos, para todo y carísimos) augurándonos que vamos a vivir mejor y a ser más felices. Y que la economía que resurgiese, escarmentada, no se basara en tanta baratija y tanta estupidez como la que sufrimos.

  6. Luis dice:

    Alberto, voy a contestarte a toda tu irreflexión acerca de mi aportación:

    ¿No estoy comentando el artículo del autor? ¿Tú qué comentario has leído? He dado información de primera mano sobre la situación de un servicio privatizado, exactamente lleva privatizado 7 años; me parece muy, muy relevante no silenciar cómo están sucediendo las cosas ya, para que no se sigan cometiendo estos errores, al menos que los ciudadanos lo sepamos. En mi opinión: El silencio es complicidad.

    No es una queja o despotricar, es una exposición de los hechos que se dan en el día a día. Añadirte que tú no eres quién para juzgar cuál es mi actitud en el día a día. El que no me haya dedicado a exponer en mi comentario mi compromiso diario con el trabajo que hago (aun con todas las pegas y dificultades que nos estamos encontrando muchos profesionales) no quiere decir ni por la más remota casualidad que no exista. El objetivo era dar datos sobre la realidad de estos servicios, no engordar mi ego y exponer todo lo que me esfuerzo por mejorar y humanizar el servicio en el que trabajo. Pero si tanto te preocupa, sí, mi responsabilidad individual está atenta cada mañana cuando llego a mi trabajo para dar lo mejor de mí a los usuarios. ¿La tuya?

    Pero te guste a ti o no, un sistema perverso, engendra muchas actitudes laborales perversas, y sí es necesario que se sepa, porque eso hará que la opinión pública hable sobre ello, genere debate y más gente se atreva a denunciarlo y a tener menos miedo a asumir responsabilidades.

    La expresión “Aquí, tan ricamente” me parece de un procaz… ¿Tú qué sabes sobre mi trabajo diario? ¿Cómo te atreves a opinar solo por un comentario en una web sobre cómo realizo mi labor diaria y me esfuerzo por mejorar las cosas? Lo tuyo sí que es un acto de irresponsabilidad y necedad. Supina, en mi opinión.

    Y por último decirte que todas las opiniones que he expresado aquí, las he expresado en el servicio en el que trabajo a mis superiores, que uno de ellos tiene la dirección de esta web porque se la he dado yo y que me parece un auténtico suicidio que lea esto con mi nombre y apellidos aquí. Responsable soy, pero suicida no. Que no te quieres creer lo que cuento, es tu problema. Que por eso me juzgas de cobarde, ponte tú solo el calificativo…

    De todas formas Alberto, es importante que aprendas que decir que te llamas Alberto no te saca para nada del anonimato. Porque si buscas Alberto en Google, aparecen 408.000.000. En fin, ¡has sido valiente de cojones!

    Mi opinión respecto a la gestora privada del servicio público que conozco es que la expuse. Sí hay profesionales que trabajamos día a día para dar lo mejor, pero lo haríamos igual (con menos dificultades realmente) si nos contratase directamente el servicio público (sin necesidad de ser funcionarios), lo que evitaría que se fuera una importante cantidad de dinero a manos de una entidad privada para sus propios fines, que nada tienen que ver con el servicio público, porque ese dinero es dinero público.

  7. José Luis Carrillo dice:

    Buenas tardes Luis/Luisa, sin ánimo de ofender, ya que como dices que no es tu verdadero nombre, se me ocurre pensar que tampoco sea tu verdadero genero.

    Es curioso como defendemos nuestra verdad, unos y otros, aun a costa de cualquier improperio que refuerce la verdad que pregonamos, como criticamos, muchas veces con saña, los comportamientos de los demás, (entiéndase de los políticos) y como nos defendemos cuando nos sentimos atacados, aunque sea en foros, en los que casi siempre intervienen los mismos, y se supone que de alguna forma, subyace la idea de un posible cambio social o de compromiso al menos con nuestra responsabilidad.

    Es verdad que las dosis de valentía están repartidas de muchas maneras, y es posible que este Alberto, (uno de los no sé cuantos millones), sea más valiente que tu y que yo, ¿y qué?, no te parece que si pretendes cambiar algo se necesitan gentes decididas, valientes que se enfrenten a las injusticias como las que tu expones.

    Me ha parecido entender en el comentario de Alberto, que no criticaba tus conocimientos o experiencias en tu trabajo y en lo que allí sucede, sino la actitud que tenemos muchos, de meternos con el árbitro, ponerle a caer de un burro, pero desde la grada, y estarás con migo, que es un mal muy extendido.

    Seguramente que mi dosis de valentía deja mucho que desear, pero de lo que sí estoy seguro Alberto, es que por las mañanas no pienso en que puedo hacer yo por el mundo, solo me atrevo a plantearme si fuera posible meter la pata un poco menos que ayer y ver si soy capaz de aceptar mi responsabilidad un poquito más, y si esto le llega a alguien pues bien y si no, pues será que me faltan tablas.

    Por cierto Luis, yo creía que lo de suicidarse, era lo de tirarse al metro, pegarse un tiro, o cosas así, no el que a uno le pudieran despedir del trabajo, (te digo esto sin conocer tu situación personal y con todo respeto), pero estarás con migo, que eso que en algunos artículos y comentarios se ha mencionado aquí, me refiero a lo de la supervivencia, pues que nos tiene a muchos un poco pillados.

    Un saludo a ambos dos y al resto

    José Luis Carrillo

  8. Alberto dice:

    Buenas tardes, Luis:

    Ni por asomo pretendía con mi intervención en este foro descalificarle a usted más que a mí mismo, sino poner en cuestión el valor de su comentario, sólo de su comentario, con el mismo derecho con que usted cuestiona el mío: todo el derecho; y si le he ofendido en lo personal le ruego me disculpe.

    Porque lo que pretendía y pretendo plantear es que si nuestra sociedad está corrupta es porque sus componentes lo estamos, así, en general; que denunciar cómo están las cosas sirve ya para poco porque es una evidencia descarada por doquier; que hace falta mojarse y señalarse en la defensa de las propias posiciones; y ahora añado que, o le sumamos a la responsabilidad que cada cual tenemos en la transformación del mundo, autoexigencia, rigor y una buena dosis de modestia y buen rollo, o no vamos a despegar nunca de ésta ni de ninguna crisis. Y si usted tampoco está de acuerdo con estos comentarios, nde nuevo está en su derecho.

    Alberto Donaire Hernández
    http://www.albertodonaire.net

  9. Manu Oquendo dice:

    Buenos días.

    Como no soy un profesional de gestión sanitaria voy a limitarme a algunos comentarios genéricos sobre asuntos que en estos tiempos de crisis se van estableciendo como dogmas de fe y que terminan circunscribiendo el debate a temas predeterminados que en su momento serán objeto de legislación concreta una vez nos hayamos «convencido» de que son ciertos.

    En primer lugar la subida del 2000 al 2009 del gasto sanitario del 7. 2% al 9.6% del PIB.

    Simplemente recordar que entre esos dos años Aznar metió a 1.7 millones de emigrantes y Zapatero a 5 Millones más. Es decir nuestra población legal creció en un 20% o más si se incluye a los sin papeles que también, lógicamente, reciben atención sanitaria.

    Además están los transeúntes que vienen de todo el mundo a operarse. Por ejemplo de Rumanía o de UK. (tengo varios ejemplos de ida y vuelta para operaciones complejas en mi limitado entorno)

    En este contexto pues apaga y vámonos. Nada resiste.

    En segundo lugar esa población es intensísima demandante de atención médica y hospitalaria. Porque llegan con carencias y tratan de resolverlas.

    Este hecho es resultado de la forma cómo sucesivos gobiernos españoles abordan la burbuja que no sólo fue financiera sino que se trajeron emigrantes para lo cual hay que cambiar exigencias de visados, establecer acuerdos con numerosos países y producir legislación laxa.
    Sin esta acción de gobierno la burbuja estaba «coja» al faltar «consumidores» y «mano de obra» para trabajos en construcción y servicios. No es mano de obra industrial pero cuenta en los datos y durante un tiempo parece que la cosa marcha porque se consume más. Aunque sea a crédito.

    Recordemos que el modelo económico se basa en consumir (el PIB hoy mide eso, consumo)y por ello cuanta más gente traigas más vas a consumir y tu PIB crecerá forzosamente. Las burbujas son así y por eso se crean a golpe de ley. Acto de gobierno.

    Por eso decía Sebastián «Aquí cabemos 66 millones».

    En tercer lugar, el coste de la transferencia de la Sanidad a las Autonomías. La última por Aznar.
    De esto sé algo más porque en la época mi compañía gestionaba los sistemas de más de 300 centros de Atención Primaria y Tarjetas sanitarias Regionales de las que nadie habla pero son el principal factor tras la explosión del coste.

    Por ejemplo: De tener un centro de IT a tener 17 con su dotación humana y Física. De tener 1 Licencia de Bases de Datos y Software a tener 17 por cada uno de los cientos de sistemillas que proliferan. Todos distintos para hacer lo mismo que además era innecesario.

    O La Tarjeta sanitaria. ¿Por qué hace falta una tarjeta sanitaria en un país donde hay DNI y atención universal?

    En cuarto lugar: El debate gestión Pública-Privada.

    A mi modo de ver un debate también trucado porque no es cierto que la gestión privada sea mejor que la pública (como norma general)

    Recordemos que las reglas de gestión para el gestor público son unas y para el privado otras.
    ¿Por qué no hacemos que las reglas sean las mismas? En muchos casos es perfectamente posible.
    Aquí está la madre del cordero porque luego hacen Outsourcing a Gestoras privadas para que, en lo posible, «gestionen con las normas privadas». Los mismos profesionales.

    Arreglando lo anterior y metiendo un poquito de copago por receta se puede hacer mucho más que manteniendo este esquema perverso de 17 autoridades sanitarias que han creado hasta nuevos sistemas de facturación y contabilidades innecesarias.

    Buenos días.

    1. Hartito dice:

      Señor Oquendo,

      Igual sería interesante consultar los datos de inmigrantes censados en este país.

      Año 1996: 542.314 (Empieza la legislatura de Aznar)
      Año 2004: 3.034.326 (Termina legislatura Aznar empieza Zapatero)
      Eso hace: +2,5 millones

      Año 2011: 5.730.667 (Acaba la legislatura Zapatero)
      Eso hace+ +2,7 millones

      Que no de tanto repetirlo va a ser verdad lo de los 5 millones de inmigrantes de Zapatero.

      1. Manu Oquendo dice:

        El «Aznarato» acaba en Marzo del 2004 y los números de entonces al menos en hemeroteca son 1.7 millones.

        Zapatero cubre más de la mitad del 2004 con su célebre regularización masiva y eso es lo que nos lleva a los 6 millones ya para finales del 2007, no contando 600,000 rumanos comunitarios que se legalizan si quieren pero no si viven en negro.

        Tampoco debemos construir la narrativa esperando hasta el 2011 porque a Zapatero la crisis le revienta en pleno 2008 y los 4 años siguientes comienza a volver gente a sus países de origen, legales, ilegales y mediopensionistas.

        El resumen es que haciendo ambos presidentes lo mismo –(inflar burbujas) Zapatero al menos duplica a peor todos los registros de Aznar que no debiera sacar pecho como hace porque Rato junto al Solbes de los estertores de Felipe González

        Deuda bancaria con el exterior, (este factor lo triplica Zapatero)
        Emigración de choque keynesiano (Se duplica o un poco más) y
        Viviendas por año (de 375,000 a 800,000)

        Algún día sabremos qué papel tuvieron Taguas y Sebastián en este desastre del cual no se ha escrito la historia real. O entenderemos por qué se han dejado de hacer censos reales. Quizás es mejor no saber.

        Esto no sólo ha sucedido en España, también en USA, Irlanda, UK y en menor medida en todos. Una huida hacia adelante en toda regla en todo occidente (excepto, parcialmente en los exportadores industriales).

        Está muy chunga la cosa y personalmente creo que Zapatero nunca llegó a entender lo que estaba pasando bajo su mirada.

        Saludos

        1. Hartito dice:

          ¿En qué Heremoteca?

          El INE da una población extranjera en 2004 de 3 millones y de medio millón en 1996. Eso hace que en el «Aznarato» como usted lo llama la población extranjera creció en 2,5 millones

          Luego el pico llega en 2010 donde se rozan los 6 millones (5.7). Es decir el «Zapaterato» añade otros 2,7 millones

          Otro tema es la legalización. Pero en cualquier caso legales o no todos tenían acceso a la Sanidad.

          1. Manu Oquendo dice:

            El último año completo de Aznar fue el 2003.

            Zapatero gana el 11 de Marzo del 2004 y regulariza a toda velocidad.

            Ese número que usted cita para el 2004 se lo debe atribuir en justicia a él y si lo hace verá que la discrepancia desaparece en lo esencial manteniéndose las otras.

            Igualmente encontrará en las hemerotecas la célebre frase de Sebastián (2007 elecciones municipales) diciendo aquello de «Aquí Cabemos SESENTA y SEIS millones»

            Lógicamente a alguien tenían que meter en las más de 800,000 viviendas al año que estaban haciendo.

            Por cierto no defiendo a Aznar, en absoluto, pero me parece una ligereza compararle con Zapatero en sus actos de gobierno. Guerras incluidas.

            Saludos

  10. Luis dice:

    Gracias a los dos, me he equivocado. Al reflexionar sobre la manera de sentir lo que vivía cuando escribí los comentarios he pensado que lo que me ha pasado a mí le sucederá a otros todos los días y el punto de inflexión principal siento que es la perdida de la esperanza. Espero que mi conclusión le sirva a alguien más, porque para mí ha sido bueno verlo.

  11. ubaldo de azpiazu del campo dice:

    Interesantísimo el tema que nos plantea Manuel aunque yo no me limitaría a la discusión sanidad publica vs sanidad privada y en este sentido recomendaría la lectura de las muchas publicaciones del Dr. Rafael Bengoa, ex Consejero de Sanidad en el País Vasco y en la actualidad Asesor del Presidente Obama para su reforma sanitaria. Sus argumentos son de peso y no voy a transcribirlos, simplemente recordar que para él la gestión privada de la sanidad NO es mejor que la pública.

    Si tomamos unos datos que me parecen espectaculares centraremos el tiro de por donde debe de ir el debate y las acciones:
    El 8% de los pacientes consumen el 80% del gasto sanitario y de ellos el 51% son crónicos
    El 2.6% de los usuarios consumen el 50% del gasto sanitario y de ellos el 56% son pacientes crónicos

    Las cifras son de España en el 2006, hoy en día todavía son mucho más preocupantes y la buena noticia es que ya hay iniciativas, desde el sector público, para controlar esta situación.

    El nuevo paradigma es pasar de gestionar enfermedades a GESTIONAR SALUD y GESTIONAR PERSONAS y dentro de este nuevo esquema,la figura clave es la del individuo proactivo y autogestor,con un individuo formado será más fácil de modular sus demandas de servicios y así articular los procesos sanitarios. Dentro de todo el esquema de la sanidad por su enorme impacto en el presupuesto y por que la cronicidad engloba perfectamente todos los retos sanitarios es en donde se han iniciado este tipo de iniciativas.
    Comunidades Autónomas como Cataluña o el País Vasco vasco ya están implementando soluciones en esta línea dando unos primeros resultados para la diabetes de una reducción en el gasto de hasta un 56%!!!

    Yo en lo personal estoy liderando el proyecto de establecer estas soluciones, conceptuales y tecnológicas, para la Secretaria de Salud de México Distrito Federal, y pongo a disposición de esta comunidad los datos que se obtengan.

    La reducción del gasto en las áreas donde se concentra el mismo, enfermos crónicos, permite liberar tensiones presupuestales, los recursos se pueden redirigir, y supongo que bajar el debate público vs privado.

    El debate público versus privado es, en parte, artificial. Simplemente pretende sacar mejores resultados de cada pieza fragmentada sobre el falso supuesto de que la gestión privada obtiene mejores resultados porque es más resolutiva. Este concepto es falso, tiene algo de mito. No es cierto que la gestión sanitaria privada sea mejor que la pública. Si fuera cierto, en España el gasto sanitario no estaría en un 8 % del PIB. Lo que se da en España es absolutamente espectacular, tanto en cantidad como en cantidad, con unos resultados muy buenos. Si está funcionando bien, lo que hay que hacer es reforzarlo. Y si una comunidad está convencida de que la gestión privada es mejor que la pública, que lo pruebe. Tenemos que alejarnos de un debate ideológico, que da más calor que luz, y probarlo en un sitio, y ver qué sale. Lo que no vale es hacer las cosas, no evaluar y luego generalizar. Hay gente que dice que ya se han evaluado diversos modelos privados en España, pero lo cierto es que no han sido un enorme revulsivo en los lugares en los que se han hecho. Entonces, ¿por qué copiarlos? ( DR. Bengoa)

    1. José María Bravo dice:

      Sr, De Azpiazu, me encanta que, con su comentario breve, resuma el asunto de este debate entre gestión publica y privada. Es importante centrar el problema de la Salud Publica, en el sentido del interes de la vida de los ciudadanos y la resolución de sus problemas.

      A mi ha parecido que el articulo de Manuel, siendo interesante, lleva a consideraciones economicas que inducen a pensar que hay que ir a lo privado, en fin el, practicamente, lo afirma.

      Yo creo que, con el asunto de la responsabilidad individual, etc,, abordamos cuestiones de una complejidad que necesariamente no debe llevar a la gestión privada. Es que el matiz de privado no implica responsabilidad. Implica, incluso, irresponsabilidad colectiva. Privar es quitar, lexicamente. Aqui, en España, hay una enorme confusión ideologica provocada por los medios de comunicación, la manera sesgada como se abordan las estadisticas y una politización desubicada de la realidad cotidiana de los ciudadanos.

      El empobrecimiento y la falta de atención sanitaria universal nos llevará a problemas de una envergadura angustiosa. Es una imagen, pero que, me viene ahora. Enfrente del Ayuntamiento de San Francisco, USA, he visto la locura enferma de soledad y pobreza, la peor de las locuras.

  12. Manuel Bautista dice:

    Aunque este debate da para mucho y ha habido aportaciones muy interesantes en los comentarios que se han hecho, quería centrarme en algunas cuestiones concretas.

    Ubaldo, me parece muy interesante lo que has contado de tu experiencia en México y, por supuesto, sería muy enriquecedor si nos pudieras mantener informados.

    Me han llamado especialmente la atención los datos que has dado: el 2,6% de los pacientes consumen el 50% del gasto sanitario, y más de la mitad de ellos son crónicos.

    Había oído o leído algo sobre estos datos como posible explicación a una hipotética tentación de impulsar la eutanasia en esos pacientes. Aprovechando el río revuelto de la muerte digna, y todos los complejos matices que hay en torno a esta cuestión, se puede imaginar uno la tentación: adelantas la muerte de ese tipo de pacientes (sin que se note), consigues un ahorro monumental en tu hospital y todo el mundo te felicita por ello. Y supongo que esa práctica se podría disfrazar de muchas maneras. ¿Cómo se puede controlar eso?

    En relación con tu comentario, Manu, quería ampliarlo con dos breves reflexiones.

    Estoy de acuerdo en que el gasto sanitario debe, probablemente, buena parte de su crecimiento al espectacular aumento de la población inmigrante que ha tenido España en los últimos 15 años. Pero, contemplando esta cuestión con una perspectiva de 40 ó 50 años, con las tasas de natalidad tan ridículas que tenemos, va a ser necesario recurrir, entre otras medidas estratégicas, a una política de fomento y atracción de muchos más inmigrantes si queremos sostener económicamente este país. Y aunque, en cierta medida, esos inmigrantes reemplazaran a los nativos que se vayan a mejor vida, es posible que generen un mayor gasto sanitario.

    Planteas al final de tu comentario una cuestión que a mí siempre me ha intrigado: ¿por qué no se aplican las mismas reglas de gestión al gestor público que al privado? Probablemente la respuesta es un conjunto de razones, pero me centraré ahora en una de ellas: los responsables políticos (por ejemplo, los ministros) tienden a querer nombrar a los directivos de las empresas públicas bajo su tutela por eso que se llama genéricamente una cuestión de “confianza”.

    Tener un equipo de personas de tu confianza en los puestos claves de un ministerio obedece, en mi opinión, a una cierta necesidad psicológica de tener gente que “no te la juegue” cuando haya cualquier “crisis”, que lo haga “bien”. Es una tendencia que no comparto en nada. Entre otras cosas porque, ante una crisis, en principio es mejor que quienes la hagan frente sean profesionales sólidos y con amplia experiencia, que no los que tú hayas acabado de nombrar.

    En todo caso, también influye que los ciudadanos, la sociedad y sobre todo los medios de comunicación, ante cualquier problema que se presente en un hospital público (o empresa pública) dirigen inmediatamente el dedo acusador al político que está detrás. Y eso sucede muchísimo menos en una gestión privada.

    Por eso, cuando la sociedad pide que se nombre a buenos profesionales al frente de la mayoría de los puestos de responsabilidad del sector público (petición que comparto), habría que ser coherentes y, si se produjese una crisis del tipo que fuese, limitarse a pedirles responsabilidades a esos profesionales. Algo falla en nuestra cultura política cuando, ante una de estas crisis, se eleva inmediatamente el dedo acusador al político que está por encima de esos profesionales, y al mismo tiempo se les exige que en sus nombramientos no prime el criterio de “confianza”.

    Un cordial saludo y muchas gracias por todos los comentarios.

  13. Pedro GF dice:

    Permitan que reconozca la calidad de los argumentos expuestos, en un asunto que está claro que a todos nos preocupa.
    Por mi parte creo preciso destacar los problemas derivados de la supervisión en cualquiera de los modelos de gestión.
    Si se trata de disponer de un ente independiente que velara por el servicio público al que tiene derecho los ciudadanos, no creo que haya alternativa mejor que disponer de un cuerpo de funcionarios que hicieran efectivo lo previsto en la norma. El problema es que no estoy descubriendo nada: los servicios públicos de salud disponen de cuerpos de funcionarios de inspección de prestaciones sanitarias del SNS, escasamente operativos en la práctica (no creo que la falta de interés de los responsables políticos sea el único factor que lo determine).
    Por otro lado, creo que ayudaría desarrollar la cultura cívica, que como en otras áreas de interés público facilita el desarrollo actual de las TICs. Creo que no resultaría complicado que los ciudadanos dispusieran de la información necesaria acerca de los servicios prestados y de los recursos empleados por parte de cualquiera de las organizaciones.

  14. Manu Oquendo dice:

    Hola Manuel.

    De modo telegráfico voy a responder a tu interesantísimo comentario.

    En primer lugar una precisión: El incremento de inmigración no tiene 15 años. Se hizo en 8. Somos el país de Europa con más proporción de emigrantes y en menos tiempo.

    Arranca en la segunda legislatura de Aznar (1.7 millones de legales) y en la primera de Zapatero (5 millones).

    Es decir, ocho años y es fruto de una decisión coordinada de ambos partidos sin consultar a nadie y fingiendo que venían en «cayuco y patera» en vez de por las Aduanas y con todas las bendiciones.

    Ella sola explica el crecimiento del gasto sanitario y el desmadre en todos los aspectos del presupuesto (50% de aumento en los años de Zapatero). De nuevo sin consultar a nadie lo cual explica visualmente el nivel de incompetencia que nos gobierna y por qué esto no puede seguir así: gobernados por un Cartel de Partidos que nunca nos consultan y gobiernan con Nocturnidad y grave incompetencia… Empobreciéndonos mientras la casta se enriquece como nunca soñaron en hacerlo.

    La emigración es parte de lo que hay que hacer para tener una burbuja: Sube el consumo, sube el gasto público y se hace a crédito de modo insostenible.
    Emigración equivale a crecimiento insostenible y a empobrecimiento real de la población. Simple aritmética.

    Es el Modelo USA –sin industria ni inversión militar–: crecimiento aparente en bruto, empobrecimiento individual…… y un índice de Gini como el Chino. ¿Esto queremos?

    Natalidad: Nuestra natalidad es fruto demostrable de políticas concretas de nuestros gobiernos. Concretamente dos (hay más).

    1. Impuesto de la renta. Desincentiva tener hijos. Simplemente si se dividiese la renta por cada miembro de la unidad familiar se podría demostrar a cada familia que no es penalizada y gravemente por cada niño.
    2. Degradación de la institución familiar, –primando económicamente otras formas de vida– y política de aborto libre e incentivado. A este paso más de120,000 niños al año, es decir casi 3 millones de personas en 25 años.

    No es el azar: son nuestros gobiernos.

    Hay mucho más (por ejemplo, ¿por qué el PIB mide consumo y no mide Renta y Patrimonio como el estado nos mide a nosotros y a las empresas ?

    Porque si lo hiciera se vería su incompetencia para crear riqueza sin burbujas.

    Es muy fácil culpar al destino de los desatinos de desgobierno. No se lo permitamos.

    Un abrazo

  15. Manuel Bautista dice:

    Hola Manu,

    Habitualmente tus comentarios me incitan a reflexionar y por eso me gustan. Creo que son una magnífica contribución a este blog.

    Por ejemplo, no había pensado hasta ahora que la llegada masiva de inmigrantes fuera uno de los factores clave en la creación de nuestra famosa burbuja, pero tiene todo el sentido.

    En lo que no estoy tan seguro es en esa especie de decisión conscientemente planificada de los Gobiernos que señalas. En los muchos años que he trabajado en el sector público, y parte de ellos bastante cerca de quienes tomaban las decisiones, muy pocas veces he visto que hubiera una auténtica concepción estratégica, de largo plazo. Creo que, desgraciadamente, en este país la gran mayoría de las decisiones de gran calado para el desarrollo o la configuración futura de nuestra sociedad se toman con una visión muy parcial y de corto alcance.

    Por eso, tiendo a pensar que los sucesivos gobiernos apostaron por mantener bien engrasada esa máquina de crear empleo, salarios y, como bien dices, PIB, sin tocar nada que lo impidiese. Dejaron hacer más que fomentar políticas activas. Y la inmigración, como el desmadre de los préstamos que concedían las cajas de ahorro, como la desregulación bancaria, como tantas otras cosas, formó parte, intuyo, de esa política de “dejar hacer”. En todo caso, el pecado de la omisión (que habría que calificar como negligencia) no exime a nadie de sus respectivas responsabilidades.

    Desde luego lo que no ha habido es una política estratégica e inteligente respecto al tema de la natalidad. Lo que ha habido más bien ha sido pura ceguera y mucho oportunismo político.

    Al margen de que se pueda estar de acuerdo o no con ver el aborto exclusivamente como un derecho de la mujer (y yo, personalmente, no estoy de acuerdo), es sorprendente cómo se ha estimulado socialmente desde el punto de vista de los responsables políticos y medios de comunicación. Hasta el punto de que a quién se le ocurra declararse “antiabortista” se le acusa inmediatamente de estar en contra de un derecho “fundamental” de la mujer, siendo así que hay muchos más aspectos que debían ser igualmente considerados en este tema.

    En cualquier caso, una política en serio para fomentar la natalidad implicaría tocar muchos palillos, que en otros países se están aplicando con éxito y aquí siguen en el plano de la retórica inútil.

    Un abrazo y gracias por tu comentario, Manu.

    1. Hartito dice:

      Decir que uno de los problemas de natalidad de este país sea el aborto me parece una barbaridad supina.

      ¿De verdad se lo creen?

      Por qué nadie se plantea que un país:
      – que siempre ha mantenido un nivel de paro muy por encima de la media europea
      – con un grandísimo paro juvenil
      – Con una edad de emancipación muy por encima de la media
      – donde no se respetan los horarios laborales
      – donde la conciliación laboral es una quimera
      – donde todavía no se ha incorporado a la mujer al mercado laboral al mismo nivel que los hombres
      – donde todavía es un drama y fruto de despido y en el mejor de los casos pérdida de derechos o posibilidad de ascenso quedarse embarazada

      Está abocado si o si a un problema de natalidad

      Y luego ya tiene gracia echar la culpa a la inmigración. Curiosamente esa inmigración que sostiene un mayor nivel de natalidad. Curiosamente una inmigración que al venir a trabajar ha cotizado (otra hipocresía acusar a la inmigración del dinero en negro cuando ellos no son más que la mano de obra no el contratador).

      Nadie ha sacado a relucir en este debate el sobre coste que nunca aparece en esas cifras de gasto que enviar a pacientes derivados de la pública a la privada a precios desorbitados. ¿Está justificado enviar a pacientes de un Hospital público a uno privado a 70 km y encima en otra ciudad a hacerse una prueba radiológica (resonancia magnética sin contraste) a un precio de 1500 euros?

      ¿Por qué nadie denuncia el negocio paralelo que se ha montado alrededor de la Sanidad pública y con cargo a ella y que encima ahora se plantea como un problema de ineficiencia?

      1. Manuel Bautista dice:

        En respuesta a Hartito,

        En realidad yo no he afirmado lo que me atribuyes en relación con el aborto y la natalidad. Pero, ya que lo dices, me parece bastante lógico considerar que la práctica del aborto voluntario influye de un modo significativo en que la tasa de natalidad en España sea la que es; sobre todo cuando vemos los datos oficiales:

        Según el Ministerio de Sanidad en el año 2011 hubo 118.359 abortos voluntarios

        Según el Instituto Nacional de Estadística, ese mismo año nacieron 470.553 niños.

        Conclusión: el número de abortos fue ese año un 25,15% del número de nacidos. ¡Una proporción más que significativa!

        Dicho esto, claro que estoy de acuerdo en que los actuales índices de natalidad tienen muchísimo que ver, también, con el nivel de paro juvenil, los sueldos cada vez más bajos, los contratos cada vez más precarios, las dificultades de conciliación familiar y muchas más cosas. Pero lo uno no quita lo otro.

        En cuanto a la inmigración, no creo haber atribuido a este fenómeno la “culpabilidad” de nada.

        Un cordial saludo

        1. Hartito dice:

          Me remito a sus palabras:

          Motivos del descenso de natalidad

          1 Resumiendo: Fiscales

          «2. Degradación de la institución familiar, –primando económicamente otras formas de vida– y política de aborto libre e incentivado. A este paso más de120,000 niños al año, es decir casi 3 millones de personas en 25 años»

          Y lo siento pero no estoy de acuerdo. Podemos debatir infinito al respecto. Esos 100.000 abortos son «natalidad no deseada». Parando el aborto lo único que cambaría es una cantidad de niños no deseados lo cual no sé si acabaría siendo un problema mayor. Eso no es el camino en mi opinión a tener una natalidad estable. Dicho de otra forma esos abortos no consecuencia del problema en gran parte no origen del problema de natalidad.

          Creo que es mucho más importante como efecto e incluso en número global la cantidad de jóvenes que no pueden tener niños, no porque no quieren sino porque no los pueden mantener o no son compatibles con el modelo de sociedad que estamos manteniendo (horarios, salarios, paro juvenil, incompatibilidades)

          1. Hartito dice:

            Corrijo mi frase que algo me ha pasado con el teclado:

            «Dicho de otra forma esos abortos no consecuencia del problema en gran parte no origen del problema de natalidad.»

            Quería decir: que en gran parte los abortos son consecuencia de un problema previo (educación, responsabilidad, economía, laborales…) y no son el origen del problema de natalidad.

            Es decir en circunstancias más favorables (económicas, laborales y sociales) ya fuere en porcentaje o en neto el número de abortos sería menor.

        2. Hartito dice:

          Y en respuesta a la segunda parte:

          «Por ejemplo, no había pensado hasta ahora que la llegada masiva de inmigrantes fuera uno de los factores clave en la creación de nuestra famosa burbuja, pero tiene todo el sentido.»

          Factor clave en crear la burbuja a mi me suena a culpabilidad

          Y de nuevo en mi opinión sería todo lo contrario. La burbuja económica/inmobiliaria es la que fomenta la llegada de mano de obra inmigrante a España. Por el mismo motivo que ahora mismo están saliendo de la España arruinada actual tanto inmigrantes llegados hace años como los nuevos emigrantes, esta vez españoles buscando trabajo en otros países. Alguno de ellos Perú que vive su particular burbuja actualmente.

  16. Alicia Bermúdez, efectivamente el sistema sanitario tal y como hasta ahora lo habíamos conocido en la España de los últimos 30 años no es en absoluto sostenible. Frente a los nostálgicos o a los que se obcecan con que “así no, así no”, hay que decir: “¿pues entonces qué?, ¿qué propone usted?”. Construir no es fácil. Y parece que algunos en el empeño por no saber qué proponer se queman laboralmente a lo bonzo.

    Pues si así no podemos seguir, ¿qué fórmulas debemos tener en cuenta para que lo que tenga que ser pueda ser?. Algunos han citado a Bengoa, ex consejero de sanidad del País Vasco y ahora asesor de Obama. Poco antes de irse ya dijo medio en serio medio en broma que el País asco había sido una de las primeras comunidades en recibir las transferencias autonómicas en materia de sanidad y de seguir así, tendría que ser de las primeras en devolverlas al gobierno central. El sistema sanitario futuro que se geste, ante todo y por encima de las discusiones maniqueas de si público o privado ha de ser rentable económicamente. Pero entiéndase por rentable no lucrativo sino cuando menos no oneroso: hay que ajustarse a los presupuestos, algo que no se ha hecho nunca en la sanidad pública donde la desviación presupuestaria ha sido siempre la norma. Si cada hospital gasta sistemáticamente más de lo asignado, sumemos los deficits de año en año, algo que debería hacer el Tribunal de Cuentas, y nos daremos cuenta de por donde hay un agujero. Si no hay control del gasto (y no lo ha habido) no hay empresa viable. Controlar no es recortar (ahora parece que sí, porque ya no hay liquidez). Pero es que a día de hoy todavía no sabemos cuánto nos ha costado la sanidad pública y por ende, tampoco podemos decir si ha sido mucho o poco: no lo sabemos.

    Tendremos la sanidad que nos podamos pagar. Esta aseveración es más sensata que la que dijo un ministro de sanidad socialista “el que quiera sanidad de calidad que se la pague”. Confuso me dejó.

    En el diseño del modelo futuro hay que saber, cuánto nos podemos gastar, cómo se va a controlar ese gasto, en qué vamos a distribuir los recursos,… y es muy necesario conocer las nuevas tecnologías, su utilidad, y saber de demografía, de cambios migratorios,… También saber hacer análisis de los recursos con los que se cuenta. Y por encima de los recursos materiales, los mal llamados recursos humanos, ya que el ser humano más que un recurso es un generador de recursos.

    1. Alicia Bermúdez dice:

      Parece que me echase la bronca, o yo así lo entiendo. Nada más digo en mi comentario que sanidad pública o privada lo importante es que se gestione bien y que los gestores sean honestos.
      Y, dentro siempre de la honestidad, gestionar de la manera que resulte más eficiente y menos costosa. Pero de cuál pueda ser esa manera no he dicho ni una palabra, no soy ni muchísimo menos entendida en ese tipo de temas tan complejos.

      1. No, Alicia, no hay ni mucho menos una bronca a su comentario, tan solo lo suscribo y refrendo. Pero añado que aparte del lamento por lo que fue y ya no volverá a ser, hay que pensar la sanidad en el nuevo marco que la economía ha generado… para todas las actividades profesionales, para todas: lo que no sea rentable no subsistirá.

  17. José María Bravo dice:

    Quisiera terciar, en este debate de la Sanidad Publica, de otra manera. Estamos acostumbrados a tratar todos los temas, de Vida, de una manera económica. Es realista, horrible palabra, que el único interés real de nuestro desarrollo es el económico. Ya lo dicen las campañas electorales en USA, » es la economía, estúpido».

    Hace 30 años hablabamos, con perplejidad, que los países mas desarrollados que el nuestro, España, votaban a la economía.

    Manolo Bautista desglosa, con detalle, el gasto sanitario y enseguida pasa a la gestión. En fin, el asunto, tontos, es la Gestión, no la Salud. En algún momento reflexionamos que es la Salud?. Algún pensador decía que tener salud es vivir, «los sueños no confesados plenamente».

    Todos sabemos que gran cantidad de personas de esta sociedad tienen problemas de Salud Mental. No es cuestión de inmigrantes o de nacionales. Además que es ser inmigrante?. Claro es parte de la «Burbuja», paga impuestos, produce superavit en laSeguridad Social, etc. Claro eso es parte de la Gestión, de esta Gran Gestión, que queremos gestionar mejor.

    Para que meternos en imprecisiones, Manu Oquendo, los inmigrantes no los produjo Zapatero, los legalizo, grave error?. Las épocas del Estado Nación siguen en nuestra mente, pero en cambio nos parece maravillosa la Unión Europea, este «Nuevo Imperio». Lo que pasa es que el mundo ya no es blanco y negro. La Física ha superado esa ficción.

    Mi propuesta es no seguir con los mismos planteamientos de siempre que, además, caducan con facilidad. Habría que repasar por que USA busca una opción de Sanidad Publica, quizás mixta. Es que el engranaje es complejo. Mucho de lo del gasto sanitario tiene que ver con el alto costo de los medicamentos. Y esas multinacionales Farmaceuticas cotizan en Bolsa. Si se caen, se cae el Sistema y el andamio de la famosa «Mejor Gestión» es apenas un apéndice del colapso.

  18. Manu Oquendo dice:

    Dos comentarios en respuesta a Manuel y a José Mª.

    Una burbuja no es un accidente ni es fruto del azar. En ningún país.

    Requieren una gran ingeniería jurídica y tiempo porque no se pueden improvisar. Pero tampoco es necesario anunciarlas a bombo y platillo. Ni aquí ni en USA. Estas cosas no se proclaman. Se hace discretamente.

    Para ver el entramado jurídico es necesario irse bastantes años atrás.

    Por ejemplo: Para que las hipotecas tengan intereses privilegiados como tienen es necesario que la industria financiera prepare con tiempo sus balances y sus multiplicadores.
    Hay que producir un Basilea II que permita pasar de reservas fraccionarias de 1/10 a 2/100.
    En España fue preciso alterar las comisiones bancarias (que eran menos del 10% de la cuenta de PyG de los bancos y cajas, hasta llegar a ser el 50% o más) de modo que el capital y la solvencia de los bancos no saltase por los aires demasiado pronto.

    Cuando hizo falta retirar cédulas hipotecarias de los Balances o «Subprimes» en USA fue necesario buscar clientes ¿Quién las compraría sabiendo lo que eran?.

    Entonces se comenzó a empujar clientes forzosos hacia la banca de modo que el banco pudiese «venderles» en sus Fondos de inversión y de Pensiones las deudas titulizadas que de otro modo no sería tan fácil venderles a poco que estuviesen informados.

    Para que los clientes fuésemos a los bancos se nos trató fiscalmente peor. Es decir, haciendo lo mismo una persona física y un fondo gestionado, la persona física tributa en cada compraventa con plusvalía y el fondo no. Sólo se hace cuando se rescata. En consecuencia todos al banco que nos cobra 2.5% del Patrimonio al año entre pitos y flautas y a demás nos compra y nos vende lo que les peta (Deuda Patriótica de la Generalidad, por ejemplo)
    ¿Por qué no puedes tú o cualquiera gestionarte tu propio fondo de inversión o de pensiones cumpliendo las mismas reglas de no tocar los fondos para otros fines que los establecidos? Por muy claras pero ocultas razones.

    Son muchísimos pequeños detalles legislados durante 25 o más años desde Breton Woods lento al principio, más deprisa al final, que nos han traído hasta aquí. En todo Occidente.

    Clinton, concretamente, decidió dos cosas cruciales para poder crear burbujas y vender dicha deuda:
    1. Decidir, en 1994, no regular los CDS (Credit Default Swaps) los «seguros» de riesgo
    2. Revocar la Glass Steagall Act en 1999. Sin esta revocación no esxistirían Mayoristas para el mercado global de Deuda.

    Es decir, no ha habido puntada sin hilo.

    Y sobre lo de le Emigración lo mismo. Sólo se le «escapó» a Sebastián (¿Minnesota?) que hizo titulares en el 2007 cuando dijo aquello de «Aquí cabemos 66 Millones»

    Mucha gente se dio cuenta entonces de lo que estaba pasando.

    Para José Mª. Todos somos emigrantes, José. Un servidor más que muchos. Esa no es la cuestión.

    La cuestión es que dos gobernantes, Aznar y Zapatero, metieron 1.7 y 5 millones respectivamente (ilegales aparte) sin consultar con nadie mientras seguían destruyendo nuestra industria esta gente (no sé por qué saca pecho Aznar) no hacía más que contribuir a una burbuja que a la postre nos ha terminado por destruir.

    Ahora nos dicen que hemos de hacernos vietnamitas en aras del dios Euro y la diosa Europa. La teutona, supongo.

    Tenemos que espabilar bastante y dejar de tragar mantras porque el contrincante no duerme.

    En fin saludos a todos.

  19. Antonio dice:

    Si alguien cree que privatizando gestión saldrá más barato que contratando directamente al personal es que no conoce la administración.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza Cookies propias para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web. política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies