Cuando se trabaja en psiquiatría llama poderosamente la atención las enormes dificultades que tienen los enfermos para aceptar su propia enfermedad. Lo que resulta obvio, evidente y palmario para los demás en cuanto a las anomalías de su comportamiento, su pensamiento y el funcionamiento de sus sentidos, para ellos es lo más normal del mundo. Incluso el enorme sufrimiento que arrastran en su interior, o las gravísimas dificultades para adaptarse a un mundo que no entienden, son tomadas como «normalidad», como hábito o como circunstancias.

De hecho uno de los índices más comunes y usados para calibrar el estado terapéutico del enfermo es el criterio de «adherencia al tratamiento», en el que se resume la facilidad o dificultad con la que el enfermo va a aceptar ser tratado farmacológica y psicoterapéuticamente. Es decir, se valora como índice de salud que uno acepte su enfermedad, patología o anormalidad.

Claro está que en la génesis de estas enfermedades hay, por si mismo, una grave distorsión perceptiva que impide que se puedan contemplar los fenómenos de la forma consensuada, esa que todos conocemos a lo que llamamos realidad. Esta distorsión no solo alcanza a lo externo al individuo, sino a su propia percepción de si mismo, es decir a su «interioridad».

Desde la desaparición de la religión católica del centro de la vida pública, comentado en términos de laicismo por un compañero del blog en un artículo hace unas semanas, los mecanismos de autocontemplación y autocrítica parecen haber caído en un claro desuso. Aquello de los catecismos rancios y caducos del examen de conciencia, contrición y propósito de enmienda, confesión, penitencia y absolución, es algo que sonará a chino a cualquiera de las nuevas generaciones.

Reconociendo por encima de todo el perverso manejo que desde las instancias eclesiásticas se ha hecho muchas veces de los sentimientos de culpa y pecado en nuestras sociedades, para incidir en el sometimiento de los individuos, se deberían analizar con detenimiento los procesos sociales e individuales que han sustituido a aquellos ritos sacramentales.

Simplificando, el catolicismo es una religión monoteísta que, como otras, se asienta sobre un principio de dualidad bien y mal, el cual se inserta en sus prácticas sobre la conciencia de sus fieles, tratando de que estas vayan hacia lo primero y eviten lo segundo. Parten de la base de que ambas posibilidades están insertas en los circuitos internos de las personas, y que estas mediante su voluntad eligen las vías sobre las que regir su vida, su comportamiento y tomar sus decisiones.

Desde un punto de vista estrictamente psicológico y científico, la capacidad de desarrollo y cambio individual pasa por una reflexión, con diferente grado de profundidad, sobre los acontecimientos de la vida de cada persona y de la forma en que estos son vividos subjetivamente. No es necesario que exista ninguna enfermedad para hacerlo, sino simplemente incorporarlos en los procesos de estancamiento y crisis que todos padecemos en algunos momentos de nuestras vidas.

El auge del psicologismo como forma no ritualizada ni sacralizada de abordar la propia realidad individual, guarda relación con esta necesidad de introspección, autocontemplación y reflexión en la búsqueda del origen de los problemas y el sufrimiento personal, y supone un ejercicio implícito de autocrítica.

Los grandes objetivos sociales compartidos, como son el bienestar personal y colectivo a través del consumo y el entretenimiento, no parecen casar bien con estas maneras de cauterización y cicatrización de los hitos con los que uno se encuentra en el caminar del desarrollo personal. Desaparecida para muchas personas la ideología católica, si no en la práctica sí de «facto», no parece que se hayan abierto caminos idóneos para que los individuos podamos hacer ese saludable proceso de autocrítica en nuestras vidas.

La conciencia moral y ética es una forma de mirarse en el espejo para contemplarse, examinarse, analizarse y cuestionarse, y supone dar respuesta a un deseo de revisión personal e íntima. Los tipos de espejos con lo que nuestro entorno nos nutre, no parecen reflejar demasiado bien la naturaleza de la imagen que muestran, pues parece bastante contundente el carácter acrítico de la sociedad en la que vivimos.

El sentimiento de culpa, como simple reflejo de algo «malo», es algo demasiado antiguo y enraizado en la cultura social e individual como para que desaparezca sin más, y está mucho más presente de lo que parece en nuestro entorno si se analiza con detenimiento. Fíjemonos, por ejemplo, cuando un personaje público cae en la red de acusaciones sobre su ejercicio profesional o personal, cómo se abre toda una obra teatral al más puro estilo circense en el que unos acusan hasta la saciedad mientras que otros se hacen los suecos, luego se ponen serios y circunspectos, y tras ello empiezan a echar balones fuera, para finalmente reconocer un uno por ciento de lo sucedido.

Nuestro país, que no es «este país», uno de los más puros estilos católicos por trayectoria y tradición, hace tiempo que ha entrado en una representación, que no por chabacana deja de ser dramática, en la que solo hay tres actores en escena. Uno de un color, otro de otro color y un tercero que consiste en un montón de espectadores-conserjes que van acusando a los dos primeros de sus faltas, delitos y falsedades. Y el deporte nacional es la acusación, fundada o no, con la que divertirse viendo como los vecinos se juntan con las porteras para criticar, acusar y sentenciar al chivo expiatorio de turno.

En un Estado de acusicas, comisarios sociales y arpías, desde las diferentes clases que lo conforman, intelectuales, artistas y profesionales incluidos, no es posible ningún desarrollo mínimamente aceptable para el ser humano, y la salida de esta crisis tiene toda la apariencia de ser fallida por la incapacidad manifiesta de sus miembros de hacer un saludable ejercicio de autocrítica y su pretensión de engañar, mediante aspavientos insulsos, sobre la legitimidad de los propios intereses salvaguardados.

La nuestra es una situación en la que, tras el dictador, los acomplejados y los ávidos, en un supuesto ejercicio de pragmatismo, nos birlaron por la puerta de atrás los espejos más auténticos en los que mirarnos, sustituyéndolos por otro, el de la madrastra de Blancanieves, en el que insertaron un chip que siempre nos decía los guapísimos y estupendísimos que éramos, para instantes después, poder seguir durmiendo nuestra plácida siesta eterna.

Y vaya si nos lo hemos creído. La Barbie y el Kent en la portería nacional retransmitiendo la pocilga colectiva, con un parlamento que es el mejor vivero de los «antisistemas».

En Reyes regale a sus hijos el mejor espejo, que es el que no tiene el azogue trucado, si es que lo encuentra, porque de lo contrario tenga por seguro que se perderá.

11 comentarios

11 Respuestas a “CRÍTICA A LA RAZÓN IMPURA”

  1. colapso2015 dice:

    Limón en la herida de nuestra nunca conquistada libertad.

    Donde “razonamientos” como el que más tiene bien sea poder o dinero, más razón tiene (ad crumenam) es en si una sucinta forma de crear un rebaño, el rebaño religioso se ha substituido por el rebaño consumista-hedonista. En esencia, creo es resultado de asimilar el tardo-franquismo sin más, como todo fascismo el “ciudadano” (siervo) no participa del gobierno de SU sociedad. Los partidos pasan a a ser facciones (Estado de Partidos, listas) y no asociaciones políticas de individuos (Democracia, individuos electos).

    Vamos por ello,…

  2. Victoria dice:

    Punto clave has tocado, Carlos.
    La falta de autocrítica, personal y colectiva, es uno de los «pilares» de la decadencia humana actual, junto con la rémora del ganar dinero rápido y sin esfuerzo, acumulándolo, y la única perspectiva o mirada a nuestro interés subjetivo o particular.
    Este caldo descompuesto fomenta los conflictos individuales y colectivos, reales o inventados, sin importar el sobrenombre estereotipado o profesional que se le quiera dar.
    Sin el esfuerzo y compromiso individual de no confundir un estado de crisis con las circunstancias; de afrontar nuestros errores y debilidades para superarlas, no avanzaremos. La cuestión es no engañarse a uno mismo y poner manos a la obra…

  3. Rafa dice:

    Hace poco he aprendido, durante una exposición en la casa del lector, que leer y elegir vienen de la misma raiz, pero parece que somos antes lectores que electores (que no votantes), por tanto primero habría que aprender a leer para elegir.

    ¿Pero que significa esto?, de alguna manera, si somos en parte lo que leemos, al tiempo tendríamos que leer lo que somos; en definitiva un proceso de observación inteligente de nuestras pulsiones, sensaciones y sentimientos, con el simple y sencillo objetivo de alguna vez llegar a saber quienes somos.

    Esta falta de observación de nosotros mismos, la considero en sí ya una patología, pues es evidente que no aceptar que siempre va uno acompañado de un desconocido, es el mejor modo de que nos produzca pavor cualquiera de nuestras reacciones.

    Este acercamiento a lo que somos, ha sido impulsado desde la religión, la filosofía, la psicología, el arte y cualquier manifestación del conocimiento.

    En los últimos tiempos ha declinado esta busqueda, por mor de «la política del no esfuerzo», «El convencimiento de que cualquiera puede ser libre desde la ignorancia más absoluta, como si esto fuera posible»,
    y tantos adoctrinamientos que han contribuido al fortalecimiento del poder.

    En fín que esta no – búsqueda es tan banal como intentar conocer los secretos del universo sin saber nada de uno mismo.

    ( Buen artículo Carlos, de los que hacen pensar).

    Un abrazo

  4. Gema. dice:

    Se suele decir que estar adaptado a una sociedad enferma no es síntoma de que un@ ande saludable que digamos.
    La mayor parte de los problemas personales tienen una raíz en lo Social, en lo que hay generado socialmente, p.e. El uso del dinero, por muy personal que esto parezca, y muy individual, ese es su uso, es algo estrictamente social y se pretende que cuanta mas gente esté insertada en la tenencia y manejo de esta «cosa» mejor.

    Así pues quién mejor integre esta cuestión, quién mejor la maneje, y quién mas tenga …y haga buen uso de ello, pues, mejor estarà insertado en esta sociedad en la que toca vivir..
    Así pues habrà que entender todísima la especulación dineraria y personal que se mueve alrededor y con este «producto» y…casi que se entederà cómo se mueve la sociedad » hoy día»…

    El panorama..para el 70% de las personas es Desolador…lo que eexplica la brutal especulación que ahy respecto de este «producto» incluso para adquirir producto bàsico como alimento; no hace falta ser economista para estas cosas simplemente se ve..

    Revisando las creencias bàsicas generadas en la experiencia del vivir acerca de nosotr@s mism@s, mucha de esas creencias estàn vinculadas a la cuestión económica y existen personas que piensan acerca de sí mismas que si no «tienen» dinero pràcticamente no tienen derecho a la vida…
    Caen en las drogas, se dedican a su venta..obtienen un dinero ràpido y quedan cerrados en una espiral sin salida…
    Esto es sólo una muestra de la múltiples situaciones en las que las personas se ven..y en relación a múltiples cosas o experiencias que desde lo social se viven, y es por ello…que desde lo social han de resolverse, también..con los medios económicos posibles también–así que esta crisis económica que no es tal..a mi parecer..està en una regresión tan clara que lo único que va a generar es, muchísima mas crisis..sobre todo de carácter humano y de muy graves consecuencias.
    Perooo…a quièn le importa esto realmente, parece¿…que les cuenten a los desplazados por guerras, cómo estàn..
    Que les expliquen porque no estàn en su País.

    Evidentemente..personalmente cada cual tiene su parte, en cómo afronta la vida que le toca vivir, y qué rumbo encamina y desde donde parte, està claro, influye y mucho..

    Siempre pensé que rescatar la alegría de las profundidades de los abismos siempre es mas que necesario, porqué cuesta tanto¿…porqué a algunas personas nos cuesta tanto??,
    Habrá que ir revisando que tipo de creencias se nos van instalando como quién no quiere la cosa (acerca de nosotros mismos), trabajo intrspectivo donde los haya, y..de autocrítica y de ser capaz de ver a los otros, porque todo lo que nos pasa, nos pasa en relación a otros..y por lo tanto, en relación a su paisaje de formación (biografía personal)..sus creencias generadas, intereses y proceso personal del momento etc..
    Las religiones en general, tienen un caràcter introspectivo de autoconciencia y búsqueda de cambio personal a mejor, desde ahí merecen alguna atención…como pasa con todo…si se fija uno en la cúspide jerarquica…mas vale no seguir diciendo nada…

    Termino con un aforismo de caràcter humanista que dice así, «resolveràs tus problemas cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolverlos ( ràpidamente)».

    Así ya hay tarea por delante, reflexión acerca de lo externo, (configuración del mundo humano), cómo lo pensamos y sentimos de manera individual, que tipo de creencias bàsicas acerca de nosotros nos estàn perjudicando gravemente e imposibilitan cambio y desarrollo evolutivo, y cómo deseamos vernos a futuro..en qué condiciones queremos vivir..y que se va hacer para conseguirlo.

    Esto tiene su validez tanto individual como colectivamente, y por supuesto es sólo una opinión que puede ser útil a otr@s o no.

    1. Alicia Bermúdez dice:

      Gema, me gusta lo que dices y cómo lo dices.
      Un beso

  5. Gema dice:

    Gracias Alicia, encantada de que te guste..porque me cuesta lo mío..escribir por aquí…
    Cosillas mías, sólo eso.

  6. Gema. dice:

    Me ha llamado mucho la atención esto del «sentimiento de culpa», su perverso manejo que hacen las religiones para incidir en el sometimiento, (y manejo de las personas).

    Todas estas enseñanzas, por llamarlas de alguna manera, se extrapolan a cualquier ámbito de la vida, y viniendo de donde vienen (religiones), las llevamos pero que bién incorporadas las féminas, yo creo que en el 70 % de nosotras (antes), y ahora el porcentaje debe ser bastante menor…que para eso se evoluciona..

    así que, el mundo masculino se lo permite todo y no pasa nada..y el femenino se siente culpable hasta de comerse un trozo de pan, no vaya a ser que la engorde, y luego no la quieran..

    si si estas cosas pasan y mucho mas de lo que se cree, de ahí que haya que hacer mucho trabajo interno, reflexión introspectiva que llaman, y autoconcienciarnos mas de qué nos pasa, cómo queremos vivir realmente, etc..

    pasándonos algo por donde haga falta tantos sentimientos de culpa y de deuda para con el mundo masculino. esto poco tiene que ver con el artículo, pero algunas féminas andan-andamos pero que bien aturdidas con estas cosas, vale??.

    1. Carlos Peiró Ripoll dice:

      Respecto a el comentario que ha hecho Gema, creo conveniente decir que no creo que la mujeres como tales sean especialmente víctimas de los sentimientos de culpa, y, si acaso lo son, es más por el caso particular del que se trate que por el género.

      En el caso de la mujeres, la religión católica hace tiempo que se dio cuenta de que seguir incidiendo en el «mal de Eva» era un grave error en su acción teológica, y más aún en el la social, por las dejó de atribuirle los males bastante antes de que el ámbito legal recogiese en sus leyes su consideración de personas con las mismas potestades que los hombres. En España, como consecuencia del retraso que supuso el enfrentamiento ideológico de los hombres y sus nefastas consecuencias por el empeño político en tomar las riendas del Estado, hemos ido en el furgón de cola de estos cambios.

      En realidad, el gran cambio pendiente, que el siglo XXI tendrá que abordar será el de una sociedad donde la mujer pueda estar en el tejido que componen sus colectivos sin tener que emular al hombre para lograr un lugar en el mundo, ni tener que negar aspectos intrínsecos a su naturaleza, con ese mismo fin. El problema está siendo el rechazo, por imposibilidad de alargar el ninguneo, de esta naturaleza que no se quiere aceptar: la de la dulzura y el grito en un mismo gesto.

  7. Manu Oquendo dice:

    Enhorabuena por el artículo y por el título que me parece genial.

    Uno de los aspectos de la confesión católica actual (con un confesor, en privado para distinguirla de las primitivas confesiones, públicas ante toda la comunidad) es que era también una forma de terapia personal mucho más eficaz de lo que pudiera parecer.

    Al ver la precisa descripción que hace Carlos Peiró del proceso he recuperado el Catecismo del P. Astete (Un jesuita que nació –hace casi 500 años–, en 1537) y un pequeño extracto del mismo.

    Cita:

    P ¿Para qué es el Sacramento de la Penitencia? R: Para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.

    P.: ¿Qué pecados son éstos? R: los mortales y también los veniales.

    P.: ¿Qué es pecado mortal? R.: Es decir, hacer, pensar o desear algo contra la ley de Dios en materia grave.

    P.: ¿Por qué se llama mortal? R: Porque mata el alma del que le hace.

    P.: ¿Y cuándo recibimos el Sacramento de la Penitencia? R: Cuando nos confesamos bien y recibimos la absolución.

    P.: ¿Qué partes tiene la penitencia para quitar el pecado mortal? R: Tres.

    P.: ¿Cuáles son? R: Contrición de corazón, confesión de boca y satisfacción de obra.

    P.: ¿Y en estas tres cosas precisas en el que quiere recibir este Sacramento se incluyen otras? R.: Si, Padre, en la contrición se incluye el propósito de la enmienda, y en la confesión el examen de conciencia.

    P.: Según esto, ¿cuántas cosas son necesarias para recibirse el Sacramento de la Penitencia o confesarse uno bien? R: Cinco, que son: examen de conciencia, contrición de corazón, propósito de la enmienda, confesión de boca y satisfacción de obra.

    P.: ¿Qué es examen de conciencia? R : Es hacer las diligencias conducentes para acordarse uno de los pecados no confesados, discurriendo por los Mandamientos de Dios y de la Iglesia, por los parajes donde ha andado y ocupaciones que ha tenido después de haber pedido luz a Dios para conocer sus culpas.

    Fin de cita

    Más allá de su parte doctrinal dogmática, la técnica docente del Catecismo y su retórica es impecable.

    Con extrema sencillez y eficacia en la comunicación. «Twitter ready» desde el siglo de oro español.

    A escala masiva no cabe duda de que la Confesión puede ser usada como herramienta de programación y control social pero tiene numerosas facetas y muchas de ellas son positivas en manos de un buen confesor que solía ser lo habitual.

    El catecismo de Astete sigue ofreciendo la mejor definición de Justicia que conozco. «Dar a cada uno lo suyo»

    Lo suficientemente preciso para saber que no todo es nuestro y lo suficientemente vago para obligarnos a discernir que también tenemos responsabilidades.
    A millas de John Rawls, incapaz de comprometerse con una definición en toda su obra.

    Pero esto fue mucho antes de que psicólogos y medicamentos ocupasen este espacio personal y social.

    En cualquiera de los casos, confesores o psicólogos, el «examen de conciencia» y el resto de exigencias, resulta esencial y benéfico.

    Buenos días.

  8. Carlos Peiró Ripoll dice:

    D. Manu, creo que estamos afirmando ambos lo mismo. Uno de estos días sería muy interesante que pudiéramos debatir sobre el devenir de la iglesia católica, y poder separarlo para profundizar al respecto del catolicismo.

    Espero que ese día llegue pronto, y que participemos todos en él, pues una de la razones de fondo del actual y cambiante sistema de valores y del caos interno de la sociedad y los individuos que la componemos, creo que estriba en esta realidad.

    Un cordial saludo,

  9. Gema. dice:

    Me he quedado anodada con el Catecismo de Astete!!–luego sigo..

    Y no tan particular Carlos, porque vaya bombardeo televisivo con la mujer sexi-diez, vaya bombardeo con lo que ahy que comer, para eso tener ese cuerpazo que parece, les gusta a ellos..pareciera..ahy lo dejo..
    Y dale que te pego con meternos el ideal de belleza femenino, a diestro y siniestro, esa rubita mona de la morería- cuerpo esbelto de medidas perfectas..vamos!!!…demasie!!–prefiero trasladarme a las gordas de Rubens, ignoro el siglo, con esas carnes y esas tetas o pechos como, prefieran los varones..casi que prefiero esta moda..

    Y a ver porue hoy día hay en los hospitales unidades de anorexia-bulimia (tratamientos).. Y es que, nos lo venden tooo–pero too..
    Hasta que l@s ingenuos quedan-quedamos enferm@s..etc..

    Respecto del catecismo, ahora que se va la mercadotecnia navideña..poco interesarà este asunto..
    Puestos en onda escuchemos, quien quiera, canto gregoriano (enigma-Sadeness-[HQ])..para ir acompañando..
    Me pregunto quién es quién para decir lo que está bién y lo que està mal..
    Y por curiosidad, que pecados son esos..quizàs andemos todos en pecado mortal…así va la cosa!!
    Si..los exponen, (por curiosidad, mas que nada), estupendo.

    Yo opino, que nada es ajeno a la conciencia-a cada conciencia, y que actuar con coherencia personal conviene, nada fàcil en la sociedad que toca, por otro lado, y según teorías humanistas, en la acción hay reflexión- por lo tanto, sólo es posible sacar ciencia (sabiduría) de las experiencias, de la propia experiencia;

    Un aforismo humanista dice así, (frases cortas), si SóLo piensas o atiendes tus problemas personales, llevas la muerte contigo y con lo que te rodea; es algo así..la frase exacta no la recuerdo bién;

    Por otro lado, creo que no ahy nada Perfecto en el mundo, en la vida, en las personas..y que estamos aquí para aprender ilimitadamente ( sino..malo, malo), desde el primer día hasta el último.

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