Primero el Brexit y ahora Trump. Parece un mundo enloquecido en el que cualquier cosa, hace poco inimaginable, puede ocurrir.

Y, además, esto no pasa en países cualesquiera, sin tradición democrática y con una ciudadanía manipulable e indocumentada.

Lo que estamos viendo es que el terremoto que nos sacude tiene su epicentro en la cuna del modelo occidental. Es como, si en pleno Imperio Romano, los ciudadanos imperiales decidieran cargarse un modelo que les había hecho dueños del mundo conocido.

¿Qué está pasando pues? Podemos ponernos a hablar de causas aparentes, pero no daríamos con el fondo de la cuestión.

En este modelo, que llevamos viviendo desde las grandes revoluciones americana y francesa y, sobre todo, desde la revolución industrial, cada vez se está haciendo más patente lo que ha ocurrido desde prácticamente sus inicios: que un modelo eminentemente competitivo como el nuestro produce un número cada vez más reducido de grandes vencedores y una gran mayoría que se siente derrotada. Esto ya lo he tratado en otros artículos y no me voy a repetir.

Solo hace falta ver la distribución del voto en el Brexit y en las elecciones presidenciales norteamericanas, que auparon el NO a Europa de la Gran Bretaña y el NO al Mundo de los EE.UU, para percibir la gran fractura social entre las zonas prósperas y presuntamente cultivadas y perdedoras en ambas elecciones y las zonas menos favorecidas y vencedoras en los procesos electorales. La foto de las elecciones estadounidenses no puede ser más ilustrativa, con una zona central toda coloreada de rojo y una zona costera vestida de azul. Sí, ya sé que hay matices en todo esto, pero en grandes números hay algo de eso.

Hasta aquí la cosa es relativamente sencilla de entender. En las democracias, las mayorías descontentas no necesitan tomar por las armas la Bastilla para afirmar su poder y su cabreo; les basta con depositar su papeleta en las urnas correspondientes y las calles de Paris vuelven a arder como antaño.

Comparto la idea de que ni el Brexit ni la elección de Trump tienen la fuerza para cambiar significativamente el modelo. Son únicamente síntomas de algo más profundo que conmueve las bases. Es cierto que ambos factores provocarán tiempos de incertidumbres, pero el modelo acabará digiriéndolos y asimilándolos.

A Trump se le rodeará del correspondiente equipo de burócratas cuyo cometido sea minimizar el roto en el modelo, tratando de dar algún caramelito a las masas que han exteriorizado su descontento con el establishment. El Brexit se negociará razonablemente entre socios que se necesitan.

Podría parecer que cobra fuerza la paradoja de Lampedusa: “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

Sin embargo, da la sensación de que un modelo, que ya nació en crisis -manifestada en guerras cíclicas con períodos de entreguerras de recuperación- está agonizando y que ni el bueno de Lampedusa es capaz de parar lo que se avecina.

Es difícil entrar en la psicología de los votantes de Trump y saber lo que cada uno espera de la papeleta que depositó en la urna, entre otras cosas, porque es fácil suponer que cada uno tendrá aspiraciones y motivaciones diversas. Pero lo que sí es relativamente sencillo de predecir es que pronto se verán decepcionados y crecerá el enfado con el sistema.

Cuando Barack Obama ganó sus primeras elecciones presidenciales fue recibido con una esperanza ilusoria, como si fuera el mesías de cuerpo presente. Obviamente, en pocos años, generó la decepción lógica de quien, de ningún modo, puede estar a la altura de las expectativas que los ilusos se habían generado.

No sé hacia qué modelo nos lleva una crisis que a cada paso que damos parece agudizarse y crecer con fuerza, pero lo que sé es que ha de llevarnos a un mundo mucho más transparente y auténtico.

Y esta necesidad de autenticidad ha de calar, de una vez por todas, en el mundo de lo político.

Corremos el riesgo de que los decepcionantes resultados electorales que estamos viendo, generen desconfianza sobre el buen juicio de la ciudadanía a la hora de tomar decisiones o de seleccionar a los gobernantes que han de adoptarlas. Y poner en duda el juicio o la capacidad de la ciudadanía para decidir con madurez supone cargarnos la democracia misma. El ser humano solo puede evolucionar desde la libertad para errar.

El camino no es cuestionar la libertad de elección, sino profundizar en ella.

Desde el nacimiento de las primeras democracias occidentales ha existido un abismo entre las reglas del juego en las relaciones entre particulares y las reglas a las que se sujetan los políticos.

En las relaciones privadas, dice el Código Civil (de aquí y del mundo entero) que incurre en dolo quien con palabras o maquinaciones insidiosas induce a otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho (art. 1269 CC). Quien sufrió el engaño tiene derecho a la anulación del contrato y a recibir la indemnización de los daños sufridos. Si, desde el primer momento, una de las partes no tiene ninguna intención de cumplir lo que está prometiendo y engaña a la otra, la cosa puede ser todavía más grave y encontrarnos ante el delito de estafa. Según el artículo 248.1 del Código Penal, “cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”. Los estafadores son castigados con la pena de prisión de seis meses a tres años, que se gradúa, entre otros criterios, en función del quebranto económico causado al perjudicado.

En las mismas relaciones privadas, estos días está de moda el error como vicio del consentimiento. Muchos despachos de abogados, que se anuncian en los medios, se están haciendo de oro con demandas contra los bancos, alegando eso que los leguleyos llamamos error vicio. Y es que, desde los romanos, para que sea válido el consentimiento prestado en cualquier contrato ha de reunir los requisitos de ser libre y consciente; y se considera que no es consciente cuando no se dispuso de información veraz y suficiente para hacerse una representación mental exacta del contrato que se celebraba o de las condiciones principales del mismo. Ante la omisión de los bancos de dar información veraz y completa a sus clientes sobre los riesgos de algunos productos que ofrecían, los espabilados abogados alegan el error de sus clientes y obtienen la anulación de los contratos con la indemnización de los daños.

¿Alguno de ustedes duda de que nuestros honestos políticos, si los sometiéramos a los estándares de las relaciones jurídico-privadas, estarían incurriendo compulsivamente en dolo o incluso estafa cuando prometen lo que saben que no pueden realizar o, de antemano, no tienen ninguna intención de cumplir?

Sabido es que en la campaña del Brexit se ocultó dolosamente a la ciudadanía información importante para la decisión que había de tomarse ¿Hubo dolo en los políticos? ¿Padeció la ciudadanía un error vicio?

Más o menos lo mismo puede decirse de la áspera y desagradable campaña presidencial americana; pero también de aquella campaña de 2011 en la que Rajoy prometió bajadas de impuestos y, a los pocos meses de ser elegido, aprobó una de las mayores subidas.

Sí, ya sabemos que nuestra Constitución dice aquello de que los políticos no están sujetos a mandato imperativo, es decir, que gracias a la legitimidad que reciben de la ciudadanía mediante el voto; y, una vez alcanzado el poder, pueden decidir libremente en función del interés general por ser los representantes del pueblo soberano.

Pero, ¿realmente podemos tolerar que el engaño premeditado y masivo solo tenga la consecuencia de que la ciudadanía deba recordar cuatro años después no votar al mentiroso? En el Brexit ni siquiera ese consuelo tienen los votantes del SÍ que puedan haberse sentido engañados.

No propongo que metamos en la cárcel por estafadores a los políticos que deliberadamente prometan lo que no puedan cumplir, pero sí que nos dejemos de historias y aumente la intolerancia hacía el engaño. Que dejen de tratarnos como infantes que no pueden/deben oír la verdad de las cosas. Sería muy saludable que una agencia independiente, como por ejemplo la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF) se dedicara a evaluar el grado de cumplimiento por los políticos de sus promesas y programas electorales; obligando a los políticos a justificar cumplidamente las desviaciones.

¿Pasaría algo porque se inhabilitara para la política a quien incumpla más de un determinado porcentaje de las promesas por las que fue elegido?

33 comentarios

33 Respuestas a “Después del Brexit venía Trump”

  1. EB dice:

    Tendré que leerlo una segunda vez para ver si estoy de acuerdo con usted siquiera en un párrafo, o por lo menos en una idea de un párrafo. Ya me tomaré el tiempo para comentar sus muchos errores.

    Además, le propongo que analice el legado de Obama y lo compare con sus promesas porque Obama está completando ocho años de gobierno y podemos juzgar si cumplió o no sus promesas y por qué no las habría cumplido. Quizás pueda empezar por analizar si los miembros del Comité que le dio el Premio Nobel de la Paz por su promesa de paz –sí, algo tan grotesco como premiar alguien por una promesa, premio que ninguna persona decente hubiera aceptado– no deberían exigirle que devuelva el premio.

    1. EB dice:

      Isaac, sobre el legado de Obama ayer el diario oficial del Partido Demócrata publicó este artículo

      http://www.nytimes.com/2016/11/13/us/politics/obama-legacy-donald-trump.html

      Sí, difícilmente hoy haya algún otro siervo que pueda escribir algo más positivo sobre ese legado y pueda parecer serio (los artículos y los posts de los siervos españoles causan risa).

      Sobre el NYT recuerde esta columna que ya mencione en comentario a otro post:

      http://nypost.com/2016/11/11/new-york-times-we-blew-it-on-trump/

      1. Estimado EB,
        Muchas gracias por sus comentarios.
        Siento el equívoco que haya podido producir el artículo, que no pretendía ser ni un elogio a Obama ni una crítica a Trump, sino más bien la denuncia de la excesiva tolerancia que tenemos en nuestro modelo político con acciones que, en las relaciones jurídico-privadas, reciben sanción civil o incluso penal y, en cambio, en la política las aceptamos sumisamente como si hubiera un sobreentendido de que forman parte de las reglas del juego. Me refiero al engaño o a las promesas que, de antemano, quien las hace, es perfectamente consciente de que no se pueden cumplir o no tiene intención alguna de cumplirlas. Este me parece un tema más de fondo que si la culpa la tiene Obama o Trump, aunque ciertamente en el éxito de este haya tenido mucho que ver el legado que han dejado los 8 años de Obama.
        Saludos.

        1. EB dice:

          Isaac,

          En toda «sociedad», la política y el gobierno son actividades humanas que no se rigen por normas jurídicas a pesar de todo lo que puedan decir miles de juristas y filósofos que han escrito sobre el tema. No crea que lo digo sin haber estudiado el tema –todo lo contrario, mi primer maestro de Derecho fue Carlos Cossio a fines de los años 50 cuando estaba excluido de las universidades argentinas y los últimos son varios de distintas nacionalidades y posiciones de los cuales todavía sigo aprendiendo.

          Sí, queremos creer que en las democracias constitucionales, los políticos y los gobernantes se sienten limitados por el orden jurídico aplicable al resto de la sociedad, pero la evidencia histórica es contundente: todos los días y en todas las democracias constitucionales, políticos y gobernantes se resisten a que sus conductas se ajusten al orden jurídico vigente. Y por supuesto, no podemos afirmar que no haya diferencias grandes entre políticos y gobernantes respecto a su grado de aceptación de ese orden jurídico. En particular, los politicos y los gobernantes que se declaran revolucionarios nos anuncian que ese orden les importa un bledo.

          Ese debe ser el punto de partido de todo análisis de la política y el gobierno en las democracias constitucionales.

  2. Loli dice:

    Sumamente interesante tu artículo Isaac.

    Me pregunto una cosa, además de que se habilitara una institución con el suficiente crédito y medios para, seguir, detectar, y pedir responsabilidades por el incumplimiento político de promesas electorales…igual imposibles, ¿no sería también importante, que los programas electorales, los idearios de los partidos o de las personas con aspiraciones o posibilidades a gestionar y gobernar, estuviesen abocados, o tuvieran cierta obligación en ir exponiendo sus programas a lo largo del tiempo, entre legislatura y legislatura, y tuviesen además el deber de ir explicando sus términos?.

    Si existiera ese obligación, reglada, ¿no conllevaría, de algún modo, a los grupos, partidos o personalidades del mundo de la política, a la necesidad de ejercitar y desplegar un ejercicio de didáctica y formativo hacia la sociedad, e inclusive también hacia ellos mismos?.

    Igual, si cada poco tiempo debiera de presentar una especie de trabajo, de análisis, respecto a cómo se están desenvolviendo las cosas, los cambios en los primeros diagnósticos, los imprevistos, y aquéllo con visos de poderse cumplir, y que esta presentación no estuviese únicamente vinculada al control semanal de gobierno en el parlamento, únicamente, sino, además, y a través de la creación de otros cauces institucionales..,.o no, pero legitimados, de algún modo, bajo criterios serios y con constancia de la suficiente honorabilidad (personas quizás, con el suficiente crédito del mundo del arte, de la ciencia, de las letras, etc….), de comunicación, esa obligación se extendiese a partidos y a los propios representantes elegidos por cada territorio, municipalidad…, igual un ejercicio de ese tipo, con su debido seguimiento y exigencia, también mantendría a una sociedad civil en la suficiente formación como para garantizar una mayor consciencia, y por tanto calidad en sus decisiones, como parte fundamental de un sistema democrático, a la hora de ejercer el voto.

  3. pasmao dice:

    Me llama la atención la cantidad de artículos que han aparecido respecto el Brexit, el referendum colombiano o ahora con lo de Trump, donde hay numerosos golpes de pecho asombrándose de lo equivocados que ESTÁBAMOS, con un par, primera persona del plural.

    El problema de fondo es que la falta de credibilidad de los medios y de los «mediodistas» (llamarles periodistas parece aventurado y exagerado) precede la falta de credibilidad de los políticos que los amparan.

    Francamente no se si los periodistas amparan a los medios o es al revés. Extraña relación simbiótica.

    Mientras tanto sigamos con numerosos programas de cocina y cocineros en tv, porque sólo nos interesa la comida. Y si no realities varios, del mosmo pelaje.

    Al final tendremos al individuo ese de pesadilla en la cocina de cabecera de lista de a saber que, y además resultará elegido.

    Y lo llaman democracia, y lo llaman periodismo.

  4. EB dice:

    Los primeros siete párrafos del post plantean que “el modelo” se está auto-destruyendo porque una mayoría relativa así lo quiere. Luego vienen seis párrafos en que se alega que poco o nada cambiará y entonces la mayoría relativa se frustrará. A continuación cuatro párrafos en que Isaac afirma que el mundo cambiará. Y entonces entra en lo que parece ser la parte principal del post, esto es, su posición de que el mundo de la política tiene reglas propias distintas a las reglas del mundo privado, y en siete párrafos intenta persuadirnos de que así es. Por último, concluye con cuatro párrafos en que se hace dos preguntas, la primera la contesta pero la segunda no.

    Veamos esas cinco partes del post. La primera está claramente equivocada porque las mayorías relativas que ganaron el Brexit y la elección presidencial de EEUU pretenden rescatar el “modelo”. Se podrá acusarlos de nostálgicos pero la nostalgia no es un crimen y en cualquier democracia constitucional es una posición legítima, mucho más que las posiciones de los revolucionarios falsos y de sus cómplices. Se podrá decir que el mundo ha cambiado mucho y no hay lugar para la tradición y la nostalgia, pero esta afirmación estaría en abierta contradicción con la evolución de la humanidad. Nuestra adaptación a un mundo cambiante siempre ha sido a partir de rescatar algo del pasado.

    En la segunda parte Isaac se contradice con la primera porque afirma que poco o nada cambiará. Pero eso evade la pregunta relevante, esto es, si los líderes de las mayorías relativas tendrán la voluntad y la capacidad para rescatar el “modelo”. Sí, su fracaso puede acelerar fuerzas que destruyan el “modelo” pero no será intencionalmente, y nunca con la intencionalidad destructiva de los enemigos del “modelo”.

    La tercera parte es sólo una manifestación del deseo de Isaac de que las cosas cambien en otra dirección de la que presumiblemente cambiarían —si es que cambian— como resultado de los dos “terremotos”. Mientras no se tenga claro qué está pasando y por qué hemos llegado a la situación actual, cualquier cosa que se diga sobre el futuro es irrelevante.

    La cuarta parte es algo con lo que yo podría estar de acuerdo pero si fuera planteado de otra manera, concretamente en la forma que lo plantee en comentario anterior (hoy a las 10.53). No importa cuantas veces políticos y gobernantes digan que están sujetos a las mismas normas jurídicas que los ciudadanos comunes porque bien sabemos que no es así, y lo sabíamos mucho antes del Brexit y Trump. Precisamente Brexit y Trump son reacciones ciudadanas a los abusos de políticos y gobernantes. Estas reacciones son pacíficas y lícitas, aceptando las reglas del juego electoral que los políticos y los gobernantes tratan de manipular y abusar. Insisto en que son pacíficas y lícitas porque se diferencian de las reacciones de los perdedores que recurren a la matonería. Denunciar a los líderes de las mayorías relativas que ganaron Brexit y la elección presidencial por mentirosos e hipócritas causa risa porque hicieron exactamente lo mismo que los líderes de los perdedores —y quizás fueron más decentes que estos últimos que pretenden pasar por moralistas y buenos cuando todas sus vidas en la política han estado marcadas por la mentira, la hipocresía y la matonería.

    En la parte final, la primera pregunta se contesta por sí misma porque en todas las democracias constitucionales siempre se ha “tolerado” la mentira, la hipocresía y ahora último la matonería ha vuelto con una intensidad que se pensó superada hace tiempo. ¿Qué significa “tolerar” en este contexto? Para responder esta pregunta tendría que escribir largo sobre lo que se entiende por votar con los pies en la historia de la humanidad. Lo peor que se puede hacer es plantear soluciones mágicas como que haya una autoridad independiente que verifique el cumplimiento de las promesas. Por favor, ¿quién verificará a los verificadores? ¿a qué autoridad “divina” le encomendaremos la verificación? ¿a Felipe VI, Rey de España? ¿al Papa Francisco? Por favor, revisemos seriamente la historia.

  5. RBCJ dice:

    Creo que se ha confirmado que los gastos de campaña de Trump andan por los $300m . En agosto Trump llevaba 96m por 374m de Hillary . Da igual la exactitud ,cifras astronómicas.¿Por qué han llegado Trump y Hillary como finalistas de campaña?. Pues son los que la ciudadanía politizada hacia los partidos Republicano y Demócrata han creído más adecuados.Con todos los medios oídos , escritos y las redes sociales funcionando.Democracia.¿Se podrían haber presentado otros?. ¿La complejidad de la campaña y el proceso lo permiten?.Hay que echar la culpa al sistema de que no exista otro procedimiento en un país muy reivindicativo donde es difícil callar las opiniones.Ahora se dice que Hillary era una candidata no querida. Pues bien. Ganó el más querido de los poco queridos.
    En el Brexit parece claro que Cameron apostó por su reelección con un referéndum sobre el que quizás explicaron pocas certidumbres.Un tema muy complejo donde ni aun hoy se conoce cómo será el post Brexit, salvo que no se sabe.¿La ciudadanía votó convencida de esta incertidumbre ?. ¿A la ciudadanía británica le daba igual ,sólo buscaba emocionalmente su autonomía de decisión?. No se sabe salíó, un Sí democrático , eso sí , que ahora debe confirmar el Parlamento, donde parece reside la soberanía popular. No en el referéndum.El Constitucional dixit.
    Aparenta que la sociedad no está contenta en el mundo desarrollado. La clase media vive peor y la muy alta bastante mejor.Sí parece que hay que corregir.¿El Brexit y Trump son la solución?. Parece dudoso. Pero Clinton y el No al Brexit sin más tampoco
    Todo dudas , lo siento.

  6. Manu Oquendo dice:

    Imbatible la vigencia del derecho romano.

    Enhorabuena por el artículo.

    1. EB dice:

      Hola Manu, se equivoca Isaac cuando relaciona el dolo y el fraude con promesas que no cumplen con requisitos formales y sustantivos para considerarse obligaciones contractuales. Y también se equivoca cuando invoca el error como vicio del consentimiento alegando lo que los jueces han estado haciendo en relaciones contractuales entre los bancos y sus clientes porque la industria bancaria está muy regulada, lo que implica entre otras cosas que esas relaciones de alguna manera han sido aprobadas por el supervisor (el cambio en la posición de los jueces es porque muchos abogados encontraron una forma de aprovecharse de la indignación pública; en todo caso MAFO no está preso porque los jueces jamás irán contra los responsables de supervisar a los bancos). Si alguien cree que el derecho privado de los romanos o el derecho privado moderno puede servir de guía para «relaciones contractuales» entre gobernantes y ciudadanos, entonces permita que me ría fuerte. La referencia sólo sirve para explicar cuán distintas son las relaciones que uno como privado tiene con otras personas y las relaciones que uno tiene con gobernantes. Si mañana los jueces aplicaran el derecho privado a las relaciones de los ciudadanos con los gobernantes, la corrupción de los jueces sería grotesca.

  7. YolandaHdez dice:

    La propuesta planteada en este artículo es de sentido común, tanto, que ya se la hicieron en otros países que consideramos más avanzados, como Japón. En 2009 dados los incumplimientos políticos del partido en el gobierno (da igual de qué corriente política se trataba), Jun Iio profesor de Ciencias Políticas en el Instituto Nacional de Estudios Políticos, consejero en varios comités gubernamentales de su país y escritor del libro “Policy Analysis in Japan” recomendado por la Universidad de Chicago, escribió en el “Japan Times”:

    “Speaking first and acting later was a mistake — that is not political leadership. Politicians must be responsible for what they say, and this realization should stop them from making irresponsible statements,” Iio said. “To establish true political leadership, you have to fundamentally change and rebuild the policymaking system.”

    Su postura apuntaba un problema de fondo en toda sociedad “democrática”, el tipo de relación entre los políticos y los órganos de decisión. La configuración de los poderes legislativos, que al final son quienes aprueban o no las leyes que rigen la vida de los ciudadanos, es otro caballo de batalla que han tratado también en este blog. Los ciudadanos cuando vamos a votar en lugar de informarnos si algún partido plantea una forma viable para conseguir articular sus propuestas en el engranaje decisorio-legislativo, nos dejamos llevar por los mensajes cada vez más cortoplacistas, superficiales y propagandísticos.

    Los políticos aprovechando la coyuntura, se suelen centrar en lanzar promesas partidistas efectistas. Sin embargo, hay líderes políticos que son conscientes de la responsabilidad de hacer política a nivel nacional. Por ejemplo, el Presidente de Sri Lanka en una recepción este año se atrevió a decir:

    “The biggest duty and responsibility of the Government is to fulfill the promises given to the people. Our agenda should not limited to a one political party, it should be focused on the country and its people and be a national agenda”.

    El sentido común nunca lo ha tenido fácil para ganar la batalla a lo establecido y romper moldes, que se lo digan a algunos científicos de la historia, pero probablemente es la mejor herramienta que los ciudadanos tengamos, así que…no lo abandonemos.

    1. EB dice:

      Por favor, explíqueme quién hará cumplir las promesas de los políticos o quiénes castigarán a los políticos por no cumplir sus promesas. Después explíqueme quién castigará a los que fracasaron en hacer cumplir las promesas de los políticos o a quienes no castigaron a los políticos por no cumplir sus promesas. Después explíqueme …. Pura magia. Nada nuevo.

      Le recomiendo leer

      https://fee.org/articles/youre-afraid-of-power-not-trump/

      publicado días atrás. Por lo menos le ayudará a entender cuál es el problema y por qué es tan difícil solucionarlo.

  8. YolandaHdez dice:

    Estimado EB,

    A su pregunta de quién hará cumplir a los políticos sus promesas, o quién les castigará por no cumplirlas en primer lugar quienes estarían obligados son los propios políticos, como obligación moral. En segundo lugar, nos corresponde a los ciudadanos, ¿cómo? A través de mecanismos como la iniciativa legislativa popular prevista en nuestra Constitución y en otras muchas. A pesar de ser una herramienta limitada, poco uso hacemos de ella. ¿Por qué no proponer que se creen órganos de control que hagan seguimiento de las promesas políticas?.

    Sobre su pregunta de quién castigará a los que fracasaron en hacer cumplir las promesas de los políticos o a quienes no castigaron a los políticos por no cumplir sus promesas, es un ámbito que entra en la organización interna de los partidos y de los órganos de toma de decisión. Si dentro de la organización no hay un mecanismo que permita pedir responsabilidades, habrá que proponer igualmente su creación.

    Permítame añadir que exigir responsabilidad no tiene por qué consistir en obligar o castigar, sino en pedir explicaciones y que alguien se responsabilice de darlas a quienes le han votado.

    Según la RAE, el término responsabilidad en una de sus acepciones es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente. Esa falta de reconocimiento es la que puede achacarse a muchos políticos así como la de aceptar, en su caso, las consecuencias, como puede ser dimitir, si no es cesado y las circunstancias lo requieren.

    Le agradezco su recomendación del artículo que sugiere, todo lo que sea ver otros puntos de vista, siempre es interesante.

    A su vez permítame que haga referencia a un artículo donde algunos políticos ingleses hacen un ejercicio de reflexión y señalan que sus promesas eran en realidad, una serie de posibilidades:

    https://www.theguardian.com/politics/2016/jun/27/eu-referendum-reality-check-leave-campaign-promises

    1. EB dice:

      Ah, la magia. Queremos creer que todo es cuestión de elegir políticos y gobernantes buenos, y que si pedimos que los buenos den un paso al frente, sólo los buenos lo darán. Le reconozco que contra la magia no puedo argumentar, sólo puedo pedir a Dios que su fe en la bondad humana la acompañe siempre.

      1. YolandaHdez dice:

        Pues le aventuro que no soy la única que cree en la “magia”. También creen en ella las delegaciones de gobiernos de diferentes partes del mundo que vienen a conocer la receta que les permita trasladarla a sus estructuras sociales y políticas en fase de reconstrucción, la mayoría de los casos, por haber estado hasta hace poco en guerra, pero la de verdad.

        Es importante leer, sí, muy importante. También lo es aprender de la realidad social que nos rodea, no de un determinado país, sino en general, por eso cuando conoces y trabajas con quienes huyen de gobiernos que abusan y cometen aberraciones con sus ciudadanos, con personas que buscan estar bajo la cobertura de la magia, te recuerdan lo importante que es mantenerla aunque no sea perfecta.

        1. EB dice:

          No me sorprende que los políticos y los gobernantes estén a favor de la magia. ¡Son miembros del Sindicato de Magos! Como todo sindicato, los magos están a favor de que los premien por su gran aporte a la humanidad.

          He vivido en cinco países por años y trabajado en muchos otros. Como economista asesor he visto toda la miseria de la guerra y la pobreza en países de Africa, Asia y América Latina. Ahora vivo en Chile aunque no soy chileno, y le puedo decir que la Sra. Bachelet no es ni mejor ni peor que cualquiera de los malos gobernantes que he conocido en mi larga vida.

  9. O,farrill dice:

    Estimada Yolanda: lo más sorprendente de todo es que «todavía» haya quien crea que la «política» es una cosa de «`políticos» y de sus «partidos» correspondientes. No hay que confundir la «magia» con la «ilusión política» sobre la que ya se ha dicho algo en este mismo blog. Luego está lo de «los países más avanzados» ¿en qué sentido? o que es eso de «las delegaciones de gobiernos de diferentes partes del mundo…» que, al parecer, viajan para aprender «magia política». Yo hasta ahora he conocido cómo tales delegaciones viajan con cargo a los presupuestos públicos (estatales, autonómicos o municipales) con cualquier justificación ante el Tribunal de Cuentas correspondiente. Puedo admitir que hay personas dedicadas a la «política» que creen en lo que hacen, pero suelen durar muy poco si son sinceras. Ahí cerca serán algunos ejemplos. Creámoslo o prefiramos ignorarlo, los sistemas políticos actuales han tocado fondo y, cuando esto ocurre, cuando hay millones de personas desesperadas por unas u otras circunstancias, la única salida es la menos «política» de todas. Desgraciadamente. Un cordial saludo.

    1. YolandaHdez dice:

      Estimado O,Farril,

      Es interesante ver cómo por considerar práctica la idea de aplicar una solución sencilla al reto de la realidad política, y que se ha planteado en otros países, se puede llegar a sorprender porque se crea en la política en el sentido tradicional.

      Veamos: sobre qué es un país avanzado, me refería a un país que se distingue por su novedad en el pensamiento, tecnología o política, me limito a aplicar uno de los significados de la palabra avanzado de la RAE.

      Con las delegaciones de gobiernos de diferentes partes del mundo quería simplemente reflejar delegaciones de países con los escenarios políticos y sociales más variados, sobre todo de Asia oriental y meridional.

      Entrando en el tema de fondo que apunta, las delegaciones también están integradas por representantes interesados en conocer otros sistemas y analizar cómo trasladarlos a sus estructuras, cierto que el porcentaje de éxito varía y en todo caso el mayor reflejo se consigue a nivel local, no nacional, ello contribuye a que no se reconozca su efectividad.

      Y lo que comparto es que algo así no suelen llevarlo a cabo personas dedicadas a la política.

      Por último, no todos los sistemas políticos actuales responden a las realidades sociales y mucho menos a las económicas, pero los únicos que podemos cambiarlo somos nosotros, y si no somos capaces de hacerlo es que somos nosotros los que estamos en crisis.

      Saludos.

      1. O,farrill dice:

        Muchas gracias Yolanda por sus aclaraciones. La «política» tradicional supongo que se refiere a la llevada a cabo tras la 2ª GM donde los «vencedores» imponen, como es lógico, sus condiciones. Europa y sus políticas responden a diseños elaborados por los supuestos «países avanzados» (mejor dicho, por uno de los que así se considera desde ese «papanatismo» europeo). Primero se destruyó y luego, más tarde, se reconstruyó. Es el mismo juego utilizado en Irak (por ejemplo) y que luego se ha intentado (o se está haciendo) en otros lugares. En nuestro caso, a poco que se fije, verá como hemos vivido en una socialdemocracia (el «franquismo» también lo era a su estilo) que trataba de impedir el avance de las temidas ideas comunistas. Estamos en el pensamiento único consagrado por nuestra Constitución: «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho» para luego hablar de pluralismo ideológico. Todo «atado y bien atado» como verá. Finalmente, coincido con Vd. en que el problema no son los «políticos» sino nuestra propia sociedad (de ahí salen ellos). Un saludo.

  10. Victoria dice:

    Creo que el planteamiento suscitado sobre cómo «despedir» a los políticos que, para conseguir su condición de tal, engañan y/o incumplen lo que afirman, prometen, hacen o no hacen, que no sea mediante la no renovación del voto en elecciones programadas, resulta algo ya inevitable, que no se puede posponer y de gran dificultad, al mismo tiempo; no es solamente un síntoma -de la irrespirabilidad- sino una causa eficaz y determinante del deterioro y de la pantomima política.

    Nos sobran leyes y reglamentos, más para ordenarnos y limitarnos la vida que para profundizar en esa libertad de elección como apunta Isaac.

    Sin una autenticidad íntima, personal, que irradie en el propio entorno, no podremos aspirar a tener esos compromisarios políticos que se tomen en serio y responsablemente lo que dicen, prometen, hacen o no hacen, con ejemplo. Sólo entonces, daría lugar a una autoselección, autoexigibilidad, autocensura, como, por ejemplo, creo recordar un gesto del Presidente del Gobierno -o como se diga correctamente- de Japón cuando falló una central nuclear, dejando de cobrar su sueldo.

    El cambio de esta forma de convencernos para prestarles nuestra confianza empieza con la veracidad, y viceversa. Siempre que cada uno de nosotros la ejerzamos de dentro a afuera y al revés. Posiblemente incluso precisaríamos de menos representantes.

    Un saludo.

  11. Loli dice:

    Victoria hace referencia a un tema que muchas veces se pasa por alto.

    Tenemos un Parlamente con un número importante, si no excesivo, de diputados, fruto de cómo están distribuidos los votos y sus fórmulas representativas a nivel territorial. Y también de la forma en que esos territorios son tratados a nivel de importancia administrativa.

    El caso es que, finalmente, su trabajo, y su tiempo, a lo largo de los cuatro años de legislatura, se pasa ideando, y dando forma a multitud de tareas legislativas: leyes, normas, formas de regularlo prácticamente todo, porque es un montón de tiempo, y de sueldos, (los de los diputados y los necesarios asesores), el que deben justificar.

    No en balde, fuera de convocatorias importantes, dentro o fuera de las usuales, el «hemiciclo de sus señorías», dista mucho de estar al completo, y a veces, ni medio lleno, siquiera.

    A lo mejor, sería interesante replantearse su trabajo.

    Sin dudar del trabajo continuado que se le debe suponer a la cámara legislativa de un gobierno, podría pensarse que, a no ser que la tarea sea revisar todo lo legislado, para hacerlo de nuevo, o buscar los matices que se podrían cambiar o adornar, para justificar una presencia excesiva de «señorías» en ese empeño, podrían empezar, también ellos mismos, y ante la crisis crediticia que se está viviendo respecto al propio modelo, a idear y a pensar en la manera de crear cauces y herramientas que vayan en esa dirección, que finalmente les dote, o dote al sistema, de nuevos caminos que aumenten su eficacia, que busquen el crédito que, una sociedad con aspiraciones a ser democrática, necesita.

    Y quizás, si en general, nosotros los ciudadanos, tuviéramos una noción más clara de cómo es nuestra estructura política, las instituciones que la componen, cómo están reguladas estas instituciones, qué es y en qué se materializa, de verdad, la tan importante independencia de los poderes en los que se sustenta el Estado, qué es, por ejemplo, el Senado y para qué sirve…(no logro entenderlo, en serio), pues estaríamos más en disposición de realizar, de ejercer el famoso derecho al voto con más capacidad, en un camino más inteligente.

    La voluntad, entiendo, de todos aquéllos que se presentaran a ser elegidos, si el reto fuera el de la búsqueda de nuevas ideas, y no la de la adhesión profunda al ideario que les vehicula a esferas de intervención e interlocución, si, poco a poco, la idea de que toda acción en el sentido de buscar nuevas fórmulas, no tuviera, necesariamente, que terminar en la configuración estructural de un partido, (digo necesariamente, no que no tenga que ser estructurado de alguna manera, pero que esa forma organizativa se considere como el vehículo, no como el fin), y esa actitud se encontrara reforzada, o demandada por la propia sociedad civil, igual no se producirían grandes cambios al principio, igual tampoco sería bueno, pero igual sí que allanaría el camino a algo que se intuye ya muy necesario: los cambios en las actitudes.

    No es lo mismo tener enfrente, o detrás de unos votos, unos ciudadanos interesados solo en que se les asegure que o bien nos quedamos tal y como estamos, o se nos asegura un bienestar mayor, a una ciudadanía que plantee que quiere saber en qué se emplea su voto, cuál es el origen, a lo mejor, del garimatías territorial y administrativo existente, y no solo su repercusión mediática como armas arrojadizas, y que además, entre sus exigencias, esté que esos mismos representantes, votados por nosotros, nos demuestren sus capacidades….en un ejercicio de didáctica hacia la sociedad, como tarea inherente también al de ser diputado.

    1. EB dice:

      Loli, no estoy seguro de haber entendido lo que dice, en particular lo que dice en el último párrafo luego de afirmar al final del párrafo anterior la necesidad de cambios en las actitudes.

      Los cambios sociales se producen porque nos vamos adaptando a cambios en las circunstancias que con el tiempo se terminan percibiendo como cambios importantes en
      — nuestra naturaleza humana; o
      — las normas que regulan nuestras interacciones sociales; o
      — las técnicas para lograr determinados fines.
      y cuanto más largo es el tiempo en consideración (digamos los últimos mil años) en una combinación de los tres cambios.

      Cuando hablo de magia, me refiero a la pretensión de cambiar la naturaleza humana como si pudiera hacerse intencionalmente en un período relativamente corto (digamos en menos de 100 años).

      Cuando hablo de magia, me refiero también a la pretensión de cambiar rápidamente las normas como si supiéramos lo suficiente para delimitar las conductas que deberían «prohibirse» en nuestra «sociedad».

      Cuando hablo de magia, me refiero también a la pretensión de cambiar inmediatamente técnicas que hoy usamos como si pudiéramos manipular relaciones causa-efecto a nuestro placer, en particular cuando se trata de lograr que los demás reaccionen de una determinada manera para lograr algo específico (un campo claro e importante de ignorancia técnica es la educación y por eso me intereso en entender qué está pasando).

      1. Loli dice:

        Estimado EB, en un resumen del proceso de los cambios sociales, Ud. los vincula los cambios circunstanciales al apercibimiento en tres aspectos: el de la naturaleza humana, en el de las normas de interrelación y en las herramientas o los medios para conseguir, entiendo, los objetivos de esa interrelación.

        Partiendo de la base de que esos «cambios circunstanciales», están vinculados, de forma yo diría que fundamental, a los cambios de la «naturaleza humana», y que los otros dos apartados, están directamente relacionados con el primero, lo que se puede percibir es que:

        Primero: esos cambios responden a componentes multifactoriales que implican una conexión de las poblaciones humanas, mucho más importante y fuerte de lo que se ha estado creyendo.

        Segundo: Un indicador de esos cambios, me parece, pueden ser precisamente las actitudes, la predisposición a variar las acciones y a la búsqueda de nuevas formas de interrelación, organizativas, …..de modelo.

        Tercero: Si volvemos la mirada a la Historia, como Ud. apunta en otro comentario, podemos encontrarnos con que, además de haber un montón de fuentes, de modos de contar la misma cosa, de influencias directas en esa forma de contarlas del que se encontró ganador y con las herramientas para referir los relatos, con que hay un factor que se mantiene, y es el de la velocidad de los acontecimientos.

        Y es que, me da la impresión, de que se han acelerado, en los tres supuestos planteados por Ud. en su anterior comentario, en los dos últimos siglos, de forma muy llamativa.

        En general, a poco que se indague, se podría comprobar que la Historia conocida y narrada, es aún muy poca, los avances en campos como la Biología, Física, las ciencias en general, el Arte, el propio Pensamiento (aunque en Filosofía todavía dominan los denominados «Antiguos»), hacen pensar que esa Historia es mucho más extensa, profunda y desconocida de lo que nos planteamos.

        Pero volviendo al tema de los cambios y las actitudes, si hace doscientos años, ni siquiera eran pensables, los avances, que al menos en forma declarativa, se ha plasmado respecto a los valores que nos caracterizan como seres humanos, y la necesidad de su protección, a nivel global, reconocidos para todas las poblaciones, podemos pensar, sin embargo, que los logros conseguidos hasta ahora, son producto de una intencionalidad en buscar nuevas formas de pensar, de plantear ideas innovadoras que se sabían implicaban un necesario cambio en la actitud, en la manera en que se habían estudiado y dibujado los contextos.

        Si hace doscientos años, a algún ascendiente nuestro, se le hubiera contado lo que estamos viviendo ahora….hablaría de…¿magia?.

        No podemos, creo, quedarnos en la mera calificación o descalificación de lo que ya ha ocurrido, sí, sin embargo, hacer que las ideas no se queden atrapadas por las circunstancias, por los acontecimientos, porque algo va a más velocidad de lo nos suponemos, y como apuntaba Manuel Bautista en otro artículo, es muy posible que de las ideas de ahora, surjan los modelos futuros, en no tanto tiempo, pues, también, a poco que se mire en esa Historia, aunque sea la más oficial y divulgada, la aceleración de los cambios, está constatada.

        1. EB dice:

          Loli, parece que no me he expresado bien:

          1. Yo digo cambio social = adaptaciones a cambios en las circunstancias.

          2. Adaptaciones se manifiestan en cambios en naturaleza humana, o normas, o técnicas. Me he cuidado de usar naturaleza humana en singular, pero depende de cómo se defina porque una característica esencial de esa naturaleza es la extraordinaria diversidad en que puede darse (algo así como el misterio de la Santísima Trinidad).

          3. Lo anterior me sirve para denunciar la magia = PRETENSION de que podemos cambiar naturaleza humana, o normas o técnicas sin restricción alguna, en particular como si supiéramos mucho, muchísimo, tanto como para reinventarlas en un abrir y cerrar de ojos.

          4. No he hablado de historia en el comentario pero está implícito en lo que digo que hemos aprendido «mucho» respecto a lo que sabíamos en algún momento previo y nos hemos sabido adaptar a nuevas circunstancias, lo que se manifiesta en una nueva naturaleza humana (por lo menos respecto al año 1000 y no me refiero a la obesidad), en nuevas normas (por lo menos respecto al año 1800), y en nuevas técnicas (por lo menos respecto al año 1950).

          5. Explicar en detalle lo que yo entiendo por naturaleza humana, normas y técnicas me tomaría mucho espacio y tiempo pero mis ideas son consistentes con mucho que se ha estado investigando y discutiendo sobre cambios sociales en los últimos 100 años.

          1. Loli dice:

            Si no le entiendo demasiado mal, Ud. da por sentado que la naturaleza humana cambia, pero que no tenemos los suficientes datos o conocimientos de cómo lo hace o hacia dónde.

            Bien, pero creo que eso no debe ser obstáculo, como, y quizás a pesar de la inercia a mantenerse en el estado que cree conquistado, del propio ser humano, para que avance y se intenten resolver las crisis en un sentido dinámico, que, se quiera o no, siempre ese avance tendrá en algún momento que romper doctrinas, y abrir pensamientos.

            Si nos planteamos que ya no hay más movimientos posibles, en ese tablero de las ideas políticas….estamos, seguramente, negando y conculcando unos de los aspectos más importantes, definitorios y desconocidos de la «naturaleza humana», su capacidad de transformación.

            En su comentario alude a algo que creo es fundamental en cualquier proceso transformador, y es la necesidad de ser conscientes de nuestra ignorancia, en este caso, respecto a la dinámica profunda de las situaciones y de los cambios sociales.

            Reconocer esa ignorancia, y tratar de no dejarnos llevar por lo que creemos saber (algo no demasiado sencillo, ya que desde un punto de vista socio-político, los mensajes, el tipo de educación, todo lo que es importante en un camino de desarrollo cognitivo y hasta sensorial, está en manos, de una forma u otra, de las estructuras que temen su desaparición si, otra manera de organización, de modelo, apuntara a que puede ser llevada a cabo…, que puede ser posible), es un paso imprescindible.

            En ese camino podemos tener la Historia, para aprender de ella, es verdad, pero quizás, también, no tanto para defendernos de ella o negarla, si no, fundamentalmente, para …entenderla).

            Saludos cordiales

          2. EB dice:

            Loli,

            Nada de lo que yo digo niega la POSIBILIDAD de cambios. Todo lo contrario, parto reconociendo que sí cambiamos y seguiremos siempre cambiando. Lo que denuncio es la magia de quienes creen que pueden cambiar la naturaleza humana, las normas y las técnicas A SU GUSTO.

  12. EB dice:

    Causa risa ver a las fuerzas anti-Trump gritar, ofender y matonear porque no pueden aceptar la derrota. Sea en EEUU o en el resto del mundo, los farsantes dejan en evidencia su desprecio por la democracia constitucional –sí, sólo es buena cuando sirve para que los farsantes puedan acceder al poder. No bastó el discurso falso para frenarlo antes de la elección y ahora la bronca los lleva a mostrar toda su podredumbre. Los más idiotas ya llegan a un punto en que no pueden dar marcha atrás porque entonces serían vistos como cobardes, y entonces cabe preguntarse si darán el paso siguiente. Alguno lo hará pero no pasará de un vulgar suicidio por la causa, y ni sus mascotas lo considerarán mártir. Seguramente luego del 20 de enero veremos a varios farsantes incitando a la resistencia contra medidas específicas del gobierno de Trump, pero por suerte para Trump las diferencias entre los farsantes les impedirá una acción colectiva.

  13. O,farrill dice:

    El espectáculo que se está dando desde la «1ª democracia» del mundo que ha exportado sus modelo (o sus modelos) a costa de la destrucción de otros, es una demostración de lo que se puede entender por «democracia». Pasó en Egipto, cuando los que no gustaban, ganaron las elecciones: golpe de estado y encarcelamiento de los ganadores, pero… ¿quién ha atizado y sigue atizando esa «peculiar» forma de democracia? ¿quién creó el «Maidan» ucraniano? ¿quién ha apoyado las «primaveras árabes»? ¿quién ha estado en misa (contra el Daesh) y repicando ( contra Al Assad) al mismo tiempo? Hace ya muchos años alguien como San Malaquías o Nostradamus predecían algo de lo que viene ocurriendo ante nuestros asombrados ojos: último Papa, invasiones del rey negro, crisis mundial, disturbios, enfrentamientos civiles y guerras…. ya incluso se pronostica que Trump no llegará a residir en la Casa Blanca en enero del próximo año…. Con todo esto en perspectiva ¿cómo nos vamos a preocupar de lo que dice el Sr. Rivera o el Sr. Iglesias o el Sr. Rajoy, etc.etc. ? Están pasando cosas muy importantes y graves en el mundo y nosotros sólo somos unos observadores pasivos incapaces de reaccionar ante ellas. Sólo nos han dejado que juguemos con el «móvil»… Luego dirán: «Son como niños…» No. Nos han infantilizado a propósito quienes de verdad toman decisiones. Un saludo.

    1. EB dice:

      ¿Quién pronostica que Trump no asumirá el 20 de enero? Quizás haya algo de eso en alguna página de El País o El Mundo que me he saltado, pero debe ser al lado de la «noticia» de que Messi no va a renovar con el Barsa.

      1. O,farrill dice:

        Desde luego, estimado EB no está en los «medios» oficiales (¿o debería decir oficiosos), sino que es algo que se intuye en el ambiente. Las muertes y las desapariciones de quienes constituyen una molestia no son nada nuevo. Y el Sr. Trump parece que ha conseguido romper la supuesta «uniformidad pensante» de sus compatriotas, para ponerles un espejo delante cuya imagen no les ha gustado nada. Es la «rabieta» de las elites cuando algo que creen controlado se les escapa de las manos, pero estarán dispuestas a cualquier cosa para recuperar las riendas. Ha pasado aquí con el 15M y sus «indignados» utilizados sin ningún pudor por la nueva «casta» política que, ya empieza a oler a rancia.

  14. EB dice:

    Vivimos horas en que los matones han salido dispuestos a cualquier cosa para impedir gobernar a quienes accedieron o podrían acceder de manera legítima al poder en las democracias constitucionales. Pasa en España y pasa en EEUU, Argentina, Chile y quizás en otros países donde recientemente hubo elecciones o donde pronto habrá elecciones. No debe sorprender que en esos países los matones sirvan a la izquierda porque la izquierda nunca ha sido democrática, por más que se disfracen de demócratas. Los matones atacan a sus enemigos primero caracterizándolos como monstruos lo que luego justifica su destrucción, como sea. Los matones de antes no necesitaban esa justificación e iban de frente contra sus enemigos; sí, eran tiempos en que los matones se consideraban parte del sistema. Hoy las reglas de la democracia exigen métodos más sofisticados pero con el mismo propósito. La cuestión es si los que realmente son partidarios de las democracias constitucionales están dispuestos a hacer algo para contener a los matones o esperarán el triunfo de los matones para llorar por lo que perdieron.

  15. Loli dice:

    No sé, me da la impresión de que, a pesar de la buena predisposición a tratar de no dejarnos llevar por ideologías, tendencias, o al menos a ser conscientes de cómo las tenemos incorporadas, hasta qué matices en nuestro pensamiento, en nuestra capacidad de intentar dar a luz nuevas ideas, está influyendo el ideario ya sea aprendido, asumido, impuesto de manera inconsciente….como sea, pero aparece, que, a la primera de cambio, esa actitud abierta al debate…se ensombrece.

    Y se nota, yo me lo noto y creo que no es demasiado difícil detectarlo en los demás.

    La forma de buscar referentes, cómo seleccionamos, a qué puntos de la Historia hacemos referencia cuando queremos acreditar algo, y cuáles obviamos.
    La capacidad de matización que se observa a la hora de desarrollar determinados temas, y la calificación prodigada en estereotipos y, a veces, expresada hasta de manera exabrupta ante los acontecimientos que se vienen sucediendo, son un ejemplo de la paradoja en la que nos movemos a la hora de querer profundizar, en este caso, en los procesos políticos, que de manera acelerada, parece se están produciendo.

    Entiendo que, intentar discernir, cuando nos allegamos a comentar algún aspecto en este sentido, cuándo, nuestros criterios al intentar desarrollar algo, están demasiado, o inclusive de manera atrofiante, condicionados por referentes ya previamente establecidos, es, a lo mejor, un ejercicio saludable, y necesario, en un escenario donde se necesitan nuevas ideas, y el hábito en las gentes, en las personas, y en los pueblos, ….de generarlas, y no tener miedo a ello.

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