Carrie_NationLa mujer de la foto que encabeza este post se describía a sí misma como “un bulldog que corre a los pies de Jesús, ladrando a lo que Él rechaza”. Medía más de metro ochenta y pesaba más de ochenta kilos, por lo que debía de dar bastante miedo cuando entraba, hacha en mano, en un bar, acompañada por otras mujeres que cantaban himnos dándole ánimos mientras ella destrozaba el mobiliario del local.

Un líder carismático puede conseguir muchas cosas y Carrie Nation, que así se llamaba la señora del hacha y la biblia, consiguió dar popularidad y capacidad de influencia al “Movimiento por la Templanza” que lideraba. El 20 de enero de 1920, nueve años después de la muerte de tan singular personaje, esa capacidad de influencia se materializó en la aprobación de la XVIII Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, más conocida como la Ley Seca, que prohibía la producción, distribución y consumo de alcohol.

Todo cambio de marco regulatorio tiene gran influencia en el mundo empresarial, y la aprobación de la Ley Seca apartó del negocio a las empresas productoras de bebidas alcohólicas, provocando artificialmente una demanda no cubierta. En el país más capitalista del mundo esta nueva situación enseguida atrajo a multitud de “jóvenes emprendedores” con pocos escrúpulos que empezaron a repartirse el mercado a tiros.

Uno de estos jóvenes “empresarios” era Meyer Lansky, el inventor del lavado de dinero tal y como lo conocemos (su amigo íntimo Bugsy Siegel fundó las Vegas). Llegó a tener tanto poder como para hablar de tú a tú a jefes de Estado y cerró un acuerdo con el gobierno de Batista para convertir La Habana en la capital de la Mafia. Y otro Lucky Luciano, “Capo de tutti capi”, el jefe máximo entre 1931 y 1946 del Imperio del Mal que la señora del hacha, sin querer, ayudó a crear.

La Ley Seca demostró su inutilidad para luchar contra los efectos perniciosos del alcohol y a cambio trajo un reguero de muerte, corrupción y violencia mafiosa. Cuando en 1933 fue derogada el mal ya estaba hecho: a la sombra de la prohibición de beber se había creado una casta criminal en Estados Unidos con un poder inmenso. Así,  en una escena de “El Padrino II” el inofensivo viejecito que vive sin lujo aparente en su casa de Florida, personaje inspirado en Meyer Lansky, le dice a Michael Corleone: “somos más fuertes que Aceros USA”; pero la frase no la inventó Mario Puzo, la pronunció realmente el mafioso; y era cierta: la Mafia en Estados Unidos en esa época era una de las mayores potencias económicas del país, y lo había conseguido cimentando su imperio en el moralismo de Carrie Nation.

Con lecciones como esta, ¿por qué se empeña la gente en legislar por motivos morales? ¿Es que no se aprendió nada de este experimento? La respuesta parece ser que no, y el ejemplo más evidente son las políticas de lucha contra el narcotráfico auspiciadas desde Naciones Unidas y seguidas en todo el mundo en las últimas décadas.

La teoría es: la droga es mala, hay que desincentivar el consumo, lo prohibimos y además acabamos con la producción, al disminuir la oferta subirá el precio y aumentará la dificultad de conseguir el producto; menos gente se verá afectada por los efectos perniciosos de las drogas…

Pero la realidad es que cada vez es más fácil conseguir drogas en el primer mundo, que su precio no ha dejado de caer, que a un menor de edad le resulta más fácil conseguir droga que beber alcohol en un bar y que países como Méjico o Colombia se están desangrando por culpa de un negocio que genera demasiados beneficios.

En 2011 la Comisión Global de Políticas contra la Droga publicó un informe en el que por primera vez se rompía el tabú que prohibía cuestionar estas políticas de represión, poniendo de manifiesto que, pese a ellas, entre 1998 y 2008 el consumo de opiáceos subió un 34%, el de cocaína un 27% y el de cánnabis un 8,5%.

En esta línea, la London School of Economics and Political Science publicó en fechas recientes un interesantísimo documento, firmado por varios Premios Nobel y economistas de prestigio, en el que se explicita la inutilidad de la guerra contra el narcotráfico y se plantea la necesidad de tomar otras medidas. En el estudio se analiza como la lucha militarizada y judicial contra las drogas tienen efectos que van desde la violencia en América Latina y la inestabilidad en Afganistán a la epidemia de Sida en Rusia y la escasez global de medicinas para luchar contra el dolor.

Naturalmente no estoy a favor de la legalización total y sin supervisión de las drogas, puesto que creo que existen muchas variables en juego, pero desde luego estoy en contra de algo que no funciona, como es el caso de la lucha contra el narcotráfico tal y como se está llevando a cabo en este momento.

Casi nadie tenemos dudas de que las drogas son malas para la salud, y de que son un terrible problema para la sociedad; pero, como la señora del hacha, estamos tan convencidos de nuestra superioridad moral que no vemos que los efectos perniciosos de la ilegalización de las drogas pueden ser mayores de los que causarían las propias drogas en un marco no criminalizado y correctamente regulado. En el estudio antes  mencionado se dice que la nueva estrategia de lucha contra las drogas se ha de basar en principios de salud pública, reducción de daños y experimentos de regulación, cuidadosamente estudiados y monitorizados. Si se hace con el alcohol o el tabaco, cuyos efectos nocivos parecen estar tan probados como los de las drogas, ¿por qué no con estas?

Es cierto que el salto a un modelo parecido al usado para el alcohol, al estar involucradas empresas con ánimo de lucro, podría hacer que la industria tratase de incentivar el consumo entre los más jóvenes, consiguiendo fuertes efectos adversos, pero podrían buscarse estrategias intermedias alternativas, como las que ya se están aplicando para ciertas drogas en países como Holanda.

Lo que está claro es que siempre habrá alguien dispuesto a consumir drogas y que, si la recompensa es lo suficiente alta, también habrá quien se arriesgue a que lo encarcelen o a que lo mate un grupo rival haciéndosela llegar. Sé que el tema es difícil, sé que a quien haya visto a un ser querido derrumbarse por la adicción a las drogas le resultará terrible el mero hecho de proponerlo, pero lo cierto es que quizá la respuesta no esté en criminalizar, si no en educar.

Puede que no se trate de perseguir, sino de regular con cabeza.

46 comentarios

46 Respuestas a “LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS”

  1. Masgüel dice:

    «Naturalmente no estoy a favor de la legalización total y sin supervisión de las drogas»

    Legalización total y legalización es lo mismo. Un asunto está sujeto a ley o no lo está, como una mujer está embarazada o no lo está. Se puede legislar para prohibir el comercio de un producto o se puede legislar para regularlo. Un mercado prohibido no se puede supervisar.

    «Casi nadie tenemos dudas de que las drogas son malas para la salud, y de que son un terrible problema para la sociedad»

    Será que casi nadie se molesta en distinguir unas drogas de otras. Si vas urgencias con una pierna destrozada, la morfina no es un problema para tu salud ni para la sociedad. Si bebes un vaso de vino con la comida o fumas una pipa de marihuana en la sobremesa, tampoco. Si te machacas la salud con drogas más tóxicas, adquiridas legalmente, puras, bien dosificadas, sin necesitar el permiso de un médico, sin someterte a un registro de consumidores, con un precio antes de impuestos similar a la aspirina y tasadas para que los propios consumidores paguen los gastos de un posible tratamiento médico a cargo del sistema de salud pública, es asunto suyo, como el que se compra una moto de gran cilindrada.

    «experimentos de regulación, cuidadosamente estudiados y monitorizados.»

    Medias tintas, como el modelo uruguayo, que sigue tratanto al consumidor adulto como un menor de edad al que hay que proteger de sus propias decisiones. En Colorado lo están haciendo mucho mejor.

    «Es cierto que el salto a un modelo parecido al usado para el alcohol, al estar involucradas empresas con ánimo de lucro, podría hacer que la industria tratase de incentivar el consumo entre los más jóvenes, consiguiendo fuertes efectos adversos, pero podrían buscarse estrategias intermedias alternativas, como las que ya se están aplicando para ciertas drogas en países como Holanda.»

    Otra chapuza. La legislación holandesa, al prohibir la producción, obliga a los coffee shop a abastecerse en el mercado negro.

    «a quien haya visto a un ser querido derrumbarse por la adicción a las drogas le resultará terrible el mero hecho de proponerlo»

    Muy al contrario, quien haya visto derrumbarse a un ser querido en las circunstancias que impone la prohibición habrá sido testigo de su ruina económica y de su ingreso en círculos de criminalidad, mucho antes de la ruina física causada por la toxicidad de la droga. Los alcohólicos y los fumadores de tabaco se suicidan lentamente, pero su adicción no les arruina, ni les lleva a la cárcel. Además, solo un pequeño porcentaje de los consumidores ocasionales, incluso de las drogas ilegales más tóxicas, se hacen adictos.

    «Puede que no se trate de perseguir, sino de regular con cabeza.»

    A estas alturas de la película ese «puede» está sobrando.

    P.D. Al movimiento por la templanza hay que reconocerle al menos que sirvió de germen al movimiento por el sufragio femenino.

  2. duende dice:

    Legalización o Prohibición, yo me pregunto ¿esta nuestra sociedad preparada para cualquiera de las dos opciones? y me pregunto también, ¿en este punto de la película que pasaría los próximos 20 años en un nuevo escenario de legalización?.

    Si miro desde el plano egoísta del mundo que yo quisiera para mis pequeñas pues, coño, que la cosa se quede así que tal y como esta montada, me permite controlar mas o menos las variables que puedan afectar a mi entorno mas cercano.

    Pero si miro por el grupo humano, que es lo propio para este foro, en mi opinión, pues no tengo la cosa tan clara, quizás nos haga falta pasar por unas décadas de transición convulsa para que la raza humana se de cuenta de que el empacho de porros es bastante jodido a medio plazo para una cabecita humana.

    Curiosamente y si piensas en las vacas que tienen todas las amapolas del campo para ponerse bizcas, las apartan después de haber comido unas cuantas, es decir, que les va la marcha pero hasta cierto punto.

    Yo he visto morir a dos primos hermanos gracias a la Heroína y he visto arruinarse y morir de pena a sus padres y a fecha de hoy no tengo respuesta para la pregunta que planteáis pero creo que lo verdaderamente positivo esta en hablar de ello, en plantear apertura o control, liberalización o cierre, esto en mi opinión lleva a ese punto medio de las vacas y las amapolas que no creo que anden demasiado lejos de lo mas positivo.

  3. Masgüel dice:

    La gente es así de inconsciente. Ve morir a dos primos y arriunarse a sus tíos y todavía cree que un escenario de prohibición le permite controlar las variables que afectan a su entorno cercano. Sin llegar a problematizar que, si sus primos murieron por sobredosis, es porque las papelinas del mercado negro no pasan controles de calidad. Cuando la heroína se vendía legalmente en las farmacias, un gramo era un gramo y costaba poco más que el bicarbonato. Si la heroína no se hubiese ilegalizado, sus tíos conservarían su patrimonio y sus primos tendrían la salud mermada, pero probablemente seguirían vivos.

    1. duende dice:

      Hola Masgüel en primer lugar creo que debes guardar las formas cuando te dirijas a un comentarista del foro que en ningún momento ha calificado a nadie ni de inconsciente ni de hiperconsciente que en mi opinión pueden ser dos patologías de alto riesgo.

      Por otro lado me asusta tu aseveración de que el resultado de la legalización es el que propones, ¿Qué es lo que te hace asegurar ese resultado con tanta vehemencia?.

      Solo planteo que esto no es tan fácil como tu comentas y que las soluciones de alta calidad para los seres humanos no suelen ser nunca tan sencillas y tan directas.

      Saludos.

      1. Masgüel dice:

        Duende, disculpa si te he ofendido. No ser consciente de un problema no es una falta moral. Todos somos inconscientes respecto a algo y por suerte es una situación que tiene remedio.

        Yo no tengo la más remota idea de los resultados futuros de políticas concretas. Los asuntos humanos no son predecibles como los eclipses. Eso no impide que arriesguemos explicaciones y soluciones para los problemas que hoy nos afectan. En mi opinión, la prohibición de la producción y comercio de drogas genera muchísimos problemas. Además, tenemos ejemplos históricos de los que tomar lecciones: La plena legalidad que gozaron drogas como la cocaína y la heroína, por un lado. Se vendían líbremente en farmacias. Tenían consumidores ocasionales y adictos. En ningún caso suponía mayor problema que la toxicidad acumulada. Nadie dilapidaba su patrimonio a causa de su adicción y muy pocos perdían su trabajo o su familia. La droga que entonces hacía estragos en la sociedad, al sustituir vinos, sidras y cervezas por destilados de alta graduación, era el alcohol. Y la ley seca es el mejor ejemplo de las nefastas consecuencias que supone prohibir un producto que cuenta con amplia demanda.

        Para convivir con el uso de drogas y evitar los perjuicios del abuso, el único camino es la educación en responsabilidad y apoyándose en información veraz, siempre ausente en las ridículas iniciativas publicitarias de la Dirección General de Salud Pública.

  4. Manu Oquendo dice:

    Todavía no voy a entrar en la discusión sobre la legalización definitiva (el consumo ya es legal) sino dar unas pinceladas del «campo de operaciones» porque
    hay una serie de fenómenos que probablemente no valoramos como corresponde.

    Por ejemplo.

    1. La despenalización del consumo es un fenómeno que se extiende durante la guerra de Vietnam en los 60 y primeros 70 y que en España coincide con la Constitución del 78. La legalización del consumo es un fenómeno universal en Occidente.

    EEUU que es, de lejos, el gran mercado que sostiene las mafias de Colombia, las FARC y, naturalmente, los «transportistas» Mexicanos. Todos ellos existen porque en USA hay un Megaconsumo legal y tolerado que forma desde hace décadas parte del panorama social-

    2. El consumo de psicotrópicos farmacéuticos (legales y con receta) afecta según profesionales del sector a algo más del 20% de la población. Dantesco.

    Un estudio de Osakidetza de hace unos años mostraba segmentos de la población medicados por encima del 40% y 45% con este tipo de productos (divorciadas de más de 40 años, parados de larga duración, etc).

    Estamos hablando de no menos de 8 millones de personas en el caso de drogas legales a las que hay que sumar las drogas ilegales en porcentajes igual de monumentales que en algunos casos alcanzan a otro 20% de la población total pero que en segmentos concretos excede igualmente del 40. Otros 8 o 9 millones de habitantes.

    Es decir alrededor de 16 a 20 millones de adolescentes y adultos van drogados por la vida cada día del año o con frecuencia..

    Son dimensiones epidémicas gravísimas que muestran una población muy enferma. Pero de esto se habla muy poco. Es ya «lo normal».

    ¿No es esto un problema de salud pública de primera magnitud?

    ¿De qué estamos entonces hablando? ¿De un modelo de gestión social? ¿Qué sociedad se está fomentando desde hace unos 40 años? ¿Por qué?

    De momento estas preguntas.
    Saludos.

    1. Masgüel dice:

      Manu

      1. De nada sirve que el consumo sea legal mientras no lo sea la posesión. En EEUU, la posesión de drogas ilegales (salvo marihuana en algunos estados) supone arresto y juicio. Y tres sentencias condenatorias suponen cadena perpetua. EEUU, pese a ser donde mejor encauzada veo la causa antiprohibicionista, sigue siendo un estado policial que hace del sistema penitenciario una forma de manejar sus conflictos raciales y sus bolsas de pobreza.

      2. ¿El consumo de psicotrópicos legales y con receta afecta a algo más del 20% de la población?. ¿O beneficia a algo más del 20½ de la población?. En cualquier caso, a nadie le ponen una pistola en la cabeza a la hora de tomarlas y las más consumidas (benzodiacepinas) son muy baratas.

      «Es decir alrededor de 16 a 20 millones de adolescentes y adultos van drogados por la vida cada día del año o con frecuencia. Son dimensiones epidémicas gravísimas que muestran una población muy enferma. Pero de esto se habla muy poco. Es ya lo normal. ¿No es esto un problema de salud pública de primera magnitud?”.

      No. Sin duda es un problema a solucionar en el caso de los adolescentes, pero el uso habitual de distintas drogas no es una epidemia y no muestra una población enferma. La humanidad siempre ha usado disntintas drogas de forma habitual, e intengrándolas en sus prácticas culturales, de manera aproblemática. Es de eso de lo que no se habla, mientras se pretende que lo «normal» sea la quimera de una sociedad libre de drogas.

      «¿De qué estamos entonces hablando? ¿De un modelo de gestión social?»

      Si. De otro modelo, un modelo liberal de gestión social. Un modelo que respete la soberanía del individuo en las decisiones que afectan a su propio cuerpo y, asumiendo las consecuencias, también a la dirección de su vida, tanto pública como privada.

      «¿Qué sociedad se está fomentando desde hace unos 40 años? ¿Por qué?»

      Desde los poderes públicos, lo que se fomenta es una sociedad desinformada, infantilizada y atemorizada, porque resulta más fácil de controlar y porque satisface los criterios morales de quien gobierna. Afortunadamente, buena parte de la sociedad civil reacciona para impedirlo.

  5. Manu Oquendo dice:

    Las dimensiones del consumo y venta legal de drogas psicotrópicas –del cual yo no era consciente– llegó a mi conocimiento al leer a un psiquiatra español cuyo nombre no recuerdo porque es de los años 96 o 97.

    En cualquier caso, sus datos –del 22% por ciento de la población– están en línea con un estudio más reciente de Osakidetza sobre la población medicada de aquellas provincias del norte y que tuvo difusión en la prensa hace pocos años.

    El mismo autor y el estudio referido consideran esto un problema de salud pública porque es evidente que sólo se trata a enfermos diagnosticados que acuden en busca de paliativo o de solución y que esta población es creciente.

    La consideración de este conjunto de patologías como epidémica es por tanto una apreciación médica que simplemente recuerdo porque me hizo pensar en ello.

    Por tanto la preguntas(*) son relevantes y debemos pensarlas porque tienen varias respuestas pero no todas las sociedades generan estas patologías en el grado masivo en el cual hoy suceden. Por ejemplo, esto era totalmente desconocido en mi infancia y juventud. Me parece que las cosas que pasan es muy raro que sucedan por azar o externalidad no buscada. El azar no existe y menos cuando todo va siempre en la misma dirección.

    Cuando además se corre un velo social sobre ellas estamos frente a un conocido síndrome psíquico, con una de las formas de reaccionar ante la disonancia cognitiva: la dificultad en reconocer la realidad que nos rodea. La célebre negación, el «denial».

    En lo referente a las drogas «prohibidas» –de consumo legal y tenencia y tráfico ilegal– los datos son conocidos incluso antes de que la DGT comenzase – por un mínimo de vergüenza torera– a intentar penalizar la conducción con drogas porque el truco del almendruco del «alcohol-malo-malo» y la «droga-guay-guay» estaba caducando como figura recaudatoria e intimidatoria.

    «The Taxes of Sin» (como se conocen estos impuestos e ingresos fiscales) exigen que primero algo sea considerado «Sin», es decir, Pecado.

    Hoy el vino y la cerveza son «pecado» y los porros, los picos, el pegamento y las rayitas….una «gracieta». Si estudiamos para ello no conseguimos salir más tontos.

    Sigo sin comentar sobre la pregunta de Raúl Pérez porque me parece que no tiene fácil respuesta sin ser consciente del contexto y de los dramáticos efectos de las drogas tras haber vivido un par de generaciones, quizás tres, que probablemente por ignorancia y desmemoria han sido muy destructivas para la sociedad. Trataré de hacerlo por la noche porque tengo más tiempo y el tema no es sencillo.

    Estas reflexiones que nos trae el artículo y los comentarios son oportunas y algo que nuestra sociedad trata de no hacer: Introspección reflexiva y responsable.

    Nos gustan más los paliativos y las distracciones epicúreas. Preferimos mirarnos al espejo y mostrarlo al mundo como modelo.

    Justo en un momento en el cual seguimos pareciendo ricos pero nuestros valores, si alguna vez lo hicieron, ya no atraen a la inmensa mayoría del mundo.

    Saludos

    (*) ¿De qué estamos entonces hablando? ¿De un modelo de gestión social? ¿Qué sociedad se está fomentando desde hace unos 40 años? ¿Por qué?

  6. Masgüel dice:

    «esto un problema de salud pública porque es evidente que sólo se trata a enfermos diagnosticados que acuden en busca de paliativo o de solución y que esta población es creciente.»

    «Esto», el problema de salud pública, no es el consumo de las drogas que se recetan como tratamiento, sino las patologías para las que se recetan. Por supuesto, la adicción a una droga legal, de estanco, bodega o farmacia, es una patología por sí misma y debe ser tratada si el paciente lo solicita. El consumo ocasional de cualquiera de ellas, no es una patología. Y el consumo moderado habitual de las menos tóxicas, tampoco.

  7. Masgüel dice:

    Respecto a la solicitud de tratamiento por adicción me refiero, naturalmente, al caso en que no se ofrezcan como alternativa a penas de cárcel. Así es como se inflan las cifras de solicitudes de este tipo de tratamientos y engrosan los beneficios de la industria que se ha montado para proporcionarlos.

  8. Masgüel dice:

    Y respecto a la consideración moral de esta o aquella droga, me abtengo de entrar en ese tipo de consideraciones propias de un comunitarismo moral trasnochado.

  9. Manu Oquendo dice:

    Aprovechando la mañanita del sábado voy a decantarme por la prohibición de consumo de toda droga que no lleve receta médica.

    Me limitaré a dar una pequeña explicación que completaré al final con el relato de una historia que escuché hace un par de años al exjefe del Servicio de Inteligencia del anterior gobierno de México.
    Una persona sobradamente documentada en los circuitos económicos, políticos y militares de este asunto tras cinco o más años de guerra con el circuito logístico de la droga, los clanes del narcotráfico y sus más de 55,000 muertos.

    La alternativa, la legalización, tiene cierta justificación conceptual pero sus efectos son tremendos e incontrolables. Si a todo lo existente sumamos el circuito de las drogas sintéticas, imprevisibles y en constante movimiento, la cosa es peor todavía.

    Para agravar las cosas, aquí tenemos el problema de que los líderes de algunos partidos han promocionado públicamente el consumo de estas drogas y han legislado de modo que se optimizasen los ingresos de las mafias hasta convertirlas en un fenomenal poder económico y político.

    Esta connivencia, consciente o inconsciente, resulta innegable. Basta trasladar el análisis del Nobel recientemente fallecido, Gary Becker.

    En efecto, piensen desde la perspectiva del Marketing Estratégico de un Capo de la Droga (Productor, Logístico, Mayorista y Venta capilar).

    Sus ingresos sólo se optimizan si el Consumo es Legal pero el Tráfico es Ilegal.

    Esta situación es la que produce, en primer lugar, un Mercado de verdaderas dimensiones y, en segundo lugar, las Barreras de Entrada que configuran un Oligopolio.

    El «Mega mercado» no sería posible sin la legalización del consumo y la pátina de respetabilidad social que este estatus proporciona.

    La barrera de entrada tampoco existiría sin la Penalización de la Producción y del Tráfico porque cualquiera podría tener un kit de elaboración doméstico junto a la plantación también doméstica.
    Hace un año la GC se llevó dos camiones de plantas de una casa a cuatrocientos metros de la nuestra. No del jardín, de dentro, que era un gran invernadero.

    La legalización supondría que el Estado (¿las comunidades autónomas, la UE, la ONU?) además de todos los cuasi absolutos poderes que ya tiene nos vendería el «Soma», el «Soylent Green», la «Especia», etc.

    Esta imagen, tan real e inminente, me parece definitiva para defender que es preferible que se prohíba el consumo a vivir en un mundo tan tristemente Orwelliano.

    La siguiente pregunta es ¿por qué se les ocurre esto justamente ahora?.

    Recuerden que, como el PIB no crece a su gusto, andan como locos «buscando PIB donde no debiera haberlo» y a partir de Septiembre 2014 meterán en este indicador una estimación del Puterío y de la Droga hasta ahora en negro. Ya está en prensa y lo habrán leído con desmayo.
    Así está el sistema. Terminal.

    Pues bien, una posible explicación, parcial pero importante, es lo que sucede en las grandes ciudades Mexicanas donde actúan los clanes logísticos. Monterrey, por ejemplo.

    Esta actividad produce –a los capos en aquella nación hermana– unos 3000 millones de Euros de Beneficios netos al año. Imaginen en USA o en Europa con precios quintuplicados.

    Cada año y llevan treinta o cuarenta.

    ¿Dónde Invierten? En todas partes donde pueden.
    Esto no está apenas estudiado pero creen que en Inmuebles, Estructuras Corporativas legales, Bonos, etc.

    Lo que sí saben es que mucho se invierte en contratar ex-militares, mandos profesionales, con capacidad táctica y de análisis estratégico, y en……….. préstamos a pequeños negocios en los barrios humildes. Locutorios, pequeñas agencias y talleres, franquicias, tiendas de telefonía y, cómo no, becas para la formación de algunos niños, etc. La «responsabilidad social corporativa» es patente.

    El resultado es una fuerza política base que resulta imbatible y que ya está organizada y funcionando.

    Ojo que ETA en España se quedó con buena parte del tráfico y distribución en uno de los secretos mejor guardados por el nacionalismo y sus cómplices y tenemos un ejemplo clarito de un submundo que dispone de todos los recursos para controlar completamente este circuito.

    Por tanto no creo que debamos excluir que el Poder político –ya de por si con claros problemas en todo occidente– esté evaluando defenderse de esta competencia a base de cortar su base de ingresos quedándose ellos con el pastel y dando la bienvenida a los «super forrados» capos del hampa.
    Se trataría de una operación de Blanqueo Inverso y Sustitución que no debemos excluir porque está sucediendo.

    Buenos días

    1. colapso2015 dice:

      O sea, para que esto no sea Orwelliano lo prohibimos.
      No tiene ningún sentido,…

  10. Masgüel dice:

    «la legalización, tiene cierta justificación conceptual pero sus efectos son tremendos e incontrolables»

    Los efectos futuros de la legalización están por ver. Los efectos pasados, tanto de la época en que las drogas hoy ilegales se vendían en farmacias, como de la era de la prohibición, ya están vistos.

    «Sus ingresos sólo se optimizan si el Consumo es Legal pero el Tráfico es Ilegal»

    Los ingresos de los narcos se optimizan cuando el consumo también es ilegal, porque la demanda no disminuye. Solo se hace más arriesgada y el aumento de la presión policial incrementa los precios.

    «La legalización supondría que el Estado (¿las comunidades autónomas, la UE, la ONU?) además de todos los cuasi absolutos poderes que ya tiene nos vendería el Soma»

    El Estado solo recauda impuestos. El soma nos lo venderían las empresas que obtengan licencia para su producción, distribución y comercialización.

    «Esta imagen, tan real e inminente, me parece definitiva para defender que es preferible que se prohíba el consumo a vivir en un mundo tan tristemente Orwelliano» «voy a decantarme por la prohibición de consumo de toda droga que no lleve receta médica»

    En la novela de Orwell no se consumen drogas. El mundo que te entristece es el de Huxley, y si te parece preferible un mundo en el que se impida al ciudadano la posibilidad de ejercer su responsabilidad es porque prefieres un mundo donde no haya ciudadanos, sino sujetos infantilizados y sometidos a la tutela del papá Estado, que sabe lo que es bueno para ellos. En el fondo es reflejo de una clara tendencia antiliberal.

    «El resultado es una fuerza política base que resulta imbatible y que ya está organizada y funcionando»

    Como el caso de las patologías psiquiátricas que necesitan medicación y el consumo de esa medicación por los pacientes a los que se receta, metes al narcotráfico y a las iniciativas antiprohibicionistas en el mismo saco. Pues no hombre. En el mismo saco están los narcos, los políticos y los banqueros que se benefician con la prohibición.

    «no creo que debamos excluir que el Poder político –ya de por si con claros problemas en todo occidente– esté evaluando defenderse de esta competencia a base de cortar su base de ingresos quedándose ellos con el pastel»

    Si el poder político finalmente se dicide a defenderse de la competencia de grupos criminales y cortar su base de ingresos, será ocasión para celebrarlo. El beneficio sería para las empresas capaces de ofrecer el mejor producto al menor precio. Con la reducción de precios el pastel sería mucho menor y tributaría a la hacienda pública. En un mercado legal, los narcos se quedan sin negocio, mientras que la ciudadanía deja de sufragar el inmenso coste de la «guerra contra las drogas».

  11. Carlos Peiró Ripoll dice:

    El problema de las drogas es uno de los que más envergadura tiene en las sociedades occidentales en cuanto a consumo, y en las sociedades productoras por las terribles consecuencias del narcotráfico. En esta cuestión se conjugan, como en pocas, un amplio conjunto de circunstancias que hacen de ello, seguramente, el problema por excelencia de las políticas sanitarias del occidente de las últimas tres décadas, y para avalarlo solo falta echar un vistazo a los datos que nos ofrece la OMS al respecto, que aunque divididas por secciones ofrecen una buena perspectiva de la dimensión del problema:
    http://apps.who.int/bookorders/espagnol/detart3.jsp?codlan=1&codcol=10&codcch=973.

    Sobre la cuestión de la legalización hay perspectivas en ambas direcciones que parecen razonables y que merecen una reflexión positiva de sus propuestas. La realidad común en los países occidentales que se ha impuesto al respecto -legalidad y/o tolerancia hacia el consumo y ilegalidad del tráfico y/o producción-, no es consecuencia de una política determinada ni de unos criterios ideológicos, sino es la consecuencia de que la multiplicidad de factores que inciden, y los conjuntos poblacionales a los que afecta, no facilitan establecer unos patrones fijos sobre los que llevar a cabo las acciones que se pudieran proponer. Este estado de la cuestión parece haberse convertido en un «mal menor», frente a otras políticas que ven el problema solo en una o unas pocas perspectivas de las posibles.

    Los comentarios que se han vertido al hilo del artículo en general adolecen de este sesgo, pues no consideran factores clave en el problema, que las instituciones más relevantes suelen estudiar en profundidad, en general como respuesta a las peticiones de los organismos internacionales. Por ejemplo, es fundamental contemplar los efectos en las sociedades consumidoras en general -básicamente el primer mundo- de los mecanismos profundamente automatizados con las que se dirigen amplias capas de la población a conductas claramente adictivas -sean estas con una sustancia psicoactiva, con la tarjeta de descuento de un Hipermercado, o con determinados programas televisivos-, nada tiene que ver el problema cuando de la sociedad de la que se habla no es una «sociedad de consumo». Igualmente, las raíces antropológicas de cada sociedad, diferenciadas históricamente, nos ofrecen una relación determinada con las distintas sustancias, siendo, para los que nos hemos dedicado a ello, clave para determinar los diagnósticos, prevalencias y morbilidad, de la relación de las personas con cada una de las sustancias -en clave local, son claras las cifras que arrojan los problemas al respecto de la inmigración magrebí (especialmente las segunda y terceras generaciones) con el uso del alcohol; así como el gravísimo problema que se está suscitando en nuestra población joven un mal uso de los derivados cannabinoides-. El mal uso de los derivados de los opiáceos en las sociedades mediterráneas a lo largo de las década de los ochenta y noventa, tiene solo una relación marginal con el problema de la contaminación de la sustancia original y de los «circuitos de la droga».

    En cuanto al artículo, mi buen amigo Raúl, ha elegido un ejemplo que no creo que sea especialmente afortunado, pues si bien sirve para ejemplificar lo negativo que puede ser legislar a partir de cuestiones éticas o morales, lo que está narrando en relación con las drogas, es exactamente lo inverso a lo que ha sucedido en Europa y Norteamérica de ahora a cincuenta años atrás. Es decir, todo el mundo de las mafias y el gansterismo americano se instaura como consecuencia de la prohibición del consumo de alcohol, ampliamente instalado en toda la sociedad norteamericana cuando se promulgó la Ley Seca y seguramente hubiera sucedido lo mismo en las sociedades europeas más acostumbradas al uso del alcohol como las centroeuropeas con la cerveza, o las mediterráneas con el vino y sus derivados. En cambio el fenómeno del consumo de las sustancias no legales en casi todo el mundo occidental, pese a iniciarse con la comercialización de la morfina junto a la aspirina e finales del XIX por un tal Bayer -prohibida la primera de ellas poco tiempo después por el alto nivel de adicción entre… ¡los médicos!-, no adquiere las dimensiones de pandemia hasta la explosión demográfica y económica de los años sesenta, extendiéndose inicialmente como ritual de ocio una década después. Por ello, el ejemplo expuesto no me parece en absoluto válido, aunque nos ha enseñado a todos cosas respecto a los mecanismos legales con los que llevar a cabo el actual y perverso conductismo social en el que estamos inmersos.

    Como colofón sería importante también poner en cuestión una realidad social que resulta preocupante, como es que ante determinadas circunstancias colectivas de difícil abordaje jurídico -prostitución, drogas, aborto, etc,- que proceden de la ilegalidad, se invierte de forma marcada el estilo con el que es utilizada la ley en Occidente. Así, en un mundo definido por la densa hiperestructuración social a todos los niveles a partir de los cientos de miles de leyes y variantes que se suceden en los diferentes parlamentos, es chocante que ante este tipo de problemas se alcen tantas voces sobre la desregulación de cierto tipo de actividades. ¡Llamativo!, cuando menos. Parecería que encubierta bajo una capa de tolerancia, lo que se encuentra es la impotencia pura y dura de todo un colectivo, para dar adecuada respuesta a los problemas que como sociedad nos acucian. Este es en mi opinión el auténtico problema, que tiene muy malas perspectivas. ¿Despenalizar? Si, gracias. Pero, entonces, todo.

    Disculpen la longitud del comentario, pero no podía por menos que publicarlo.

  12. Manu Oquendo dice:

    Vaya por delante, estimados Colapso y Masgüel, que lo que he hecho es simplemente responder a la pregunta de Raúl y explicar por qué prefiero esa solución. No pretendo tener razón universal pero es lo que creo mejor para el bien común desde la situación a la que hemos llegado.

    Debo ser de los pocos, en este foro, que vivió –con uso de razón — en un entorno sin drogas. También sin Televisión, by the way.

    Entonces el consumo de estas drogas era algo que sólo existía en el mundo de la delincuencia, en situaciones de guerra, en la legión extranjera y en el mundo del arte. En minorías muy concretas.

    Era el caso en España, Francia, Suiza y UK –donde viví hasta los 25 años– y nunca me crucé con un atisbo de droga ni se oía hablar de ellas hasta que un día comenzó a ser permitido y como «potenciado» o «puesto de moda» a finales de los 60.

    Más tarde me tocó vivir en USA y Brasil –ya cuando se comenzó a abrir la mano legal– y fuimos testigos atónitos de toda una generación que se hundió en la miseria y sus hijos y hermanos pequeños comenzaron a darle al pegamento como modo de fuga de la realidad al ver que en las facultades no pocos profes de supuestas «humanidades» ensalzaban la práctica.

    ¿Nadie cuenta los millones de muertos y heridos de esta guerra de las alcantarillas? ¿Por qué si todos conocemos muchos casos trágicos?

    Siempre me he preguntado el por qué de esta conducta por parte de los Estados. No creo mucho en el azar si todos los árboles caen hacia el mismo lado.

    Tampoco me parece que esto sea un problema que deba y pueda ser vivido «Darwinianamente», –«survival of the fittest»–, y resuelto con el ejercicio estoico de la voluntad y el autodominio personal.

    No se puede minimizar el asunto de esta manera si se conoce cómo hoy día se educan y viven los niños y jóvenes sometidos a las peores presiones grupales en un entorno público tremendamente degradado.

    ¿O qué se imaginan que sucede en los conciertos masivos? ¿Contemplación melódica? ¿Qué familia puede hoy ejercer un mínimo control sobre los riesgos sobrevenidos en el entorno de sus hijos? Ser padre o educador hoy es una ordalía que tiene demasiadas papeletas para el fracaso.

    Mas bien parece que el Estado no sólo no es inocente sino que es Causa primera. Por Acción, quizás Incompetencia sistémica y por Omisión.

    España duplica en niños de 12 años la tasa europea de consumo de coca (12 años, al igual que en el sexo, es la edad actual de «arranque») y los camellos rondan por los colegios como por su casa.

    ¿Esto es un Estado digno de ese nombre u «otra cosa», con perdón? Lógicamente estos críos y jóvenes lo han visto en su entorno de una u otra forma y viven bajo una tremenda presión grupal y ambiental. Lo cual da la medida de cómo estamos–

    ———
    ———

    Pese a ello la objeción que ustedes presentan es importante y merece buenas dosis de análisis y discernimiento.

    Para hacerlo hacen falta recursos–que me faltan– porque esto afecta al terreno pantanoso de la filosofía política: los límites morales de un sistema político que ha hecho todo lo posible por destrozarlos cuando éstos límites son exógenos al poder o contrarios a sus intereses.

    Dentro de mis carencias en un campo que, muerto Tomás de Aquino, requiere las dotes de un Marina, de un Dalmacio Negro o de Adela Cortina, voy a intentarlo

    Se dice: Si esto se prohíbe, se produce una intromisión del Estado en la esfera privada, en el libre albedrío.

    Es verdad. Así es. Lo es del mismo modo que, por ejemplo, el 143 del CP se entromete en la conducta privada del suicidio al penar la inducción y la cooperación.
    O como llevar al código penal conducir a más de 180 (incluso con vehículos homologados por el Estado para ir a 245) y…. sin nadie en 50 km. a la redonda. El tramo del peaje de Albacete a Ocaña a las 3 de la madrugada una noche de invierno. ya tiene sanción penal en España pero no en otros países. Un delito «territorial».

    Es decir, el Estado, de forma rutinaria, ya penaliza conductas sin riesgo ni daño a terceros involuntarios. Esto sólo se puede entender cuando el bien que se protege o la conducta exigida, afecta a la propia vida del actor.

    De no ser así es una arbitrariedad. Luego el principio existe y se aplica con profusión creciente en nuestros códigos.

    ¿Por qué estos y otros casos se aceptan rutinariamente y la droga, que causa muchos más daños, ha de ser excluida y permitido su consumo?

    Esto, me temo, tiene mala respuesta.

    Sólo queda la que colectivamente hemos apuntado: Que sube el PIB y puede ser una fuente de Ingresos fiscales (que se detrae de otras producciones y otros consumos). Tela marinera porque cada vez recuerda más a la Guerra del Opio como necesidad estructural y derecho de pernada del Imperio Británico a costa de los chinos. Un paso más de control hacia un mundo orwelliano con soma, especia o soylent green como ya hemos mencionado y nos han advertido más o menos sutilmente caso todos los autores del ramo.

    Por ello crece en la calle la curiosidad por entender «Por qué» las libertades civiles (nuestra capacidad de elegir sin intromisión y sin tener que estar sometidos al control del estado como señor total) se circunscriben cada vez más al campo del sexo y la droga en prácticamente todas sus variante mientras se limitan en el resto de nuestras posibilidades y actos.

    ¿Por qué el resto de nuestras vidas es cada día más difícil, imposible o ilegal, sin carnés o licencias administrativas previa, renovaciones periódicas, ITV’s y tasas varias aparte?

    Debe ser que en este estado de cosas hay que dejar alguna válvula de escape. Va a ser que estamos en fase avanzada de la creación del «Hombre Nuevo» de los sistemas jacobinos, el hombre tutelado…. de la cuna a la incineradora.

    Es un gran tema el traído por Raúl que da para muchas reflexiones a veces encontradas.

    Dado que aún no he podido leer el comentario de Enrique lo dejo aquí hasta que pueda hacerlo.

    Saludos

  13. Masgüel dice:

    «El problema de las drogas es uno de los que más envergadura tiene en las sociedades occidentales en cuanto a consumo, y en las sociedades productoras por las terribles consecuencias del narcotráfico.»

    Las ilegalidad del comercio de drogas no solo produce problemas a las sociedades occidentales en cuanto a consumo. Hipertrofia del sistema penitenciario, corrupción política, lavado de dinero, gastos astronómicos en la represión del menudeo frente a la posibilidad de tasar su comercio. Porsupuesto, los problemas del consumo abusivo también son muy importantes y no solo por la toxicidad de ciertas drogas, sino por su adulteración y, sobre todo, su abusivo precio.

    «En esta cuestión se conjugan, como en pocas, un amplio conjunto de circunstancias que hacen de ello, seguramente, el problema por excelencia de las políticas sanitarias del occidente de las últimas tres décadas»

    Si distinguimos por drogas, alcohol y tabaco, drogas legales, suponen, con mucha diferencia el grueso del problema. Y a nadie se le ocurre a estas alturas resolver el problema médico que supone su abuso, prohibiendo su venta. El problema es que no se ha tratado el asunto desde políticas sanitarias, sino policiales y penitenciarias.

    «Sobre la cuestión de la legalización hay perspectivas en ambas direcciones que parecen razonables y que merecen una reflexión positiva de sus propuestas.»

    Pues todavía no he leído una opinión de la postura en contra que me parezca razonable. Muchas medias tintas, mucha pose moderada, mucha prudencia y sobre todo, muy poco respeto a la soberanía del ciudadano adulto, piedra fundacional de cualquier sociedad abierta. Si se trata de incluir variables a la ecuación, no olvidemos que la actitud conservadora de un sector de la clase médica también puede considerarse un problema político. Hemos llegado a tratar la receta médica como un permiso para medicarse, cuando nunca debió dejar de ser un mero consejo.

    «Los comentarios que se han vertido al hilo del artículo en general adolecen de este sesgo, pues no consideran factores clave en el problema, que las instituciones más relevantes suelen estudiar en profundidad, en general como respuesta a las peticiones de los organismos internacionales.»

    Recuerda que para el antiprohibicionismo, las políticas y criterios anticientíficos de según qué organismos internacionales (chantajeados o sobornados por EEUU desde la Convención Única sobre Estupefacientes en 1961) es uno de los principales escollos para solucionar el problema. Me refiero especialmente a la JIFE.

    «es fundamental contemplar los efectos en las sociedades consumidoras en general -básicamente el primer mundo- de los mecanismos profundamente automatizados con las que se dirigen amplias capas de la población a conductas claramente adictivas»

    Pues será fundamental, pero no para prohibir el mercado de una droga, sino para tratar a las personas que consideren su adicción un problema a resolver.

    «nada tiene que ver el problema cuando de la sociedad de la que se habla no es una “sociedad de consumo”.»

    Todas las sociedades se converten en sociedades de consumo cuando ven crecer su economía. Y el problema el consumo abusivo ya no se limita a los países ricos. Los países productores ven crecer rápidamente el consumo interno.

    «resulta preocupante, como es que ante determinadas circunstancias colectivas de difícil abordaje jurídico -prostitución, drogas, aborto, etc,- que proceden de la ilegalidad, se invierte de forma marcada el estilo con el que es utilizada la ley en Occidente.»

    ¿Por qué es preocupante que se invierta de forma marcada el estilo con que es utilizada la ley en Occidente ante circunstancias colectivas de difícil abordaje?. Se invierte el estilo para resolver un problema. Lo preocupante sería seguir como estamos.

    «es chocante que ante este tipo de problemas se alcen tantas voces sobre la desregulación de cierto tipo de actividades.»

    ¿Desregulación?. Lo que necesitamos y pedimos son leyes que las regulen.

    «Parecería que encubierta bajo una capa de tolerancia, lo que se encuentra es la impotencia pura y dura de todo un colectivo, para dar adecuada respuesta a los problemas que como sociedad nos acucian.»

    Conviene es distinguir los problemas causados por el abuso de ciertas drogas de los problemas que causa la prohibición de su comercio. La tolerania hacia el consumo se presupone, salvo para aquellos incapaces de conjugar la apuesta política por la libertad y responsabilidad del ciudadano con su juramento hipocrático.

    «¿Despenalizar? Si, gracias. Pero, entonces, todo.»

    ¿Todas las drogas?. Estoy de acuerdo. Sí, gracias.

  14. Masgüel dice:

    «Debo ser de los pocos, en este foro, que vivió –con uso de razón — en un entorno sin drogas»

    ¿Dónde has vivido que no había vino en las bodegas, tabaco en los estancos o codeína en las farmacias?.

    Entonces el consumo de estas drogas era algo que sólo existía en el mundo de la delincuencia, en situaciones de guerra, en la legión extranjera y en el mundo del arte. En minorías muy concretas.

    «hasta que un día comenzó a ser permitido y como “potenciado” o “puesto de moda” a finales de los 60.»
    «en las facultades no pocos profes de supuestas “humanidades” ensalzaban la práctica.»
    «Siempre me he preguntado el por qué de esta conducta por parte de los Estados. No creo mucho en el azar si todos los árboles caen hacia el mismo lado.»

    Nunca ha faltado la connivencia entre gobiernos y cárteles del narcotráfico. Pero el aumento del consumo no obedece a una conspiración internacional para hacerlo tolerable. No olvides que al ser ilegal, es un comercio que no cuenta con plataformas publicitarias. Las causas serán culturales, pero la demanda es real y parte de los propios consumidores.

    «Tampoco me parece que esto sea un problema que deba y pueda ser…resuelto con el ejercicio estoico de la voluntad y el autodominio personal.»

    Para muchas cosas hace falta ayuda de los demás. Lo antiliberal es obligar a aceptar ayuda a quien no la pide.

    «¿Qué familia puede hoy ejercer un mínimo control sobre los riesgos sobrevenidos en el entorno de sus hijos? Ser padre o educador hoy es una ordalía que tiene demasiadas papeletas para el fracaso.»

    ¿Y a cuento de qué cada vez que se trata la legalización de las drogas se trae a cuenta el consumo adolescente?. Es un problema muy serio a resolver, pero hoy los adolescentes tienen más fácil acceso a las drogas ilegales que a las legales. Los asuntos humanos se enredan como las cerezas, pero nos hacemos un flaco favor si, por miedo al cambio, nos empeñamos en mantenerlos enredados.

    «España duplica en niños de 12 años la tasa europea de consumo de coca (12 años, al igual que en el sexo, es la edad actual de “arranque”) y los camellos rondan por los colegios como por su casa.»

    Si la cocaína se vendiese en farmacias, no habría camellos rondando los colegios. Habría adolescentes rondando las farmacias.

    «el Estado, de forma rutinaria, ya penaliza conductas sin riesgo ni daño a terceros involuntarios. Esto sólo se puede entender cuando el bien que se protege o la conducta exigida, afecta a la propia vida del actor. De no ser así es una arbitrariedad. Luego el principio existe y se aplica con profusión creciente en nuestros códigos.»

    El principio existe y se aplica con profusión. Ese es el problema. ¿Qué sería una arbitrariedad?.

    «¿Por qué estos y otros casos se aceptan rutinariamente y la droga, que causa muchos más daños, ha de ser excluida y permitido su consumo?»

    El problema es precisamente haber llegado a aceptar rutinariamente esas intromisiones.

    «cada vez recuerda más a la Guerra del Opio como necesidad estructural y derecho de pernada del Imperio Británico a costa de los chinos.»

    El Reino Unido jugó sucio con China, pero recuerda que no hizo sino satisfacer la demanda que los chinos hacia el opio, saltándose la prohibición de su comercio por parte del gobierno

    «Por ello crece en la calle la curiosidad por entender “Por qué” las libertades civiles (nuestra capacidad de elegir sin intromisión y sin tener que estar sometidos al control del estado como señor total) se circunscriben cada vez más al campo del sexo y la droga en prácticamente todas sus variante mientras se limitan en el resto de nuestras posibilidades y actos.»

    No confundas tu curiosidad con la curiosidad de «la calle». Pero tiene guasa que digas que nuestra libertad se circunscribe al campo de la droga cuando lo que estamos discutiendo es el fin de su prohibición.

    1. Pedro Pérez dice:

      “Y a nadie se le ocurre a estas alturas resolver el problema médico que supone su abuso, prohibiendo su venta.”

      Ni mucho menos se puede prohibir su venta, se trata desde una tolerancia pasiva inevitable. Entre el blanco y el negro hay muchísimos tonos de grises, y al verlo desde todo o nada, ya en la pregunta se asoma la trampa del planteamiento. Somos soberanos, pero no tontos.

      “Muchas medias tintas, mucha pose moderada, mucha prudencia y sobre todo, muy poco respeto a la soberanía del ciudadano adulto, piedra fundacional de cualquier sociedad abierta”.

      El problema no es la falta de respeto a la soberanía del ciudadano, sino los niveles de adicción en todas las capas de la sociedad, del que no da una sola respuesta válida ¿Otro nuevo derecho? El derecho a mi adicción.
      http://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2009_2014/documents/libe/dv/21_emcddareport_/21_emcddareport_es.pdf

      “Hemos llegado a tratar la receta médica como un permiso para medicarse, cuando nunca debió dejar de ser un mero consejo”.

      Por eso será que uno va al médico va a una especie de tertulia sobre tu estado de salud, en la que un profesional y un profano al mismo nivel tratan mutuamente consejos para mejorarla. ¡Los mundos de Yupi! ¡Si esto lo oyeran los profesionales que se dedican a las toxicomanías, estarían una semana descarcajeándose de su ignorancia!

      “Pues será fundamental, pero no para prohibir el mercado de una droga, sino para tratar a las personas que consideren su adicción un problema a resolver”.

      El principal obstáculo de los consumidores adictos es reconocerlo como un problema.

      “¿Por qué es preocupante que se invierta de forma marcada el estilo con que es utilizada la ley en Occidente ante circunstancias colectivas de difícil abordaje.”

      Es preocupante porque en vez de resolver el propio problema se lo hace legítimo, y santas pascuas.

      “Lo que necesitamos y pedimos son leyes que las regulen.”

      No, lo que se pide es que se legalice, como una manera de hacer creer a la ciudadanía “soberana”, que tal problema no lo es. Y, de paso, ¿por qué huye usted tanto de hablar de los toxicómanos y las toxicomanías? Seguro que es porque solo está pensando en su propia realidad conceptual y no teniendo en cuenta el brutal problema que están suponiendo las drogas a millones de personas. No ha dado un solo argumento para abordar este problema que no le parece importar pese a los comentarios que se han vertido al respecto, e insiste en “su” derecho, aunque nos meta a todos los demás en él sin haberlo pedido, para ampararse en ello. No cuela.

      “¿Despenalizar todas las drogas? Estoy de acuerdo. Sí, gracias.”

      Ya. Selección natural, ¿eh? ¿Por qué no incluimos en la soberanía que propones la libertad educativa, la libertad sanitaria, la libertad fiscal, la libertad política, la libertad de comunicación, la libertad de llevar armas? Es que tener solo la libertad de drogarse, sabe a colocado y poco a responsables.

  15. Masgüel dice:

    Por cierto Manu. Cuando los adolescentes buscan estimulantes, beben reb bull a garrafas o trapichean con el metilfenidado de los «poco atentos». Les sale mucho más barato y saben que es una droga sin adulterar. Incluso cuando acuden al mercado negro prefieren la anfetamina en polvo, porque es más barata que la cocaína y porque saben que aunque paguen cocaína, se van a llevar anfetamina de todas maneras.

  16. xema dice:

    Bufff Masgüel, tienes un gran poder de argumentacion.
    Yo abogo por quitarnos el miedo y viendo que lo que hay no funciona legalizar, legislar y democratizar seria la mejor opción.
    Si no funciona siempre se puede volver a prohibir ¿o no?

  17. Pues nada que para un ratico que veo la tele veo esto: mucho joven pasándolo en grande en una playa, jóvenes de ambos sexos, bailando y riendo ultrafelices porque sí porque se lo merecen seguramente…la vida perfecta- cero preocupaciones y la felicidad y alegria en estado puro..
    y una frase al final del «anuncio» que reza así: «enciende tu alma»…aparece esa estrellita que muchos conocen..y tal- bebida…de alcohol…

    ahora entiendo esto de la anorexia-bulimia generada desde la adolescencia con severas secuelas y que tan mal me ha hecho…seguro, seguro, que me la cogí yo «solita»–ingenua que es UNA que me creo todito lo que me dicen, en cualquier lado..mucho más si me lo dice la TV.

    pues eso, voy a ver si se me enciende el alma-que el bolsillo le tengo super apagado, y me uno a esa alegría juvenil con la ayuda de esa estrellita en la tasca de abajo, con una birras bién fresquitas..
    cuando se me pase la resaca, ya vuelvo pa´otraspolíticas; ta´luego colegas.

  18. Inés dice:

    Las «drogas» han sido todas fabricadas en la farmacia y son legales.
    Son además proporcionadas masivamente a la población mas vulnerable que ni se entera de lo que toma; niños y ancianos, de forma indefinida, para tratar una serie de «síndromes» que no enfermedades, que aparecen con nombres extraños, y que curiosamente van siendo asumidos por la sociedad que busca un diagnóstico con nombre y apellidos y que se entrega gustosamente a quien le prometa la solución a su «malestar».
    Derivados químicos, sintéticos, y/o adulterados, y/o potenciados en la dosis o en la coadyuvancia con otros tantos, que ya no se parecen al alcaloide, psicotrópico, o veneno de la planta original.
    Es un arma de destrucción masiva como otra cualquiera, arma de guerra. No deberíamos olvidarla, igual que los diamantes, el petróleo, el agua, las nuevas «piedras» para los móviles o el comercio con animales o personas.
    ¿que los que ya no saben cómo se disfruta quieren tener al lado el supermercado de setas-me-olvido-de-todo-y-viajo-a-las-estrellas? esos ya saben cómo, cuando y dónde conseguir su paseo.
    Precisamente si cualquier escuela de económicas del mundo ése que sabe lo que es mejor para el bien común, lo recomienda, entonces realmente es una muy mala noticia.
    Sustancias que afectan no sólo a los circuitos de adicción cerebrales, sino que son flechas envenenadas para el corazón, como el éxtasis, que puede producir el fallo de los sistemas generales de control del cuerpo en jóvenes, con una sóla pastillita, las anfetaminas, mezcladas ni se sabe con qué.. todo ésto es jugar con fuego y debe ser terminantemente prohibido y además, permanentemente informado en escuelas, foros, y programas de salud pública para el público en riesgo– la mayoría.
    Soy extremadamente radical en ésto, yo, las prohibiría todas!, empezando por las de las farmacias, que sólo podrían ser administradas no en la medicina general sino en la medicina paliativa, o en casos muy concretos de Cirujía, Cancer o desordenes neuronales, donde sí podrían ser muy beneficiosas.
    ¿Imposible? si, desgraciadamente, pero de ésta forma también se acabaría con el narcotráfico, porque es indecente e inmoral que Estados Unidos intervenga en los países productores con la excusa de la «ayuda al narcotráfico» y en su propio país incentive e impulse con subvenciones plantaciones de coca y de opio – con fines médicos-.
    En el mundo de la mentira.. aquí, en mi país, Drogas NO.
    Aprendamos y eduquemos a conseguir el «extasis» de otras muchas maneras, algunas de las cuales además nos alargan la vida.

    1. Masgüel dice:

      «todo ésto es jugar con fuego y debe ser terminantemente prohibido»

      Que yo sepa, incluso en el improbable caso de que un comprimido de éxtasis produzca la combustión espontánea de quien lo ingiere, no justificaría su prohibición. Lo que te falta argumentar Inés, es tu filosofía política. No es suficiente con afirmar que las drogas son peligrosas. Los cuchillos cortan. ¿También se prohiben?. Aquí de lo que se trata es de quién prohibe a quién y cómo se justifica que un ciudadano adulto no tenga potestad sobre las decisiones que afectan a su salud y a su vida. Lo único que haces es manifestar tu indignación moral por la forma en que los demás ocupan su ocio. Y eso es lo que discute el artículo que estamos comentando.

      1. Inés dice:

        De acuerdo, es que no quería alargarme.
        El primer asunto importante para clarificar es que las drogas no son juguetes para el ocio de nadie.
        La naturaleza ha tenido siempre el antídoto y el veneno y sólo los que sabían como usarlo han podido emplear belladona ( atropina entre otras) inhibidor del receptor muscarínico de la acetil colina y por tanto un potente supresor de los efectos parasimpáticos, es decir te pone el corazón a 100 y es usado para contrarestar los efectos «simpáticos» hasta la muerte por envenenamiento de la sobrestimulación de la setita de los enanitos.
        El opio fue usado por hipócrates – vía Sumeria y Egipto-( imaginaros lo que debió ser el descubrimiento de sus propiedades analgésicas -sin anestesia), pero luego vinieron los listos de los alemanes que lo purificaron para venderlo, es decir lo hicieron legal, en forma de morfina y con ésto se descubrió el mecanismo central de la rutas adictivas y cíclicas, la liberación de dopamina en el núcleo acumbens- como nosotros de forma endógena somos capaces de producir endorfinas y encefalinas con efectos reversibles y lo mas importante, no adictivos.
        Lo mismo podría decir de los canabinoides,con amplio y demostrado efecto en gliomas, y para contrarestar los efectos secundarios de la quimio. O de las anfetaminas, hijas malvadas de la efedrina, o de cualquier planta existente en la naturaleza que se ha usado deliberadamente para producir dinero, para consolidar el poder y para someter a los pueblos.
        Aunque no lo parezca ya entre líneas te he hablado de mi «filosofia» si así quieres llamarla, es que mire usted, a nadie se nos ocurriría comer las hojas de la «colacacia «como la llama mi madre o de la adelfa, como decía alguien, si los animales saben….
        Y lo del cuchillo es infantil, porque a mi me enseñaron a usarlo, y los afilo bien en mi cocina, y enseño a usarlos como instrumento, me enseñaron a usar el hacha, a usar la sierra, la gente de mi tierra los usaba para hacer bonitos taburetes de corcho y cocinitas en miniatura. También me enseñaron que si tocaba los cables con los dedos mojados, podía ver las estrellas pero dolía … enfín.
        El problema político yo lo solucionaría fácil, del mismo modo que las demás armas.
        1)Prohibición legal de síntesis de cualquier droga química derivada de éstas anteriores para ser usada como medicamento al uso. Sólo debe ser usada por médicos que sepan llevar ese nombre, previo estudio e internamiento del paciente y de forma puntual hasta recuperar la disfunción para la que la sustancia resulta una cura. Así jamás se generaría adicción.
        2) Puesto que la Naturaleza ha dispuesto su especial farmacia natural en determinados ambientes, los que saben cómo usarla como medicina deberían seguir usándola, ellos además enseñan a su sociedades sobre los usos especiales y sobre los peligros del exceso.
        Entonces son ellos los que deben ser autorizados a poder plantarla, recogerla y prepararla, sin ningún aditivo ni mezcla artificial y si me apuras la medicina occidental usaría las mismas vías y métodos de administración de las mismas, como medicina, jamás como veneno, jamás como comercio adulterado. Por tanto las jeringuillas ya no se intercambiarían.
        Para que ésto suceda, debe haber un consenso internacional en el que los cárteles de la droga, no serían tentados a financiar partidos políticos, en el que los políticos de esos países no dejaran a ningún gobierno extranjero a entrenar y reclutar escuadrones para matar Narcos, cuando lo que quieren es matar guerrillas anticapitalistas que amenazan el gran negocio neoliberal porque no olvidemos quienes son los principales consumidores y repartidores.. pues los que han conseguido obtenerla con su dinero. Ésto evitaría el uso de «mulas» los encarcelamientos injustos de personas a las que se les ha metido droga «en tránsito», los suburbios chabolistas donde se vende adulterado.
        Con tantos satélites, etc que tenemos, es bien fácil distinguir dónde y cómo y quienes lideran los principales laboratorios clandestinos y ahí está la OMS y la FDA que saben lo que hacen. Prohiben sólo lo que a ellos no les va a ser de gran beneficio.
        Mi propuesta política además disminuiría muchísimo el comercio de armas entre los «tenedores del veneno» por lo que esas guerras se acabarían.
        Mientras tanto, el mundo sigue llenándose de propuestas blanco o negro, destinadas a que todo siga exactamente igual. Por eso estoy segura de que la legalización de las drogas, sería una vez más una legalización interesada y por supuesto, pensada estratégicamente para un cierto número de países diana de estas medidas, además se liberaría el comercio, que es lo que quieren las demás compañías farmaceúticas, que las patentes pasen de mano y sean más los que las fabriquen, asi que pronto empezaremos a encontrárnolas en el mercadona y en las gasolineras, igual que la plaga de pipas ( jajja) de nicotina como método de dejar de fumar tabaco..
        Política no, sentido del peligro , porque mañana vienen los mismos a convencernos que ante la oleada de delincuencia y radicalismo todos deberíamos tener una pistola, por nuestra propia seguridad, para proteger a los nuestros de los delincuentes y hala, los niños se van de campamento de tiro.. y tan normal.

        1. Masgüel dice:

          Pues menos mal que no querías alargarte. No has entendido la pregunta que te hago. Cuando te pregunto por tu filosofía política no te pregunto por las políticas concretas que te parecen mejores, sino por la justificación para imponer tus preferencias a los demás. En otras palabras, ¿por qué crees que tienes derecho a imponer tu criterio a la vida privada de los demás?. Incluso aunque admitiese tu argumento de que la sabia Naturaleza manda hacer las cosas de una forma y no de otra, la democracia consiste en ponernos de acuerdo en hacer las cosas como nosotros queramos, incluso contra lo que mande la sabia Naturaleza.

  19. Manu Oquendo dice:

    Resulta que tengo árboles pero se me ha prohibido cortarlos sin permiso del estado, tengo un par de empresas –pequeñas– y las cosas que no puedo hacer, los permisos que tengo que pedir y las declaraciones juradas que tengo que hacer no caben en un libro de 250 páginas (resumidas y sin jurispridencia).

    Mis hijos y nietos no pueden recibir su educación en casa –si así nos parece con exámenes donde nos digan– y nos vemos obligados a ponerlos en manos de gente que también necesita ser autorizada para ello aunque sus resultados son infinitamente peores que cuando los profesores se establecían sin más permiso que la evidencia de sus méritos.

    A todos los efectos no nos pertenecen aunque el Estado ofrezca unos resultados «Subprime» (uso el término por ser amable) y me garantice que están bien expuestos a todos los riesgos que se toleran para que se «endurezcan» y sólo salga adelante lo más apto de cada casa.

    El taller que me arregla el coche (franquicia del fabricante) no puede certificar que es apto para circular, para esto tengo que ir a pasar por caja, –cada vez con más frecuencia–, a un negocio del Estado.

    La alcaldesa de Madrid, que se tiene por liberal, nos está poniendo unos parquímetros que nos obligan a teclear la matrícula y el año de decrepitud del coche para obligarnos a comprarlos nuevos cuando a ellos les venga bien para que suba el PIB que ellos solitos se han ido cargando al crear las condiciones para que lo inteligente sea cerrar y no abrir una industria.

    El comercio donde compro tiene prohibido regalarme una bolsa de 5 céntimos y las bombillas de casa que nos han obligado a comprar cuestan diez veces más que las antiguas, iluminan peor y no reducen la factura (ha subido) porque la iluminación es parte ínfima del coste de la energía.
    Por ende me entero que esas bombillas contienen gases con mercurio. Igualito que el atún de esa bestialidad que es la almadraba.

    Además me han prohibido generar mi propia energía y si quiero hacerlo me exigen unos cuantos proyectos, permisos varios y una penalización.

    No puedo tener una pistola porque se nos prohíbe defendernos en nuestra propia casa y si se nos ocurre hacerlo con intrusos nocturnos violentos se nos cae el pelo del susto y de los procesos judiciales.

    Los perros domésticos han de ir obligatoriamente con correa y ser de razas políticamente correctas lo que puede llegar a exigirnos el paso frecuente por una agencia que certifique el estado estado mental del propietario.

    Mi casa, que el Estado autorizó a construir y habitar, ahora ya no debe servir y se me prohíbe alquilarla o venderla sin pedir un certificado de terceros que trata igual una casa en Panticosa que otra Ayamonte.

    La lista es interminable y cada uno de nosotros debería seguir completándola, por higiene mental y para enterarnos de las cosas. Cada día un poquito porque es muy educativo y te aclara las ideas progresivamente.

    Es decir, eso de que «somos libres» es un cuento chino, rotundamente falso. No es verdad. Y esta maraña de prohibiciones, restricciones y limitaciones (pocas de ellas razonables) no hace más que crecer.

    Ahora bien, hay dos vacas sagrada: Sexo y Droga. Es el símbolo solitario que nos queda de que nuestra esencia es ser libres.

    El «puticlú» o el triste y discreto chapero del Arenal que doblan en horas bajas repartiendo papelinas con la mirada triste o huidiza. Son refugios libertad y ofrecen productos que hoy se promocionan y dan prestigio social. Fomentemos el progreso.

    En esta situación uno no deja de tener cierta simpatía por la postura de quienes desean legalizar la droga y la prostitución.

    A fin de cuentas su libertad es un mal ejemplo y deben ser sometidos. Como todo el resto.
    Se entiende que desde nuestra condición abyecta nos entre una inmensa envidia de los que están al otro lado de la reja.

    Coñas aparte.

    1. Masgüel dice:

      Si no te importa, voy al grano.

      «La lista es interminable y cada uno de nosotros debería seguir completándola, por higiene mental»

      Por higiene mental, convendría separar la lista entre las leyes que regulan la conducta que afecta a terceros y la conducta que atañe exclusivamente a la vida privada. Solo así puede discernirse entre intromisiones justificadas e injustificadas en el ejercicio de la libertad individual.

      «Es decir, eso de que “somos libres” es un cuento chino, rotundamente falso. No es verdad.»

      Estoy de acuerdo. Nunca he dicho lo contrario. Libertad para esto o aquello, es la que nos otorgamos mutuamente al legislar. El derecho a la libertad indivdual, para expresarse, reunirse con quien quiera, cambiar de profesión o lugar de residencia, para dejarse melena o plantar cebollinos, según su propio criterio, es un ideal del liberalismo político.

      «Y esta maraña de prohibiciones, restricciones y limitaciones (pocas de ellas razonables) no hace más que crecer.»

      Claro. Porque cada vez nos relacionamos, negociamos y litigamos de formas más variadas. Se trata, como señalas, de deshacernos de todas aquellas que no son razonables.

      «Ahora bien, hay dos vacas sagrada: Sexo y Droga. Es el símbolo solitario que nos queda de que nuestra esencia es ser libres.»

      Serán vacas sagradas o de cualquier otra especie, pero el recurso a la alarma moral no soluciona los problemas concretos. Los problemas que causa la prohibición del comercio de drogas no se soluciona llorando por una cultura viciosa y decadente.

      «A fin de cuentas su libertad es un mal ejemplo y deben ser sometidos. Como todo el resto.
      Coñas aparte.»

      Si dejáramos las coñas aparte, sabría qué quieres decir con eso de que la libertad de los individuos debe ser sometida cuando constituye un mal ejemplo.

      1. Manu Oquendo dice:

        Creo, apreciado Masgüel, que, al modo de los grandes sofistas del tiempo de Pericles, propendes a retorcer el argumento de contraparte hasta hacerlo irreconocible por el emisor lo cual conduce a una situación de ausencia de diálogo.

        Si te fijas no se han usado argumentos morales y sin embargo te refugias en ellos cuando no te apetece dar respuesta frontal o deseas esquivar una consideración.

        Igualmente pasas con indudable elegancia por encima del daño social –a terceros, naturalmente– y a las propias víctimas de la droga que es la principal lacra social desde la Postguerra.

        Lacra con un coste que el sistema no ha querido cuantificar porque es monstruoso.

        ¿O resulta ahora que la criminalidad, los robos, los asesinatos, los accidentes, las muertes prematuras, la exclusión social, la marginalidad, el destrozo familiar y sanitario (pensemos simplemente en las poblaciones afectadas por el SIDA), los despidos por consumo en la empresa o por robos asociados al hábito, el fracaso escolar y los problemas de salud graves, muy graves, de niños y adolescente que se inician por el ejemplo ambiental, etc. han nacido del aire por generación espontánea?

        Por cierto, si alguien se piensa que el Haschis es inocuo y tiene niños que se lo piense dos veces porque se puede encontrar con un pollo monumental e irresoluble durante años con cualquiera de ellos.

        Pensemos en los millones de vidas destrozadas y en los cientos de miles de muertos. En mi círculo familiar y de compañeros o amistades cercanas, –unas 120 personas– he sido testigo en cuarenta años de 9 muertes directa o indirectamente relacionadas con esta conducta. En la generación que me sigue se ponen «a pasar lista» y resulta tétrico.

        Esto es otra cosa que el sistema se ha negado a hacer: Analizar conductas de riesgo social para tratar de modificarlas o desincentivarlas como hace regularmente en cualquier otra esfera de la vida.

        Esta inacción no se entiende porque este tipo de Estado Postmoderno sólo ha dejado de hacerlo en este mundo de la droga y de diversas variaciones de hábitos sexuales.

        Al contrario se ha hecho lo indecible para que la conducta socialmente dañina pudiera seguir teniendo lugar so pretexto, quizás, de eso que los Postmodernos conocen como las «Religiones Biológicas». Religiones de Sustitución, naturalmente.

        Un ejemplo de una conducta social que se ha penalizado sin problemas es la violencia doméstica, un fenómeno típico de los tiempos y en crescendo.

        Pues bien, esta lacra tiene una incidencia doce veces superior (12) en parejas de hecho que en matrimonios formales civiles o religiosos. Nos encontramos así con una población de riesgo claro y sin embargo es una conducta que se incentiva desde el Estado.

        ¿Cómo se incentiva?

        Muy sencillo, el sistema de subvenciones que trata de proteger a la madre soltera se convierte en un incentivo racional que hace ventajoso el no casarse. Hasta el punto que en toda Europa (hay países peores) es irracional hacerlo desde el punto de vista de los cashflows personales.

        Tenemos así un incentivo para no formalizar vínculo alguno ante la sociedad pretendiendo que es indiferente y crea estas situaciones que estadísticamente son casi inexistentes en las formas más tradicionales.

        El coste de esta «externalidad» es tremendo y con seguridad todos conocemos casos.

        Pues bien la droga ha causado mil veces más muertes y más daño.

        ¿Por qué razón, con qué Derecho, hemos de atender este coste social que ya no se puede pagar ni pidiendo prestado para que lo paguen los hijos de nuestros nietos? ¿Por qué?

        A fuerza de perversiones sistémicas veremos la emergencia de un nuevo derecho humano: El derecho a la Autoexclusión de este sistema que nos lleva de cabeza al «Black Hole».

        Será muy interesante ver qué se argumenta contra el Derecho a Excluirse de este tipo de sistema.

        Bueno, un saludo cordial

  20. Masgüel dice:

    Manu, no tengo tiempo para responder a tus parrafadas sobre el sentido de la vida y las conspiraciones judeomasónicas del Estado postmoderno para disolver nuestros valores morales. Estamos hablando de la legalización de las drogas. Así que voy al párrafo pertinente:

    «¿O resulta ahora que la criminalidad, los robos, los asesinatos, los accidentes, las muertes prematuras, la exclusión social, la marginalidad, el destrozo familiar y sanitario (pensemos simplemente en las poblaciones afectadas por el SIDA), los despidos por consumo en la empresa o por robos asociados al hábito, el fracaso escolar y los problemas de salud graves, muy graves, de niños y adolescente que se inician por el ejemplo ambiental, etc. han nacido del aire por generación espontánea?»

    Si no eres capaz de diferenciar en todos esos efectos, los causados por el consumo de drogas, de los causados por el hecho de que esas drogas son ilegales, no tenemos más que discutir. Sigues metiendo interesadamente todo en el mismo saco y aquí de lo que se trata es de analizar cada factor por separado. Así que vuelve a repasar todas esas consecuencias y pregúntate si seguirían siendo las mismas si la droga en cuestión se vendiese legalmente en farmacias a un precio razonable, como ocurría antes de la prohibición.

    «Igualmente pasas con indudable elegancia por encima del daño social –a terceros, naturalmente– y a las propias víctimas de la droga que es la principal lacra social desde la Postguerra.»

    Es que no es estoy de acuerdo en que el consumo de drogas sea la principal lacra social desde la postguerra. La lacra, el daño social, está directamente provocado por su situación de ilegalidad. El daño personal es asunto de cada cual. Para convencerme de que el consumo de drogas, incluso el abuso marginal, sería una lacra social en un contexto en el que su comercio no se hubiese ilegalizado, tendrás que explicarme por qué la heroína no era una lacra cuando se vendía en farmacias o por qué es una lacra social el uso ocasional del amplio porcentaje de consumidores que no cae en la adicción (sobre ellos pasas igualmente con «indudable elegancia»).

    1. Manu Oquendo dice:

      No estamos hablando de moralidades así que no tiene mucho sentido que recurras al tópico. No se plantea esto en términos morales.

      Muchos hemos conocido una Europa sin estupefacientes y pretender que el consumo desaforado actual no es fruto de la despenalización del consumo me resulta muy difícil de entender.

      Una cosa es que llevemos 4000 mil años o más cultivando uvas y cebada para producir las bebidas de nuestra cultura y otra que se reprima esto y se dé barra libre a la coca andina.

      Por lo tanto también es falaz el argumento que achaca a la ilegalización del tráfico el inmenso daño causado. Sin duda el mayor castigo bíblico de la Postguerra.

      Nuestra población penal es hoy la mayor de Europa a lomos del tráfico y el uso de estupefacientes. Es cierto que si se legaliza toda esa gente tendría que buscarse un trabajo alternativo y nos ahorraríamos su manutención por ese motivo.

      Lo sucedido es que la despenalización del consumo crea gradualmente un Inmenso mercado que se atiende por medios ilegales.

      Por tanto es evidentísimamente una Ley, un acto legislativo, una Decisión del Poder Público la Causa Primera del Problema. La decisión de despenalizar el consumo es el momento cero de la Hiperexpansión del Problema.

      Ahora, el mismo Poder que ha creado y atizado el monstruo trata de controlarlo porque se siente amenazado y, como he citado en los Casos de Monterrey o de Bilbao que conozco de primera mano, se encuentra con mafias locales que ya controlan grades parcelas del poder político.

      Citas la venta libre –sin receta– de heroína en Farmacias como algo habitual en el pasado. Yo no lo he conocido en los ya largos años de mi vida ni he oído hablar de ello a mis antepasados cuando vivían (uno de ellos médico nacido en 1909 y otros en determinados momentos graves medicados con morfina y preparados de farmacia pero siempre con receta y bajo atención médica naturalmente).

      Tratemos de imaginar el sistema legalizado.

      En primer lugar habría que obligar a la venta porque muchas farmacias objetarían al servicio y si es con receta pues apaga y vámonos. ¿Qué tipo de médico recetaría sin una dolencia? ¿Está en el código deontológico causar un daño a sabiendas? Ni hablar. ¿En la medicina pública? ¿Menores de edad incluidos?

      Por no hablar del rastro documental que sería como si el cliente pusiera su vicio en el Muro de Facebook, registro indeleble para los restos y para el CV laboral.

      Por lo tanto los promotores derivarían hacia la parafarmacia del súper, las tiendas homeopáticas quizás, lo que plantearía nuevos problemas de «objeto social y corporativo».
      De dedicarse a promover la salud pasarían al fomento de la enfermedad.

      Sigo sin verlo y mucho menos que se consiguiese eliminar el tráfico ilegal porque la fiscalidad penalizadora crearía el espacio que hace que se siga vendiendo tabaco de contrabando.

      En fin, paz y buenas noches.

      1. Masgüel dice:

        «Lo sucedido es que la despenalización del consumo crea gradualmente un Inmenso mercado que se atiende por medios ilegales.»

        Manu. Partes del supuesto de que no habría tráfico ilegal si se prohibiese el consumo. Eso es una falacia. No tienes más que fijarte en los datos de los países donde el consumo también es ilegal, como Rusia. Y tampoco tienes en cuenta que cuando el consumo es legal pero la tenencia implica arresto y penas de cárcel, la legalidad del consumo es una patraña. A efectos prácticos produce la misma persecución sobre el consumidor y esa presión policial incide en los precios.

        «Tratemos de imaginar el sistema legalizado.»

        Ya iba siendo hora. Vamos por partes.
        – La objeción a la venta por parte de algunos farmacéuticos me parece una posición justificable, teniendo en cuenta que las farmacias son establecimientos privados. También se puede crear un nuevo tipo de comercio específico para las drogas lúdicas, pero no tiene mucho sentido, dado que muchas tienen ambos usos.
        – Claro está, no tiene sentido vender las drogas de uso lúdico con receta médica. La receta, como dije, debe ser un consejo médico para tratar una patología. Cada ciudadano adulto iría a la farmacia a comprar los medicamentos que quiera e irá con receta si además tiene una enfermedad y ha acudido antes al médico a recibir consejo. Estoy reivindicando (en general, porque hay medicamentos cuyo uso afecta a terceros, como los antibióticos) el derecho a la automedicación y al reconocimiento del derecho del paciente a la última palabra en cuanto a su tratamiento.
        – Y estoy de acuerdo. Un registro obligatorio de consumidores es un atentado a la intimidad de la vida privada. Si uno no tiene que inscribirse en registro para pedir una copa de licor en un bar, ¿por qué habría de hacerlo al comprar marihuana o heroína?.
        – La fiscalización nunca puede ser tal que fomente un mercado negro paralelo más barato. No se puede usar las drogas como instrumento recaudatorio sin tener en cuenta esos efectos colaterales. La fiscalización ha de ser razonable, no abusiva.

        Y cuando digo que la prohibición es en el fondo una cruzada moral, creo que no me equivoco. Quien se posiciona a favor de la prohibición parte de posturas conservadoras respecto a la moralidad de la embriaguez y antiliberales respecto los derechos de los individuos. De ahí la insistencia en no considerar los efectos de la prohibición sobre la vida del consumidor, a no distinguir entre consumidores adultos y menores de edad, etc.

        P.D. «Una cosa es que llevemos 4000 mil años o más cultivando uvas y cebada para producir las bebidas de nuestra cultura y otra que se reprima esto y se dé barra libre a la coca andina.»

        Reprimir eso es lo que se intentó con los destilados alcohólicos cuando sustituyeron en la cultura norteamericana a los vinos y cervezas que se consumían anteriormente y lo que se lleva intentado desde hace cuatro décadas con una larga lista de drogas. Los resultados de la represión están a la vista.

        1. Masgüel dice:

          «Citas la venta libre –sin receta– de heroína en Farmacias como algo habitual en el pasado. Yo no lo he conocido en los ya largos años de mi vida ni he oído hablar de ello a mis antepasados cuando vivían (uno de ellos médico nacido en 1909»

          La primera ley que en la práctica impide el comercio de heroía en las farmacias (porque como posteriormente con el alcohol, consistía en un permiso que era legal solicitar, pero que no se concede a nadie), es de 1914, aunque la guerra institucional a gran escala contra su el menudeo fue iniciativa de la administración Nixon. Por cierto, durante la ley seca, las farmacias eran los únicos establecimientos que podían vender alcohol legalmente como reconstituyente y bien que se aprovecharon de esa situación.

          Quienes más se oponen a la abolición de la prohibición son quienes se ganan la vida gracias a ella. Cuerpos de seguridad contra el narcotráfico, instituciones penitenciarias, rehabilitación a drogodependientes que se acogen al tratamiento para evitar penas de cárcel, empresas que fabrican pruebas para detectar el consumo, etc.

        2. Pedro Pérez dice:

          “Partes del supuesto de que no habría tráfico ilegal si se prohibiese el consumo. Eso es una falacia.”

          ¿Falacia? Con las drogas legales –alcohol, por ejemplo- la parte que corresponde a comercio sumergido, es mínimo en relación con los resultados comerciales de grandes emporios multinacionales, como en el caso de la cerveza. Y si el tabaco no hubiera incrementado por las políticas administrativas multiplicado por mil por cien su valor en las últimas dos décadas, y los impuestos especiales que por ellos se cobran, tampoco hubiera aflorado el tabaco de contrabando. Una cajetilla tiene un coste de 0,60 cts., y en el mercado está en general a más de cuatro €. Es que no se puede decir lo primero que a uno se le ocurre para insistir en su razón.

          “Estoy reivindicando el derecho a la automedicación y al reconocimiento del derecho del paciente a la última palabra en cuanto a su tratamiento”.

          Uno de los grandes problemas de convertir la salud, mejor dicho la enfermedad, en una actividad comercial en un mercado supuestamente libre, es decir un negocio lucrativo, ha sido la proliferación de grandes lobbys como son las compañías farmacéuticas interesados en que estés enfermo. El derecho a la automedicación es una monumental estupidez, que no ha hecho sino convertir a una gran mayoría en inmunes a la acción de los antibióticos precisamente por esa automedicación, y no es la respuesta adecuada a la invasión y al abuso de las clases médicas y farmacéuticas. El retorno a una idea esencial de salud es la vía para ello. Además, el reconocimiento del derecho a la última palabra en su tratamiento está recogido en todos los protocolos de intervención, que parece ignorar, como tantos otros argumentos.

          “La fiscalización nunca puede ser tal que fomente un mercado negro paralelo más barato”.

          Claro, debe ser lo suficientemente interesante como para lucrar las arcas del Estado. Pues fíjese, acaban nuestros inspectores de Hacienda, esos ciudadanos solidarios, generosos y con una alta sensibilidad social, de reclamar la legalización de la prostitución y el abuso (una droga nunca se puede usar, intrínsecamente es abuso por su carácter adictivo) de las drogas: ¡para aumentar la recaudación!

          “Y cuando digo que la prohibición es en el fondo una cruzada moral, creo que no me equivoco”

          Se equivoca totalmente. Se prohibió existiendo una cierta parte de paternalismo estatal, pero ahora mismo, que precisamente la moral no es lo que impera en ninguna de las decisiones, se hace por dos razones: económicas y sanitarias. Así se lo vienen diciendo unos y otros en sus explicaciones, pero es que usted, solo escucha lo que quiere oír para seguir en su razón.

          “Quien se posiciona a favor de la prohibición parte de posturas conservadoras respecto a la moralidad de la embriaguez y antiliberales respecto los derechos de los individuos”.

          Que va, es al contrario. Los que se posicionan a favor de la legalización son hiper-progresistas con sentimientos de culpa debido a sus hábitos de ocio y consumo, y un socializador de sus dificultades con el sentido de responsabilidad. No insista, no somos tontos

      2. José Jarauta dice:

        Estimado Manu:

        La experimentación de las vanguardias con las drogas nunca necesitó del apoyo del Estado.

        http://short-edition.com/classique/theophile-gautier/le-club-des-hachischins

        El mercado siempre ha estado innovando con nuevos productos, fuera la heroína de Bayer o el vino de Coca favorito de León XIII:

        http://www.fogonazos.es/2006/11/herona-de-bayer_116415393754925772.html

        http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/08/26/cocaina-heroina-y-opio-los-sorprendentes-medicamentos-que-tomaban-nuestros-abuelos/#more-7009

        El Estado si puede haber intervenido, si hacemos caso a Alfred W. McCoy en su relato de los tratos entre Lucky Luciano y la CIA en los preparativos de la invasión de Sicilia durante la 2ª GM.

        Después de dejar el sur de Italia bien servido, 25 años más tarde la vanguardia productora y consumidora estaba en Vietnam.

        «The battalions of American servicemen in Vietnam provided a perfect test market for the Asian syndicates, and heroin use among soldiers rapidly reached near-epidemic proportions in 1970-71, with some unit medical officers reporting that as many as 15% percent of G.I.s in some units were regular users.»

        http://www.totalhealthrecoveryprogram.com/Addiction_Heroin.htm

        Desde ahí se extendió por el mundo, pero es lo que tienen las vanguardias. Una vez que se engrasa la maquinaria es muy difícil de parar, y en esas estamos.

        1. José Jarauta dice:

          Para tener una perspectiva histórica del problema, que trata la mayoría de los puntos que aquí se abordan, es ilustrativo leer:

          Gamella J.F. y Martín, E. , (1994), “Rentas del Anfión: El monopolio
          español del opio en filipinas (1844-1898) y su rechazo por la administración americana” en REVISTA DE INDIAS, Madrid, UCM.

          http://www.researchgate.net/publication/259180981_LAS_RENTAS_DE_ANFIN1_EL_MONOPOLIO_ESPAOL_DEL_OPIO_EN_FILIPINAS_(1844-1898)_Y_SU_RECHAZO_POR_LA_ADMINISTRACIN_NORTEAMERICANA

          Produce una sensación de cosa vista.

          1. Manu Oquendo dice:

            Hola, José.
            Me alegro de volver a leerte por aquí.
            Añadiría a tu comentario el recuerdo de la mafia de sargentos llenando de heroína las bolsas de hule de repatriación de cadáveres antes de subirlos a los Galaxy’s que los llevarían de vuelta a Arlington.
            Mis amigos y conocidos rusos con hijos en la generación que estuvo en Afganistán cuentan lo mismo en sus ataúdes.

            Para asegurar alguna forma de intencionalidad por parte de los estados y de los grupos con poder suficiente para cambiar las leyes basta utilizar un conocido principio de «reverse engineering» y de análisis de sistemas………»los objetivos de un sistema vienen definidos por sus resultados».

            No verlo es querer estar un poco ciego. O por lo menos bastante tuerto.

            Un saludo

          2. José Jarauta dice:

            Estimado Manu:

            Me llama la atención tu frase:

            «los objetivos de un sistema vienen definidos por sus resultados».

            Es una visión muy «optimista» y «científica» de lo que es un sistema político y sus objetivos a largo plazo.

            En el largo plazo todos los sistemas políticos han muerto de forma «natural» o «violenta», lo que no dice mucho acerca de las inteligencias que han participado en ellos.

            Al no partir de la nada son producto de transacciones y adaptaciones continuas a las cambiantes circunstancias de las bases de poder y sus pugnas internas, en un bucle continuo de funciones que crean órganos y órganos que amplifican funciones.

            En conjunto no muestran excesiva inteligencia estratégica, pero sí táctica, y están sometidos a continuas pruebas de falsabilidad hasta que que el cántaro ya no puede llegar a la fuente.

            Resumiendo: salvo en rupturas no hay objetivos a largo salvo el mantenimiento de prebendas y privilegios con ciertas ondas de choque percibibles en plazos amplios que generan nuevas «tradiciones» en pugna con las viejas.

            No hay demiurgo ni rastros de él conocido, el sistema no tiene inteligencia unificada propia ni puede tenerla, de ahí sus bandazos y continuos parches buscando el reequilibrio.

            Hay factores culturales y de otro tipo que han explicado la resistencia del Japón al consumo de drogas:

            http://bjc.oxfordjournals.org/content/35/4/491.abstract

            http://www.thecabinchiangmai.com/archive/statistics_of_japan___s_rising_drug_use#.U5l_jpR_t8E

            Hay factores políticos que explican la erradicación del consumo del opio en China, como explicó Clark C. Kissinger en su panfleto:

            http://www.revcom.us/a/china/opium.htm

            Hay factores ideológicos «idealistas» y de «realpolitik» que explican la evolución del consumo de drogas en USA y la partcipación de organismos gubernamentales en su tráfico:

            http://en.wikipedia.org/wiki/CIA_and_Contras_cocaine_trafficking_in_the_US

            En definitiva, «sistema» es un concepto que le viene demasiado grande a un conjunto de actividades que van a salto de mata y dando palos de ciego con mayor o menor fortuna en una «cacafonía» (sic) un tanto caótica y absurda.

            El único «sistema» como tal podría ser el cultural japonés hasta los años 80 sobre todo y el de Mao después de su victoria, pues antes se financiaba también con el Opio, en un alarde de practicidad primero e imposición a sangre y fuego más tarde.

          3. Manu Oquendo dice:

            Estimado José.

            Respondo aquí a tu comentario de más abajo y que empieza recordando la frase «Los objetivos de un sistema vienen definidos por sus resultados».

            Es una afirmación de uno de los tratadistas de la cibernética aplicada a las organizaciones humanas, Stafford Beer.

            Concretamente viene en su obra de 1975 «Platform for change» y que he tenido en cuenta desde entonces porque profesionalmente he vivido «en y de» la cibernética y las telecomunicaciones así como en sistemas y organizaciones humanas «complejillos».

            Sobre tu pregunta sobre la mortalidad de las culturas humanas, que cada vez duran menos y tienen finales con frecuencia muy destructivos poco puedo extenderme ahora.

            Esta noche estoy en un hotel en Pamplona y no tengo la biblioteca al lado para citar otras fuentes con precisión pero tu interesantísimo comentario es objeto frecuente de estudio por antropólogos, economistas, sociólogos y historiadores y, en general, todas las ciencias sociales.

            A bote pronto lo han tratado a fondo Mancur Olson, Joseph Tainter y –quizás menos conocido pero padre de una de las leyes cibernéticas que funciona consistentemente– Ashby, el neurólogo.

            Recientemente lo hacen historiadores como Harold James y sociólogos como Dani Rodrik y otros.

            Cuando vuelva retomaré el asunto porque me parece de los más relevantes que nuestra generación tiene entre manos. Además creo recordar que ambos hemos comentado sobre ello, probablemente en Fedea hace un par de años.

            Antes de cerrar quiero felicitar a Raúl Pérez por adelantarse a toda la prensa. Hoy el debate estaba hasta en el taxista que me trajo de Noain a Pamplona.

            Lo de la droga y los puticlús da una idea de la desesperación del sistema en estos momentos. Quizás sea que el postmodernismo entra en colapso según sugiere Dalmacio Negro.

            Un saludo cordial

  21. Alicia Bermúdez dice:

    El artículo y 29 comentarios lleváis escritos acerca del tema cuando me pongo a teclear lo que no va a ser comentario que tenga nada que aportar al respecto porque, entre unos y otros, habéis expuesto opiniones bastantes como para poder suscribir (no en todo, claro está, pero sí en bastante parte) argumentaciones y criterios que así de entrada pueden estar siendo tal vez bastante dispares.
    Me quedo sin embargo con de todo un poquito porque en todos encuentro algún que otro planteamiento convincente. Y creo que es algo que en realidad le pasa a todo el mundo, dentro y fuera de este blog, eso de íntimamente dar cabida a todo un abanico de matices aunque a la hora de manifestarse cada cual adopte una línea de comportamiento que incorpora como “ésta es la mía”.
    Como no sé definirme me pregunto qué hago aquí; pero, puesta ante el hecho de que con indefinición a cuestas me aplico a escribir, entiendo que algo tengo en la cabeza que a ver si me las ingenio para ponerlo como dicen los cultos negro sobre blanco.
    Prohibir la droga o no prohibirla.
    ¿Nos mataríamos más los unos a los otros si matar no estuviese prohibido? Es un ejemplo muy típico y muy tópico, lo sé, pero me sirve para opinar que no. Que hay algo que reside en la pura esencia de una inmensa mayoría de seres humanos que les impide, sin que nadie desde fuera lo prohíba, dañar o agredir a otro ser vivo simplemente porque sí.
    No se puede sin embargo negar que existen asesinos.
    ¿Llegaron a serlo porque no tuvieron noticia de que existía la prohibición de matar?
    Y un poco lo mismo creo que pasa con cualquier conducta destructiva o dañina ya sea hacia uno mismo o hacia los demás.
    Y esas conductas no siempre son achacables a agentes externos ni a que haya o no haya legislación o normativa al respecto.
    Con “agentes externos” me estoy refiriendo a educación o carencia de ella, afecto que se recibe o no se recibe, medios económicos o ausencia de ellos, familias de esas que se llaman “desestructuradas” o familias perfectamente normales en las que no hay nada a que achacar ciertas proclividades.
    En cualesquiera circunstancias y sea cual sea el entorno, incluso dentro de una misma familia, se da el individuo gris que (como decía una que yo conocía) ni tus ni mus ni mata ni espanta, el que es un dechado de inteligencia y de bondad y de filantropía, y el que es lo que se suele llamar la oveja negra o la bala perdida.
    Y quizá llegan a ser ovejas negras y balas perdidas de forma imperceptible y a base de encadenamientos de gestos y de actos pequeños y en un principio apenas alarmantes; pero ellos, de a poquitos y sin un encono manifiesto ni abiertamente explícito, insisten, con tenacidad, hasta llevar al desastre su propia vida y/o la del primero que venga a la mano.
    Y puede que su intención no sea esa, y que no busquen voluntariamente su ruina ni la ajena, y que sólo pretendan ser felices, y que no procuren conscientemente la infelicidad de aquellos a los que dañan. Pero, serán, supongo, esa minoría sin la que (parece) cualquier sociedad dejaría de serlo porque los individuos que las componen no tendrían quebraderos de cabeza comunes que, por otra parte, tanto unen porque cuando todo va como la seda nadie necesita a nadie.
    Vamos que me malicio que, como en el mundo somos muchos y tiene que haber de todo porque para eso somos la Humanidad, ninguno de los males que causan las drogas será —hagamos lo que hagamos y teoricemos lo que teoricemos y legislen los legisladores lo que estimen oportuno el legislar —del todo erradicable.
    Y que cada época a lo largo del vivir ha traído y se ha llevado sus bienes y sus males que han venido a ser remplazados por bienes y por males nuevos y distintos que no siempre han sido comprendidos ni carecido de detractores los primeros ni, para el caso de los segundos, han tenido las generaciones a las que ha tocado sufrirlos los alcances ni la habilidad para encararlos.
    Así que, pues cada uno, desde su yo, habrá ido o irá o iremos entre todos aportando nuestro granito de saber —a medida que nos vayamos puliendo — el propio vivir y no dañar el vivir ajeno. Pero, soluciones, desde las instituciones, tendrán siempre sus aunques y sus sin- embargos y sus peros y sus es-ques.
    Y podemos conversarlo, todo lo que se quiera; sí, pero…

  22. Marisol dice:

    He aprendido mucho de esta discusión que me ha ayudado a ver aspectos sobre los que no había pensado.
    Como se ha comentado, me parece evidente que el mercado gigantesco que hoy tenemos es consecuencia de la despenalización.
    Antes era cosa mínima y de presidiarios o algún que otro aristócrata aforado. Por tanto, nos guste o no, lo ha creado el Estado.

    La postura que defiende la legalización total me parece que niega la realidad y tampoco conseguiría eliminar el tráfico ilegal ni el menudeo. No se ha conseguido con el tabaco y la droga es mucho más fácil pasarla.
    Iríamos a peor porque quien quiere droga legal ya la tiene a través de los servicios médicos de salud.
    Voto por la Ilegalización del consumo y creo que los argumentos son sólidos.

  23. Masgüel dice:

    Yo me bajo aquí. A oídos sordos…

  24. Masgüel dice:

    Me despido con un enlace a un documental que merece la pena ver, para hacerse una idea de por dónde van los tiros:

    http://video.cannabisymas.com/videos/1000/rompiendo-el-tabu

    Que tengan ustedes un buen verano.

  25. Tazio dice:

    ¿Cómo?

    El autor del artículo sostiene que no se debe legislar desde la moral, y respecto a ella, en base a la noticia, es si no se estará legislando desde lo inmoral.

    http://www.expansion.com/2014/06/11/economia/1402480977.html?a=44a4196bc0ccb16f5b20d83600bf1605&t=1402517971&cid=SIN8901

    ¡Qué tino!

  26. Manu Oquendo dice:

    A propósito del vídeo traído por Masgüe, muy de agradecer por cierto, me gustaría hacer un comentario que, a pesar de lo extenso, de este debate todavía no hemos hecho. Los Incentivos y sus reglas.

    En el vídeo aparece gente como Clinton.
    El presidente que se negó explícitamente a regular los Credit Default Swaps (1994) y que desmanteló en 1999 la Glass Steagall Act de 1933.
    Dos actos presidenciales imprescindibles para poder generar «cojo-burbujas» financieras con las que ganar elecciones. Como para escucharle serios.

    El vídeo refleja muy bien la postura, los argumentos y los silencios del activismo despenalizador de la «tenencia» y «del tráfico» al menos lo que se conoce como drogas «soft» (que no lo son).

    Curiosamente es de destacar lo finamente que manipulan el lenguaje para pasar por encima de lo importante, la penalización o la sanción «del consumo». Ni palabra de la cuestión.

    El mundo político, impotente para volver a penalizar y encarecer el consumo gradualmente –aunque se tarde otros cuarenta años– se queda siempre en la retórica de la guerra a la tenencia y el tráfico que casi nunca votan.

    El premio Nobel al recientemente fallecido Gary Becker se le otorga por apuntar el efecto en las conductas perversas de los incentivos legales establecidos por el sistema político.

    Sus ejemplos son «de libro» para el diseño de políticas públicas y muestran sin la menor duda que el crimen actúa y se desarrolla porque existen importantes incentivos positivos netos para ello.

    De alguna forma la despenalización (sigo sin compartir sus tesis) es una forma de quitarles al menos una parte del mercado, pero como de costumbre, trasladando a la sociedad el problema que han creado y protegiendo su posición de élite extractiva en el sentido de Stiglitz.

    A las Élites Extractivas les supone menos coste integrarlo en el sistema de dominación y fiscalidad que plantar cara con riesgo político. Este es un problema genérico, no solo relativo a las drogas o el terrorismo con el que también se propende a pactar comprándoles.

    Lo anterior no es una ocurrencia, es lo que dos sociólogos globales (John Hall y Michael Mann) dan por sabido en sus conversaciones más rutinarias. Ortodoxia pura en la gestión pública. “Power in the 21st century”, 2011, Polity Press. «If you cannot beat them….join them».

    En resumen, que la policía nos hace soplar por si bebemos vino. Nos sacan «afotos» con radar donde y como les peta. Nos guardan los Emails dos años por si les interesan y queda rastro digital íntegro de todas nuestras conversaciones telefónicas para ver si somos buenos. Hasta los cigarrillos eléctricos les cabrean.

    Pero esta misma gente resulta incapaz de hacer rutinariamente lo mismo para ver quién se ha fumado un porro o se ha metido coca hasta el moño en los baños del cole, de la «fiesta» o del concierto del saturday night fever. Venga ya.

    Como diría Becker, Don Gary que en paz descanse,» la solución del vídeo es la que optimiza rendimientos para la clase política. No para la sociedad».

    Buenas noches.

  27. Isi dice:

    Inspectores de hacienda piden regular las drogas blandas y la prostitución para recaudar más. ¿Para cuando una entrada sobre la prostitución?

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