¿Virus y evolución?

La biología ya sabe que los virus son uno de los principales catalizadores de la evolución de las especies. Están entre nosotros desde el mismo origen de la vida. Insertan su ADN en el de las especies huéspedes provocando, en ocasiones, saltos evolutivos. Parece que en el propio genoma del ser humano un 10% del material genético se corresponde con ADN procedente de virus que en algún momento nos infectaron.

A partir de ahí, la pregunta es inmediata: si los virus han impulsado la evolución de las especies ¿pueden tener esa misma incidencia en la propia evolución personal del ser humano o incluso del modelo social?

Decía Tolstoi sobre la vida humana que “en la infinitud del tiempo, en la infinitud de la materia y en la infinitud del espacio surge la burbuja de un organismo, que dura un instante y después estalla. Esa burbuja soy yo”. Ante este “angustioso sofisma”, ante esta “broma cruel”, sólo cabrían dos opciones intelectualmente admisibles: encontrarle algún sentido a ese aparente absurdo o el suicidio. No hay más. Nietzsche proponía que el único sentido y la grandeza del hombre era ser un puente y no un fin: una cuerda tendida sobre el abismo entre el animal y el superhombre. Es peligroso mirar atrás, pararse o temblar.

¿Puede el virus ser el instrumento de un cambio social evolutivo?

El paso del ya famoso SARS-CoV-2 ha provocado un cataclismo de tal calibre, que muchas de las cosas que creíamos sólidas e inamovibles no volverán a ser iguales. El virus dejará muchas huellas, cicatrices… y quizás algunas reflexiones.

La primera de ellas nos exige hacer un verdadero ejercicio de modestia. Nos consideramos la cúspide de la civilización, que se permite mirar por encima del hombro y juzgar con suficiencia a todas las que la precedieron. En teoría, todo lo sabíamos y todo lo habíamos conquistado. Nada se escapaba al conocimiento de la ciencia. O al menos eso pretendían hacernos creer.

Sin embargo, un bichito que lleva en la Tierra desde que apareció la vida hace 4000 millones de años nos recuerda que realmente sabemos poca cosa. Por no saber, no sabemos cuál es el origen de la vida. Ni siquiera sabemos si un virus es o no un ser vivo ya que no se nos escapa el propio concepto de la vida.

Nuestra ignorancia -con tanto esfuerzo ocultada a través de la mentira repetida del “todo lo sabemos”- ha permitido que un bicho que ignoramos si está vivo o muerto, enormemente sencillo (sólo 30.000 letras en su ADN frente a los 3000 millones del ADN del ser humano) y absolutamente minúsculo (mucho más pequeño que una célula) haya podido conmover desde sus propios pilares todo nuestro, aparentemente sólido, modelo social, político y económico. Hemos construido un verdadero gigante con pies de barro.

La segunda es que sólo la ciencia nos va a permitir seguir avanzando. En estos tiempos confusos, la ciencia ha sido suplantada por una carrera para la invención de cachivaches tecnológicos de diseño cada vez más sofisticado y más apetecibles para el consumo. Pero esto tiene poco que ver con el planteamiento científico de ir adentrándonos en el infinito campo de lo que todavía desconocemos, con ir suscitando interrogantes que nos hagan avanzar en el puente del que hablaba Nietzsche.

Y si hacemos un análisis mínimamente riguroso, sólo podremos llegar a la conclusión de que la investigación científica lleva tiempo arrinconada y que sólo nos volvemos a mirarla cuando un acontecimiento nos saca de nuestra comodidad y pedimos urgentes explicaciones: ¿no lo sabíamos todo? Y mientras el científico sólo nos puede plantear sus dudas, sus incógnitas, un mundo infantilizado sigue pidiendo a gritos certezas que le saquen del pavor de la consciencia del abismo de lo que ignoramos.

Ahora que acaba de terminar la Pascua más extraña que se recuerde (sin reuniones familiares, sin mesa y vino compartido), me viene a la memoria una lectura que en la noche del Pesah se hace en todas las casas judías y que siempre me ha sorprendido: se recuerda al malvado, al ingenuo y a quien no sabe preguntar; considerándose a este último de la categoría más lamentable.

El Premio Nobel de física, Isidor Isaac Rabi, contó que su madre fue quien le transformó en científico. Cada día cuando volvía del colegio no le preguntaba, como hacemos habitualmente, qué aprendiste, sino “¿hiciste una buena pregunta hoy?”. La diferencia es abismal y provoca un cambio de actitud hacia el conocimiento. Pasamos de la certeza de un conocimiento inmóvil y muerto, a la fluidez de la pregunta que nos lleva a la siguiente interrogante y así a un crecimiento exponencial de la consciencia. En esa exigencia de hacernos continuas preguntas, se encuentra la llama del aprendizaje y del proceso científico.

Quizá, sólo quizá, esta sea una ocasión para apostar por una sociedad con una verdadera actitud científica que comience en la escuela y se proyecte hacia todos los ámbitos. Quizá llegue el momento de dar un apoyo total a los científicos que nos muestran el futuro.

Esta sí sería una transformación en profundidad. Una sociedad con ciudadanos y electores que tuvieran esa actitud sería mucho más exigente con los políticos, mucho menos crédula con sus vacuas promesas.

¿Qué buenas preguntas nos hemos hecho hoy?

6 comentarios

6 Respuestas a “¿Virus y evolución?”

  1. O'farrill dice:

    Estimado Isaac, felicidades por tu artículo. Desgraciadamente cuando las preguntas son buenas las respuestas son malas o, peor aún, falsas. Tienes razón en que la evolución se basa siempre en la superación de retos que ponen a prueba la capacidad de los humanos (en este caso) o de otras especies. No nos acostumbramos a que el mundo evoluciona y se transforma de manera natural y, tanto el mundo orgánico como el inorgánico, va adquiriendo formas, caracteres y propiedades diferentes a las anteriores. Sólo queda adaptarse a los cambios naturales y respetarlos.
    Otra cosa muy diferente es cuando se pretende imponer esos cambios desde las voluntades o caprichos de unos sobre los demás. O hay razones reales y muy poderosas para ello o habrá siempre una reacción de rebeldía instintiva (natural) ante esos cambios. Entonces sólo funciona la propaganda en su aspecto más nocivo: «moldear las conciencias» (según Mao) o «doblegarlas» en forma coercitiva.
    Como buen jurista, sabes que están pasando cosas inaceptables en su sistema que se pretende democrático al amparo del «virus». Cosas a las que sólo ese miedo al contagio que nos han impuesto normalmente se opondría una sociedad madura o unos partidos políticos reales. Sería el momento de reflexionar sobre todo ello. Cuando mi hija era pequeña le escribí un cuento titulado «El ñu rebelde». Un ñu que sigue las huellas de la manada de forma sumisa hasta que se empieza a hacer preguntas como ¿donde vamos? ¿quien nos guía y hacia donde? ¿porque tenemos que seguirnos unos a otros y comer el pasto que otros han pisado u oler sus traseros? hasta que decide salir del rebaño, buscar nuevos y más frescos pastos que comer y, sobre todo, darse cuenta de que, al final del camino adonde se dirigen sus compañeros, sólo están las fauces de los cocodrilos del río Mara. De nada valieron sus gruñidos de advertencia para avisarles de la muerte próxima. Así un año tras otro hasta convertirse en una atracción turística…. ¡que pena!
    Hoy mismo veía en el blog de Hay Derecho un artículo relacionado con la aceptación que en el mundo jurídico están teniendo las dudosas medidas constitucionales y sanitarias del gobierno. En el fondo hay pocos ñus rebeldes en la manada que advierten de la deriva nociva de la situación. Los demás acabarán devorados y arrastrados por la corriente turbulenta del río Mara.
    Un cordial saludo.

  2. Sedente dice:

    Yo debo admitir que he perdido mucha confianza en la ciencia. Por muchos motivos.
    Sus intereses no parecen lo que deberían ser, quizá en gran parte por todo ese asunto de la financiación, no sé.
    Yo creía, anteriormente, mucho en la ciencia pues me parecía un sector ajeno a los estados y sus intereses y que trabajan de forma global compartiendo información y descubrimientos de forma desinteresada como si de un solo y único cuerpo se tratara. Podría decir que era mi pensamiento soñador de infancia.
    Pero todo eso no es verdad.
    Las distintas empresas, patentes, países, fronteras, intereses y otras sectorizaciones varias hacen que funcionen como competidores en lugar de como un grupo cohesionado.
    Siempre esa carrera de iguales queriendo ser diferentes o de diferentes buscando cosas iguales, no sé muy bien cómo expresarlo. Siempre ese intento de obtener una secreta ventaja.
    Ese es uno de los motivos, pero hay bastantes más. Demasiados más.

    Miren por ejemplo la carrera espacial, o la puesta en marcha de distintos satélites de comunicación mandados por diferentes agencias. Distintos países y/o empresas intentando hacerse con una ventaja sobre el de al lado. Como resultado, un sin fín de distintos sistemas de comunicación con incompatibilidades de todo tipo entre ellos. La lista de ejemplos, características y consecuencias es interminable. En todos los ámbitos. Es una especie de eterna «torre de Babel».

    Por ejemplo y para este particular asunto, ¿es verdad que se comparten los avances sobre la vacuna contra el actual coronavirus? ¿O es que distintos grupos (empresas o países) intentan conseguir el ser los primeros con sus parciales recursos e inventiva para así obtener exclusivos beneficios a posteriori?
    Es más bien lo segundo con toda certeza.

    Pero además no sólo es eso. Por ejemplo, ayer escuché una muy interesante entrevista a un médico, creo que era. El asunto es que era una persona con conocimientos sobresalientes y su particular didáctica expresiva lo hacía idóneo como comunicador. Tenía además la rara capacidad de comprender cosas en conjunto, se le intuía claramente esa capacidad. Pero llegó el momento en que el entrevistador le preguntó algo así como «Qué aconsejaría a los investigadores de la vacuna». Él rehuyó cordialmente esa responsabilidad por no ser un especialista.
    ¿Cómo?
    Aquella persona estaba más que sobradamente preparada para señalar pautas a seguir. Tenía conocimientos sobre el terreno y no solo podía, si no que hubiera sido idóneo que lo hubiera hecho o lo hiciera. Transmitir todas esas informaciones. Y no sólo las que en tres minutos de entrevista daba, si no todo lo que él sabía.

    De nuevo aparecía esa terrible sectorización que impedía el entendimiento y el avance.
    Todo esto enlaza con un anterior artículo de ustedes: https://www.otraspoliticas.com/psicologia/sectorizacion/
    Buf… qué complicado es todo a veces.

    Miren, hay algo que necesito compartir con ustedes.
    Piensen en un culturista o en un gran maestro del fitness, la calistenia o un gimnasta olímpico. Son cuerpos que buscan el equilibrio de sus partes así como su excelencia muscular.
    Se consigue así la armonía entre las partes para dominar el cuerpo.
    Ninguno de ellos se dedica a hacer solo sentadillas o solo bíceps, o peor y por ejemplo a potenciar únicamente el gemelo de la pierna izquierda. ¿Se imaginan?
    ¿Qué gimnasta sería ese?

    Pues esto es lo que está ocurriendo con esta desmedida especialización y sectorización. Esto es lo que está ocurriendo con las distintas empresas y países.
    Esto es lo que ocurre en esta gran torre de Babel.
    El campo, la ciencia, la política, la arquitectura, la cultura, los países, las empresas, las personas…

    Si a todo eso suman, además, que el cerebro es el «músculo» más dúctil, capaz y esponjoso que existe, se puede entender qué clase de estrambóticas disfunciones aparecen.
    Faltan Leonardos que unan.

    Ese sí sería un auténtico virus evolutivo.

  3. pasmao dice:

    Buenas tardes Don Isaac

    Muy buen artículo, muy buenos artículos, sin excepción, los que se publican aquí. Y muy buenos comentarios (99%) también.

    No se si será una buena pregunta, pero a mi me parece necesaria, y habiendo (seguro) información al respecto, no ha narices de que nos la contesten.

    ¿El virus fue «casual» o fue «fabricado»?

    Y si. El saberlo importa, y mucho, para saber donde estamos y cómo afrontar nuestro futuro. Pueden esperar sentados. Y por favor, no vengan con eminencias bla, bla… por desgracia (y no es por ánimo conspiranoico) no me fío de nada.

    Pasa con nuestro 11M, hay una verdad oficial (que es una verdad «metafísica», peor decirlo suavemente) y desde entonces lo que tenemos es una serie de «coincidencias» mainstream que han acabado con lo que pudo ser y nuca será España.

    Con el Coronavirus y el origen (que no necesariamente tiene que coincidir con el donde) pasará lo mismo, pero a nivel planetario.

    Obviamente y además (igual que con el 11M) unos cuantos, unos «elegidos», que vamos a ser benevolentes y pensar que no tuvieron que ver con su génesis, seguro que tenían (y tienen) información muy precisa (¿como la tienen, si es que no han estado dentro desde el principio?) y van a sacar partido de ello.

    El problema, a escala local, es cómo han reaccionado los lideres y el pueblo en las diferentes naciones, y por desgracia, a nivel local, no me queda mas remedio que admitir que somos los mas cobardes del globo. De la misma manera que nuestros gobernantes (por llamarlos de alguna manera) son los peores del mundo.

    Es indudable que el virus ha supuesto un enemigo «estandard» al que se han enfrentado diferentes sociedades. La nuestra, liderada por los políticos (incluido «ése» PP) que han protagonizado ese viraje social desde ese 11M, es la que peor (de TODO el planeta) ha funcionado.

    Y no es casual. Y la culpa no es de VOX (que no me apasiona) pero a cada uno lo suyo.

    La cobardía de entonces, para sumir cómo pueblo que la verdad judicial era la verdad que había que admitir, es la que exacerbada durante 16 años ha permitido el grado de aborregamiento masivo del que ahora «disfrutamos».

    Comenta Don Issac acerca de la ignorancia, la ciencia y el aprendizaje.. Simplemente insistir, con el riesgo de ser cansino, que la evolución de nuestros últimos años, en España, y en el globo (donde España ha estado en la «Champions» del esa «evolución») hacia una ¿sociedad? basada en valores «empáticos/emocionales» (o sea manipulables) alejada del pensamiento científico ha tenido mucho que ver en donde estamos; y porque España es el nº1 de esa Champions en irresponsables/m2.

    Hay un factor fundamental y es el tema de la educación y el aprendizaje.

    El aprendizaje significa conocimiento, y si uno no es un psicópata, conocimiento significa asumir una responsabilidad. Cuando uno sabe, sabe que hay unas consecuencias, sobre todo morales. Hasta los nazis lo sabían, de ahí su necesidad de excluir de la humanidad a los que consideraban razas inferiores, para que su «moralidad» no resultara contaminada. Aunque en el fondo sabían, cómo muy bien demostró Arendt, que aquello era pura fachada.

    Ahora es mucho peor.

    Se trata de promover una educación sin conocimiento para que el personal no pueda sentirse responsable, y si uno no se siente responsable no va a exigir responsabilidad al resto. La responsabilidad se «mutualiza» en el Estado que pagará a costa de un endeudamiento infinito; mientras se mima el pensamiento psicopático (eutanasiando a los viejitos, por ejemplo), para que esa responsabilidad mutualizada se dirija a las gallinas violadas y similar…

    Si pensamos que los grandes científicos que ha habido eran unos puros frikies que no sabían (moralmente) que terreno pisaban es que sómos unos idiotas. Algo no descartable. Hablo de Sócrates, Galileo, Newton, Maxwell, Faraday, etc.. entre otros. Imaginarlos en una sociedad desconectada del arte del Clásico, Renacimiento, Ilustración… es imposible.

    Y si analizamos la degradación del arte en estos últimos años, en España ni les cuento, veremos que no anda lejos del «pensamiento» tan acientífico que mandado en nuestra gobernanza.

    Lamento ser tan pesimista.

    Les ruego que lean mi otro post, donde la SECTORIZACIÓN, el link que adjunto da buena medida de a donde hemos llegado, cómo hemos llegado y porque tragamos.

    Un muy cordial saludo

  4. Manu Oquendo dice:

    Ya me gustaría que haciendo gala de tres de nuestras supuestas cualidades genéticas –la capacidad de razonar, la pasión por la libertad y el don universal de discernir los imperativos morales– nos pusiésemos las pilas y fuésemos capaces de salir de la encerrona que hemos tolerado nos organicen gentes incapaces de demostrar las tres cualidades genéticas anteriores.

    Estoy muy preocupado precisamente porque estamos acertando mucho más de lo que nos conviene y no terminamos de abrir brecha en la buena dirección.

    El Profeta Isaías fue sobre todo un sabio con sentido del humor. Miren esta joya en Isaías 30.
    ……………Son un pueblo rebelde, criaturas capaces de traicionar, hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahvé; que han dicho a los videntes: «No tengáis visiones»; y a los visionarios: «No nos ofrezcáis visiones verdaderas; anunciadnos cosas halagüeñas, contemplad ilusiones»…………….

    Son tiempos bíblicos y debemos recogernos. Quizás es que ha llegado el tiempo de rendir cuentas y recordar nuestras raíces.

    Un abrazo y cuídense.

    1. Sedente dice:

      Usted anda preocupado, yo también. Y a mi preocupación se suma un inmenso cabreo.

      Un cabreo que me llena el cerebro de infamias y exabruptos que a menudo escapan por mi boca pues tan llena está la olla que ni la válvula las contiene.

      ¿Qué Amo querría llegar a su casa y verla hecha una pocilga?
      ¿Qué pensaría de sus hijos a quienes dejó a su cargo para cuidarla?
      ¿No preferirían tanto el Uno como los otros que tal cosa no pasase?

      Es tiempo de convertir la tierra en jardín y limpiar y ordenar la casa para que el Amo pueda venir tranquilo y verla en esplendor.
      Seguro que entonces querrá festejar con sus hijos el buen hacer.

      Es tiempo ya de deconstruir las tiendas de campaña y crear hábitats confortables y preciosos a los ojos y a todos los sentidos.
      Es tiempo de transformar en vergel lo árido y desierto dando vida a lo que parece muerto y enfermo.
      ¿Acaso no sabemos manejar el barro?
      ¿Acaso no hacemos ánforas con él?
      ¿Acaso no manejamos la tierra para cultivar en sus adentros semillas para alegrarnos la vista y el olfato y todos los sentidos?
      Hágase pues.

      Que el amo diga.
      Por el mismo Dios que habéis hecho una santa y loable labor en la tierra que os dejé.

      Sea que os amo como os mereceis.

      (No olvidéis a ninguno de vuestros hermanos)

  5. Ligur dice:

    Muy buen artículo Isaac;

    Según una teoría del Biomagnetismo, un virus por si solo no es nada, no tiene capacidad para enfermar ni matar a nadie.
    Para que se convierta en letal, otro patógeno como una bacteria, tiene que entrar en simbiosis con el virus y hacerle resonancia.

    Es decir, si una persona se contagia de Coronavirus y esta persona tiene una bacteria como la Bordetella Pertusis o Micobacterium Tuberculosis o Corynebacterium Diphtheriae u otras, es entonces cuando una de estas bacterias recubre al virus con una mucoproteina, vamos, que le hace un traje a medida.
    Es así es cuando se vuelve mortífero. Si no, ¿por que no todo el mundo se contagia con este virus u otro?.
    Y todo esto unido a patologías “graves” previas, o simplemente a una sobre acidificación del medio celular, donde ciertos patógenos están nadando en su salsa, conducen a lo estamos viendo.
    No quiero que se entienda mal lo que cuento, no pretendo frivolizar con los 30 y pico mil muertos que llevamos encima o a los 55 mil que podríamos llegar a tener si los incompetentes que gobiernan este país no hacen nada para parar este si dios.

    Bien lanzada esa pregunta Isaac, sobre si esta situación puede provocar un despertar evolutivo en la sociedad. Dios te oiga, o, tu boca en el Cielo.
    Como todo en el universo se empieza por el uno y así sucesivamente. Espero y deseo que hayan muchos seres que estén dando ese paso y vayan “contagiándonos” al resto.
    Estar vigilantes, atentos, abiertos y con la intención de recibir esa Comunión que nos ofrecen las Musas cuando nos vean dispuestos y preparados a obtener sus Dones. La red se va ampliando.

    De lo contrario, en el peor de los casos y lo estamos viviendo en estos meses, se producirán otros cambios.
    Cambios ; alimentarios, de volumen corporal, en el sueño, en las relaciones, en la inseguridad, en la polarización de ideas, renegando de todos y por todo.
    Mientras sigamos enviando por watshap todo tipo de chistes, titulares, entrevistas, platos de comida, chismorreos y gilipoyeces varias, creo que las Musas van a pasar de nosotros y nos dejarán al ralentí, como a un motor de combustión. Con lo justito para ir tirando.

    ¿Tenemos claro que esta ciencia que tenemos, será la que nos libre?
    Creo que está coja pues adolece adolece de otros apoyos.

    Cuidaros

    Feliz Shabat !!!

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