Ya en su día los yo-yos Russell de Tívoli lanzaron una campaña a nivel mundial, con el patrocinio de una multinacional de refrescos, en los que pusieron a los niños a jugar con el aparatito de marras. Pese al empeño publicitario no acababan de calar aquellos platillos unidos que subían y bajaban sin cesar, y aunque las cabriolas posibles resultaban impactantes, nada tenían que hacer ante una excitante carrera de chapas, una partida a muerte al gua, o un reñido futbolín entre rivales. Los niños entonces, antes de la llegada del TDAH, encontrábamos en el yo, y después, yo, una sensación de cierta insulsa estupidez. Y es que no deja de ser una soberana tontería algo que te tiene a ti como origen, y que inexorablemente vuelve a ti como destino, en el mismo sitio, en el mismo estado y en la misma condición que en el comienzo.

No se entiende esta desgastada gracieta de empezar y acabar en uno mismo. Es una fiesta igual o parecida a la anterior y posterior, en lo que lo único meritorio estriba en deslumbrarse con el recoveco más original, para disimular la evidencia de “un más de lo mismo” que suena a barbitúrico o estimulante artificial, a parálisis ramplona y rala que se quedó atrapado en el primer espejo, renunciando con una letanía de credo  incluido. Suena a aquella niña de once años que hace poco salió en las noticias por pedirle a su madre casarse… con ella misma.

El buenazo del Pocoyó es una excepción en toda esta feria de la mediocridad prepotente, que parece salvarse más por un yo temprano, que por un desarrollo saludable e íntegro. La tesis de mi amigo el psicoanalista es que es “poco” para que se vaya acostumbrando a que solo se le tenga en cuenta cuando vaya a votar, pero tal afirmación no ha quedado demostrada en ningún capítulo.

Ya lo deberíamos tener todos muy claro: el Estado de este estar bien, en lo que a lo social se refiere, no es más que un Selfie del bienestar genéricamente concebido. Mientras agotamos las fuentes de energía, nosotros nos hacemos un selfie en la playa o en las pistas de esquí. Mientras mantenemos nuestro estatus económico impidiendo que otros países que van desarrollándose lo hagan, nosotros nos hacemos un selfie con los tomates blindados con aranceles imposibles. Mientras armamos a otros países para que se partan la crisma, nosotros nos hacemos un selfie con escopetas de pinturas al tiempo que gritamos el ¡No a la guerra!

Están los selfies de la solidaridad, en los que se trata de acumular el máximo número de puntos-selfies posible: un minuto de silencio, tres puntos; cinta en el pecho por el día de la…, dos puntos; voluntario en Ong´s, cuatro puntos; manifestación en pro de…, un punto (si llueve, dos puntos), carrera solidaria… Y cuando llega el virus del Ébola se acabó este show, de máscaras hipócritas, y comienza el verdadero y psicótico show del miedo al contagio, de la auto protección a toda costa, y la artillería pesada de la culpación ajena.

Las próximas elecciones de todo tipo son selfies de nuestros partidos políticos. Hay selfies mitineros de sonrisas amplias, vacuas palabras, abrazos por doquier  y frases altisonantes. Hay selfies de pasquines y de panfletos, hechos a base de caras tan limpias como la de los Santos antiguos. Hay debates de selfies donde se trata de aguantar a los otros selfies para salir triunfante en sintético selfie final.

El mundo de la política está lleno de selfies programados. Si son con tuits, valen un poco menos porque tienen menos méritos, pero los de los telediarios son los selfies más golosos y perseguidos por los entusiastas de lo público. En cualquier caso, el selfie por excelencia es el del que se proclama como solucionador de todos los males del mundo mundial. Estos, en pos del selfie más cañero, arremeten con virulencia contra el resto de selfies precisamente por eso, por ser selfies. Selfies contra selfies, como en el juego de la Oca pero sin salir nunca de la misma casilla, la de la cárcel.

La cultura está plagada de personajes cabreados porque les están dificultando el selfie que más les gusta, porque todo ese mundo se ha convertido en un inmenso selfie de “yo, me, mi, conmigo”. Y se auto organizan ceremonias selfies hasta el aburrimiento máximo, tratando de disimular el hastío con piruetas cómicas. Y están los selfies en periódicos, selfies de moda, selfies en revistas y selfies de viajes rigurosamente exóticos.

El arte son las obras resultantes del selfie con la musa de rigor, en la que detrás de la obra aparece repetidamente la sombra de la faz del autor, que como un doble cristal espera encontrar la cara de sorpresa del espectador para almacenarlo adecuadamente en el saquito de las ganancias íntimas.

En la fiesta del selfie, el nuevo escenario, aburridos de baños y salones, es el selfie de cocina. Mezclas de sabores, colores y texturas. Sorprendentes presentaciones en vajilla new-age. Inesperadas combinaciones para entretener los sentidos gustativos  e inimaginables colores para confundir a la vista, que tan fácilmente se deja seducir por los encantos superfluos.

El mesías de hoy es un selfie crucificado en las islas Seychelles o en las playas de Punta Cana, echándose un cubo de hielo por la cabeza y con un calzón de Calvin Klein por ropaje, con los abdominales de Cristiano y un letrero sacado de un libro de autoayuda, mientras los espectadores sacan fotos con su i-phone, y los reporteros entrevistan con preguntas estúpidas sobre la autoestima de los familiares del afectado, mientras unos ociosos indolentes consultan con el abogado la creación de una asociación de afectados. Mientras, el hombre del tiempo nos pronostica, en clave selfie, los lugares en los que nuestro próximo selfie será todo un éxito.

10 comentarios

10 Respuestas a “Selfie show”

  1. Manu Oquendo dice:

    Quizás la propia reflexión de Carlos indica que comienza a cambiar el ciclo. Que tras una temporada dionisíaca, vuelve Apolo. O que según se muere esta sociedad «emotivista» nos espera un ciclo más duro en el que vamos a necesitar espíritus algo más «heroicos».

    Por donde miremos –intentando ver, claro– se percibe que hasta la Vaciedad del Narciso tiene límite. Que se acaba el tiempo del recurso impune a lo emocional como forma de manipulación masiva.

    El caso es que hoy sabemos que nos vendría bien algún horizonte.
    Un punto lejano que sirva de orientación para poder elegir la dirección del siguiente pasito.

    Las preguntas del ser humano siguen siendo las mismas de siempre y está claro que este sistema no responde a ninguna de ellas y, lo que es peor, hasta el horizonte niega.

    Es curioso ver que hasta en la profesión de Carlos, estudiosos del «alma», es difícil encontrar quien crea en ella a pesar de que hasta la Física nos la define. Los estudiosos del alma ahora investigan la huella sináptica del mismo modo que los macroeconomistas se esconden tras modelos matemáticos que les eviten problemas políticamente incorrectos.

    No veo mucho psicólogo moderno tratando de definir horizontes. Ni macroeconomistas. ¿Para qué?

    Para un físico de hoy somos el colapso temporal de una función de onda eterna. Y por debajo del Planck es una onda no material. ¡Toma castaña!

    Más o menos como decía el Génesis 3.14 «Soy el que soy».

    Una de las preguntas que siempre nos hacemos es «qué somos» y «para qué somos». Ninguna de las dos se atreve a enfrentarlas el vigente Paradigma. Tiene miedo.

    Buenos días y gracias a Carlos por las reflexiones que anuncian, finalmente, un cambio de ciclo.

  2. Carlos Peiró Ripoll dice:

    Gracias Manu por tu comentario, que siempre ayuda a continuar con las reflexiones, y para desenmascarar muchos de los sinsentidos en los que entramos con demasiada facilidad.

    Mencionas dos temas que me resultan especialmente interesantes. El primero es el del cambio de ciclo, que la Historia como estudio ortodoxo le cuesta reconocer, por un exceso de aplicación de la «plantilla» de nuestra realidad sobre situaciones, estados y circunstancias anteriores, siendo además lo más relevante el análisis del tipo de ciclo en el que se está. En una posible interpretación, se podría suponer que el que ahora está dando sus últimas bocanadas, sería el de los imperios. Desde la misteriosa aparición de la manipulación genética que supuso la alteración del grano de los cereales, dando lugar a la agricultura, y la consiguiente cultura cerealera / sedentaria, la sucesión de imperios es lo que ha dominado a los pueblos y a las gentes, y es lo que se me antoja que está terminando.

    El actual, que tu pareces acentuar más en el nacimiento del próximo, mientras yo lo veo de forma más pesimista, como aún pendiente de su autodestrucción, nos debe acercar más a contemplar el horizonte para intuir los nuevos paisajes mentales que se acercan. Sería cuestión de desarrollarlo en condiciones, pero por apuntar elementos, se podría decir que indican a una nueva forma de correlación entre los tres cerebros principales, en la que el límbico, el más denostado por el patriarcado, adquiriría un protagonismo central, en detrimento del racional. Solo por eso, nos llevaría al redescubrimiento de los valores emocionales femeninos -susurro, eclosión y fracaso- como paradigmas de una nueva estética del hombre, y en forma no de estructura sino de impregnación.

    El segundo de los temas a lo que he hecho referencia, es el del «alma» en la Psicología. Hacer una retrospectiva de este conjunto de conocimientos, sería demasiado dificultoso, pero habría que especificar que se hizo con intención de establecer una clara frontera con una forma de teología en la que el estudio del alma arrojó demasiada doctrina dogmática para poder avanzar.

    No es de extrañar que fue la Medicina, como una materia procedente del mundo del estudio de la Naturaleza (empirismo-experimentación), la que tuvo que recoger el testigo del estudio del alma, para dotarlo de unas categorías más próximas al del ámbito de lo «mental». Esta disciplina sigue encabezando, para escarnio de la Psicología, la vanguardía de la investigación, y cada vez nos trae más claras noticias a partir del estudio del cerebro, de la importancia de la subjetividad en su funcionamiento global. Más temprano que tarde, volverán a poner en el centro de la vida psíquica, a instancias que no se alejarán mucho de lo que los griegos entendieron como alma, pero desde perspectivas más contrastables.

    En fin, todo lo que mencionas da para profundos y largos debates, que me temo que en estas cortas páginas no dan más que para poder apuntarlas.

    Un cordial saludo,

    1. Colapso2015 dice:

      “redescubrimiento de los valores emocionales femeninos -susurro, eclosión y fracaso-”

      Exactamente no sé que es eso de “valores”, podría decir conducta tipo. En caso contrario no sólo en sentido teológico, sino mismamente físico se niega el “libre albedrío”.
      Por otra parte , no se puede “separar el león de la leona”; –la cosa va en pack–. Al conjunto lo llamamos “los leones”. Que los leones maten las crías, no transmuta a los leones “en malos” y las leonas “en buenas”. Y evidentemente a la conducta externa que percibimos de “los leones” le es irrelevante los roles sexuales internos.

      “el de los imperios”, no es más que la representación de una parte de la sociedad sometida a un orden de superiores (al no desafiar el poder).

      Esto ya viene de viejo. Pero la conducta/efecto “civilidad” es eminentemente un proceso de domesticación. La domesticación es un fenómeno principalmente femenino. Algo que se debería saber en tierras de los que torean y de ganadería. O sea, para que exista el patriarcado (marcial, militar, masculino,…) debe necesariamente existir en otra parte lo femenino (“el tercer Estado”,…). No sólo sino también, en lo doméstico y social.

      La cosa ya viene de viejo, pero de muy viejo:
      “Enkidu, cuando te miro ahora, puedo ver que te has vuelto sabio como uno de los dioses celestiales. ¿Por qué aún deseas vagar sobre los llanos cubiertos de pasto con las bestias salvajes? Deja este campo salvaje a los pastores y los cazadores, y ven conmigo. Permíteme llevarte a la amurallada ciudad de Uruk”

      En la democracia de la Grecia antigua, el desafío al poder es conducta tipo (masculina); la falange griega encarna “el poder”. El posterior voto censitario, corresponde a esa visión.

      Todas las “drogas” y hormonas que funcionan en lo que somos (máquinas moleculares auto-replicantes) dirigen más de lo que parece la conducta. Podemos citar la dopamina, la testosterona,…

      Otra visión distinta podría ser, la magia de la racionalidad/creencia… hace posponer el objetivo a corto, a un objetivo racionalmente supuesto a largo. Lo que sería el “control manual”, y la potencia del control manual (con piloto automático) la tenemos atestiguada en los fanatismos.

      Estos y otros fenómenos/dinámicas [el pasado ( la cultura), origen,…,etc ] distintos confluyen en eso que llamamos “humanos” de forma distinta y diversa.

      No creo, sea correcto desde un punto de vista ético guiar en “el sexo” o las conductas típicas a un sexo, como positivas o negativas. Los supuestos “valores“ tanto femeninos como masculinos se ven sometidos fuertemente a las dinámicas sociales y la evolución cultural.

      Si bien, algunos antropólogos especulan con el destino reproductivo foráneo al clan de la mujer y oriundo de hombre; por ello las tendencias políticas-militares masculinas frente a la laxitud empática femenina. No parece muy fiable esta perspectiva después de tantos milenios de domesticación.

      Que la gente se dé la mano (educada-mente, diplomática-mente), no es por casualidad. La conducta violenta masculina, no era cuestión de maldad, sino de supervivencia. Ese gesto cultural de domesticación, confiar en “la civilidad” y tantos otros que se incrustan en eso que llamamos cultura; va parejo al auge de la cultura (contexto) y desarrollos tecnológicos que lo permiten (civilización).

      Mejor, si nos cuestionásemos todo, menor auto-domesticación gregaria.

  3. Manu Oquendo dice:

    Dices bien, Carlos. Quizás, más que de debates, se trata de caminos que explorar cooperando porque las carencias individuales siempre son mayores que las que se pueden sumar de una en una y las buenas ideas son hijas de todos.

    Cuando mencionas la hipótesis autodestructiva –que varios buenos amigos predican desde atalayas bastante bien ubicadas– creo que no debemos tomarla a la ligera porque está a nuestro alrededor y cada vez más cerca. Y tampoco es que suceda accidentalmente.
    Hay datos sobrados para intuir que está mejor planificada de lo que nos gustaría y que en absoluto es fruto del azar. Simplemente hay a quien le ofrece un saldo mucho más atractivo que la alternativa.

    Debemos mantener la esperanza de que seamos capaces de aventarla a tiempo haciendo lo que sea posible en cada momento.

    No es imposible, porque la fuerza de las ideas es enorme.

    Un saludo cordial

  4. Manu Oquendo dice:

    Apunte muy rápidos a los comentarios densos de Carlos y de Colapso. Sin más ánimo que ampliar el campo de conversación.

    Dice Trotter –1916, neurocirujano de oficio principal– que nuestro gregarismo, nuestro instinto social, es especial por el tamaño del cerebro que nos permite dos cosas.

    1. Más variedad reactiva y de elección ante estímulos.
    2. Controlar el tiempo de reacción al estímulo principal en función de otros factores.

    La Combinatoria hace el resto.

    Más recientemente, Wade, el antropólogo, explica que tenemos especialmente desarrollada la capacidad de Imaginar cosas. De guiarnos por los frutos de nuestra Imaginación.

    De hecho esta parece ser la cualidad que nos ha permitido constituirnos en especie dominante una vez que, evolutivamente, la adquirimos, gracias, de nuevo, al tamaño del cerebro.

    La cuestión del Albedrío será lo que sea para los filósofos pero cada espécimen humano normal elige continuamente.

    Libre albedrío no es algo mágico. Tiene que ver con «capacidad de optar por caminos diferentes ante los mismos estímulos en función de criterios individuales» No más, no menos. Todos elegimos continuamente en función de nuestros criterios, conscientes e inconscientes.

    Por poner un ejemplo instintivo. Un base de baloncesto decide instintivamente si lanza un triple, si pasa o si entra a forzar el choque. No tiene tiempo material para analizar y decidir recurriendo al lóbulo central. Se hace de modo reflejo por debajo del nivel de consciencia.

    Pero para mí, esto es una decisión libre. Tanto como la decisión de una huelga de hambre de un mes o la de ir a una película en vez de a otra.

    El determinismo me parece un tanto reduccionista y, lo que es peor, excesivamente connivente con los Intereses del Poder de Cada momento.

    Basta ver las corrientes principales de la Academia de psicosociales para darse cuenta (ver a Wade nuevamente, o a Kuhn incluso) de que consistentemente trabajan hipótesis convenientes al Poder y esquivan las inconvenientes. ¿Se dejan determinar conscientemente en uso de su capacidad de elección?. Pues siempre sale algún bicho raro (Wade en este instante parece ser uno de ellos)

    Entre uno y otro extremo hay alguna posibilidad de elegir de acuerdo con criterios que hemos imaginado.
    Y ello por mucho que los de la «neura» vengan a decir que, antes de la decisión consciente, ya ha decidido alguna de nuestras neuronas.

    Para descubrir la libertad lo que los Biólogos deben hacer es bajarse de la Molécula porque les queda mucho recorrido para entender lo que una onda de energía pura es capaz de crear.

    A estos investigadores les vendría bien tocar a Paganini o jugar a Basket para tratar lo reflejo con un poco más de respeto. Gracias a ello sobrevivimos y simplemente consiste en que hemos incorporado el software que vamos desarrollando, al hardware. La decisión de hacerlo es nuestra.

    Consistentemente los sistemas políticos Hegelianos sostienen la hipótesis del Automatismo Determinista, el ser humano Robot manejable, la mística del hormiguero tan de moda en algunas ideologías, etc.

    Por contra Kant y Schleiermacher siguen tan vivos y coleando que hasta un totalitario vocacional como Rawls se declara Kantiano para a renglón seguido promover un momento contractual llevado a cabo por dos seres humanos desprovistos de lo que realmente les hace humanos: Su Imaginación y la asunción voluntaria de Riesgos.

    Por último en esta entrega, lo de la emotividad femenina.

    Estoy rodeado de mujeres. Felizmente son de lo mejor de nuestra vida.

    Tras darle muchas vueltas porque uno es lento, he llegado a la conclusión de que su emotividad es una leyenda urbana y en cualquier caso palidece frente a su hiperactivo lóbulo frontal.

    Mis nietas son perspicaces, curiosas, comunicativas, observadoras, analíticas, reflexivas y perfectamente capaces para desplegar su emotividad en función de las circunstancias. A su lado los niños varones producen una cierta piedad.

    Tanto es así que no conozco ninguna mujer que siga el estereotipo que habitualmente se trata de vender. ¿Tiene esto explicación o es que no me he enterado de algo?

    Saludos cordiales

    1. Inés dice:

      Oiga Señor Oquendo, dice tantas cosas en tan poco espacio de tiempo en el papel, que podría suponerse que para responderle tendríamos que tirar de la historia de la filosofía, de la de la neuro- como la llamas- o del sexo- mujer frente a hombre?
      No son las cosas tan complejas, las acompleja el pensamiento contaminado de ideología (generalmente)
      Y no juzgo esta vez. no es ni bueno ni malo sino pasado por el cortex.
      Algunas reflexiones – sin citas- ( pasadas por el mío) pero basadas -siempre- en los datos que sí se han demostrado.
      El miedo: frente a él, dos circuitos que parten del mismo punto, aunque jerárquicos desde lo estructural.
      Los humanos podemos congelarnos o correr. Si hacemos lo primero, todo el cuerpo se adapta a la situación de decisión de esa visión que llega y en la que decidimos, si, en menos de nanosegundos, o, quedarnos quietos- y el cuerpo se prepara para quedarse quieto- ( común a todos los seres con neuronas)-, aquietar músculos, respiración syperficial….en el objetivo de que la amenaza se olvide de nosotros; correr: entonces aumentamos frecuencia y ritmo cardiacos- llevamos comida al músculo y lo más maravilloso e importante- de paso le digo que lo comparten las palomas mensajeras-perros, gatos, amebas…- si decidimos correr, correremos sin dolor porque a la vez que se inhibe la posibilidad de inmovilidad y todo se enfoca en el movimiento, además, la VIDA BELLA se orquestra para que no haya dolor, porque sentir dolor nos frenaría en el mejor de los casos, nos inmovilizaría en una situación objetiva.
      Esto, primero, se ha percibido con testigos: en caso de huida, los que huían seguían corriendo incluso con graves heridas… neuroquímica pura por y para la supervivencia.
      Después se ha entendido el mecanismo y así se explica y se demuestra.

      Otra cosa es considerar a las mujeres y a los hombres diferentes en cuanto a política, roles, etc… depende de la mujer y sus oportunidades sociales y su aprendizaje en la «tribu» , del hombre e idem.. hombre alrededor de mujeres machistas y consideradas manipuladoras, trauma de por vida.
      Pero ay, señor, no olvide que el alma no tiene sexo…como dicen de los ángeles….
      Se irán las nubes y habrá un buen aroma proximamente… Creerse que el monstruo y el dios son estados de metamorfosis en situación fisiológica, pero que es tb posible la cronicidad, es un respiro.

    2. Colapso2015 dice:

      «Los Mosuo» parecen certificar sus observaciones.

      La mayoría, por no decir la totalidad de los comportamientos se deben a la domesticación (domo, uso y comida; propiedad, economía,…) y su resultado: la cultura.
      Si bien, siempre hay algún «díscolo» tirando de genética, libre albedrío, o simplemente casualidad (el contexto)…

      No obstante, resulta curioso ver como esos «varones despistados» incluso en una cultura matrilineal son reclamados para la política. Aunque aparentemente no den «palo al agua» y copulen indiscriminadamente con quien les deja; todo ello, sin cuidar los hijos (los cuida el tío de la madre).

      Dicen, no existe la prostitución (especulación: están todos servidos), ni el delito (especulación: no hay damas que cortejar con poder), ni todas esas cosas ligadas a la competencia (especulación: no se sabe quien es la progenie) y la testosterona (entre ellas la civilización, el militarismo),…, y sus resultados (el Estado-sus integrantes y sus súbditos [quizá esclavos dependiendo del régimen político]).

      Por otra parte, tanto hombres como mujeres son co-partícipes en este juego de (domo) domi-nación.
      El exterminio del concubinato (por infanticidio), con el matrimonio «romano» frente al «da igual» de los Mosuo; parece provenir de contextos distintos. Aunque los comportamientos se asemejan bastante en su troncalidad, los resultados son similares, no obstante los medios divergen bastante.
      La mayoría, por no decir la totalidad de los comportamientos se deben a la domesticación (domo + comida; propiedad, economía,…) y su resultado: la cultura.
      Si bien siempre hay algún «díscolo» tirando de genética, libre albedrío, o simplemente casualidad…

      No obstante, resulta curioso ver como esos «varones despistados» incluso en una cultura matrilineal son reclamados para la política. Aunque aparentemente no den «palo al agua» y copulen indiscriminadamente con quien les deja; todo ello sin cuidar los hijos (los cuida el tío de la madre).

      Dicen no existe la prostitución (están servidos), ni el delito (no hay damas que cortejar con poder), ni todas esas cosas ligas a la competencia y la testosterona (entre ellas la civilización, el militarismo),…, y sus resultados (el Estado y sus integrantes, y sus súbditos).

      Si bien, está claro que tanto hombres como mujeres son coparticipes en este juego de dominación.
      El exterminio del concuvinato (por infanticidio), con el matrimonio «romano» frente al «da igual» de los Mosuo; parece provenir de contextos distintos. Aunque los comportamientos se asemejan bastante.

      1. Colapso2015 dice:

        «cut & paste» erróneo en el comentario, leer sólo parte superior antes del bucle de repetición en:
        «La mayoría,…bla,bla,bla»

  5. Inés dice:

    Querido Carlos,
    No había hecho comentarios a tu texto, porque como suele pasarme con el fondo y las formas de lo que escribes, la mayoría de las veces sólo produciría un sonido en el que juntara ambas manos y las moviera de forma vigorosa, o si así procediera bastaría un gesto que se entendería como un amén a todo.
    Pero ahora que visceralmente – en la rapidez sobre lo he escrito- he comentado a un contertulio, me parece razonable ( risas) que pasado por el cortex le diga a usted que también estoy hasta las narices del nihilismo, no quiero ni decirle de las cámaras de fotos, o de los wása, me quejo amargamente con mis amigos dicíendoles que habíendole perdido la wasa a la vida, ya no me entero ni de las cosas importantes en las que me gustaría corresponder. pero es que ellos, muchos de los cuales gustaban de la conversación, de las risas cuando nos juntábamos, y se que no se dan cuenta, ahora al lado mío en una comida, con esa prolongación de metal que no sueltan de su mano ni pa cogé el tenedó, me enseñan lo bien que se lo pasaron en su última
    epopeya, instantáneas en distintos planos de una misma imagen incluída, es como si – quizás? algo profundo notara que se les escapa la vivencia y la quieren inmortalizar al detalle, o decirte, es que escapé de la rutina y aquí y aquí y aquí, estoy viva aún. Y mira, aquí, me estoy riendo.. y me preocupa porque un poco fundamentalista también soy y me parece que la extraña puede que sea yo que no me adapto y que quiero que si voy a algún sitio con alguien, no haya testigos que me enmarquen después, porque la vida privada y personal se está convirtiendo en un tesoro que jamás ha habido que defender y ahora.. dónde vamos que no haya satélites, cámaras, donde vamos que no haya testigos?
    es que ya no vamos a poder ser anónimos?
    Somos anónimos cuando escribimos poemas pero aún así si no nos identificamos con el nombre en clave, puede pasar que siempre esperemos eternamente moderación.
    O eso o sí o sí necesitamos el copyright
    Le felicito por mantener íntegra la forma y el fondo de lo que comunica y le agradezco el aprendizaje.

  6. Carlos Peiró Ripoll dice:

    Inés, se agredece el comentario, su participación y aportaciones, y la felicitación.

    Saludos

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