No pienso ir a votar, pero me encantaría “antivotar”

Sé que puede parecer extraño ver juntas las fotos del General Santa Ana y de Kelly Slater, pero dos personajes tan distintos tienen algo en común.

La página de la Wikipedia del General Santa Ana (el que tomó El Álamo, defendido en la película por John Wayne) es curiosa: en la parte de la derecha, donde aparecen los principales logros del personaje en cuestión, consta que fue presidente de Méjico nada menos que en once ocasiones a lo largo de su vida, las cuatro primeras intercambiándose el poder con Valentín Gómez Faria en un periodo de tan solo tres años (entre 1833 y 1835).

Hablo por hablar, pero dudo que haya algún presidente de algún país que tenga un récord parecido en lo que a salir y entrar de una jefatura de estado se refiere: ¡once veces son muchas veces!, y más teniendo en cuenta que se sucedieron en un período de poco más de 20 años…

Cuando sucede en otros ámbitos, perder y recuperar el trono puede resultar algo muy épico. También tardó (casi) veinte años Kelly Slater en convertirse once veces en campeón del mundo de surf: el más joven, con 20 años, y el más viejo, con 39, que lo consigue, perdiendo y recuperando el título en varias ocasiones, pero lo que son las cosas: con once campeonatos del mundo de surf en veinte años Kelly Slater es una leyenda inmortal que aún asombra al mundo con su arte y que dudo caiga mal a alguien, mientras que con once presidencias en veinte años -despóticas y dictatoriales en su mayor parte-, Santa Ana es alguien que a los mejicanos sin duda les gustaría que jamás hubiera existido: no contento con ser un general mediocre y cruel, además presidió la pérdida de Texas y la desastrosa guerra con los Estados Unidos que condujo también a la cesión de Arizona y Nuevo Méjico a su vecino del norte.

Y lo peor para Méjico es que el infame Santa Ana no estaba solo en lo que a entrar y salir de la Presidencia del Gobierno se refiere: entre 1824 y 1867 hubo 52 presidentes en el país, una media de uno y pico por año. No está mal: ideal para crear un entorno favorable al crecimiento económico, el desarrollo social y la creación de riqueza.

El ejemplo de Méjico, tomado del altamente recomendable “Por qué fracasan los países”, de Daron Acemoglu y James A. Robinson (ellos, naturalmente, no mencionan a Kelly Slater, pero yo no he podido evitarlo: idolatro a ese tío), es uno de los que se utiliza en el mencionado libro para ilustrar la tesis de sus autores de que un entorno  político adecuado, con derechos e instituciones fuertes y -dentro de lo posible- justas, que garanticen cierta seguridad jurídica es imprescindible para garantizar el desarrollo económico y social.

Que la inestabilidad política no es buena es algo evidente, compartas o no las tesis de estos señores, y situaciones como la que vive ahora España, con gobiernos en funciones que sustituyen a gobiernos en funciones y más elecciones que partidos de futbol televisados (y aquí televisan La Liga, La Copa, La Champion, La UEFA, las clasificatorias para todo lo que se te pueda ocurrir de todas las categorías posibles masculina y femenina e incluso algún partido de alevines en prime time) no es buena, ni para la situación económica ni para el desarrollo social.

Solo es buena para que perdamos todos la fe en el sistema, para que cada vez nos den más pereza (por utilizar un término muy amable) los inútiles de nuestros políticos (si: inútiles; no saben hacer su trabajo, que consiste en ponerse de acuerdo y hacer política) y para ayudar a que cada vez parezca más plausible que esto, en algún momento, pueda estallar por algún lado.

El poder debe de ser muy adictivo, y la prueba es que nuestros políticos, un poco a la manera de los Santa Anas de turno, siempre ponen sus intereses personales por encima de los de su país. Todos, los de los partidos viejos (lo que no sorprende a nadie) y los de los nuevos (que lástima: parecían diferentes pero son iguales o peores) y arrastrados por su falta de responsabilidad, en España nos enfrentamos dentro de nada, a nuestras cuartas elecciones generales en cuatro años (a las que hay que sumar un montón de locales, autonómicas, europeas…) y, francamente, yo no voy a ir a votar; si vamos camino de convertirnos en el Méjico de Santa Ana no quiero ser participe.

Se que debería ir, que es mi deber como ciudadano y todo eso, pero estamos llegando a una situación en que la ineptitud de nuestros políticos nos avoca a un hastío generalizado: ellos no saben hacer su trabajo, así que los ciudadanos tampoco nos vemos en la obligación moral de hacer el nuestro.

Millones de personas hemos pedido ya en el INE (adjunto link) que no nos envíen propaganda electoral, porque no queremos que se gaste ni un euro más en este paripé al que nos someten, y si pudiésemos escribir sus nombres en ostras como hacían en Atenas, millones pediríamos sin duda que mandasen lejos a todos los líderes políticos, los de los partidos viejos y los de los nuevos. Si no son capaces de hablar entre ellos que se larguen muy lejos, donde no podamos oírlos, donde dejen de molestarnos, porque es eso lo que hacen: molestar.

Y es que estamos llegando a un punto en que, para muchos, entre los que me incluyo, el mayor miedo cada vez que nos llaman a otra de sus “fiestas de la democracia” que acaban en desagradable resaca, es que nos convoquen a una mesa electoral y encima te toque perder un precioso día ayudando a mantener el engranaje de una máquina en la que cada vez crees menos y que luego ellos, los que cobran jugosos salarios por no hacer nada, ni siquiera saben poner en marcha.

Sé que me ha salido un post populista, y que la gracia de un blog de este tipo debería ser tratar de aportar soluciones realistas a problemas complejos; pero es que este no es un problema complejo.

Problemas complejos son: cómo parar el calentamiento global sin afectar al crecimiento económico, cómo enfrentarse a la disrupción tecnológica que ya está aquí o qué hacer ante los flujos migratorios. Este es un problema muy simple; es un problema que se soluciona dejando a un lado los egos de políticos que se creen estrellas de rock y haciendo aquello para lo que les pagamos; haciendo política, que por definición consiste en hablar, hacer concesiones y llegar a acuerdos para permitir que el país avance en una dirección, con la perspectiva de que dentro de cuatro años (cuatro años, no cuatro meses), si a los ciudadanos no les gusta el rumbo tomado, voten un nuevo equilibrio de poderes que lleve a un cambio de dirección.

Lo dicho: a mí solo me verán en el colegio electoral si me condenan a formar parte de una mesa, o mejor aún, si me permitiesen “antivotar”, es decir votar para que alguien no sea elegido; tendría difícil la elección, ya que todos me parecen bastante lamentables, pero entonces si iría.

Y seguro que muchos de los que se van a quedar en casa me acompañarían; a lo mejor el “antivoto” es la forma de salvar la democracia.

6 comentarios

6 Respuestas a “No pienso ir a votar, pero me encantaría “antivotar””

  1. pasmao dice:

    Apreciado Raúl

    Hay una opción para «antivotar», por raro que suene. Claro está que es una opción que, debido a la Ley Electoral y a los impedimentos que existen para que partidos «frikies» se puedan presentar, es posible que no está en todas las provincias.

    Es una opción que aterroriza a nuestra politicastria actual y que es ninguneada por periodistas y medios de todo el espectro.

    Simplemente postula que el VOTO EN BLANCO en vez de servir para nada, sirva para que los escaños (o similar) que le corresponderían de ser una opción política se queden vacíos, es decir que si el voto en blanco se correspondiera con los de un partido H que sacara (es un ejemplo) un 8,18% de los votos y le correspondieran 14 escaños.. pues se dejan esos escaños sin nadie y que en vez de los 350 escaños ocupados hubiera sólo 336.

    Eso sí, todo el juego de mayorías se tendría que conformar sobre 350. Si no el asunto perdería gracia.

    Como lamentablemente ello no es así y votar en blanco es equiparable a tirar el voto, o aún peor, contribuye a elevar el umbral real a partir del cual los partidos minoritarios podrían aceder a un escaño, se ha constituido un partido político. Que lleva ya tiempo en marcha. Por cierto.

    Ese partido odiado y mucho mas temido.. se compromete a llevar ese tema cómo único tema de su programa y a renunciar a ocupar escaños y disfrutar de prebendas asociadas. De tal manera que el día que se aprobase la reforma de la Ley electoral que permitiera que el voto en blanco fuera así considerado, desaparecería.

    Dicho partido se llama ESCAÑOS EN BLANCO

    Lo curioso, lo grotesco, es yendo ya a nuestras 4ªs elecciones generales en 4 años, y quien sabe si no tendremos una 5ª a la vuelta de primavera, y que siendo un partido que propone algo que podría tener un eco razonable entre muchos ciudadanos sea tan ninguneado.

    O quizá no sea ni tan grotesco y ni tan curioso.. porque si esta vez fueran 14 escaños, la vez siguiente 27, la otra 35… la cosa dejaría de ser graciosa para provocar ataques de nervios entre el personal dedicado a la política.

    Le dejo el link del partido en cuestión.

    Y sobre todo mi pregunta.

    ¿Cómo es que un partido así, con unos años de trayectoria, tiene tan poca visibilidad cuando tendría una gran aceptación?

    http://escanos.org/

    Un muy cordial saludo

    1. Equidad dice:

      Escaños en Blanco hace ya unas cuantas elecciones que no consiguen presentarse.

      1. pasmao dice:

        Buenos días Equidad

        En efecto, en algunas circunscripciones, mas bien las grandes, cómo Madrid, no consiguen reunir el número de avales suficientes. Supongo que el número de avales por circunscripción debe de ser proporcional al censo.

        Lo que ha llevado a que muchos partidos que no pueden reunirlos.. no se puedan presentar.

        Habría que preguntarse cómo es que un partido cómo Escaños en Blanco, cuyo mensaje a poco que se le hiciera un poco de publicidad, viene cómo anillo al dedo a circunstancias cómo las actuales no logra que unas cuantas personas con cierto tirón, sin presentarse en sus listas, los promocionen y difundan su mensaje.

        Que miedo deben de tener para no querer significarse así.

        Por otro lado que otros partidos tal que el PCPE (Parido Comunista de los Pueblos de España), PUM+J (Por Un Mundo Mas Justo), PH (Partido Humanista), PCTE (Partido Comunista de los Trabajadores de España) o Recortes Cero, si lo hayan conseguido en Madrid si hayan conseguido esos avales en Madrid, cuando su mensaje posiblemente sea mucho menos alternativo, es cómo para hacernos reflexionar.

        Hay otras circunscripciones, como Zaragoza (por ejemplo), donde Escaños en Blanco si han conseguido el número suficiente de avales.

        Por eso los menciono. El Blog no se lee sólo en Madrid. Y además es una manera de darlos a conocer para que ver si a la próxima también lo consiguen en Madrid y otros sitios.

        Porque me temo que iremos a nuevas elecciones (anticipadas) antes o después. Visto el panorama.

        Un cordial saludo

  2. O'farrill dice:

    Amigo Pasmao, todo depende de la lectura que se haga de ese voto en blanco. En estos momentos se atribuye a falta de criterio por parte del elector y cada uno se lo apunta como puede. Otra posibilidad más real de «no votar» es la abstención que, por cierto, también está manipulada y escondida.
    Los problemas políticos que tenemos (no sólo en España) nacen de sistemas diseñados para presentar una imagen y en cambio actuar en forma distinta. Hace un par de días el escritor Javier Pérez Reverte decía de Pedro Sánchez que era un político de raza porque había hecho de la mentira su estandarte. Esa es la visión que tenemos: política=mentira. No es una cuestión baladí, sino por el contrario muy grave, porque la vida y el futuro de millones de personas dependen de unos considerados «profesionales de la política» que, por lo general, piensan más en su propio beneficio ( o el de los «suyos»)más que en el interés general. Para mantener el tinglado es preciso «comprar los votos» al precio que sea ya que pagarán los contribuyentes. Eso les asegura al menos el sillón y el sueldo para el resto de su vida. Mientras tanto muchísimos ciudadanos son adoctrinados, manipulados e influidos para que consideren que todo es por su bien y se unan al aplauso de los «apesebrados». Hay una preciosa novela de José Saramago sobre la reacción popular en una convocatoria electoral (ahora no recuerdo su título) y las consecuencias de «no votar». Un saludo.

    1. pasmao dice:

      Buenas tardes apreciado O’farrill

      Me he debido explicar mal.

      A lo que me refiero es que el voto en blanco NO es una opción práctica (que tuviera consecuencias), pero debería de serla.

      Para que ello sea así es para lo que se presenta ese partido que comento, Escaños en Blanco, que abogan para que el voto en blanco se correponda con escaños vacíos; pero que mientras ello no sea posible, se comprometen a ejercer ellos esa opción, o sea dejar sus escaños (los que les corresponderían) sin ocupar así cómo renunciar a sueldos, subvenciones.. derivadas.

      Algo (lo de que existe esa opción/partido) que en mi opinión debería de ser mucho mas conocido entre el personal. Sobre todo visto el panorama actual, que a saber si no nos va deparar unas 5ªs elecciones.

      Y es sobre el desconocimiento de estas opciones, y sobre el ninguneo en medios.. sobre lo que gira mi reflexión.

      Dejo, otra vez, el link de ese partido, no para que le voten, si no para que se den una vuelta por la web y vean por si mismos lo que demandan.

      http://escanos.org/

      Tenga en cuenta que en muchas provincias no se van a presentar porque simplemente no han podido recoger el numero de abales necesarios. Lo que ya dice mucho del muy escaso conocimiento que se tiene de ellos.

      Un cordial saludo

  3. Equidad dice:

    La opción de antivotar no me serviría, aunque reconozco que es una idea original e interesante.
    Pero, como digo, no me serviría. Porque, ¿a qué partido no debo castigar?

    Si voto nulo, es porque no encuentro una sola opción que sea asamblearia, ni que defienda el establecimiento de una democracia real, no despótica. Referéndums y consultas populares vinculantes, hablando en plata. De los presupuestos del Estado, y de los grandes asuntos (modificaciones de la Constitución, del Código Civil, del Código Penal; declaraciones de guerra, etc.)

    Y, dado que no hay un solo partido que defienda esto, querría castigarlos a todos. Luego, no, el antivoto no me vale.

    Por cierto, tampoco aprobaría el antivoto en blanco. Sí aceptaría que anulásemos esa posibilidad, consulta popular vinculante mediante, claro.

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