Hace tres años la revista británica The Economist estimaba que la deuda pública acumulada en todo el mundo a mediados de 2011 ascendía a 42,6 billones de dólares, cuando en el 2000 apenas sumaba 18 billones. Lo más llamativo es que, de los 24 billones que aumentó la deuda en esos diez años, 14 podrían achacarse a la crisis iniciada en el año 2007 pero los 10 restantes se acumularon cuando la economía iba como un cohete.

Curiosamente, quienes más se han endeudado han sido quienes más tenían y menos lo necesitaban. Así, el FMI calculaba que la deuda pública de los 20 países más ricos superaría el 100% de su PIB en el año 2013, cuando en el año 2000 era del 70% y en 1980 apenas alcanzaba el 40%.

Por tanto, estamos ante un fenómeno estructural que viene de lejos y que los años que llevamos de crisis no han hecho más que agudizar. Parece que el modelo económico que venimos practicando desde hace décadas en el mundo desarrollado se basa en el continuo crecimiento de la deuda pública y que, al menos, una parte de nuestro creciente nivel de vida lo conseguimos endeudándonos. ¿Qué consecuencias tiene eso? Para empezar una muy obvia: cada vez estamos más en manos de quienes nos prestan su dinero.

Para cumplir con nuestros acreedores y respetar el calendario de pagos acordado, tenemos que pedir nuevos préstamos; y además pagar los intereses. En el caso de España, las necesidades de financiación bruta previstas para este año sumarán los 235.000 millones de euros. Eso es lo que nos tendrán que prestar. Pero no somos los únicos: la OCDE calcula que en 2014 sus países miembros necesitarán un total de 7,6 billones de euros, de los cuales los siete más ricos (el G7) son responsables del 87,4% de esa cantidad.

Así pues, podemos echar pestes de los especuladores, de los mercados y de quienes queramos, pero lo cierto es que somos nosotros los que nos lo hemos montado así. En estas condiciones cualquier gobierno, con independencia de lo que haya prometido antes, está obligado a practicar una política económica que agrade a sus acreedores para que estos le presten el dineral que necesita y que además  lo hagan al mínimo interés posible. Zapatero no tuvo más remedio que hacerlo (demasiado tarde), lo está haciendo Rajoy y lo tendrá que hacer el siguiente.

Obviamente esto merma sustancialmente la soberanía de nuestro país, reduce considerablemente los márgenes de acción de los diferentes partidos políticos e hipoteca seriamente nuestra democracia. Por ejemplo, ¿no nos gusta que el Gobierno inyecte un montón de dinero para sanear algunos bancos? Vale, pero es que resulta que en general los bancos españoles son el mayor prestamista que tiene el Gobierno, después de los inversores extranjeros,  y la salud del sistema financiero les afecta a todos. ¿Que tampoco nos caen bien los señores del Banco Central Europeo? Ya, pero gracias a ellos nuestros bancos nos han podido prestar lo que nos están prestando y la prima de riesgo se ha reducido sustancialmente. Para entender la importancia de esta reducción de la prima de riesgo basta comparar los 8.800 millones que nos hemos ahorrado en 2013 en intereses de la deuda, frente a lo que estaba presupuestado, con los casi 6.900 millones que se lleva recortado desde el 2009 en educación.  

Si queremos que el Gobierno tenga mucha más autonomía para adoptar las políticas que nos gustan, un requisito imprescindible es reducir sustancialmente nuestra deuda. Pero, para eso, lo primero que tendríamos que hacer es no seguir aumentándola. Sin embargo, lo que estamos haciendo es acrecentarla, a base de acumular déficit en los presupuestos públicos año tras año. El año 2013 acabó con un déficit de 67.755 millones, a sumar a la deuda. A pesar de los duros recortes en prestaciones públicas y de las subidas de impuestos, el gasto público aumentó en 1.027 millones, hasta llegar a los 454.005 millones, mientras que los ingresos se situaron en 386.250 millones. Solo en intereses, y a pesar de lo que nos hemos ahorrado por la bajada espectacular de la prima de riesgo, pagamos más de 35.000 millones de euros, frente a los 31.513 del 2012.         

Que un país decida endeudarse no es, en principio, negativo. Depende de en qué use ese dinero. Si lo invierte en modernizar su estructura productiva y en hacerse más competitivo, es una decisión acertada. Si lo dedica a suavizar los efectos de una crisis, aumentando por ejemplo las subvenciones por desempleo, como medida transitoria estaría justificada. El problema es si lo dedica a pagar los gastos corrientes que tenemos. En tal caso, es como una familia que gasta habitualmente más de lo que ingresa. La bola crece y crece, hasta que en algún momento explota.

Hay expertos que dicen que esto se resuelve en cuanto volvamos a la senda del crecimiento: en cuanto se reduzca el paro y aumente el empleo, los ingresos por impuestos crecerán y el déficit se reducirá. Pero no es nada evidente que esto vaya a suceder, por lo menos al nivel que se requiere para reducir sustancialmente la deuda. Por ejemplo, si los empleos que se crean son de sueldos bajos, pocos impuestos pagarán. Si queremos que las empresas salgan fuera y exporten, los impuestos y las cuotas a la seguridad social no podrán ser tan elevados que les impidan competir con las empresas del resto del mundo. Si las necesidades de financiación del sector público aumentan, los créditos que necesitan las empresas para invertir y crear puestos de trabajo serán más escasos y más caros, que es lo que está pasando. Si cada vez hay que gastar más en pensiones y sanidad porque la población jubilada es mayor el gasto público aumentará y, si la población que trabaja es cada vez más reducida, los ingresos disminuirán. Y así un largo etcétera que cuestiona la tranquilidad con la que algunos contemplan este problema.

Todo esto nos debería llevar a preguntarnos si el modelo de sociedad que tenemos es realmente viable, a medio y largo plazo. Es difícil sostener a capa y espada que podamos seguir sosteniendo el nivel de gasto público que tenemos si los ingresos no aumentan sustancialmente. Pero cuando hablamos de aumentar los ingresos públicos significa que nos harán pagar muchos más impuestos. Todos decimos que a nosotros no, que nosotros ya pagamos mucho, que a las grandes fortunas y a las grandes empresas. Pero, ¿y si solo con eso no fuera suficiente? ¿Cuánto se les puede subir los impuestos a estas empresas sin que pierdan capacidad de competir? Y cuando hablamos de reducir el gasto público, topamos con la dimensión y organización de nuestro sector público y con las grandes partidas del Estado de Bienestar: pensiones, sanidad, desempleo, educación, etc.

A la señora Merkel, Jefa del Gobierno alemán, le gusta repetir que la UE, con el 7% de la población mundial, genera un 25% del PIB mundial y concentra un 50% del gasto social de todo el mundo. Otros expertos creen que esas cifras son 7, 23 y 58 respectivamente. En todo caso la pregunta es: ¿cuánto tiempo creemos que se puede sostener semejante nivel de gasto social con esa población, ese PIB y, sobre todo, este ritmo de crecimiento de la deuda pública? ¿Cuánto tiempo va a tardar en explotar esta burbuja?    

Pero el impacto que tiene el rápido crecimiento de la deuda pública en el conjunto de los países más ricos no les afecta solo a ellos, también afecta, y mucho, a las posibilidades de desarrollo del resto del mundo. Si, como hemos visto, los países de la OCDE necesitan que les presten 7,6 billones de euros en 2014 para refinanciar sus deudas y financiar sus déficits, significa que ese dinero obviamente no irá a financiar el desarrollo del Tercer Mundo. El capital disponible en el mundo es limitado, y si lo absorben un determinado grupo de países al resto le llegará mucho menos y más caro. Y esto también tiene mucho que ver con las posibilidades que les dejamos al grueso de los países pobres para salir del hoyo.

En 2011, la cantidad que dedicó la Unión Europea y sus países miembros en ayuda al desarrollo sumó un total de 53.000 millones de euros. Imaginemos que los países de la OCDE necesitasen para refinanciar sus deudas este año solo la mitad, con lo que dejarían “libre” en los mercados financieros casi 4 billones de euros. Parte de ese dinero iría, probablemente, a financiar proyectos viables en el Tercer Mundo y eso sería mucho más decisivo para sacarles de la pobreza que esas ayudas al desarrollo.

En definitiva, el volumen de deuda pública alcanzado es una enorme carga que les dejamos a las generaciones venideras, es una oportunidad de financiación de su desarrollo que le negamos a gran parte de la población mundial y es una burbuja que puede explotarnos en cualquier momento. En estas condiciones, limitarse a señalar como culpables a los famosos especuladores es como cuando el sabio señala la Luna y el necio se queda mirando al dedo.

19 comentarios

19 Respuestas a “LA DEUDA PÚBLICA: ¿MIRAMOS LA LUNA O SOLO AL DEDO QUE LA SEÑALA?”

  1. Manuel Palacio dice:

    El fin de la era de la energía barata hace que las economías no puedan ya crecer y por tanto las deudas de las que hablas son impagables.

    Hablas al final de «generaciones venideras». Creo que estas burbujas van a explotar en los próximos años. Por ejemplo, hay datos claros que indican que el mercado del petróleo va a dejar de funcionar «normalmente» para el 2030. No creo que haga falta escribir sobre las consecuencias económicas y poblacionales de esto.

    Otro problema mucho mayor es el del cambio climático. Típico el creer que lo tendrán que vivir las generaciones «venideras». Esto es algo muy real que también está afectando a las economías y cada vez el efecto va a ser mayor en el sentido de que los cambios se están acelerando de manera exponencial.

    http://truth-out.org/news/item/22999-evidence-of-acceleration-on-all-fronts-of-anthropogenic-climate-disruption

  2. colapso2015 dice:

    Colapso2015 a.k.a punto de saturación de deuda 2015…el gran reventón o la amarga transición, apuesto por lo segundo. Aunque creo fallé en el punto de inflexión cuando elegí el nick varios años atrás.

    Veamos, usted da por supuesto que todo capital líquido se crea sobre deuda. Es decir, los números en el banco representan el esfuerzo comprometido o beneficio futuro de alguien.
    Este es el mantra del capitalismo en estado puro, el rentista basado en privilegios heredados del feudalismo. La suculenta renta obtenida por los capitalistas por licuar sus activos de rancio abolengo.

    Un Estado no necesita pedir prestado dinero simplemente lo puede emitir. Claro está cuanto mas irresponsable sea el ejecutivo y el legislativo menos viable será esta opción, digamos esta opción solamente funciona en democracias. Por ejemplo, EEUU que ahora «imprime» a mansalva pero solamente contra la porquería de los privilegiados financieros tiene reservada tal facultad en su Constitución. Los Greenbacks, Continentales y los billetes de Kennedy, son ejemplos de ello. La mesura o desmesura en la medida puede llevarnos a exprexiones como «vale menos que un Continental». Quizá la versión europea de lo chino, dinero fiduciario, necesita un nuevo retoque. Aunque solamente sea para pagar los intereses. Pero es aquí donde se ve que el feudalismo no está tan lejos como creíamos,…, ciertas cosas nos recuerdan que lo de «civilizado» parece ser un adjetivo contrario a «ruralizado», esto es, campo dividido en propietarios, …, el vasallaje del neolítico, los impuestos, elemento inmobiliario del poder de hecho aunque no de derecho….y

  3. José Maria Bravo dice:

    Muy interesante artículo. Mi pregunta es, si evidentemente la culpa de todo no es de los especuladores, de quien es ?. Del Sistema? .

    La culpa no puede recaer en las prestaciones sociales de los ancianos, en una sociedad cada vez mas envejecida. Ni en la Educación de una juventud con bajas calificaciones, inserta en un mundo muy competitivo.

    Con un problema de empleo tan grave y con el objetivo de merma del Estado de Bienestar. Es dificil levantar el dedo para señalar y un error bajar la cabeza al estilo de Pique ante Bush

  4. Manu Oquendo dice:

    Hay un buen número de «axiomas sistémicos» que son falsos.

    Por ejemplo, estos dos: «El shock petrolero del 73» y «El fin de la energía barata» sobre el que se han construido hermosas «narrativas» para la izquierda y para la derecha y para el centro eclesial. Todos las usan para sus arengas doctrinales.

    De entrada –como acabamos de ver en España con las célebres facturas explicadas al ministro Sr. Soria por las Eléctricas–, en la factura de electricidad que pagamos hay un 68% de Decisiones Fiscales.

    Es decir impuestos y el coste no de la energía sino de decisiones de sucesivos gobiernos.
    Que si el Carbón, que si la Eólica y la Solar que si el primero calentamiento y luego Cambio que si hemos de pagar cientos o miles de millones por «derechos de CO2» y que todo ello tiene que rentar al «¿Inversor?» –llamamos inversor a cualquier cosa.

    Los impuestos y decisiones políticas sobre los derivados de hidrocarburos fósiles son superiores a los de la Luz. Entre el 70 y el 80%
    Algo que curiosamente no sucede con el coste de la Energía que se consume en el Transporte Internacional de mercancías y personas.

    Es decir, penalizamos el comercio y el transporte interior e incentivamos al fabricante y transportista foráneo. Resultado: Paro Industrial, el peor de todos. Debe ser que la Globalización es Mandato Divino.

    Es decir, la energía no es Cara: Es barata.

    Sucede que la encarecen .

    Lo mismo ha pasado con el «Shock de la OPEC del 73».

    ¿Qué sucedió entonces?

    En 1973 se produjo el “shock del petróleo” –el precio del barril pasó de tres dólares y medio a unos 16–, y fue la causa oficial de una crisis económica cuyos efectos perduran.

    ¿Cierto? Pues… no. No fue así como lo cuentan.

    En 1969 Francia tenía exceso de dólares y Pompidou como primer ministro y el General De Gaulle en la Presidencia no los querían. El Primer Ministro pidió, –como venía haciendo desde 1965, que se cambiasen por oro a razón de 44$ la onza.

    EEUU, inmerso la guerra de Vietnam, cumple.

    En 1971 Pompidou, ya presidente de Francia, se plantea repetir el canje de unos cientos de millones. Es de notar que la misma semana el gobierno inglés pedía la conversión de 3000 millones de dólares, una cantidad inimaginable entonces.

    Nixon, incapaz de cumplir, se les adelanta unas horas y anuncia el fin de la convertibilidad del dólar.

    Es el final de Breton-Woods.

    Así comienza la inflación generalizada más monstruosa de la historia en Occidente que intensifica la pérdida de empleos industriales que sostienen al resto.

    Dos años más tarde, en el 73, la OPEC sube el precio a 15 o 16 dólares el barril para resarcirse de lo que veían como una estafa. Estaban entregando “oro negro” a cambio de “papeles”.

    La historia «se nos cuenta» muy mal y entre lo mal que la cuentan y nuestra desmemoria es muy fácil hacerse un lío que nos impide entender la realidad cabalmente.

    Un saludo

    1. Ulmo dice:

      Estás quitando del análisis mucha información que hace que tu valoración sea incorrecta. Aparte de la interpretación de los datos históricos, hay un error al confundir electricidad con energía. Un error que suelen cometer los economistas. España tiene sobrecapacidad en generación eléctrica, pero déficit en energía primaria. Me explico:

      La crisis del 73 se explica por un golpe en la mesa de países productores, unido a un declive de la producción de crudo de EEUU. En otras palabras, fué un cambio geopolítico que se apoyó en el pico del petróleo de un sólo país.

      A día de hoy la situación es muy distinta. Si te fijas en la evolucón del crudo (y muchas otras materias primas) desde hace 15 años, podrás ver que la energía sí es cara, muy cara. Y ahora ya no se trata de un problema local o regional, sino de un asunto global. La OPEC está pasando por grandes dificultades para mantener su producción. Muchos países, especialmente los europeos, ven colapsar la suya de forma abrupta, especialmente en el Mar del Norte. EEUU ha fomentado la mayor burbuja que se recuerde a través del shale gas, burbuja que está a punto de reventar. De hecho, el gas natural llegó a tener subidas del 300% durante el invierno (datos año-a-año) y las cuatro principales empresas productoras tienen enormes pérdidas operativas.

      El propio sector energético se mantiene gracias a una enorme deuda, las refinerías europeas están cerrando y entrando en quiebra. Saben que no es posible pasar el coste al consumidor, porque precipitarían una nueva crisis como la de 2008. Japón ha tenido que imprimir dinero al mayor ritmo de su historia, para hacer frente a unos costes energéticos inviables. De hecho, llevan varios años cerrando plantas de alto consumo energético y limitando el consumo a lo estrictamente necesario (oficinas sin aire acondicionado ni calefacción). Argentina tiene una crisis energética que está llevando al país a la ruina. Vaca Muerta, su gran esperanza, está resultando un fiasco. Los grandes conflictos de la actualidad están totalmente relacionados con la energía: Ucrania-Rusia, China-Japón, Occidente-Siria, Francia-Mali/Argelia, …

      En otras palabras, no se puede comprarar la situación del 73 con la actual. La crisis que sufrimos desde hace 7 años es de una naturaleza mucha más profunda y no tendrá salida a través de las soluciones de la economía predominante. Al capitalismo le quedan dos salidas:

      1) Fomentar de nuevo el crecimiento económico global a través de quitas de deuda y nuevos estímulos. Etso provocaría un nuevo aumento del precio de materias primas, para luego colapsar en pocos años. Sólo las élites de los distintos países podrán mantener su nivel de vida.

      2) Saca del mercado a competidores «indeseables», para que haya que repartir la tarta entre menos competidores. Para esto es necesario hundir a los emergentes a traves de la devaluación de sus divisas (Turquía, Argentina e India son los ejemplos más recientes), empobrecer algunas zonas occidentales (España, Portuigal, Grecia,…) y lanzar una acción militar contra alguna de las potencias competidoras (Rusia, China, ¿Japón?). Con esto se podría mantener el nivel de vida de las potencias vencedoreas, pero se destruirían países enteros.

      La otra alternativa es abolir el capitalismo actual, eliminar la economía productivista y salir de la sociedad del consumo. Lograr una sociedad con una calidad de vida suficiente y un consumo energético y material minimizado. Decrecer de forma ordenada y democrática, para evitar decrecer a través de un colapso.

  5. Manu Oquendo dice:

    Hola Ulmo.

    Se agradece la discrepancia pero no se comparte.

    Lo que resulta evidente es que el coste de la energía eléctrica que pagamos sólo es el 32% de la factura. Del gasoil o de la gasolina, menos del 23%.

    A mi eso no me parece caro. Caro es cargar a un consumidor de electricidad las externalidades creadas por el proceso político de compra de votos. Las que sean, buenas o malas.

    Por otra parte el argumento del Peak Oil, que parece tan de sentido común, ignora el concepto de fractal. Simplemente extrapola el pasado al futuro cuando es bien sabido que el futuro es bastante imprevisible y desde luego la simple extrapolación a medio plazo suele estrellarse ante la realidad.
    De hecho acaban de ponernos un impuesto doméstico para frenar nuestras posibilidades y nuestras incoativas para generarnos energía libre. Para que nadie pueda no pasar por el Fielato.

    El Peak Oil también es un recurso retórico intuitivo para tratar un asunto contra intuitivo, , y viene siendo usado desde los tiempos del Club de Roma («The limits to growth») con los resultados que bien conoces.
    Generar escasez es un gran negocio. O sembrar en las mentes la idea de escasez impidiéndoles al tiempo resolver el problema por si mismas.

    También seguimos con el mismo mantra porque mucha gente vive del mantra y al sistema político le viene de rechupete.

    Con esto no pretendo defender lo «Malo-malo-malote de los hidrocarburos fósiles «. En absoluto.
    Soy de lo más ecológico y amante de la naturaleza que imaginarte puedas.

    Mi comentario no trata de defender una fuente de energía sobre otras sino aclarar que, si tengo que pagar 100 por algo cuyo coste de producción, logístico y margen de lucro es sólo de 32 pues no tengo más remedio que decir que 32 es barato y 100 muy caro.

    Te invito a hacer la siguiente prueba.

    Toma el precio del Oro en Breton Woods-71 –(36-44$ la onza y hoy 1318$) Haz lo mismo con el precio del barril desde el antes del 73, en el 71, por ejemplo (3.5$) y hoy día (108.0$+-). Verás que, lo mires como lo mires, el barril es hoy incluso algo más barato de lo que costaba entonces. Pero a efectos del consumidor se ha acentuado su papel de Correa de Transmisión de Fiscalidad y errores de gestión pública.

    En otras palabras el precio del petróleo se ha multiplicado por 30, más o menos igual que el del oro a pesar de que este está hoy en su punto más bajo desde hace bastantes años.

    Hace un año el petróleo estaba considerablemente por debajo de otros commodities. Si el precio en origen refleja oferta y demanda, el petróleo hoy está igual o más barato que antes de 1973.

    El resto del análisis tampoco se dirige a los principios y valores del ecologismo sino a la naturaleza profunda del sistema financiero de «Fiat money» (de mero papel o sin anclaje en un referente exógeno) que ha provocado la mayor inflación de precios de productos desde hace 700 años.

    Esta afirmación tampoco supone que un servidor defienda el regreso al patrón oro. Es, nuevamente, otra constatación.

    Estos datos son los que ofrece la obra «The end of Inflation» de Roger Bootle (1998) que traigo a seguir. –pags 169-171–.

    Porque, efectivamente, vivimos desde 1971 la época más inflacionaria de la historia desde la Edad Media y está directamente relacionada con la emergencia del fiat-money y el fin de la convertibilidad.

    Desde aquella fecha del 71, el IPC de Inglaterra multiplica por 30 los precios de finales de los 60 (20 veces hasta 1995) Véanse las inflaciones UK y USA en «The death of Inflation» de Roger Bootle, entonces Chief Economist de HSBC.

    Esto también nos extraña pero es cierto. A percibirlo ayuda recordar cosas.

    Por entonces el presupuesto del Estado Español andaba por unos 4500 millones de Euros hoy está por 423,000 Millones de Euros, es decir casi 95 veces más. Son números para pensarlo porque no hemos mejorado tanto como el crecimiento del gasto indica. El primer año que España se gastó 6000 millones de Euros fue uno de los primeros 80, ayer. Hoy nuestro déficit es 12 veces todo el presupuesto de entonces.

    Ver las cosas en perspectiva ayuda a ver cosas que no pueden estar bien. No para tener razón o dejar de tenerla sino para pensarlas reflexivamente y preguntarnos cosas.

    Saludos.

    PD.
    En el resto de su post sobre opciones políticas, fracking, etc no entro porque se sale de lo que conozco y en este momento puedo comentar. De todas formas es prudente recordar que nuestro sistema político también se basa en:

    1. La compra del voto emocional.
    2. Decidir qué segmento de la población va a pagar la factura.
    3. Redistribuir lo que se pueda extraer para amortiguar los cabreos y crear dependientes estructurales del poder.
    4. Hacer lo que haga falta para que el sistema coactivo perdure.
    5. Proteger al poder, el 1% de Stiglitz.

    De esto se deduce que difícilmente es creíble cualquier cosa que sea abrazada y promovida por el sistema. Ya nos han engañado demasiadas veces y seguir creyendo sería culpa nuestra.

    1. Ulmo dice:

      Haces un análisis interesante que comparto en muchos puntos, pero demasiado orientado a la teoría económica. Voy a estudiar con más detalle lo que comentas, pero te invito a hacer lo mismo desde el punto de vista técnico de la disponibilidad de materias primas. Reflexionando un poco, veo que lo que tu comentas no entra en contradicción total con las teorías del pico del petróleo, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchos tipos de crisis económicas causadas por los motivos más variopintos.

      Creo que cometes un ligero error en el % del coste de la gasolina sobre el precio al consumidor, ya que no es el que indicas, aunque eso es sólo un detalle. De hecho, España es de los países que menos gravan los combustibles dentro de la UE.

      Insisto en que también sigues comparando dos crisis totalmente distintas, la del 73 y la del 2008. En el 73, los precios metieron un pico y luego un gran decsenso, que semantuvo durante décadas. En la crisis actual, el pico vino seguido de un fuerte y corto descenso en los precios, que han vuelto a escalar y se mantienen muy estables a niveles altos (la menor volatilidad en precios del crudo en décadas). Otro problema de tu análisis es tratar de sustituir energía por capital, al comparar el precio del crudo con el del oro. El oro sigue un comportamiento muy distinto al del crudo, tal y como se puede observar en su descenso de los últimos años.

      Estás obviando las trampas que se hace el capitalismo a sí mismo, y es que, con el precio actual de los hidrocarburos, muchas empresas presentan balances operativos muy débiles, algo que no sucedería si el precio fuera pura especulación. La fuente de ingresos de la mayoría de estas corporaciones viene por la vía financiera, no por la productiva. De ahí que la economía estadounidense se mantenga de forma artificial, inyectando 85 mil millones de dólares al mes en el sector financiero (QE3).

      Tampoco estás hablando de datos de producción reales, en los que se muestra que los combustibles fósiles convencionales llegaron a su máximo en 2005, año en el que se dispara definitivamente su precio. A día de hoy, sin el aporte de los recursos no-convencionales, habría habido incluso una disminución de la producción. Esta disminución se compensa con los hidrocarburos no convencionales que, a base de comerse ingentes cantidades de capital (capital provisto por el QE3 mencionado anteriormente), consigue hacer aumentar la gráfica. Al final se está creando una burbuja orquestrada desde Wall Street, que no sería posible si se hiciera un análisis realista de costes de extracción vs precio de mercado.

      En Europa sin embargo, no paran de anunciarse cierres de refinerías y crackers, que llevan años perdiendo dinero. Es cuestión de tiempo que la CE y el BCE anuncien medidas de estímulo como las de la Fed.

      El pico del petróleo es una realidad científica, no una especulación. Al contrario, decir que no habrá pico energético es especular con la llegada de un combustible infinito y limpio (yo lo llamaría tecno-religión). Podemos discutir el plazo y la velocidad a la que ocurrirá, pero es algo innegable. Se trata de un recurso finito, que cada día es más escaso y difícil de extraer.

      Por supuesto que se infla mucho el precio e incluso puede ser cierto que a corto plazo se pudiera bajar un 20% si se comercializara de forma más transparente. Evidentemente, esto se haría capando los beneficios de las empresas, que de esta forma no tendrían capital para invertir en la futura exploración. Por lo tanto, a medio plazo volvería a subirse por las nubes.

      El mundo de la energía es mucho más complejo que otros, ya que ni sigue unas normas económicas al 100% ni tampoco un razonamiento completamente técnico. Pero lo que es evidente, es que nuestro modo de vida necesita del aporte energético masivo del petróleo. No hay sustituto y difícilmente lo va a haber. Como el capitalismo no se puede entender sin crecimiento constante e infinito, estamos condenados a un desenlace difícil.

    2. JC dice:

      Manu,

      Quizás ya lo conozcas y discrepes, pero por si acaso, aquí te dejo un enlace a un artículo de Jorge Fabra Utray donde desmiente esos supuestos 32% de «coste de la energía eléctrica» y 68% de «decisiones fiscales», explicados por las eléctricas al ministro Sr. Soria.

      http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/2014/01/02/despues-de-la-subasta-electrica-la-propaganda-por-jorgefabrau-miembro-de-economistas-frente-a-la-crisis/

      Un saludo.

      1. Manu Oquendo dice:

        Hola, JC, este en concreto no lo conocía así que muchas gracias.

        Hay mucho dinero en juego y es lógico que solar y eólica, cabreados como están tras el recorte discutan la posición de las clásicas.

        Además nuestro sistema eléctrico, en pico de demanda, tiene una capacidad que la dobla. Somos el paraíso de la grandiosidad en acción. Será por dinero. Sobra capacidad instalada por todas partes. Otra burbuja conocida desde el 2007 y como si nada porque compraba votos y PIB.

        Para salir de dudas he hecho un «sanity check » y me he ido al proveedor USA de Connecticut (C L&P) de la casa de uno de mis hijos y el de mi casa en Torrelodones (Iberdrola)

        El KWh de Connecticut en ese proveedor (Conn Light & Power) usa un standard rate (Enero del 2014) de unos 0.0912 $ por Kwh. El proveedor de España (Iberdrola) en la misma fecha ha facturado el Kwh a 0.2562 €.

        Las dos casas son parecidas, la calefacción y agua caliente no es eléctrica y no usamos aire acondicionado. No aplican los aceleradores de potencia o consumo. Es decir, lo normalito.

        En la factura de aquí, que debe variar algo por autonomías (insularides y otras peculiaridades) dice que el 39% del importe es el coste de la energía entregada y el resto, 61%, «Impuestos y otros Recargos» (sic). Para mí que son muy generosos.

        En media, en USA el «rate» estándar anda por los 0.11$/Kwh comprobable buscando por internet.

        Vamos a convertir a Euros.

        0.11$= 0.08€/kwh que representa el 31% de los 0.2562€kwh que hemos pagado aquí.

        Luego me inclino a pensar que las eléctricas tienen razón porque básicamente todos los componentes del producto son commodities a cuyo precio mundial acceden todos los proveedores con idéntica facilidad.

        La diferencia debe ser Fiscal y Reglamentaria. Y eso que Connecticut es un estado limpísimo, con algunos pueblos probando centrales de Hidrógeno, etc. Y muy regulado, by the way.

        Parece que tenemos un grave problema de modelo de gestión pública también en las decisiones energéticas. España y Europa. Otro más.

        Un saludo y muchas gracias por el enlace.

        1. JC dice:

          Hola de nuevo, Manu. Y gracias por la réplica.

          No pongo en duda que el precio de la electricidad en España esté inflado. Me temo que haya enfocado mal mi pero a tu comentario con lo del 32%, etc. Lo que quería poner en tela de juicio es la actitud de las eléctricas con esa campaña, a través de las facturas, del 32% / 68%, como si fuesen las víctimas de una situación con cuya génesis no hubiesen tenido nada que ver. Cuando más bien parece todo lo contrario, que la fiscalidad y reglamentación del sector eléctrico se ha venido escribiendo, al menos hasta ahora, si no al dictado de la eléctricas, sí con algo más que con su visto bueno.

          Este documento es un buen ejemplo de la influencia de las eléctricas en las decisiones del gobierno (supongo que de éste y de los anteriores):
          http://www.funciva.org/uploads/ficheros_documentos/1336663856_090512._paridad_de_red..pdf

          En él se recogen las recomendaciones, de Mayo de 2012, del responsable de coordinación y estudios de la dirección de regulación de Iberdrola, sobre el «buen» diseño de la tarifa a aplicar a los consumidores, sospechosamente parecido al diseño fruto del último cambio en la estructura de la tarifa entre la parte fija y la variable introducido por el gobierno en febrero de 2014. Ese que se hizo para que las familias numerosas pagasen menos (Soria dixit).

          Por lo tanto, ¿cuál es el beneficio que obtienían las eléctricas de la tarifa actual?, ¿sólo ese 32% que cuesta energía? Obviamente, no. Así que habría que ver cuanto se han venido beneficiando de esos precios inflados, que sólo han puesto en duda ahora que ven la amenaza real de las ranovables, que permiten un sistema de producción distribuida (y me temo que ese sea el quid de la cuestión), y la implosión del sistema actual por la situación de crisis en España.

          Que el sector eléctrico, como tantos otros en nuestro país, está mal gestionado, fiscalizado y regulado, es evidente. Te doy toda la razón en ello. Lo que no tengo tan claro es que, en este caso, las eléctricas se puedan considerar víctimas de ese mal diseño. Más bien parecen parte interesada en que el diseño fuese «así» de malo.

          En cuanto a que, como dices, sea un problema de gestión «pública», el adjetivo me parece un poco lo de menos. Es un problema de gestión porque se ha venido haciendo a favor de unos pocos (las eléctricas) y contra la mayoría (los consumidores: hogares y empresas). Obviamente, eso no era sostenible y ahora se está viniendo abajo. La gestión se ha hecho mal, pero no creo que la condición necesaria y suficiente fuese su cáracter «público» (por ser llevada a cabo por el estado), si no por cortedad de miras, intereses espúreos, torpeza, incapacidad, you name it… En fin, que el problema, creo yo, es del diseño en si, no de la titularidad del autor del mismo.

          Saludos y, de nuevo, gracias por la réplica.

          P.D. No acabo de comprender la referencia que haces al principio a eólica y solar. Que yo sepa Jorge Fabra Utray no representa los intereses de ninguna de las dos. Pero igual estoy equivocado ¿alguna referencia que pueda sacarme del error?

          1. JC dice:

            Upss! Veo que no funciona el enlace que he puesto… es por esos dos puntos antes de la extensión pdf, pero resulta que la dirección es así…

            Si se copia el enlace entero, con los dos puntos y pdf, y se pega en la barra de direcciones del navegador sí se abre.

            Más saludos.

  6. José Maria Bravo dice:

    Muy ilustrativo el debate entre Ulmo y Manu.

    Sobre la previsibilidad de los factores economicos, es evidente que son efimeros. De repente , Brasil emergia a una velocidad sideral y, de súbito, esta a punto de entrar en recesión.

    De repente, América Latina decrece y el
    FMI anuncia crecimiento, por ejemplo, en España.

    La política? ?. Recordemos aquella sentencia:» La guerra es algo muy serio para los generales». Podriamos decir, entonces, la economía es algo muy serio para los técnicos

  7. Manu Oquendo dice:

    Hola, JC.

    Esto comenzó por el artículo sobre la deuda pública de M.Bautista una parte de la cual procede del llamado déficit de tarifa y de otras decisiones gubernamentales a lo largo de los años que han incidido en el mix de producción hasta convertirlo en lo que hoy tenemos: otra inmensa burbuja de inversión privada por unas expectativas de rentabilidad pagaderas por el consumidor que no se pueden cumplir entre otras cosas porque el propio mecanismo es tan inmoral que sucesivos gobiernos se han visto obligados a ponerlo en el congelador del presupuesto y la deuda..

    Todo ello ha resultado en una pérdida dramática de competitividad y Desempleo Industrial –que salvo algún economista emigrado nadie cita– porque nuestros costes de energía no pueden en hipótesis alguna resultar competitivos.

    Lo hemos comprobado simplemente descolgando el teléfono y pidiendo el dato del precio de Kwh que se paga en USA, Connecticut, y en Madrid en la factura de estos meses para consumidores comparables.
    Y eso que USA tampoco es industrialmente competitivo.

    Mi intervención pretendía afirmar que, —contrariamente a lo que se nos quiere meter en la cabeza a toda costa–, la energía no es cara, es relativamente barata. Pero nuestros gobiernos la han encarecido por diferentes motivos que en último análisis son de dos tipos.

    1. Electorales. Satisfacer opiniones diversas y trasladar a futuro el coste de dicho voto.
    2. Relacionados con la pérdida de soberanía y capacidad de decisión que supone la pertenencia a la UE y al euro y la aceptación de políticas subordinadas a otros intereses y compromisos.

    Tú planteas dos asuntos.

    1. ¿Son los miembros de UNESA inocentes en esta historia? Mi respuesta es que, en estos líos, donde tu fortuna depende de un decisor político poderoso, debe haber de todo y efectivamente hay de todo.

    Cuando quien tiene todo el poder te exige algo se lo tienes que dar y como mucho pedirle que te compense por donde no le duela el zapato. Elemental.

    En estas condiciones el argumento del Sr. Fabra no pasa de ser el del valido que ayuda a su Señor. De hecho algunos comentarios de sus lectores se lo hacen notar así.

    Lo que desde luego no me ha gustado es que Fabra acuse a UNESA –al modo Evita Perón desde el balcón de la Casa Rosada a sus queridos descamisados– con un fraude sistemático (por retirar ofertas durante toda la vida del sistema de subastas siempre, ojo, bendecidas por el supervisor) y afirma –al mismo tiempo– que no ha habido colusión o actuación delictiva para fijar precios. También a esto responden sus lectores preguntando por el Fiscal.

    2. También preguntas porqué relaciono el artículo de Fabra con el debate con inversores en solar y eólica.

    Lo hago porque el propio artículo se refiere a ello cuando alude a las renovables y, lógicamente, las incluye como costes legítimos del sistema. Reiterando así la misma línea argumental que usan los inversores en fotovoltaica y eólica.

    Entre una cosa y otra, nos hemos ido del asunto de la Deuda Grande para fijarnos en una pequeña parte de la misma.

    No nos hemos quedado absortos en el dedo, como se temía Manuel Bautista, pero casi.

    Un saludo cordial.

    1. JC dice:

      Hola Manu,

      Tienes razón, nos hemos desviado del tema principal del post: deuda, luna, dedo…

      En realidad mi comentario tenía más que ver con lo que comentabas tú (al hilo de otro comentario, creo) sobre el sector eléctrico en particular, que con el tema de la deuda pública en general. Se debe a que me interesa especialmente el sector energético.

      Considero que la excesiva dependencia que tiene nuestra sociedad (global) en los combustibles fósiles, que suponen un 80% de la energía primaria mundial (datos AIE 2013) supone un camino directo hacia el desastre, tanto por su carácter de recursos finitos, como por ser los principales causantes del cambio climático (entre otros problemas). Y no me parece que se estén haciendo esfuerzos lo suficientemente serios para llevar a cabo un cambio controlado de este sistema energético global antes de que ese cambio llegue bruscamente por la propia insostenibilidad del mismo, y nos obligue a gestionarlo de una manera urgente con resultados mucho más caóticos y destructivos para los interes de todos.

      En nuestro particular caso nacional, veo que las eléctricas son las más interesadas en que todo se quede como está (normal, en ello les va el negocio), y me parece, que muy a nuestro pesar, lo están consiguiendo. Y la verdad, que quieres que te diga, pero viendo el trasiego de cargos entre estamentos políticos y consejos de administración de la eléctricas, y los recientes cambios legislativos en el sector eléctrico (cambios en la estructura de la tarifa desincentivando el ahorro y la penalización del autoconsumo) no encuentro demasiadas razones para el optimismo.

      En cuanto a nuestros respectivos puntos de vistas sobre quién es el culpable último de la mala regulación, ficalización, etc. de tantos sectores en España, me temo que no acabo de estar totalmente de acuerdo en que sea el político de turno (que es el actor real, no el Estado, que ni piensa ni padece) el responsable último de todo (más allá de la responsabilidad formal, claro), y que los distintos sectores «sufran» sus decisiones sin ninguna capacidad para influir en ellas (obviamente exagero tu postura)… Pero bueno, ese es otro debate, muy interesante, que habrá que dejar para más adelante.

      En fin, soy consciente de que es una ramificación del argumento principal del post sobre la deuda, y por ello me disculpo ante el autor y los lectores, pero aún así es un placer poder discutirlo contigo.

      Un cordial saludo y hasta otro post.

  8. María Antonia dice:

    Al leer el comentario sobre la deuda, no puedo evitar asombro; asombro ilimitado y preguntas, muchas preguntas. Esta deuda es ecuménic: se da en países democráticos, en otros sujetos a dictaduras y en otros sujetos a tiranías. En unos han prevalecido políticas y doctrinas del llamado bien común y estado del bienestar; en los de más allá, enriquecimiento de las grandes familias de países pseudo democráticos, etc…
    Pero ¿cómo es posible que el Estado y las familias lleven años sumidos en esta espiral de crecimiento de deuda de semejante envergadura, que se acrecienta vertiginosamente, sin que nadie se plantee la necesidad de atajarla?
    Se supone que en Occidente, en países democráticos, que llevan siglos tratando de conseguir lo mejor, hay dirigentes preparados que deberían conocer lo qué significa economía, finanzas, el peligro o la necesidad de los lobby, de las grandes multinacionales. Gobernantes preparados, rodeados de tropecientos consejeros, también preparados, con sus ministros de lo mejorcito.
    Esto en todos y cada uno de los países occidentales, se supone. En los demás hay una infinita gama de posibilidades, pero suelen tener élites preparadas y capaces. ¿Me quieren decir que nadie es consciente de las cifras que nos exponen en “Otras Políticas? Y sobre todo a dónde nos lleva esta deriva. Y si lo son, ¿ Qué hacen?
    No se ve salida a este problema; No parece posible ninguna política al uso. Derechas, Izquierdas, y todo lo contrario, se quedan con sus doctrinas en la cuneta. Y de verdad: esto ¿a quién beneficia? ¿quien se enriquece con ello?

  9. mirapela dice:

    No se olvide que en la caso de España el esfuerdo fiscal cae sobre salarios y iva y el 92 % sobre las familias que son los que pagan los impuestos, lo que se necesita es una reforma fiscal , simplemente comparando la riqueza del pais saldrian 60.000 millones mas al año comparado el esfuerzo fiscal con otros de más al norte

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