Zorra, zorra, zorra

La canción “Zorra” del grupo Nebulossa fue seleccionada para representar a España en el festival de Eurovisión. La melodía, al estilo de los años ochenta y con bastante ritmo, creo que es bastante adecuada para este tipo de certámenes. El problema surgió desde el primer momento con la letra.

Por si acaso algún lector no ha tenido la oportunidad de escuchar atentamente el texto le paso el siguiente enlace con música y letra.

La canción tuvo desde el principio un gran apoyo del público y del jurado haciéndose viral en cuestión de horas. El 7 de febrero RTVE informaba de que esta melodía ya era la segunda canción más viral del mundo en la plataforma Spotify.

Sin embargo las reacciones a favor y en contra se sucedieron pronto. La vocalista del grupo musical, María Bas, declaró que la canción “buscaba reapropiarse de la palabra ‘zorra’ para que dejara de ser un insulto y pasara a ser un término que empoderase a la mujer”. Por otro lado la presentadora de televisión Eva Soriano hizo un alegato en favor de “todas las ‘zorras’ que abrazan su libertad, pese a quien pese” mencionando de forma particular a todas sus amigas. Incluso varios ministros y el presidente de gobierno se han mostrado a favor de la canción.

La Federación Estatal LGTBI+ se mostró a favor indicando que la considera “un himno a la libertad sexual de las mujeres”.

En el otro extremo Montserrat Boix, delegada de igualdad de la emisora pública (responsable de la selección de la canción que representa a España en el mencionado festival), dimitió de su cargo y pidió públicamente perdón a las víctimas de la violencia de género.

Carmen Domingo, en un interesante artículo, se mostraba indignada con la letra de la canción indicando que muchas mujeres han sido señaladas, insultadas e incluso han perdido la vida al grito de “eres una zorra”. Frente al argumento del empoderamiento considera con ironía que ahora resulta que para sentirse liberadas las mujeres deben reivindicarse como zorras, y se pregunta si cuando en las residencias de estudiantes los chicos griten “zorra” a sus compañeras habrá que considerar que las están empoderando.

Tengo que confesar que me impresionó ver al público de la final del proceso de selección coreando a voz en grito “zorra, zorra, zorra” No sé si corear alguna otra palabra malsonante sería visto con igual naturalidad (hagamos el esfuerzo de imaginarlo).

Desde el mundo feminista también se critica el video de la canción ya que se muestra a unos bailarines mostrando el trasero. Si se está en contra de “cosificar” a la mujer con imágenes de contenido erótico ¿el camino correcto es el de “cosificar” al hombre? No parece que esa sea la respuesta adecuada.

Lo que me resulta curioso es que, en la traducción oficial al inglés que ha hecho RTVE, la palabra zorra se ha traducido por “vixen”. Esta palabra tiene varias acepciones en dicho idioma: la primera como es lógico es la de hembra del zorro, la segunda es la de mujer de mal carácter o peleona, y la tercera es la de una mujer considerada sexualmente atractiva. Ninguna de esas acepciones tiene el peso de su significado en español que, en el sentido que se le quiere dar, es el de prostituta, que es mucho más fuerte.

Un tema relevante aquí es el de la libertad de expresión frente a los límites de dicho derecho. Actualmente se tiende a dar un mayor peso a esa libertad, aunque sus límites siempre suponen controversia ya que pueden entrar en conflicto con otros derechos como el del honor o la privacidad o las creencias políticas o religiosas. En cualquier caso hay que reconocer que los límites admisibles han ido cambiando con el tiempo, al igual que la mentalidad de la sociedad. Lo que debería tomarse más en serio es que nuestros niños requerirían una guía para poder digerir y asimilar el bombardeo de información que les llega.

Es cierto que hay algunos antecedentes en este tipo de canciones. El 1983 el bilbaíno grupo femenino de punk rock Vulpes interpretó la canción “Me gusta ser una zorra” en el programa “Caja de ritmos” en TVE de Carlos Tena. A consecuencia de ello se canceló el programa y el grupo se disolvió al poco. Eran otros tiempos.

En 1997 Meredith Brooks tuvo un enorme éxito con el tema “Bitch” (puta). En este caso la coautora de la canción, Shelly Peiken, decía que el público había entendido enseguida el mensaje, a pesar del título, de que “las mujeres somos complejas. No somos bidimensionales, y los hombres que merecen la pena estar a nuestro lado lo saben y lo aprecian. Bitch fue un reconocimiento a esa complejidad”.

El elemento clave que tienen todos estos casos es la provocación. Su objetivo es despertar una reacción y ya se sabe que nos llama mucho más la atención una noticia, una publicación o un video cuando contiene elementos relacionados con la violencia, el sexo o el escándalo. Esto lo conoce bien el mundo publicitario que se ha apoyado en este hecho desde hace muchos años.

Si recordamos cuáles eran las canciones, las películas, los anuncios, etc., de hace unas décadas nos encontraremos que ahora nos resultan en ocasiones infantiles e incluso ñoñas. Tanto lo relativo a la violencia como al sexo eran mucho más suaves. Por ejemplo la pasión erótica era más sugerida que mostrada, lo cual no le quitaba sensualidad; de hecho en ocasiones la amplificaba (recordemos la famosa escena de Rita Hayworth quitándose los guantes de forma insinuante en la película Gilda).

El problema de los estímulos es que su efecto, cuando es repetido, satura nuestra sensibilidad y, para tener el mismo impacto, se requiere una dosis mayor de dicho estímulo. Esto es un fenómeno conocido en psicología, que también se da con frecuencia en los medicamentos que tomamos, por no hablar de las drogas que obligan a los adictos a tomar cada vez dosis mayores para poder seguir notando los efectos deseados.

Una evolución similar se ha dado en los últimos decenios en mi opinión en toda la sociedad. La necesidad de conseguir un impacto en los receptores ha obligado a ir subiendo el tono de violencia o de sexo explícito. Solo hay que ver la agresividad que destilan muchos de los videojuegos, las películas o las series que vemos actualmente. Muchos de los jóvenes que utilizan estos videojuegos se acostumbran a herir y matar gente (virtualmente) sin despeinarse y sin que les suponga el más mínimo problema de conciencia. Porque es todo ficción. Pero habría que ver qué consecuencias tiene esto en los comportamientos de la vida real.

Algo similar ocurre con el efecto de la pornografía en las mentes de nuestros jóvenes (dicho sea de paso la edad media de acceso a la pornografía es en este momento de 11 años). El ver como si fueran normales modelos de relaciones sexuales que nada tienen que ver con la realidad, especialmente con lo que sienten y desean las mujeres, puede llevar a comportamientos indeseables de violaciones o de “manadas”. Sí, ya sé que siempre han existido problemas de este tipo, pero me atrevo a pensar que no en el grado en que se dan en la actualidad.

El problema es que este fenómeno de aumento de los estímulos es acumulativo por lo que me pregunto a qué nos llevará en un futuro ya que la lógica lo que dice es que seguirá aumentando.

Con todo esto lo que quiero indicar es que estamos ante un fenómeno de saturación de la sensibilidad al cual la canción “Zorra” no es ajena. Su letra pretende provocarnos una reacción porque, si empleara un lenguaje más sencillo, es posible que pasara desapercibida.

También es cierto que, en solo unas semanas, la polémica sobre la letra de la canción ha desaparecido de las noticias. De nuevo, la fugacidad de las noticias es un reflejo de la necesidad de chutarnos con nuevas dosis de estímulo para que sean eficaces.

Lo que parece que se está perdiendo en parte en esta sociedad es la sutileza, la sensibilidad, el mensaje sugerido, el humor fino y eso no puedo dejar de lamentarlo.

Si me dan a elegir (parafraseando el título de una canción de los Chunguitos de la que hizo una magnífica versión Rosalía hace unos años en los premios Goya y cuyo análisis podría abordar en otro momento), yo preferiría mensajes más sutiles en los que no sea necesario hacer uso fácil de palabras gruesas o de imágenes violentas o con innecesarias escenas eróticas, pero este es el mundo en el que estamos y me pregunto a dónde nos lleva. No sé si está en nuestras manos hacer algo para cambiarlo, pero sí estoy convencido de que, al menos los más pequeños, se merecen que les expliquemos qué es lo que hay detrás de las letras de canciones o de las imágenes y que no normalicen lo que no lo es.

6 comentarios

6 Respuestas a “Zorra, zorra, zorra”

  1. Carlos dice:

    Estamos hablando de una canción pop, no de un libro de filosofía
    Es una canción irónica y está claro que lo que quiere es que una mujer pueda decir: «soy (eso que llamáis) zorra, y qué pasa» en el sentido claramente de hacer el uso que le venga en gana de su libertad sexual
    Una cosa es lo que ella quiere decir y otra cosa es que a eso, despectivamente, se le llame zorra tradicionalmente
    Y, de esos que la valoran así, se ríe

    Zorra hoy en día no es una palabra tan tan tan malsonante como para ser desagradable en este ontexto irónico y pop

    Así que no hay polémica ninguna

    1. Francisco Díaz-Andreu dice:

      Sí que ha habido polémica como demuestran las distintas publicaciones mencionadas. Otra cosa es que para algunas personas no suponga ningún problema.
      El idioma castellano tiene la virtud de que cualquier palabra puede adoptar un significado completamente diferente en función de la situación, del contexto, del tono en que se diga, etc. Así, entre amigos, se puede llamar «cabroncete» a un colega en un tono incluso cariñoso. Habría que distinguir también entre el lenguaje coloquial (en el que nos permitimos palabras malsonantes e incluso ofensivas) y el lenguaje empleado en público, que suele ser más comedido. Actualmente sin embargo podemos ver programas de televisión donde impera la chabacanería y el insulto, el grito o el taco se consideran graciosos, y de hecho esto se produce cada vez con mayor frecuencia.
      ¿Es eso lo que queremos? Que cada uno juzgue.

  2. pasmao dice:

    Buenas tardes Don Francisco

    El problema que no se quiere admitir es que ese tipo de lenguaje NO empodera (vaya palabrita) a nadie.

    Las verdaderas élites, en una sociedad que funcione, no emplean jamás ese tipo de lenguaje para comunicarse entre sus miembros. Sea en en Occidente hace 20 años, o en China ahora.

    Y esas sociedades funcionaban/funcionan en la medida en que las barreras de entrada de sabia nueva también funcionaban y no se convertían en un mundo endogámico. Para ello era necesario que el resto de la sociedad pudiera aprender el lenguaje de las élites, algo que que por su complejidad no era/es sencillo. Algo que una educación donde las barreras económicas no fueran determinantes pesaba y pesa mucho.

    Aquí tenemos, en nuestro occidente con élites de tres al cuarto, a todos esos que ríen las gracias de la palabreja en cuestión mientras llevan a sus hijos colegios exclusivos o a internados suizos. El caso de las élites separatistas catalanas es aleccionador al respecto. Antes por lo menos parían escritores capaces de abordar el tema, con sus Pijoapartes de turno, pero ahora eso es imposible.

    El que canciones como la seleccionada tengan la popularidad prefabricada que se nos comenta, con toda la panoplia de justificaciones ad hoc, no hace sino señalar el estado en que están las élites de la sociedad que las promociona.

    Un saludo cordial

  3. O'farrill dice:

    No conozco la canción pero puedo imaginarme las intenciones «políticas» (en este mundo ya no hay nada libre) tras ellas, al igual que ocurre con los «dibujos animados» infantiles. Nada es inocente.
    Lo que suscribo es el comentario de «pasmao» y que responde al artículo, es la deriva del significado de los conceptos. Ahora, «poner los cuernos» se le llama «poliamor»y se justifica como tal (según encuestas hay un 50% aproximadamente de infidelidades y creciendo). Es parte de la destrucción de valores como lealtad, amor, comunicación, etc. y del individualismo instalado como base de una sociedad perdida ya por generaciones.
    Todo ello es la base de esa «guerra cultural» que es donde se dirime de verdad el futuro.
    Un saludo.

  4. Cristobal Villalba dice:

    La música es una expresión artística que puede gustar más o menos en sus diferentes variedades , requiere de mucho estudio su dominio ,tanto de los instrumentos como de la voz, si esta acompaña la obra . Son escasos los virtuosos que son capaces de componer música hilvanando acordes que trasmitan sensaciones y emociones . Cuando lo consiguen podemos decir que son creadores de arte , que puede ser más o menos del agrado del que lo escucha ,esa es toda la polémica que puede conllevar .
    Sobre la canción que representa a España ( ZORRA ) considero que es una muestra de lo que llamamos arte trasgresor , no sé si se le puede llamar arte a este tipo de expresiones en los que solo buscan la polémica. Un artista puede pintar un cuadro por encargo y aunque no sea de su agrado , él alijará las pinceladas y los colores . El “arte “”trasgresor es intencionado motivo más que suficiente para que no sea arte, ya que proviene de una maquinación .
    La acepción de la palabra zorra según la R.A.E son variadas, en el contexto de la canción está clara . Puede que a los animalistas y urbanistas una zorra les parezca un animal simpático no así al quién tiene una granja en el campo y vive de sus animales de corral , por el destrozo que les causa , de ahí el motivo tal vez etnológico despectivo de la palabra que todos conocemos y no hay que darle más vueltas , a mí me parece una vergüenza .
    Lo que sí me parece preocupante es vivir en estado anárquico , que va camino del suicidio como nación. ¿Dónde están los fundamentos de una nación? Si estos se pueden cambiar a voluntad del partido político de turno , recurriendo a leyes de otros estados o naciones, imponiendo el castigo de unos delitos a criterio partidista. La sociedad occidental está basada en la familia como cédula principal de la sociedad a la que hay que proteger , no en la familia como la dé Al Capone , aunque esta sea la forma más habitual a nivel global de hacer política se debería disimular y no actuar como zorros , o no les basta con el miedo para someternos a sus dictados .

  5. Rafa dice:

    Es bastante evidente que las palabras sufren un desgaste en función de la intención con que las expresemos.

    El término viejo ha ido sustituyéndose coloquialmente por el de mayor (no sabemos que quien), anciano o miembro de la tercera edad; porque la palabra viejo llevaba aparejado un desprecio cuando se utilizaba, «el viejo este» «que se habrá creído el viejo» etc.

    Así mismo, otros adjetivos han sufrido estas transformaciones; el negro ha pasado a ser de color, el marica se ha convertido en gay, no digamos ya el antiguo anormal, después mongólico (por sus rasgos faciales), disminuido y por último con acuerdo y beneplácito parlamentario, modificando la constitución en discapacitado.

    No deja de ser paradójico sin embargo, que otros términos pretendan reivindicarse por su significado mas abrupto.
    La zorra, meretriz o prostituta es uno de ellos.

    Yo entiendo que esta profesión u oficio tan antiguo, entraña en su ejercicio menos dificultades que el de bióloga, astrofísica o artista.

    No obstante por la letra de la canción de referencia, parece que se puede estar orgullosa de serlo.

    Reconstruida por dentro
    Solo era cuestión de tiempo
    Estoy en un buen momento

    Aunque actualmente, se habla de acabar con la prostitución por lo que conlleva (trata de personas, degradación, enfermedad), quien sabe si a través de ella se puede alcanzar el éxito, el empoderamiento (que debe ser muy importante por lo que se ve) o la realización.

    En un momento con gran tasa de desempleo como el que vivimos puede ser una oportunidad, y además tengo entendido que en algunos casos está bastante bien remunerada.

    Un abrazo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza Cookies propias para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web. política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies