Pedro Sánchez, la carta y la salud mental

Desde que el miércoles 24 de abril Pedro Sánchez publica su Carta a la ciudadanía, comunicando que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si dimitía, o no, del cargo de presidente del Gobierno de España, hasta que el lunes 29 informó públicamente de su decisión de continuar en dicho cargo, gran parte del país y, sobre todo, de la clase política y de los medios de comunicación, ha vivido estos cinco días especulando con los motivos reales que podían estar tras este anuncio inaudito, además de escudriñando los recovecos psicológicos de la personalidad del presidente del Gobierno para adivinar cuál sería su decisión.   

En esos días los análisis en la prensa se dividieron, básicamente, entre dos enfoques diametralmente opuestos. Estaban los que negaban credibilidad a las razones esgrimidas en dicha carta, por tratarse de una persona que, no sólo se ha caracterizado por su gran resistencia anímica, incluso presumiendo de ello (recordemos el título de su libro: Manual de Resistencia), sino que además se ha caracterizado por su recurso a los golpes de efecto. Por ello, quienes sostenían este enfoque buscaban otras razones ocultas. Entre estas, la de su salto a la política europea.

Y, por otra parte, estaban los que creían que Sánchez estaba siendo totalmente sincero al expresar su hartazgo por lo que, en su opinión, eran ataques despiadados e injustificados contra su persona o contra su entorno familiar. Por supuesto, también estaban los que creían en una mezcla de ambos ingredientes: el del puro cálculo y el emocional.

En todo caso, lo que aún nadie ha sido capaz de encontrar es una explicación mínimamente razonable y convincente al anuncio público de que se tomaba unos días (cinco, ni uno más, ni uno menos) para reflexionar sobre su eventual dimisión. ¿Por qué Sánchez quiso hacer público ese anuncio, sabiendo el impacto que tendría en millones de personas, en decisiones empresariales y de inversión importantes, y en la imagen del país a nivel internacional? ¿Qué pretendía con ello?

Como es lógico, las críticas han sido unánimes y muy duras con este anuncio. Cualquiera, en su situación, que estuviera valorando seriamente la posibilidad de dimitir, se tomaría el tiempo necesario para rumiar discretamente la decisión más conveniente y, si finalmente decidiera dejar el cargo, es cuando se lo comunicaría a todo el país.

Yo sólo encuentro tres posibles explicaciones a esta actuación de Sánchez. La primera, que se ha tratado de una estrategia premeditada en la que buscaba crear un clima en la opinión pública nacional donde él apareciese como “víctima” de los turbios manejos de una red de políticos, periodistas y jueces que están virulentamente contra él, presentándoles como “acosadores sin escrúpulos que se están cargando la democracia”. La segunda es que, sin ser ninguna estrategia premeditada, lo que ha pretendido es que durante cinco días todo el país fuera testigo y “viviera con él” su difícil situación. Y la tercera es que realmente ha llegado a un nivel tal de sobrecarga emocional que se ha ofuscado y ha actuado con una torpeza, al hacer ese anuncio, que en condiciones normales no habría hecho. Probablemente, nunca sabremos cuál de ellas se aproxima más a la realidad.

En cualquier caso, creo que hay motivos sobrados para preocuparse, y mucho, en cualquiera de estas tres hipótesis.

En la primera porque supone responsabilizar únicamente a “la derecha” política y mediática del ambiente de creciente crispación y polarización que está viviendo la política española, sin reconocer que él, personalmente, y la “izquierda” política y mediática que le apoya, también han contribuido, y mucho, a alimentar este ambiente tan degradado. Que el máximo responsable político de este país nos quiera hacer creer a estas alturas que todo el emponzoñamiento político que vivimos desde hace años es solo responsabilidad de sus adversarios y que él, y los suyos, no tienen nada que reprocharse, es como para pensar que, en su opinión, gran parte de los ciudadanos a los que dirige su carta debemos de ser completamente imbéciles para aceptar, sin más, esa forma de ver la realidad, en la que los buenos, que además siempre tienen razón, son “los míos”, y los malos, que jamás tienen razón, son “los de enfrente”, los que no están de acuerdo conmigo.      

La segunda hipótesis también es sumamente preocupante porque supone admitir que el presidente del Gobierno de nuestro país puede llegar a alcanzar tal nivel de egocentrismo y narcisismo que le parezca normal tener a no sé cuántos millones de personas, con sus propios problemas, pendientes de él.

La tercera hipótesis también lo es porque implica que el máximo responsable de la gobernabilidad de nuestro país puede llegar a un nivel de deterioro en su salud mental, aunque sea coyuntural, que le haga ofuscarse y tomar decisiones que en condiciones normales no tomaría (¿cuántas veces más ha sucedido esto, sin que nos hayamos enterado, y qué decisiones se han tomado en ese estado?).

Sin embargo, de las pocas cosas positivas que le encuentro a esta historieta es que, al margen del relato interesado que hace Sánchez, una de las cuestiones que ha puesto bajo los focos del debate político y mediático es el de la fortaleza psicológica que hace falta para ejercer un cargo público o participar en la política española. En otras palabras, hasta dónde es razonable y aceptable que lleguen las críticas y las informaciones sesgadas por parte de los políticos y periodistas.   

Cualquier persona que quiera dedicarse honestamente a la política o quiera contribuir a mejorar el país desde un cargo público, durante una parte de su vida, ¿además de estar preparado para aceptar las críticas razonables y justificadas, tiene que estarlo también para que no le hagan mella las críticas crueles, injustas y sin fundamento? ¿Hasta dónde debe admitirse que llegue el juego sucio, basado en este segundo tipo de críticas?

Es evidente que la libertad de prensa y el control del poder por la prensa (además de por la oposición) es imprescindible para la salud de cualquier democracia que aspire a serlo de verdad. También que no es nada fácil establecer fronteras entre la prensa seria y la “amarillista”, porque entre ambos extremos hay muchos grises.

Pero, también es evidente que la generalización, intensificación y rutinización del juego sucio deteriora gravemente la calidad de la democracia. Al menos por dos motivos. Porque cuando en el debate político los argumentos y las propuestas son sustituidos por los insultos, las mentiras o las descalificaciones, la ciudadanía acaba sustituyendo el voto reflexivo por el voto rabioso. Y porque, cuando un político (como cualquier persona) siente que está siendo objeto de un linchamiento injustificado, es difícil que su salud mental no se vea perturbada y acabe derrumbándose o, lo que es casi peor, se lance a devolver con creces los golpes que él considera que está recibiendo, realimentando un ambiente cada vez más irrespirable y destructivo.   

Quizás sea una fantasía, pero ¿no sería posible que los cincuenta principales líderes políticos y mediáticos de este país se pusieran de acuerdo en establecer un código de buenas prácticas y comprometerse a respetarlo? Eso sería un gran paso en favor de la calidad de nuestra democracia.

Y ya puestos a pedir, ¿no sería posible que la prensa, y los periodistas, hicieran el esfuerzo de informar y opinar dejando fuera sus propios prejuicios y sesgos ideológicos, para no contaminar el derecho a la libertad de información (y, por tanto, de opinión y de voto) de los ciudadanos que les leen o escuchan?

7 comentarios

7 Respuestas a “Pedro Sánchez, la carta y la salud mental”

  1. antonio mendez dice:

    Los humanos tenemos una tendencia muy saludable a querer entender el comportamiento de los demás, pero la tendencia se vuelve irrefrenable cuando ese comportamiento nos parece inadecuado por una u otra razón. Entonces, más que una actitud de comprensión al tratar de ponernos en la piel del otro, la tendencia es a criticarlo, a juzgarlo, a condenarlo. No seré yo quien alabe y celebre la decisión de nuestro presidente, pero tampoco me veo capaz de adivinar sus verdaderas razones. Pienso que los seres humanos somos muy complejos y la manera de pensar de cada uno de nosotros es fruto y consecuencia de muchos factores de historia y educación personales.
    Nunca he votado a Pedro Sánchez, pero respeto el acuerdo al que consiguió llegar con las diferentes fuerzas parlamentarias para conseguir su investidura. No soy de los que piensan que su Gobierno sea ilegítimo. Para nada. Es resultado de unas votaciones de acuerdo con nuestras leyes. Por lo cual, volviendo a la pausa que se tomó y a su decisión de continuar, prefiero esperar y ver cómo enfoca y lleva a cabo esa regeneración democrática que pretende. Ojalá consiga lo que el articulista propone en cuanto a un código de buenas prácticas y que la prensa y los periodistas se dediquen a informar. Todos ganaríamos.

  2. Manuel Bautista Pérez dice:

    Hola Antonio,

    Estoy de acuerdo en que, en el terreno de las relaciones humanas normales, la costumbre de andar juzgando a los demás es, por lo general, bastante tóxica. Porque coloca siempre al que juzga en una actitud de superioridad moral frente al juzgado, actitud que además suele acabar en condena.

    Pero, en el caso de la política yo creo que es diferente. Máxime en una democracia donde se supone que el gobernante de turno (en este caso, Sánchez) tiene que rendir cuentas de su gestión. Es obligado que juzguemos sus decisiones cuando tienen incidencia en nuestras vidas, como ciudadanos.

    En lo que se refiere a todo lo que ha sucedido a partir de su Carta, en su decisión de tenernos a un montón de millones de españoles pendientes cinco días de si, finalmente, dimitiría o no, la incidencia pública ha sido evidente. Por tanto, en mi opinión, puede y debe ser analizada y valorada por cada ciudadano.

    ¿Qué razones le han movido a Sánchez a actuar así? Sólo puedo tratar de imaginar las que me parecen más plausibles. Y, sinceramente, me habría gustado encontrar alguna hipótesis que explicara su actuación y que fuera defendible. Pero, no la he encontrado. Y él, Pedro Sánchez, tampoco la ha dado. En mi opinión.

    Saludos y muchas gracias por su comentario.

  3. Cristóbal dice:

    Un breve apunte sobre la salud .El cuerpo humano está formado por células que forman tejidos que forman órganos, estos órganos forman sistemas , cuando estos funcionan correctamente, podemos decir que tenemos salud . Pero está depende también del entorno que nos rodea .
    Me preocupa que un presidente hablé de conciencia social o nacional , que viene a ser lo mismo , anteponiendo la a la personal .
    Saludos.

  4. pasmao dice:

    Buenas tardes Don Manuel

    Yo creo que las tres opciones que da no son excluyentes; y no sólo eso, si no que se realimentan. De ahí su peligro.

    Respecto al «carácter» que haya que tener una persona para dedicarse a la política, vistas las circunstancias; son los políticos con sus aparatos quienes han tensado la cuerda para que estemos cómo estamos.

    Y no es sólo en el PSOE, con el PP conviene recordar la estrategia de desgaste a Ayuso desde el propio PP con Casado. Que en mi opinión aún persiste, aunque haya bajado el tono, porque el modelo de la CAM de la mano de Ayuso (y antes Aguirre) es incompatible con el modelo que el PP quiere en las Taifas (el modelo es el de Moreno Bonilla o Núñez en Galicia), modelo que luego escalaría a nivel nacional.

    Y dentro de VOX lo que ha pasado con algunos de sus cargos que han dejado el partido (no me refiero a Olona) también tiene pinta de ser el efecto de una estrategia de desgaste del verso suelto. Una pena, porque creo que vamos a una guerra de guerrillas ideológica (espero que no escale a lo social), y los versos sueltos son como los francotiradores ideólogicos. O ese par de tiros de tres puntos seguidos, que en un partido de baloncesto destrozan la defensa zonal del otro equipo, y que un jugador por libre se permite hacer contra el criterio del entrenador.

    Guerra de guerrillas contra un Napoleón de serie B o de bolsillo. Pero Napoleón al fin y a la postre (que en vez de tener la «ilustración» detrás, tiene a la Agenda 2030).

    Son los propios partidos que podrían descabezar a Sánchez, quienes en aras de la propia necesidad de controlar su aparato queman a los suyos. A los que finalmente podrían inclinar la balanza a nuestro favor.

    Lo que nos da una idea de que muchas cosas están pactadas y repartidas de antemano, y que la lucha es mas un combate pactado de forzudos «wrestling» al estilo USA,y el control es mas que necesario para que «ese no nos hagamos daño» no salte por los aires.

    Me viene a la cabeza el caso de Mario Garcés, PP, persona muy válida que en estos momentos está marginada de la política por disentir del aparato del PP en su relación con VOX. Busquen en Google acerca de él, y piensen si una persona así en los tiempos actuales puede estar marginada con los tiempos que corren, sólo porque dijo en voz alta lo que muchos no se atrevían a comentar.

    Un cordial saludo.

  5. O'farrill dice:

    Coincido con Pasmao (como otras veces) en su interesante análisis de la verdadera situación.
    Los políticos actuales de occidente están siendo instruidos desde hace tiempo para estar al servicio de intereses globalistas: dogmas aberrantes, pensamiento único y policía de control de las opiniones. Todo en beneficio de unas oligarquías que -como he repetido muchas veces- son poderes salvajes (Ferrajoli). No sujetos a normas generales porque son ellos los que las imponen.
    La mayoría de ellos (porque al menos pasaron por el Bachillerato) no creen en lo que están defenciendo prevaliéndose de su situación de poder y convenientemente adoctrinados en «foros» internacionales donde se dicen barbaridades como «lucha contra el cambio climático» o el CO2 o se llevan a cabo maniobras caóticas sobre la especie humana o se plantean teorías malthusianas sobre el crecimiento de población. Todo vale para proclamar donde está el poder de verdad, quienes son sus cipayos y cómplices y donde pretenden llevarnos.
    Los elementos emocionales han sido siempre unas excelentes ocasiones para potenciar poderes y someter a los «soberanos». Una imagen vale más que mil palabras: osos desnutridos en el Artico, niños africanos (curiosamente no hay asiáticos ni hispanos) enfermos,… Todo vale para la propaganda
    En el PSOE ya existió una situación semejante (cuando había que ser socialistas antes que marxistas) para pasar de la oposición a la OTAN a la postura contraria. Felipe González volvería de su «espantá».más reforzado todavía y los críticos, Castellanos, Gómez Lorente y demás, serían un estorbo en el nuevo rumbo proamericano del partido. Nada es nuevo y, en el mundo del teatro, las sobreactuaciones ya no se llevan.
    Si el Sr. Sánchez está verdaderamente harto y dolido por su situación (acrecentada ahora internacionalmente), no habría hecho pública su meditación o reflexión personal. Simplemente habría ido al Congreso y la habría hecho efectiva.
    El papelón que ha tenido que jugar un gobierno descabezado es de antología. Pero no pasa nada. Estamos acostumbrados al espectáculo y parece que nos va la marcha.
    Y, yo me pregunto: ¿donde queda la Jefatura del Estado? Constitucionalmente tiene funciones concretas para que las instituciones no se salgan de madre.
    Un saludo.
    .

  6. Manu Oquendo dice:

    El empeño de Sánchez por controlar los tribunales de Justicia es, a mi modo de ver, la evidencia de que estamos en un golpe de Estado Gris contra el cual España carece de capacidad operativa porque el sistema no ha previsto defenderse de un ocupante de la Moncloa.

    No solo está obsesionado por controlar a los jueces sino que ha Prohibido que el actual CGPJ ejerza, al menos, sus funciones básicas de reposición de cargos. Por lo tanto Pedro Sánchez es el responsable directo de que muchos tribunales no puedan funcionar. No funcionan porque él no quiere.
    ¿Por qué tiene tanto empeño?
    Solo hay una razón: estamos en un golpe de Estado, una ruptura deliberada del Orden Constitucional, incruento que solo puede pararse por una intervención del Ejército–que sería plenamente constitucional por ser un ataque en toda regla a la Independencia del Poder Judicial– .
    Muy en segundo lugar cabría esperar que la Corona, como prevé el artículo 62.i de la Constitución, se niegue a firmar la Amnistía.
    Este artículo reserva al Jefe del Estado los actos de Gracia que, por cierto, no son potestad del Congreso. Actos de Gracia son los Indultos y la Amnistía no prevista por la constitución porque, como consta, el constituyente así lo quiso. Aquí:https://www.eldebate.com/opinion/en-primera-linea/20231103/regulacion-constitucional-ejercicio-derecho-gracia-rey_150786.html
    Las consecuencias de ambas acciones serían traumáticas para la convivencia en España y por ello Sánchez se aprovecha y sigue intentando emular a Venezuela cuando Chávez, en 2004, tomó el control de la Judicatura con los resultados que hoy vemos.
    Llevamos el mismo camino.

    El patológico e infantiloide espectáculo que dió Sánchez hace unos días podría entenderse como un empeño de «llenarse de razón» para dar otro paso más contra los jueces amedrentando a la prensa de paso.

    Creo que no le salió bien por varias razones.
    1. La «mani» de apoyo –130 autobuses– fue patética y mínima. Básicamente convocó a una parte de sus empleados.
    2. Lo de Begoña Gómez crece en visibilidad y ahora inunda redes, se refuerza en los juzgados y sólo puede empeorar. El escándalo es de nivel entre Cubano y Haitiano.
    3. Fuera de España el Jefe del Gobierno está siendo visto como realmente es. No va a mejorar.

    La situación es mala y puede empeorar. Oremos

    Nota. El concepto de Territorios Grises –por efectos de la captura de instituciones sin derramamiento de sangre– no es muy del dominio público pero se estudia en todas las Academias Militares modernas.
    Aquí lo tienen explicado en la revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos por Josep Baqués.
    https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO93_2022_SAUMAR_Zonas.pdf

  7. Lucas Montes dice:

    Sr Oquendo, el menor de los problemas de la justicia española es que la quiera controlar su bestia negra Sánchez, que no hace sino defenderse. El problema real, el que la mantiene a los pies de los caballos, es llevar toda la democracia supeditada a la mafia de la derecha. Salga usted de su burbuja. Fuera hay mucha vida..

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