Independencia Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Si por algo destacan las deliberaciones en los diálogos internos de las sociedades avanzadas es por las cuestiones identitarias. Siendo ya difícil identificar lo que un solo individuo es, no digamos si se trata de colectivos, grupos o entornos compuestos por amplios conjuntos de personas, donde las variables a manejar son de una mayúscula complejidad. Las respuestas que se ofrecen en nuestro entorno a esta problemática suenan a soluciones fáciles y falsas con las que seguir adelante, aunque sea neuróticamente.

“En realidad, el preso no tiene cualidad de libre albedrío, está atrapado en su tiempo inmediato, y por eso no puede salir de su celda mental.”

Lo identitario es una cuestión existencial que acompaña al hombre desde que se hace consciente. La capacidad de un ser vivo de preguntarse sobre sí mismo, es una característica propia de la especie humana en exclusiva. Los orangutanes, el brócoli, las gallinas o los caracoles no tienen autoconsciencia pese a lo que nos quieran insistir ciertas interpretaciones ecologistas, que no hacen sino proyectar sus cualidades humanas sobre cualquier otro ser vivo. Algo similar a lo que hace el historicismo barato, que analiza el pasado desde la mirada actual, atrapado por un presentismo del que es esclavo. Este neuroticismo a medio camino entre lo fóbico y lo maníaco no lo solemos calibrar bien, por la sublimación que hacemos del presente como un bien básico en nuestra forma de vivir. En realidad, el preso no tiene cualidad de libre albedrío, y, respecto a lo que al tiempo se refiere, está atrapado en su tiempo inmediato, y por eso no puede salir de su celda mental.

“La obsesión compartida forma movimientos cerrados, ciegos y con carácter violento contra quien ose cuestionarlo, pues atenta contra la manera en la que se ha estructurado la supervivencia”.

Hasta no hace demasiado tiempo, el pensamiento identitario solía circundar los aspectos territoriales relativos al espacio físico en el que se desarrollan nuestras vidas. Caracterizados por un cierto deseo compulsivo de desarrollar la necesidad de pertenencia como forma de asegurar la supervivencia, abrazaban con extrema facilidad todo aquello que lo ligaba con ese estilo vital, tanto en lo referido a lo colectivo, como en lo que atañe a los valores, creencias y prioridades compartidas con lo más próximo. Así el nacionalismo hace suyos a los individuos más aferrados al mantenimiento aterrorizado de su existencia. Esa ideología hace referencia al sentido de nación, pero no es muy distinto al comunitarismo, el provincianismo, el comarquismo, al pueblerismo, al barrismo o al familiarismo, que podría seguirse reduciendo hasta el espacio de cada célula de un organismo.

La obsesión compartida forma movimientos cerrados, ciegos y con carácter violento contra quien ose cuestionarlo, pues atenta contra la manera en la que se ha estructurado la supervivencia, y en eso se parecen tanto el terror endogámico como el pánico hipocondriaco. Para ellos es una cuestión de vida o muerte, pues desde las celdas no hay más que un presente que defender a toda costa, siendo esa su “paradoja” vital más llamativa: defender a capa y espada su reducido espacio de vida.

“…lo que en realidad están haciendo es reclamar que Dios se parece mucho más a ellos que a cualquier otro.”

En una dimensión milenaria, las tensiones entre los empecinados por el dominio de la tierra y el control de sus recursos han estructurado la realidad social entre imperios, naciones y culturas en una dialéctica permanente de lucha, conquista y guerra, cuyas dinámicas siguen existiendo en la actualidad y tienen poca pinta de desaparecer a corto plazo. Solo el comercio de bienes, que no de personas, parece haber conseguido minimizar la perversa existencia de las fronteras, pudiendo en la actualidad comerte un kiwi de Nueva Zelanda, escuchar música en un aparato fabricado en la China continental, o degustar los espárragos del Perú.

Esta aceptación de bienes ajenos es un paso más en el establecimiento de dependencias cada vez más lejanas. La llaman globalización, pero es una difuminación cada vez mayor de los límites mentales en los que los individuos sugestivamente situamos nuestra existencia, y los aún grandes grupos que reclaman independencia como reivindicación de su singularidad, lo que en realidad están haciendo es reclamar que Dios se parece mucho más a ellos que a cualquier otro.

Y las nuevas etapas en la definición de nuestra identidad van pasando a cuestionar la naturaleza misma, en cuanto a lo orgánico se refiere. Ahora cuando algo de ti no te acaba de gustar, como tus brazos, tu comida o tus emociones, llega el mesías para decir lo equivocados que están. ¡Vaya cuajo tienen algunas mentes, desdiciendo lo que proclaman más de ochenta mil millones de neuronas!

Un comentario

Una respuesta para “Independencia”

  1. Cristobal Villalba dice:

    Es de agradecer el artículo Sr. Carlos

    Una biblia la hacen muchas palabras , pero muchas palabras no hacen una biblia . No me acuerdo quién lo dijo , pero tenía razón . Como el que dijo que por sus obras los conoceréis
    No es mi intención entrar en temas religiosos, por lo espinoso que resulta . Pero si decir algo sobre las palabras y las ideas , estas hay que verlas desde varios planos , no quedarse con un único plano, ya que puede dar una idea poco acertada, siempre es mejor verla de forma tridimensional, Razón lógica y conciencia. Diseccionar una idea abstracta a veces es hacerla más abstracta , no quiero relativizar , Si dejar en un apartado las emociones que mueven el mundo , muchas veces mal o bien razonadas ,eso la conciencia y el tiempo de cada uno dirá . Por poner un ejemplo . Quien no ha tropezado con otra persona del sexo opuesto , en algún lugar más o menos íntimo y ha sentido una descarga eléctrica placentera y llena de paz , y sientes que a la otra persona le sucedió algo parecido y tras disculparse ambos ,piensas que la cosa podía haber llegado a más. Pero la razón te dice ,que no es lógico que dos personas ya casadas se metan en líos que dios sabe como terminan , casi siempre mal. Mejor dejarlo como un buen recuerdo . Quiero decir con esto que los sentimientos y las emociones ,sean del tipo que sean, hay que meditarlas y no estar a merced de los vientos . Emociones y sentimientos los hay que endulzan la vida , pero cuidado con la diabetes .

    Volviendo al tema de las ideas. Hay filósofos que son verdaderos magos con la filosofía antropológica , utilizan muy bien el bisturí para diseccionar y hacer autopsias sobre las ideas , no es que los haya leído ni estudiado , simplemente ojeado , la lectura me gusta poco en general , y como cite antes , lo de por sus obras los conoceréis . Mi ignorancia me dice o no me dice como son sus batallas y luchas , desconozco si su lucha eran contra gigantes o molinos o si un arañazo se puede considerar herida de batalla .
    Para no extenderme , solo decir que en la era atómica la inteligencia artificial y el ecologismo en la que nos ha tocado vivir , tenemos factores nuevos que agregar a la filosofía antropológica .

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