Si bien es cierto que vivimos en el mejor de los mundos conocidos en la historia de la humanidad, no lo es menos que dista bastante de ser perfecto y que seguimos en un estado, por así decirlo, bastante primitivo. Y ello por mucho que nos consideremos el no va más y miremos con cierta condescendencia despectiva hacia el pasado, olvidando que quienes vivieron en el medievo, por poner un ejemplo, también se consideraron los hombres más evolucionados de la historia.

La perspectiva de vernos como auténticos medievales para los humanos de dentro de 1000 años, sin duda ayuda a reflexionar con un cierto espíritu crítico sobre nuestras sociedades.

Centrándonos en el modelo de lo que llamamos primer mundo, observamos que la concepción económica o productiva del ser humano ha partido la vida de este básicamente en dos fases: una que podíamos calificar de útil y otra de inútil o no productiva.

La fase que hemos denominado inútil es la más extensa, tiende a alargarse cada vez más y a su vez se subdivide en dos etapas bien diferenciadas: la niñez/juventud que abarcaría el tiempo que debe dedicar el nuevo miembro de la comunidad para llegar a formar parte activa de esta; y la vejez.

En la etapa inútil-formativa mantenemos ocupados y encerrados a nuestros niños y jóvenes durante un periodo cada vez más prolongado en algo que llamamos sistema educativo, con la finalidad de dotarles de herramientas que les permitan competir y subsistir en un mundo complicado. Este periodo “formativo” debería permitir al joven comenzar su “vida útil” mediante su integración en el mercado laboral y su contribución al proceso productivo de bienes y servicios. Sin embargo, el resultado no es del todo satisfactorio para los muchos que no consiguen un trabajo o que, haciéndolo, no logran un salario que les permita llevar lo que denominamos una “vida digna”. Así, como se señalaba en este post, lo cierto es que en España un 43% de los jóvenes menores de 25 años que están buscando empleo no lo encuentra y más de la mitad de los que trabajan están sobrecualificados para el empleo que desempeñan.

En cualquier caso, esta fase inútil se suele prolongar desde los 3 a los 23/25 años, dependiendo de la carrera formativa que se siga, e incluso tiende a alargarse, de forma artificiosa, dada la creciente dificultad del mercado laboral de integrar a todos los jóvenes titulados. Dificultad que parece que tenderá a incrementarse con la revolución al acecho de la inteligencia artificial y la robótica, como hemos comentado en recientes artículos.

La otra fase inútil comienza cada vez antes, con una jubilación temprana, y concluye más tarde, dada la prolongación de la vida que los avances sanitarios están logrando. En esta extensa etapa, existe la incómoda sensación de que el viejo es una carga molesta para todo el mundo. La concepción utilitarista del ser humano provoca que concibamos al viejo como alguien que no aporta a la subsistencia de la comunidad y que genera enormes gastos en términos de sanidad y de pensiones. Parecerían condenados a que socialmente se les invitara a una muerte temprana que les evitase la indignidad de su vida, si no fuese porque los viejos constituyen un grupo demográfico numeroso y con influencia en los procesos electorales (al menos mientras se les mantenga el derecho a votar).

El modelo en vigor podría decirse, simplificadamente, que pide a los jóvenes, tras 20 años de formación básicamente teórica, que acrediten tener experiencia para obtener un empleo, lo cual es ciertamente difícil; y, a los 50 años, cuando ya sí tienen la deseada experiencia, que se empiecen a preparar para una inminente jubilación.

Finalmente, tenemos al ser humano que consideramos pleno, es decir, al que se encuentra en la fase productiva, que iría desde los 23/25 hasta los 50/65 años (dependiendo de que se jubile anticipadamente o agote su etapa laboral). Este grupo de personas mira a las que están en una fase inútil como una carga que debe soportar con sus impuestos, que financian la educación, la sanidad y las pensiones.

Este modelo parece insostenible económicamente: las cotizaciones e impuestos de una franja cada vez más estrecha de personas útiles resultan absolutamente insuficientes para financiar el gasto social que genera un número creciente de personas en fase inútil. La insostenibilidad será más aguda en la medida en que, como parece, se acorte la vida útil y se alarguen las otras dos franjas.

Por estas y otras razones, el mantenimiento del modelo está determinando que la totalidad de los Estados modernos estén endeudados hasta las cejas, con ratios de deuda pública cercanos o superiores al 100% del PIB y, en la mayoría de los casos, difícilmente pagables. Esto supone que el modelo tiene grandes probabilidades de hacer crack más bien pronto que tarde, posiblemente como una nueva crisis de deuda pública que ponga en evidencia la imposibilidad de seguir manteniendo el gasto social con los actuales cotizantes y obligados tributarios.

Es decir, paradójicamente un modelo fundado en unos pilares economicistas, previsiblemente llegue a entrar en crisis por su inviabilidad económica.

Pero es que desde el punto de vista de la evolución de la humanidad hacia lo que podíamos denominar su mejor versión, el modelo resulta algo aberrante. La concepción exclusivamente utilitarista del ser humano supone la negación de aspectos esenciales del mismo. Y quizás esta negación se encuentre en la raíz de los altos índices, por ejemplo, de depresión en las sociedades europeas, en las que hasta un 40% de la población sufre cada año algún tipo de trastorno neuropsiquiátrico.

Esos aspectos esenciales del ser humano tienen que ver con su vocación científica, es decir, la de cuestionarse y tratar de responder a los múltiples interrogantes que le rodean, al margen de la aparente utilidad actual del conocimiento; su vocación artística que le impulsa a tratar de acercarse a la Belleza o la Estética a través de manifestaciones que superen la razón; y su vocación religiosa que le invita a trascender y a preguntarse el para qué de este tinglado.

Los excesos históricos de las religiones organizadas y la consiguiente divinización de la Razón han conducido a la confusión de rechazar, como sospechoso de religioso, cualquier mirada al misterio o a lo ignorado. Y sin esa mirada son imposibles la ciencia, que por eso se confunde con la tecnología; el arte, impostada por el entretenimiento; y la vocación de trascendencia, suplantada por el dogma.

La ruptura de la concepción utilitarista del ser humano y la introducción de esos valores quizás haría de las escuelas espacios donde no campee el fracaso escolar, sino la ilusión por conocer y descubrir; y de la vejez una etapa en la que la persona pueda aportar a la sociedad su experiencia en el recorrido que va del cero al infinito, como, con sentido del humor, lo expresaba el director de orquesta Riccardo Muti en el vídeo que os enlazo.

10 comentarios

10 Respuestas a “Las edades del hombre”

  1. O'farrill dice:

    Totalmente de acuerdo con las reflexiones de Isaac en su artículo. No solo por haber sido «aparcado» ya como inútil y rechazado como «antiguo» en diversos ámbitos. Una frase (muy desafortunada) del líder de Cs decía poco más o menos: «Hay que apartar de la política a los mayores de 35 años». Podía referirse con ello a la «casta» solamente, pero en el fondo (y su partido lo demuestra) es una forma de decir: ahora nos toca a nosotros. Y eso es cierto siempre que se tenga el bagaje y la preparación necesarios para tal responsabilidad. Conocimos en su momento el bagaje del llamado «clan de la tortilla» que sólo despegó gracias al apoyo USA en Suresnes para evitar el «anti-otanismo» español. Luego vimos como los retoños de la llamada Alianza Popular iban aparcando a las «viejas guardias» por «inútiles» (situación que se reproduce de nuevo) o como las «camadas podemitas o ciudadanas» tratan de estar en primer plano mediático.
    Tenemos una sociedad empobrecida por el rechazo de lo conocido: tanto en principios, valores, profesiones y oficios, etc. y ensoberbecida por el «botín» que esperan lograr con sus ambiciones (legítimas) o, sus apuntadas codicias (menos legítimas). «En España falta ambición y sobra codicia» decía Unamuno, pero…. también era «antiguo».
    Coincido con Isaac sobre el «utilitarismo» a que se nos ha sometido desde culturas más pragmáticas y, por ello, menos creativas donde la ciencia, el arte o el pensamiento, son menos interesantes socialmente que las cuentas corrientes. Porque siempre creen que el dinero es lo verdaderamente «útil» al comprar lo que le apetece.
    Triste destino el que espera a esta sociedad de lo «útil» basada en patrones materiales donde los 35 años se consideran ya como un lastre (recuerdo un amigo que a pesar de su magnífica preparación profesional, entró en una multinacional porque ¡aún le faltaban dos meses para cumplir los 35!).
    Por eso sigo creyendo que hay que recuperar a los «rechazados»; porque en su disco duro hay experiencia y conocimientos que no tienen precio, sólo valor social. Un saludo.

  2. Manu Oquendo dice:

    Que la UE nos vende la falacia de que nunca hemos estado como ahora es cierto. Pero debe ser que no miramos con el suficiente detalle lo que de verdad sucede y la dirección en la cual sucede.

    Tengo sobre la mesilla un libro de filósofos jóvenes publicado por el Centro Ushiro de la Universidad de Oxford editado por David Edmons.
    Son artículos sobre casos concretos, del estilo de las conferencias de Michael Sandel en Harvard, pero sin llegar al nivel académico del profesor Sandel. De vez en cuanto leo uno de ellos.

    El último que leí ayer viene a cuento sobre la Europa que realmente tenemos como espacio humano y social. Una Europa en manos de lobbies ideológicos hasta unos niveles graves.

    El caso que trataba el artículo de ayer era el siguiente.

    En el año 2011 le fue denegada a un matrimonio la solicitud de ser hogar de acogida (foster parenting). Sucedió en Inglaterra y el matrimonio recurrió la decisión en los tribunales, perdió y apeló. Tras la apelación volvió a perder.

    El argumento de ambas sentencias denegatorias se basaba en que al ser el matrimonio Cristiano Practicante, (se les definía como cristianos conservadores) sus creencias podrían plantear un conflicto al posible niño de acogida dado que si éste en su desarrollo humano, en algún momento, sintiese interés o inclinación por el mundo homosexual, caía dentro de lo “probablemente posible” que sus padres de acogida tratasen de sugerirle vías de actuación alternativas para reconducir al acogido.

    El artículo –de un joven filósofo, Simon Rippon– estba en desacuerdo con ambas sentencias y procedía a explicar sus razones.

    Pero no voy a entrar en ellas sino en el raciocinio de los dos tribunales que resolvieron la cuestión.

    Ambos siguen una lógica según la cual el paso siguiente debería ser, –en concordancia con sus principios, leyes y jurisprudencia—, plantearnos seriamente si se debe conceder la autorización a la crianza y formación de los propios hijos a cualquier matrimonio cuyas creencias morales en cuestiones de Sexo y Género, discrepen de las leyes que se han ido incrustando en toda la Unión Europea sin prácticamente ruido mediático y en algunos casos bajo la amenaza latente de castigo penal o administrativo al discrepante.

    Esto está pasando en un supuesto espacio de libertad europeo y quizás merezca algo más de atención que tratar de promocionar los intereses de ideologías (lobbies gays, de género, etc) que en este momento parecen resultar extraordinariamente afines y convenientes al Poder.

    ¿Para quién resulta atractiva esta UE que impone hasta el Pensamiento y discrimina en primer lugar a su propia cultura autóctona en el más puro sectarismo?

    Texto citado.
    “Philosophers take on the world”. Pages 89-92.
    Oxford University Press. 2016

    1. EB dice:

      Hola Manu, gracias por la referencia al libro publicado por OUP. En Amazon un lector dejó este comentario

      Academic philosophy has a reputation for being disconnected from the practical concerns of folks outside the university. This is unfortunate. In my view, the point of doing philosophy is to help construct a rational and cohesive worldview for the benefit of everyone. In order for a worldview to be cohesive, it has to make connections between theoretical principles and the worries of daily life. The short articles in this book largely succeed in making such connections, and do so in ways that easily sustain student interest. Some topics are relatively lighthearted and amusing (Is it wrong to hang up on cold callers? Is it wrong to check people out as they pass you on the street?). Others are quite sober and serious (Should we be willing to say «Islamic fundamentalism» rather than «Violent Extremism?» Should euthanasia be legalized?) Some other topics are a bit odd. But the book is nicely organized, which makes it easy to pick and choose. Moreover, with 62 essays, the book has a lot to offer even if you end up only using a quarter of it. I’m currently drawing on this book to teach a course in argument mapping, and find the book perfect for that purpose. Short, entertaining, careful, and clear.

      Sí, construir «a rational and cohesive worldview» es para muchos una tarea importante, aunque está claro que seguimos siendo una minoría muy pequeña en la población mundial. Siempre es más fácil disparar palabras sin pensar, o peor queriendo hacer creer a los demás que sí se ha pensado.

      Un problema que enfrentamos en nuestros intentos es cómo relacionar una observación (por ejemplo, el caso a que usted hace mención en su comentario) con las abstracciones que necesariamente definen «a rational and cohesive worldview». Hoy, por suerte, vivimos en un mundo en que hay una gran variedad de posiciones sobre cada una de las observaciones o casos que vamos conociendo (y eso que cada uno de nosotros sólo puede conocer un número ínfimo de casos) y por cierto pocos se alegran de esa diversidad de posiciones. Sí, siempre habrá quienes quieran imponer su «worldview» —por burda que sea— e incluso reprimir a quienes la rechazan. El ejemplo histórico de España es bien conocido pero se debe enfatizar que todavía continúa y que continuará porque a nivel personal muchos españoles están dispuestos a reprimir a quienes piensan distinto (ojo, en muchos otros países también se puede observar esta disposición).

      En todo caso, la insistencia en presentar posiciones deontológicas o posiciones utilitaristas como bases de una visión “normativa” del mundo no nos ayuda en la búsqueda de una visión “positiva” del mundo porque todos actuamos en base a algunos principios (los valores subjetivos) y algunos intereses (motivos inmediatos de nuestras acciones). Peor, si alguna de esas posiciones se usa para explicar lo que ha estado ocurriendo (como es la intención de Isaac en su post) no debe sorprendernos que poco o nada aporte porque no hay forma alguna de verificar semejante teoría, aunque a veces ni siquiera es necesario intentarlo para darse cuenta de que la teoría es grotesca (hoy, más que nunca antes, un número absoluto y relativo de la población mundial toma en cuenta “los aspectos esenciales de la vida” y eso es gracias al bienestar económico). Mucho peor si todo se limita a criticar lo que estaría ocurriendo “por culpa” del utilitarismo y no se especifica una posición deontológica que permita evaluar lo que está ocurriendo; y aún peor, si uno le agrega lamentos emotivos, esos que algunos conocimos en la infancia gracias al Cambalache de Enrique Sánchez Discépolo, cuyo único propósito es crear indignados para la causa.

    2. EB dice:

      Hola Manu, sus dos referencias a la UE me llamaron la atención. La primera, al comienzo de su post, le atribuye una falacia que según usted habría sido planteada por la UE y que por definición sería un engaño. Probablemente entre los miles de documentos y discursos de las autoridades y burócratas de la UE uno pueda encontrar referencias donde se haya afirmado que nunca los europeos (o el mundo entero) han estado tan bien como ahora. Pero si se han hecho, no son los únicos y más importante es una gran verdad porque nunca la humanidad ha estado mejor que ahora, pese a quien le pese, y a pesar de lo mucho, muchísimo, mejor que podríamos estar. Sí, ya se que hay muchos que quejan y lamentan porque los demás no son como ellos querrían que fueran, pero ayer, hoy y siempre existirán los quejosos y los llorones. Y también que hay muchos que se lamentan por su situación personal, sea porque nacieron con deficiencias, sea porque no pudieron o no supieron aprovechar las oportunidades que la vida ofrece, pero también esta situación ha sido común en toda la historia de la humanidad y yo apuesto que antes hubo en términos absolutos y relativos un número mayor de humanos lamentándose.

      Su segunda referencia a la UE es en las líneas finales y se pregunta para quién es atractiva la UE. Si estamos de acuerdo en que la UE es un proyecto político –es decir, un proyecto para concentrar el poder coercitivo legítimo de los estados-nación en un estado supranacional– no debemos sorprendernos de que haya generado oposición primero en la etapa de diseño, segundo en la etapa de aprobación, y luego en la etapa de ejecución. A lo largo de la historia de la humanidad, todo proyecto político en que se busca una nueva estructura para ese poder siempre ha sido resistido por algunos y motivado grandes guerras (la importancia de cada guerra ha dependido de la extensión del territorio y del número de habitantes en juego). El proyecto UE se origina en un momento en que sus autores pensaron que podrían imponerlo sin desatar una nueva guerra, pero sin tomar en cuenta la fuerza de la oposición si se quiere mantener la apariencia de una democracia constitucional a nivel supranacional. El proyecto UE está agonizando porque gracias a esta oposición no ha podido consolidarse y entre otras cosas no puede imponer pensamiento alguno y mucho menos destruir la «cultura» de las viejas tribus europeas (y hablo de tribus porque España y los otros países han seguido siendo conjuntos de tribus). Si estas «culturas» hoy están amenazadas no es por el proyecto UE sino por los cambios que se dan en el mundo entero y que las autoridades de la UE no pueden controlar (sí, algunas autoridades quizás no quieran hacerlo pero si quisieran no podrían).

  3. Manu Oquendo dice:

    Estimado EB, muchas gracias por exponer su postura sobre la peliaguda cuestión de los efectos de la UE. El primer párrafo de mi comentario inicial que naturalmente se refiere exclusivamente e la UE y no al globo terrestre.

    La UE es proyecto de alta complejidad y raíces que se hunden, según diversos historiadores, en el siglo XVII y XVIII. No es fácil hacer un resumen ni circunscribirse a unos pocos aspectos. Ni todo es negativo ni todo es positivo. Pero hay tendencias negativas muy graves y ya es evidente que no son ni coyunturales ni fruto del azar.

    La UE fructifica con un clarísimo impulso –imperial e interior– tras la Segunda guerra mundial y se encuentra hoy en una encrucijada en la cual ya es patente el empobrecimiento progresivo de la gran mayoría de la población –con la ayuda inestimable de los datos oficiales que emboscan la realidad, inflación de precios, por ejemplo– así como del fenómeno vaticinado por Arnold Toynbee entre 1931 y 1966, de sustitución de su proletariado interno por el externo.
    Un proceso que ya está muy avanzado y que comienza a encontrar el rechazo de muy altos porcentajes de la población autóctona.

    Lo esencial del comentario no es el aspecto económico –aunque también económicamente es cierto que la gran mayoría de la población camina a hacia la Dependencia del Estado o se encuentra ya en ella y que mañana ya es peor que ayer para las generaciones de nuestros hijos y nietos.
    Para comprobarlo solo es necesario mirar a nuestro alrededor o hablar en confianza con la cúpula de la UE. Datos sobran.

    Pero lo que es indudablemente peor es comprobar la evolución del proyecto de Ingeniería Social en curso y que también se ilustra en el comentario recurriendo cada vez más claramente al Código Penal y a la sanción Administrativa (restricciones de Pensamiento, Ideas, Expresión y Educación– para avanzar los intereses de, por ejemplo, los lobbies citados en leyes y normativas ya vigentes desde hace más de una década y que comienzan a ser visibles en los tribunales.
    También son perceptibles en la creciente rebelión social con gran base y escasa articulación que viene aprovechando el Populismo porque la sociedad (El Proletariado Interno o la Clase Media Trabajadora) no es todavía capaz de organizar los datos dispersos y las ideas de modo que salga a la luz todo lo que nos está sucediendo impulsado por gobernantes que no solo no nos representan sino que, constitucionalmente, tienen prohibido hacerlo.

    No es objeto de este breve post pero ya son legión las personas que con mucho conocimiento, desde dentro del sistema, lo están rechazando documentadamente en numerosas disciplinas. Por citar dos en el terreno constitucional valgan Luigi Ferrajoli y el recientemente fallecido Pedro de Vega.

    Es, por ejemplo tremendo comprobar que España, (el País más europeísta de la UE tras Luxemburgo), tiene hoy una población carcelaria que es diez veces superior a la del año 75 con Franco a pesar de los miles de condenados que cumplen sentencia fuera de prisión.
    O que nuestra población carcelaria por cien mil habitantes supera de largo a la más alta del franquismo.
    Estos datos sorprenden pero están ahí y cuando uno comienza a ponderar muchas cosas parecidas, la gente, lentamente, comienza a percibir la realidad de modo diferente a la deseada por Intensísima labor de desinformación y lavado mental bien financiada que llevan a cabo la UE y sus redes clientelares en todos los niveles.

    Entiendo y coincido al menos en buena parte de su último párrafo. Quizás los motivos no son porque mucha gente «No ha querido obedecer los sabios dictados» de una UE (Cargos no electos y Políticos) que no hemos elegido porque en el Continente son Listas Cerradas de Partidos capturados (Donde no lo son, UK, se largan directamente).

    El propio diseño y sus actos son nefastos porque destruyen realmente todo lo que puede unir y fomentan todo lo que puede destruir la Unidad de la Ciudadanía Europea y la de sus Estados.

    Esto es clarísimo para cualquiera que quiera mirar. Por ejemplo la obligación estatal de cooperar en nuestras «lenguas autóctonas» mientras se elimina el latín en toda Europa donde de norte a sur era la lengua de los Doctorados y ya casi ha desaparecido hasta del bachiller.

    Destructiva, por ejemplo, ha sido la expansión al Este empujada por USA (los países de Visegrado ya se opone a más integración). Destructiva ha sido la progresiva agresión a los intereses de Rusia (la mayor nación de Europa y de las pocas no sometidas a los intereses USA) y muchísimas cosas más.

    Lo peor es que la UE lo sabe y lo ha publicado. En 28 países la población califica con en 3.5 sobre 10 al Sistema Político y un 4.6 sobre 10 al sistema legal. Las supuestas joyas de la corona. Por la situación económica ni preguntan y según acaba de decir Junckers………»mejor no lo hacemos porque si preguntamos se nos largan todos».

    Todos somos Europeos, apreciado EB, pero así, mejor no sigamos.

    Hay que hacer las cosas de otra forma y pensar, por ejemplo, que un «demos» necesita existir y que eso no se hace destruyendo lo que nos une. Un demos se puede construir, pero no se construye destruyendo lo que une.

    Y nos unen dos cosas en Europa.

    Una cultura judeo-cristiana en sentido amplio (el socialismo es parte de esa cultura aunque no les guste reconocerlo) y una Forma de Pensar y Hacer racionalista, crítica y rebelde.
    Ninguna de las dos conviene al Sistema de Poder.

    Por ello ambas están siendo deliberadamente destruidas por las políticas públicas impulsadas desde la UE y desde el Imperio.

    Un saludo cordial

    1. EB dice:

      Hola Manu, gracias por su respuesta. Me permito plantearle tres puntos.

      Primero, en relación a que todos somos Europa. Sí, muchos en todo el mundo podemos decir que hemos sido formados en el legado de la cultura europea, incluyendo muchos que vivimos lejos de Europa. Ese legado incluye las dos cosas que usted dice, pero ninguna cultura por sí sola nos ayuda a explicar lo que ha estado ocurriendo y lo que puede ocurrir. Más allá de lo mucho que todavía nos falta para entender la cultura en general y la cultura europea en particular, lo biológico y lo racional también son decisivos para cualquier explicación (yo uso los tres conceptos tal como los presenta Hayek en el último escrito de su vida, esto es, en “Epilogue: The Three Sources of Human Values”, en Law, Legislation, and Liberty, vol. 3, 1979).

      Segundo, aunque no comparto sus posiciones sobre la UE, de ninguna manera defiendo a la UE. Todo lo contrario, siempre he criticado a la UE por ser un proyecto político de un grupo minoritario con la clara intención de concentrar el poder de los estados-nación en un estado supranacional. Para quienes por mucho tiempo hemos denunciado las deficiencias de las democracias constitucionales, ese proyecto no es más que un intento de profundizar la separación entre los políticos y la ciudadanía, haciendo más difícil el control de los primeros. Yo me alegro mucho del fracaso de la UE y leyendo recién las tonteras de Macron al asumir hoy la presidencia de Francia me río porque me deja claro que la UE no tiene futuro alguno.

      Mis críticas a sus posiciones sobre la UE se centran en que todo proyecto político tiene como objetivo que unos pocos accedan y gocen del poder para su beneficio personal, pagando el precio que haya que pagar para lograrlo pero intentando que otros paguen ese precio. Sí, muchos quieren hacernos creer que los políticos son buena gente que actúan para el bienestar de sus ciudadanos, pero la cultura europea nos recuerda que eso es una gran mentira. Por mucha que sea la ambición de los políticos que han accedido al poder en un estado-nación, bien saben que ampliar su territorio y población hoy es prácticamente imposible (la historia europea hasta 1950 está repleta de ejemplos para redefinir las fronteras de los estados-nación), y por eso hablar de conspiración a nivel UE no me parece razonable. Sí, yo rechazo su sospecha de que los políticos de la UE tienen poder suficiente para imponer algo o para destruir algo. Para mi en las democracias constitucionales de los estados-nación, por deficiente que sea la institucionalidad de la política y el gobierno, ningún grupo de políticos tiene semejante poder, y por lo tanto no me sorprende que en la UE tampoco lo tengan.

      Tercero, en mi larga búsqueda de una visión racional y cohesiva del mundo he aprendido que debo partir de una caracterización clara de la naturaleza humana. Como le dije alguna vez, la pobreza de las ciencias sociales (incluido el análisis económico) en gran medida se debe a que hemos avanzado poco en esa caracterización y nos debemos conformar con propuestas simples y útiles para algún propósito limitado pero nunca para una visión del mundo. Así, la propuesta del humano racional —es decir, con capacidad para fijarse fines u objetivos y encontrar medios adecuados para lograrlos— es muy conveniente, pero la larga discusión sobre sus méritos nos ha enseñado mucho sobre sus limitaciones. Una limitación es que debe completarse con algún supuesto sobre la moral del humano racional, en particular sobre su relación con los demás. Para quienes consideramos que nuestro lado brillante no excluye un lado oscuro en todos y cada uno de nosotros, el problema es cómo simplificar el análisis de este lado oscuro. Yo prefiero limitarme a hablar de las estupideces y las maldades que cada uno de nosotros somos capaces de cometer (las estupideces causan daños a otros sin generar beneficio alguno al autor, mientras que las maldades le generan el beneficio del daño causado), pero evito hablar de estúpidos y malos, como si todo lo que hicieran algunas personas fueran estupideces y maldades (por favor, tome nota de que estas dos categorías no implican que todas las demás acciones son “buenas”). Los políticos son un caso especial porque son personas ambiciosas de poder para beneficio personal que necesariamente imponen costos a los demás y sus acciones a veces son estupideces y otras maldades, y por supuesto hemos conocido casos de políticos cuyas estupideces y maldades los han marcado como estúpidos y malos respectivamente. Suponer que los políticos son o estúpidos o malos —en particular, gracias a incentivos perversos de la institucionalidad de la política y el gobierno— puede parecer una simplificación razonable, pero nada ayuda a entender primero por qué los incentivos de la institucionalidad serían tan perversos y segundo por qué los votantes no los rechazan tajantemente. Sí, los políticos son ambiciosos y quizás sus estupideces y maldades son más frecuentes que en el promedio de la ciudadanía, pero sus habilidades para competir por el poder y gobernar si son elegidos no pueden ignorarse. Mucho queda por analizar para entender la política y el gobierno en las democracias constitucionales.

      1. EB dice:

        Hola Manu, un último punto que va más allá de sus comentarios al post de Isaac. Ni la «sociedad» está enferma como sostienen algunos editores de este blog (esto es algo que los progresistas quieren vender para justificar su ambición de poder) ni el Poder está concentrado en unos pocos que buscan imponer su ideología (esto es un error intelectual de quienes quieren creer que hay una explicación simple a lo que ocurre). Vivimos tiempos extraordinarios por los varios cambios «estructurales» que se han estado dando por más de 25 años y a los cuales muchos intentamos adaptarnos (no digo todos porque muchos viejos ni pueden ni quieren hacerlo y muchos adultos jóvenes no tienen idea de qué se trata). Mientras la gran mayoría de adultos intenta adaptarse, las minorías que en todas partes ambicionan el poder coercitivo legítimo del estado-nación están confundidas sobre cómo ganar ese poder y peor en cuanto a cómo ejercerlo y gozarlo para no perderlo rápidamente. En algunos estado-nación (el caso más claro es China) la minoría gobernante parece tener éxito pero también está confundida. En muchos otros (el caso más claro es EEUU) esa confusión origina enfrentamientos internos de creciente gravedad aunque todavía no parece que lleven a nuevas guerras civiles.

        Los que ya viejos optamos por observar y entender lo que está ocurriendo nos encontramos con graves dificultades. Además de que los medios masivos de comunicación ya hace mucho tiempo que han sido capturados por algún grupo político (el caso de España destaca porque siempre ha sido así y hoy sus medios dan asco por su podredumbre), los nuevos medios son sólo plataformas para que todos gritemos lo que pensamos sin importar la lógica y la evidencia (sí, este blog no es excepción). Para peor la pérdida de confianza en la academia como centro de formación y sobre todo como centro de estudio e investigación de la humanidad se ha ido acelerando porque los académicos –como tantos otros grupos profesionales– dependen de los gobiernos para su bienestar personal y muchos no han dudado en ponerse al servicio de grupos políticos. No importa cuántos documentos publiquen estos académicos, sus pocos lectores no pueden fiarse de la calidad de sus contenidos y mucho menos de los resúmenes grotescos que publican los medios masivos. Sí, la abundancia de ideas de todo tipo hace más difícil encontrar las pocas que pueden ayudarnos a entender lo que ocurre. Y si uno abandona la búsqueda, lo único que queda es repetir lo que aprendimos cuando éramos más jóvenes.

  4. Estimado Isaac,

    Muy interesantes sus reflexiones. En espacios como estos es en donde queda manifiesto lo poco que cuestionamos los fundamentos de nuestra propia organización social, política, cultural, etc.

    Vivimos, repitiendo los viejos esquemas, mejorándolos de forma incremental. Pero rara vez nos planteamos los fundamentos mismos, pues social y culturalmente, se le considera erróneamente como un debate estéril, o como mucho puramente académico, sin implicaciones prácticas o concretas.

    En efecto, los ancianos y mayores, tienen su propio valor para aportar a esta sociedad. De igual forma los jóvenes, en su inexperiencia, pueden aportar visiones diferentes que replanteen muchos fundamentos. A nivel personal, podemos valorar ambos, sin considerarlos poco productivos o pasivos.
    Ahí descubriremos que hay ancianos, de mentalidad joven y fresca, mientras que también hay jóvenes con una mente ya vieja, estática y anquilosada.

    A veces, a quienes apuntan a lo desconocido, al descubrimiento de lo nuevo, se les ignora (en el mejor de los casos). Estamos muy acostumbrados intelectual y culturalmente a cambios graduales, incrementales por añadidura. Descartamos con tremenda frivolidad y simpleza, a los cambios radicales y de fondo.

    Buscamos soluciones graduales para los problemas. Pero la historia nos ha mostrado más de una vez, que las soluciones a los problemas, no suelen ni de naturaleza parecida a las que esperábamos.

    Un saludo.

  5. O'farrill dice:

    Mi enhorabuena a Isaac por su texto, pero también por el importante debate que ha suscitado entre Manu Oquendo y EB del que nos beneficiamos todos porque trasciende el tema propuesto. Una muestra más de las inteligencias que peinan canas (según parece). Acabo de leer un breve ensayo «La vida administrada. Sobre el naufragio social» del sociólogo español Juan Manuel Agulles Martos que viene a coincidir a grandes rasgos con mucho de lo planteado y debatido en el blog. Un saludo.

  6. Loli dice:

    A pesar de que en nuestro país los movimientos migratorios llegaron décadas más tarde de lo que lo hicieron en el entorno de la Unión Europea, hace ya algún tiempo que se puede hablar de algo que se ha consolidado en normalización e integración en muchos aspectos de nuestra sociedad.

    Supongo que, el primero, y también siempre el que resulta más controvertido, es el del acceso a las instituciones públicas que tienen que ver con los “beneficios sociales”, los que directamente entroncan con el modelo de “Estado de Bienestar”.

    Y aquí, curiosamente, a veces es fácil encontrarse con “singularidades” de los diferentes grupos de población dependiendo del bagaje cultural del país o lugar de origen.

    Por ejemplo, así como, para determinadas ayudas y prestaciones familiares, de escolarización, y de otra índole, la demanda aumentó ante la llegada de nuevas poblaciones, (como en el resto de países), sin embargo, hay otros servicios institucionales, cuya demanda y acceso es desigual dependiendo de la forma cultural de las personas.

    Me llama la atención que, en lo que respecta a la red asistencial de atención a Personas Mayores, esto es, Geriátricos, parece que el porcentaje de ancianos procedentes de culturas árabes, aún teniendo derecho a su acceso, éste es muy pequeño.

    Lo mismo ocurre con la población de origen chino, que parece preferir organizar sus propias redes asistenciales.

    Y me preguntó por qué.

    No sé si existe algún estudio al respecto, ni soy conocedora del tema, pero sí que parece que, el tema de “vejez”, en la estructura familiar de otras culturas, tiene un trato diferente, basado, seguramente, en adjudicarle también otros valores distintos, pero no inexistentes, a los que en nuestra sociedad utilizamos como “marcadores” de socialmente “útil”, o “inútil”.

    Supongo que valores que no están en función de ese utilitarismo, pero sí en lo que la vida de alguien que ha realizado un “viaje”, ha supuesto y la huella que deja en el entorno familiar y social, independientemente de cómo, en las últimas etapas del recorrido, se encuentre, y los cuidados que requiera en ellos.

    Bien, sé que no es un tema fácil.

    La forma en que hemos organizado nuestro funcionamiento social, no deja lugar disquisiciones ni a miradas más allá de lo que el tiempo de trabajo y de mantenimiento de la propia estructura nos permite….o nos permitimos.

    Quizás, por eso, tampoco nos paramos a pensar, que quizás sí existan otras maneras de organizar nuestro modelo, pero, sería tanto como reconocer que, efectivamente, puede que existan otros valores alrededor de los que poder abrir nuestra manera de relacionarnos, y de establecer vínculos que se acerquen más a los realmente existentes entre las diferentes “edades del hombre”.

    Nos hemos empeñado en mantener una relación horizontal entre los diferentes tiempos de las personas, cuando la realidad no funciona así.

    Los deterioros cognitivos seniles, esos que parece son de una incidencia tan grande al menos en nuestro modelo social, ¿porqué mantienen esa tendencia al alza?, ¿se realiza algún estudio respecto a si existe la misma incidencia, o de la misma naturaleza en otras sociedades, con conformaciones socioculturales distintas?.

    Seguramente se habrá realizado algo, pero no lo conozco, y por otro lado, no entiendo mucho por qué no potenciar más el mirar cómo otros entornos sociales configuran, por ejemplo, el cuidado de sus mayores, ¿es porque pensamos que hemos llegado al “no va más” en ese aspecto en nuestro modelo social?.

    Insisto en que no sé si es que no se realizan estudios comparativos en ese tema, o existen y forman parte de tantas cosas que ignoro, pero sería interesante que nos llegaran “ecos” de que hay cosas que se hacen y se pueden hacer de otro modo,….a pesar de que eso también implique el empezar a asumir que podemos configurar de otra manera nuestros conceptos, los valores en los que los construímos…la manera pensar….tantos caminos que puede recorrer ese pensamiento….y quizás, tantas otras formas de exploración, de contemplar la posibilidad de otros modelos de socialización.

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