Desde sus orígenes quienes han apostado por los partidos de izquierdas lo han hecho, entre otras razones, convencidos de que eran el auténtico motor de transformación y progreso de la sociedad. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la construcción del Estado de Bienestar vino una larga etapa dorada para la socialdemocracia europea que reforzó en muchos esa idea. En las circunstancias actuales no es nada evidente para la mayoría de los ciudadanos que la izquierda tenga las ideas, la capacidad y la voluntad para transformar la sociedad y, además, hacerlo hacia un modelo cada vez mejor.

Naturalmente habría mucho que debatir para determinar qué es y qué debería ser lo más importante para los ciudadanos; por tanto, a qué modelo de sociedad y de vida habría que aspirar y, en consecuencia, qué deberíamos entender por progreso. Pero los hechos parecen indicar que este debate hace mucho que ya no está en la “agenda” de la izquierda. Ni de ninguna otra fuerza política más o menos conocida.

Hace un año compartía con los lectores de este blog algunas reflexiones sobre este tema. Entre otras cosas decía que todo iba sobre ruedas mientras el crecimiento económico se mantenía a buen ritmo: el Estado disponía de más dinero para gastar, el Estado de Bienestar se ensanchaba y, paralelamente, los ciudadanos se sentían cada vez más ricos y más satisfechos con el orden establecido. En este escenario los partidos de izquierda europeos tenían resuelto lo sustancial de su oferta programática: mejores pensiones, más prestaciones sanitarias, más centros educativos y más becas, más protección frente al desempleo; en suma, más gasto social y más Estado de Bienestar.

Ahora, cuando la crisis económica ha dejado al desnudo las grandes dificultades que encara Europa, y España en particular, para aspirar a un futuro de crecimiento económico sostenible en el marco de esta economía tan globalizada es difícil creer, no ya que este Estado de Bienestar pueda seguir creciendo, sino que siquiera sea soportable. En estas circunstancias, ¿qué puede ofrecer la izquierda?

De momento, mientras una buena parte de la sociedad siga aferrada a la idea de que el gasto público puede seguir creciendo y que, por tanto, el Estado de Bienestar es perfectamente viable, es posible que los partidos de izquierda traten de seguir jugando con esa creencia, en parte por puro cálculo electoral y en parte porque de verdad se lo crean. Quizás supongan que, tras la crisis, vendrá otro ciclo de crecimiento económico, que eso les permitirá aumentar de nuevo el gasto público y así retomar sus políticas sociales. Atrincherados en esa creencia, no verán más amenaza para el Estado de Bienestar que los “oscuros” deseos y maniobras de la derecha por desmontar las conquistas sociales y favorecer a los intereses empresariales.

Pero, a medida que se vaya haciendo evidente que, incluso con la izquierda gobernando, la reducción de la deuda pública hace prácticamente inevitable seguir recortando el gasto público y con ello las pensiones, la sanidad, la educación, etcétera, aunque se aumenten todo lo posible los impuestos y se meta mano a fondo a la evasión y a los paraísos fiscales, el discurso tradicional de la izquierda irá agotándose. Llegará un momento en que ya no pueda seguir articulando sus ofertas electorales en torno al Estado de Bienestar, y que su papel de gran defensor del mismo pierda credibilidad y atractivo ante los ciudadanos.

Es más, cundirá la sensación de que, frente a los grandes cambios que nos depara este mundo cada vez más globalizado, la izquierda no sabe qué decir ni qué hacer: que está tan desorientada como el resto de los mortales. En realidad, esa sensación es ya un hecho. Pocos creerán en estos momentos que la izquierda sabe cómo avanzar hacia un mundo mejor. Como mucho pensarán que es el único baluarte de resistencia que nos queda frente a ese retroceso generalizado en las conquistas sociales, pero poco más. De aspirar a liderar el cambio ha pasado a temerlo, sin tener nada nuevo que ofrecer.

¿Hay margen para que surja otro enfoque político de transformación social? Yo sí lo creo. No sé si desde la izquierda o desde otro tipo de movimientos, porque afortunadamente la pérdida de dogmatismos ideológicos permite ahora que puedan surgir nuevas opciones desde un espectro sociopolítico mucho más amplio; pero sí creo que es posible otro enfoque distinto. Sin perjuicio de intentar preservar hasta donde sea posible –y conveniente- el Estado de Bienestar, este otro enfoque debería vertebrarse en torno a tres grandes ejes de actuación que, expuestos en forma muy sintética, serían los siguientes.

En primer lugar, habría que avanzar en la regeneración y profundización de la democracia. Tanto en lo que se refiere a una auténtica separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial como –y sobre todo- a una mayor participación de los ciudadanos en la vida política y en las grandes decisiones del gobierno.

En segundo lugar, y estrechamente conectado con lo anterior, habría que avanzar hacia una “devolución” de poderes a los ciudadanos; es decir, que muchas de las decisiones y recursos que paulatinamente ha ido reservándose el Estado sean transferidos a la sociedad civil. El objetivo debiera ser que los ciudadanos dependieran menos de los poderes públicos y fueran más libres en las decisiones que afectan a sus vidas.

Por supuesto esto supondría abrir un debate de gran calado en el seno de la izquierda, acostumbrada a concebir al Estado como su gran herramienta para avanzar en la redistribución de la riqueza y en la igualdad de oportunidades. Siendo cierto que, hoy por hoy, nadie podría sustituirlo en ese papel, y que además ese papel es importante, también lo es que cuanto más entran los poderes públicos a organizarnos la vida menos capacidad de decisión nos dejan y más nos convierten en meros sujetos pasivos. Y eso nos lleva en dirección contraria a lo que debiera ser una democracia. Habrá que encontrar un equilibrio razonable, pero también hay que ser conscientes de que en esto sucede como con la educación de los hijos: que es un proceso de aprendizaje; es decir, que a medida que los ciudadanos vayan teniendo más ámbitos en los que dependan de sí mismos, irán activándose y aprendiendo a hacerse más responsables de las consecuencias de sus decisiones en esos ámbitos. Desde luego, es el proceso lógico para avanzar hacia una sociedad de adultos, políticamente hablando. En definitiva, sería recuperar lo que había de valor en la tradición anarquista sobre el desarrollo del individuo.

En tercer lugar, y como corolario lógico de los dos anteriores, habría que avanzar en lo que podríamos definir como una “liberalización y dinamización” cultural e intelectual de la ciudadanía, cuyo objetivo debería ser promover la generalización de “librepensadores”, de personas creativas y capaces de aventurarse en el mundo de las ideas, de la cultura, de la ciencia, de la empresa y, con ello, poner el énfasis en un nuevo paradigma, basado en el enriquecimiento intelectual y cultural, capaz de tomar el relevo al actual, que va poco más allá del enriquecimiento económico y el consumo material.

Naturalmente, habría mucho que debatir sobre cómo se avanza en este cambio de paradigma, pero algunas cosas sí parecen claras: si los gobiernos renunciasen al actual grado de homogeneización educativa que imponen a los centros escolares se podrían dar pasos importantes. Si, además, se aprovecharan los medios de comunicación públicos para, por ejemplo, potenciar la reflexión y el debate sobre nuevas ideas y propuestas, o para familiarizar a los ciudadanos con las diversas formas de conocimiento y con las diversas culturas existentes, los resultados no tardarían en hacerse notar.

Dicho esto, volvamos a la cruda realidad: los partidos con posibilidades de gobernar no van a estar nada dispuestos, en principio, a abandonar sus planteamientos tradicionales para sustituirlos por lo que he expuesto. Pero es evidente que la creciente desconfianza que suscitan en la ciudadanía, unida a los efectos de la crisis económica, les va a forzar a buscar fórmulas para abrirse a los ciudadanos e intentar recuperar una cierta credibilidad social, y eso puede acabar siendo la oportunidad para emprender un proceso de renovación a fondo de la democracia. Bien es cierto que eso también va a depender del interés y de la implicación de los ciudadanos en que se avance en esta dirección.

32 comentarios

32 Respuestas a “¿LE QUEDA ALGO QUE APORTAR A LA IZQUIERDA?”

  1. Paz dice:

    Bravo!!!
    La clave es que de alguna manera les compense a quienes tiene ahora las riendas aflojarlas y permitir (qué triste, eh? que nos permitan, cual si fuéramos niños de pecho) virar a esa sociedad del conocimiento, pero del conocimiento de verdad, en la que lo más importante, una vez la supervivencia estuviera resuelta, fuera el enriquecimiento intelectual, como bien dice el autor, que sería como una potente palanca para hacer más ancha la vida, un círculo virtuoso de conocimiento y sabiduría.

  2. Salvador dice:

    La izquierda es un término demasiado amplio y diverso, y compuesto de distintas variantes, como para enjuiciarlo desde las opiniones en un solo artículo. Hay izquierda política, pero también izquierda social, ideología de izquierdas, cultura de izquierda, valores de izquierda, incluso personas de izquierdas que no son los zurdos.

    Solo desde el concepto político de «izquierda», al que parece referirse el autor, se puede hacer un análisis un tanto superfluo de la cuestión, y al respecto se debe considerar que lo más importante es el espíritu de la izquierda, en el que el valor del individuo y la vida prevalece por encima del resto de cuestiones. Y de eso ahora muy, muy poco.

    La izquierda hace tiempo que abandonó el sentido de los ideales, y sin el sostén del comunismo como modelo, se ha quedado tan cojo como se quedarían las derechas sin el capitalismo. Debe ser por eso que su síndrome de orfandad lo intenta paliar con su alianza «contra natura» con los nacionalismos. Fórmula ya vieja, pero tremendamente eficaz, que llena sucesivamente los cementerios de cadáveres.

    No hay izquierda mientras la libertad humana no esté por encima del apego al poder, no la hay mientras el valor de la vida no esté por encima de las ideas, y tampoco si la búsqueda del amor no está por encima de los entramados sociales.

    ¡Pues fíjate si nos queda!

  3. Manu Oquendo dice:

    Este texto fue enviado a las 6 de la mañana antes de salir de viaje. Creo que algo no ha funcionado bien y lo envío nuevamente

    Buenos días
    Creo que Izquierda y Derecha son hoy –y quizás lo han sido siempre– dos trucos simbólicos (capotes al toro) para reforzar reflejos los instintivos de personas con intereses comunes pero que han sido manipuladas para que, ante el estímulo del símbolo, su amígdala cerebral les haga reconocer de inmediato al «amigo y al enemigo».

    De esta división surrealista y subliminal vive el sistema político occidental moderno.

    Y, como vemos, viven muy bien. Pero saben que el final se acerca y se han visto «obligados» a ser corruptos para aguantar mejor durante «el invierno que viene».

    Pero, por respetar la terminología que usa Manuel en su artículo, voy a mantener dichos señuelos.

    Hace ya bastantes años que la plana mayor del socialismo europeo sabe perfectamente que «viviremos cada vez peor» y que «ya nos iremos dando cuenta».

    El entrecomillado son palabras textuales de uno de los cuatro o cinco políticos socialistas europeos más importantes de las dos últimas décadas. Schroeder, Blair, Solana, González y Delors.

    Palabras dichas en la confianza de una cena con empresarios españoles muchos de los cuales ya lo sabían pero que, a pesar de ello, se quedaron sorprendidos por unas afirmaciones no solicitadas y fuera de lugar.

    Observando las políticas de Zapatero y Obama es fácil ver que ya hace mucho tiempo la forma de trabajar de la izquierda se basa en buscar colectivos con insatisfacciones subliminales y prometerles su resolución «como sea» es decir, violentando lo que les haga falta para conseguir su objetivo electoral.

    Para ello es necesario dividir a la sociedad y a muchas de sus organizaciones creando o acentuando profundas rupturas cuyos efectos vitriólicos se desplazan al futuro pero que, como es el caso de las políticas de «género», han sido capaces de mover el voto femenino 6 puntos en 30 años desde posiciones un poco más conservadoras a un poco menos conservadoras. Numerosos trabajos académicos lo atestiguan. (Nota 1)

    Mientras estas políticas florecen, USA, desde Carter hasta el 2005, ha degradado su índice GINI al nivel de China y políticos europeos «de Izquierda» dicen en confianza «frasecitas» como las que cito al principio.
    Hoy USA es socialmente irreconocible, a peor, para quien la haya conocido hace unas décadas. Nosotros seguimos idéntico camino.

    Así hemos visto derivas como la de Zapatero que son estrictamente ortodoxas dentro de un manual de campaña de los que hoy proliferan.

    Por ejemplo el ya célebre «The political brain» de Drew Westen por no volver a los clásicos olvidados: Trotter, Le Bon y Bernays.

    Como este artículo de Manuel puede dar bastante juego lo dejo aquí resumiendo con otra pregunta.

    ¿Por qué, si los intereses objetivos del 99% de la población son análogos y compartidos, hemos permitido que nos dividan de tal forma que carecemos de cualquier capacidad de influir en el sistema de modo relevante o de protegernos de él?

    Saludos

    Nota 1.

    WHY HAVE WOMEN BECOME LEFT-WING?
    THE POLITICAL GENDER GAP AND THE
    DECLINE IN MARRIAGE

    Lena Edlundyand Rohini Pandez
    Columbia University
    October 11, 2001

    Abstract
    The last three decades have witnessed the rise of a political gender
    gap in the United States wherein more women than men favor the Democratic
    party. We trace this development to the decline in marriage, which
    we posit has made men richer and women poorer. Data for the United
    States support this argument. First, there is a strong positive correlation
    between state divorce prevalence and the political gender gap – higher divorce
    prevalence reduces support for the Democrats among men but not
    women. Second, longitudinal data show that following marriage (divorce),
    women are less (more) likely to support the Democratic party.

  4. Lucas Montes dice:

    Desde luego D Manuel tiene buen ojo para plantear asuntos controvertidos al tiempo que esenciales. Lo que pasa aquí es que al no contemplarse la otra cara de la moneda (¿qué nos está aportando la derecha en el poder?) vamos a estar de acuerdo.
    Por intentar aportar algo al debate yo diría que llamamos «derecha» o «izquierda» (conservadores y liberales en otras latitudes) a dos maneras de creer QUÉ SOMOS LOS HUMANOS Y CÓMO NOS DEBEMOS ORGANIZAR. Es decir, en el fondo del debate está nuestra concepción de la propia naturaleza. ¿Quiere eso decir que cuanto más sepamos de nuestra naturaleza mejor entenderemos las razones o sinrazones de unos y otros? No estoy seguro.
    Por otro lado nos queda por precisar si hablamos de lo que tenemos o de lo que deberían ser las cosas; es decir, los partidos socialdemócratas europeos actuales o el PSOE en particular, ¿es izquierda?
    Personalmente creo que es defendible plantear que el estado debe tener un papel en la redistribución de la riqueza y en ser garante de unos derechos mínimos, pero la izquierda debe reconocer que los individuos somos diversos y que no nos gusta que nos programen y controlen.
    Un punto esencial para profundizar el debate es cómo aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías para profundizar en la democracia.
    Ah, creo que tanto la derecha como la izquierda son tremendamente tribales en su esencia, como señaló Oquendo, y apelan a «la amígdala» (que funciona por debajo del nivel consciente y forma parte de nuestra visceralidad). Yo plantearía, tanto a unos como a otros, que los que entran en política para «forrarse», sean de la corriente que sean, no sean considerados «de los nuestros» por nadie, sean denunciados y paguen por sus actos (¡Ay, la separación de los tres poderes!).

  5. Vicente Garcia dice:

    Un diez para D. Manuel y para el resto de comentaristas, ya que el análisis de la situación es complejo. Todo ello y simplificando, como resultado de la caída de los dos grandes pensamientos (bloques) ideológicos sobre los que gravitaban todos los partidos políticos intentando dar respuesta a la demanda social surgida de la revolución francesa, la industrialización y la gran guerra
    Todo esto se ha ido al traste porque los políticos, en los que se delego la misión de materializar los cambios, en uno u otro sentido, han sucumbido a los cantos de sirena de la economía de mercado y de la ingeniería financiera, ( el parné) dejándonos en manos de la usura, el egoísmo y de los peores instintos animales que anidan en lo oscuro del ser humano. Y esto no es poesía.
    ¿Donde quedan los ideales, el respeto, la educación,la libertad,,, y la justicia ?
    ¿Donde quedan los valores, la ética la moral? que palabras son esas.
    ¿Quien marca o dicta lo que es ético o moral, lo justo o lo injusto,,,a caso el hombre, la ley, el político?
    Todo al servicio de la economía, el fin ultimo es la mejora de la productividad, todo esta condicionado al interés, al rédito tanto económico como de poder.
    Que lejos quedan los valores de una cultura judeocristiana que con todos sus defectos han llevado al hombre a un progreso humano, personal y social. Basándose fundamentalmente en un concepto de hombre, en una antropología, que busca el desarrollo y la promoción integral de la persona, libre pensador,,,libre.
    Lejos de considerarlo como un engranaje de la cadena de producción de una sociedad esclavizada y maniatada. De una sociedad de apesebrados dependientes de lo que le dicten las castas establecidas en Madrid y Bruselas.
    Necesitamos una Nueva Economía, un Nuevo Orden,,,por donde empezamos

  6. Manuel Bautista dice:

    La verdad es que el tema da para mucho. Pero, bueno, ese es uno de los objetivos de este blog: ir reflexionando juntos.

    Como bien señala Salvador, hay gente que se siente de la “izquierda política”, otros de la “izquierda social”, otros se sienten “culturalmente” de izquierdas, etc. La prueba es que hay mucha gente que se siente “de izquierdas” y que no vota a ninguno de los partidos que supuestamente la representan.

    Pero la cuestión, como también han señalado Manu Oquendo y Lucas Montes, es si realmente hoy en día esa autoidentificación con los “valores de izquierdas” (y lo mismo cabría decir con los valores “de derechas”) responde a algo objetivable, concreto y real (aunque pueda ser discutible) o si, por el contrario, es un espejismo, una especie de necesidad psicológica.

    ¿Hay realmente unos valores “de izquierdas” que hoy no pudieran ser compartidos plenamente por personas que se autoidentifican “de derechas”? Yo no acabo de verlos.

    Pero, puestos a decir, sí me da la impresión de que hay dos ideas-fuerza:
    Una, la que está básicamente conforme con el modelo de sociedad actual y, por tanto, cree que lo que hay que hacer es arreglar sus disfunciones, pero preservarlo.
    Y la otra, quienes quisieran ir hacia “otra cosa” porque ésta no les gusta.

    Y entre el blanco y el negro, como siempre, hay un montón de grises. De hecho, probablemente la mayoría integra ambos impulsos.

    Es decir, cuando hay mucha gente que simpatiza con los “indignados”, con “los del 15M”, no cabe duda de que están reflejando una insatisfacción con el actual estado de cosas. Cuando, al mismo tiempo, apenas se oyen propuestas que cuestionen, o pongan en duda, elementos básicos de nuestro modo de vida, hay que sospechar que tampoco hay tantas ganas de aventurarse lejos de lo que ya conocemos.

    ¿Es que en el fondo estamos de acuerdo y a gusto con este tipo de sociedad? ¿Es que faltan ideas sobre qué queremos? ¿Es que hay un exceso de miedo a los cambios? ¿O qué?

    Un saludo

  7. Isi dice:

    No se trata de la derecha y la izquierda. Se trata del arriba y abajo. Los que están abajo quieren estar arriba y a menudo les importa una bleda si suben por la derecha o lo hacen por la izquierda. No hay ideología. Sólo ambición. Ni la derecha está a salvo de querer vivir del sistema ni la izquierda está pensando en redistribuir riqueza. Hay seis millones de parados y subiendo y ya se nos va avisando, despacito, para que entre bien, que un tanto por ciento elevado de ellos ni trabaja ni trabajará nunca. Dentro de poco no seremos de derechas o izquierdas, del Real o del Atletic, seremos “insider” y “outsider” para quienes gustan de los anglicismos. Son o somos legión en riesgo de exclusión social y ¿qué pedimos? Separación de poderes, más democracia, y más cultura.

    No me malinterprete. No digo que no sea necesario. No lo se. Pero es que no veo cómo va eso a ayudar a solucionar los problemas a que nos enfrentamos millones de personas. La exclusión. Ni en que va a contribuir a fomentar esos ideales tan nobles de los que habla en su artículo. La honestidad, la educación, la justicia, la equidad, la libertad, no conocen fronteras. Y hemos de reconocer que si en Occidente hemos vivido tan bien bajo esas ideas revolucionarias de libertad, igualdad y fraternidad ha sido a costa de esclavizar, fomentar las desigualdades sociales y masacrar a otras personas.

    El problema, hoy, no es tanto un problema económico o político, que los habido siempre, como de valores. Hemos democratizado la avaricia y hemos globalizado la ambición. Mal vamos.

  8. Crítica dice:

    Me sorprende este artículo porque en él se resume a la perfección la desorientación de la izquierda. Y así, aquí parece que se nos propone que para que la izquierda siga avanzando simplemente se convierta en la derecha más reaccionaria que quepa imaginar. Pues las soluciones ofrecidas parecen estar directamente inspiradas en los colonos ingleses que fundaron EE.UU: plena autonomía del individuo respecto a cualquier poder público (suena bien sino fuera porque a estas alturas todos sabemos del egoísmo del individuo y de lo que se la refanfinfla que la gente muera de hambre mientras él tenga su yate).
    Por otra parte ante un problema esencialmente económico, de justa distribución de la riqueza, pues ese es el problema de que el estado de bienestar no sea sostenible (que los ricos cada vez pagan menos y quieren no pagar nada, cosa que al iluminado «izquierdista» que firma el artículo le parece bien) en el artículo se proponen cosas como más participación, más democracia, más bla, bla, bla.. Pero hombre no sé si nos tomas por tontos o realmente te crees lo que dices. Tres comidas al día, casa, ropa, descanso, salud, educación no se consiguen con bonitas palabras sino cambiando el modo de producción y distribución de la riqueza, es decir, cambiando lo que Marx vio claro.
    Quien afirme que Marx está superado es que no tiene ni el más mínimo criterio intelectual y objetivo para apreciar la realidad social en que nos movemos.

    Cuidadín con las etiquetas novedosas tipo «otras políticas» porque a veces no esconden sino lo mismo de siempre, el pensamiento más reaccionario envuelto en palabras vacías que suenan bien.

    1. Rivas dice:

      Totalmente de acuerdo «crítica»,en Marbella,la plebe a 3,5 la hora,sin dias libres 12 horas diarias y «al otro lado»,cenando en restaurantes de a cien el cubierto.Lo han conseguido al fin…

  9. Gema. dice:

    Ideologias?, derecha, izquierda?…
    En base a experiencias y no discursos, creo que ir a por lo que ya mal están, creer que los que muy poco tienen así lo buscaron ell@s, derribar la poca vida de los que muy mal andan, no atender a los enfermos porque están enfermos,creer que porque están asi «no merecen» o «merecen peor», simplemente es inmoral-total..

    no todo el mundo tiene las mismas oportunidades en esta vida, no todo el mundo tiene una casa donde vivir, o un poder costarse los estudios, no todo el mundo tiene unos padres que le asisten, no toda la gente tiene la misma inteligencia para poder defenderse en la vida, no toda la gente parte del mismo INICIO, hay gente que enferma y cae, y si carece de apoyos y recurso económico..apaga y vámonos..

    por méritos propios, por lucha..por dedicación por lo que sea a los que les va bién o medio bién estupendo…
    pero, menos rollos..y mas sentido común…nadie le está pagando la vida a nadie, hay mucha gente que trabaja de sol a sol y apenas gana nada..así es, así pasa..
    hay gente que trabaja y enferma..y algunas hasta mueren en el «tajo»…
    pero ya se sabe, que esto le importa a muy poca gente, que lo que importa es aquello que se pueda extraer–en todos los sentidos….
    y cuando ya no vales, ya n o le vales a los que han producido este «orden de cosas o situaciones»…quedas apartado-aparcado..y a ser posible con dos duros–no vaya a ser que se te ocurra «hacerte rico»…y a esperar…a ver si un día amanece…
    Un Lunes….al SOL!!!

    IDEOLOGÍAS, DERECHAS- IZQUIERDAS??—de qué se habla en realidad??….

  10. Manu Oquendo dice:

    Estimada Crítica.

    Me sorprende el entusiasmo tajante de alguna de sus afirmaciones.

    Por ejemplo, eso de que las personas somos de natural insensible y egoísta. Conozco muchísimas que son justamente lo contrario y muy poquitas de esas que usted dice conocer. Realmente, normales, sólo conozco buena gente. Generosos.

    De hecho estamos vivos como especie porque descubrimos a tiempo el valor del trueque –como alternativa pacífica y sinérgica–, el altruismo, la generosidad y los mutuos favores que, por cierto, son un rasgo que compartimos con otros primates y no pocos mamíferos.

    Por otra parte, creo que lleva razón al decir que el legado Marxiano no está muerto pero eso es harina de otro costal y exigiría un curso para establecer en qué sigue vigente y en qué cosas no lo está o estuvo.

    Marx, a mi modo de ver, perdura en la memoria colectiva por lo mismo que Jesucristo: por la naturaleza religiosa de su propuesta y la benevolencia de su mensaje hacia los desposeídos de la Tierra.

    Cuanto mayor es la impotencia y la inseguridad de un ser humano más agradecemos que se preocupen por nosotros.

    De hecho es el instinto más básico de la especie desde que nuestras neuronas eran las de la Aplysia hace más de mil millones de años.

    El miedo y su remedio: la sensación de seguridad.
    Por descubrir la huella física neuronal que esto nos produce dieron el Nobel del año 2000 (en Fisiología) al Dr. Eric Kandel.

    Pero esto es tan básico que todos los programas y manuales políticos lo saben y lo practican cada día de una u otra forma.

    Creo que no hacemos bien en dividirnos en Izquierda y Derecha. Es más, al hacerlo, caemos en una burda trampa porque, en todo caso, el debate es lo que comprobamos día a día: entre los intereses de mucho menos del 1% de la Población y los de Todo el resto.

    Saludos

    1. Isi dice:

      Señor Oquendo, me sorprende que alguien con su capacidad de reflexión y su cultura, diga que las personas de natural no son egoístas. Fue un liberal , Adam Smith, quien basó todo un sistema económico en esa premisa. Y a juzgar por el resultado que ha tenido, hemos de pensar que algo de razón llevaba. En lo que no llevaba razón es en pensar que una mano negra regularía los mercados y así el mundo sería más justo y mejor. Porque no lo es.
      Siguiéndole la pista a Drew Westen a raíz de su comentario me he encontrado con Lakoff “no pienses en un elefante”. Habla del papel del lenguaje en las emociones durante las campañas electorales. Supongo que le gustará aunque intuyo que ya lo conoce.

      Un saludo.

      1. Enrique Sánchez Ludeña dice:

        Las personas de natural son egoístas y, al mismo tiempo, son todo lo contrario: altruistas. En esta dualidad nos movemos y lo mismo que somos capaces de extorsionar, robar o desentendernos, también podemos renunciar a nuestras conveniencias, incluso a nuestra vida, para favorecer a un desconocido.

        Esta dicotomía entre cooperar y no cooperar se trata incluso en la Teoría de Juegos, en el famoso Dilema del prisionero, que conduce a resultados tan sorprendentes (y tan habituales) como que dos personas no cooperen aunque vaya en ello el interés de ambas.

        Muchas ideologías y modelos, que puede que en su tiempo fueran válidas, se basan en la existencia de un enemigo, en confrontaciones entre bandos o entre individuos. Este es el caso del marxismo y también del darwinismo, gestados ambos en el siglo XIX y de enorme trascendencia en el siglo posterior. Pero conceptos tales como la lucha de clases o la supervivencia del más apto, deberían reemplazarse por otros más acordes con los tiempos y los sucesos actuales; por ejemplo, no estaría de más que los discursos políticos empezaran a manejar términos como atractores, autopoiesis, incertidumbre o sinergia, que son mucho más precisos (o imprecisos) para describir la complejidad en la que nos movemos.

        1. Isi dice:

          Ya no es fácil entender a los políticos cuando hablan. Si empiezan a usar ese vocabulario que dice, ni le cuento.

          1. Enrique Sánchez Ludeña dice:

            Estoy hablando de discursos políticos, es decir de teoría y de ideas, no de discursos de los políticos.

        2. Isi dice:

          Lo siento Enrique, no le había entendido. Atractores, autopoiesis, incertidumbre o sinergia son palabras o conceptos que no entran en el vocabulario de la gente normal. Y si la mayoría desconoce ese vocabulario ¿cómo pretende que se debata sobre él?

          Marx y Darwin han sido cada uno en su campo dos grandes pensadores. Del primero heredamos el concepto de “lucha de clases” pero eso del darwinismo social no sé exactamente a quien se debe. Y con todos mis respetos me parece una melonada. Darwin estudió el origen y evolución de las especies jamás traslado ese concepto a la forma de relacionarse los seres humanos entre sí.

      2. Manu Oquendo dice:

        Estimada Isi.

        Hay afirmaciones atribuidas a Adam Smith que cuando uno va a sus textos originales a buscarlas se lleva una sorpresa.

        Es el caso de la «mano invisible», que –como el Guadiana– aparece y desaparece pretendiendo atribuir al interés civilizado la base de la prosperidad individual y colectiva.
        Pero interés civilizado no es egoísmo ciego. Si lo fuera nunca tendríamos clientes voluntarios.

        Por tanto no utilizaría el instinto de auto preservación y búsqueda de nuestro avance personal como prueba ni de que es un vicio privado ni tampoco necesariamente virtud pública. Con Adam Smith o sin él.

        Reconocer como somos implica saber que luchamos por la supervivencia y que sabemos colaborar, sentir compasión, padecer-con, y ayudarnos mutuamente.
        Somos seres complejos y capaces de ejercer criterios morales usando nuestra voluntad.

        Me parece que su comentario original iba un par de pasos más allá y calificaba a los humanos de seres egoístas capaces de, «con tal de seguir en el yate marbellí, dejar morir de hambre a los del asilo de Benalmádena».

        Adam Smith no argumenta a favor de lo patológico ni propone que el altruismo absoluto sea base de prosperidad colectiva. La virtud está en el sano término medio.

        Es en el libro IV de «La Teoría de los Sentimientos Morales» donde explica que incluso los extremadamente ricos terminan necesariamente gastando su riqueza en sus comunidades dando empleo, comprando bienes y servicios.

        Es por ello que, si no los matamos ni ahuyentamos, siempre estaremos mejor haciendo que los muy ricos se encuentren felices entre nosotros.

        Justo lo que los reclusos «El Capi» y «El Abuelo» están haciendo de modo natural con Bárcenas –y antes con Blesa– en «El Soto del Real». Haciendo que se sientan en su casa.

        Pero a estas horas no tengo a mano el texto concreto. Sólo el recuerdo y a veces la memoria me juega malas pasadas.

        Saludos cordiales

        1. Isi dice:

          Voy más allá. No hace falta disponer de un yate en Marbella para dejar morir a los ancianos de Benalmádena. La mayoría ni siquiera sabemos dónde está Benalmádena, así que imagínese que influye eso en nuestra supervivencia más allá de una triste noticia en los telediarios.

          No, señor Oquendo, el interés personal muchas veces se escribe sobre el interés de los otros. El problema es que en un mundo tan globalizado es difícil valorar las consecuencias de nuestras acciones. Compramos en grandes almacenes porque nos resulta más barato y a lo que nos damos cuenta han cerrado los pequeños establecimientos de la zona. Los grandes almacenes envasan sus artículos porque así rentabilizan beneficios y a lo que nos damos cuenta hemos convertido el planeta en un basurero. Compramos y vendemos acciones y cientos de personas van al paro o mueren de hambre en otro rincón del mundo.

          Claro que en pequeñas distancias todos somos encantadores. Unos más que otros. Incluso Hitler, o Truman, por poner a dos de las figuras más sanguinarias de todos los tiempos, podían desplegar su encanto con su familia. Todos somos capaces de amar, de compadecernos y de ayudar. Pero eso no es suficiente. Hay que tener más conciencia social. Y un “muy rico” no debe olvidar que vive en una sociedad que le permite ese “ser muy rico”. Y que ha llegado hasta allí gracias al trabajo de muchas personas quizás no tan felices. No es la felicidad del rico lo que ha de preocuparnos, sino la felicidad de todos.

          Un saludo.

  11. Manuel Bautista dice:

    En respuesta a Isi,

    Entiendo de sobra lo que dice usted. Es verdad que la sociedad tiene problemas graves (cita usted los 6 millones de parados y seguramente nos podríamos poner de acuerdo en añadir otros cuantos problemas más) que requieren medidas urgentes. Pero tan justificado está tomar medidas a corto plazo como saber a qué jugamos a largo plazo. Y es a esto segundo a lo que, obviamente, yo me estaba refiriendo.

    Si pretendemos salir algún día de este estado general de indignación y malestar será porque le hayamos dedicado algún tiempo a pensar en propuestas e ideas distintas de las que nos han traído hasta aquí. Y siempre esas ideas “de futuro” sonarán algo ridículas al confrontarlas con las miserias del presente. Supongo que a muchos de los que les tocase vivir la famosa revolución francesa les pasaría igual cuando oyesen eso de “igualdad, fraternidad y libertad”.

    Por otra parte, nos conviene ver las cosas desde diversos ángulos. Aquí, en España, nos sentimos (¡y con razón!) abrumados con el problema del paro, pero paralelamente la ONU se felicita porque considera que a nivel mundial se está ganando la batalla contra la pobreza extrema.

    Y no le falta razón: si en 1990 un 47% de la población mundial vivía con menos de 1,25 dólares al día, en 2010 los que vivían con esa cantidad eran un 22%. Con todo y con eso, ¿qué les decimos a esos casi 1.000 millones de personas que pasan realmente hambre?

    En términos generales, mientras la famosa Globalización está poniendo contra las cuerdas el sistema de Bienestar que tenemos en Occidente, para buena parte de la humanidad (sobre todo la que vive en Asia, pero también en África y Latinoamérica) está yendo bastante bien.

    En cuanto a lo que dice Crítica,

    Me parece bastante evidente que la desorientación de la izquierda no se va a “curar” con una vuelta al marxismo. ¡Claro que Marx acertó en muchas cosas! Pero también se equivocó en muchas otras. ¿Acaso funcionó su idea (y la de tantos ideólogos de la izquierda de aquella época) de que el internacionalismo proletario “derrotaría” al capitalismo? ¿Qué queda de ese internacionalismo?

    A estas alturas, está claro que el capitalismo ha funcionado suficientemente bien como para crear unas amplias clases medias que han sido el mayor bastión frente a los experimentos revolucionarios marxistas. ¿Podía prever Marx que el éxito de China, sacando a cientos de millones de la miseria, se iba a basar en el más puro capitalismo, pese a la hegemonía de su partido comunista?

    Pensar que, a estas alturas, todas las ideas ya han sido probadas y experimentadas y que lo único que debemos hacer es recuperar a Marx, no deja de ser una especie de derrotismo intelectual. Habrá que intentar encontrar alguna idea nueva que nos sirva para salir del lío monumental en que estamos metidos. Es perfectamente aceptable que mis propuestas no le convenzan, pero ¿por qué no se arriesga usted a proponernos algo novedoso?

    Un cordial saludo

    1. Isi dice:

      Señor Bautista, lo que nos ha traído hasta aquí es que durante un breve periodo de tiempo, el dinero, o lo que entendemos por él, ha corrido a raudales. Nos hemos creído que éramos todos ricos. Todos éramos propietarios y quien no lo era lo quería ser. A cualquier precio. Creíamos disponer de un patrimonio millonario pero lo que teníamos eran deudas millonarias. Ahora, miles de familias, están descubriendo que han dedicado años de su vida a trabajar para pagar los intereses de un préstamo hipotecario sobre una vivienda que ya no tienen. Y eso no es lo peor, lo peor es que durante años han renunciado a” respirar, moverse, dormir, soñar, estudiar, observar, sentir, admirar y maravillarse, y todo aquello que nos haga más ligeros, más humildes y más felices” ¿Y ahora qué? Cada vez lo van a tener más difícil.

      Le dice a Crítica que es el capitalismo quien está sacando a algunos chinos de la pobreza. Cierto. Pero también está fomentando las desigualdades sociales dentro de sus fronteras. Incluso en China, un país comunista, existe la “lucha de clases”. Un concepto que la propiedad ha desterrado de nuestro vocabulario y de nuestra memoria. Y si la izquierda tiene poco que aportar es precisamente por eso. Hemos perdido nuestro vocabulario y con ello nuestras ideas. Ya no está de moda hablar de la clase obrera y por tanto los obreros no existimos, existen los trabajadores de la construcción o del metal, tampoco existen los peluqueros, ahora son estilistas, ni los tenderos, que son comerciantes, ni los cocineros, ahora son restauradores. Y así hemos ido cambiando el lenguaje y con él nos hemos creído ser lo que no somos. Capitalistas. Para ser capitalista hay que tener capital y de eso tienen pocos.

      Un saludo.

    2. Rivas dice:

      No creo que Marx supiera lo que es la deslocalización de centros de producción…o sea,llevarse las fábricas a países con esclavitud salarial,14 horas diarias x seis dias/semana trabajando como «Chinos» para «sacar» a cientos de millones de la miseria milenaria…lo que hay que oir…excusas y mas excusas para hacerse de oro a costa de la plebe.

      1. José María Bravo dice:

        Estimado Rivas:

        Es que, yo creo, que el comentario de Bautista esta más enfocado a «Estado de Bienestar» que a lo «que aporta la Izquierda».

        La Izquierda es, digamos, una Teoria de la Justicia. Aqui no estamos hablando de que Marx y Engeles iban a la deriva. Estamos hablando de Filosofia.

        Estamos hablando de un Juicio Moral. Para hablar de la Izquierda se debe hablar de Etica. Bautista habla de lo que «dice de la izquierda» y del Estado de Bienestar.

        En la Filosofia de la Izquierda hay antecedentes Kantianos, Hegelianos, Cosmologicos, etc.

        Pero si nos enfocamos al presente. Podemos hablar que la «nueva izqquierda» la «democratica», se refiere al debate de la Justicia Distributiva. Esta teoria tiene fuerza,por ejemplo, en Estados Unidos. Teoria que encara el principio de Libertad con el principio de Igualdad y que dice que la desigualdad solo es aceptable si implica un mayor bienestar para los menos favorecidos

  12. Gema. dice:

    quizás algún día las ideologías de antaño queden superadas por nuevas formas de sentir y nuevas sensibilidades respecto del mundo humano y respecto de la cuestión dineraria y material, nueva consciencia para superar problemas nuevos;

    desde luego si seguimos como hasta ahora llamése liberalismo-capitalismo- socialdemocracia etc..etc…
    el planeta AZUL y sus inquilinos, osea TODOS los que aquí habitamos, no lo van a poder soportar por más tiempo..(a nivel humano- las personas, a nivel ecológico, doña naturaleza);

    en algún momento, en alguna parte…tanta sobreexplotación del hombre por el hombre, y tantísima injusticia social quedaran aminoradas a la más mínima expresión, porqué no??, y esa cosa dineraria no haga tanta falta, y los bancos o similares empiezen a operar de distinta forma, como más normal, no pasa nada, seguirán ganando lo seguirán haciendo (es normal, es su negocio)..pero las sociedades humanas no tendrán porque estar tan sometidas a sus dictámenes, ni tan machacadas ni tan desatendidas;

    algún día quizás todo esto así sea, porqué no!!.

  13. Alicia Bermúdez dice:

    ¿No tienen algo de apolillao, de decadente sin encanto — porque lo decadente con encanto sí que tiene su aquel — tanto la izquierda como la derecha?
    Lo mismo una que otra me trae a la cabeza montones de escombros, de cascotes o de restos de un derribo que en nada se parecen a unas ruinas que puedan despertar un algo de nostalgia.
    ¿Y si es que ninguna de las dos tiene las soluciones para los males que nos aquejan hoy en día?
    A mí me parece que ambas estuvieron diseñadas para arrastrar, cada una a su manera, a las masas; pero también me parece que hoy por hoy las masas son cada vez más pequeñas, que quedan cada vez menos multitudes susceptibles de ser aglutinadas bajo banderas o consignas sean del color que sean. Quedan, sí, pero quizás no muchas más de las que pueda arrastrar, por poner un ejemplo, cualquier tipo de manifestación por las calles de cualquier ciudad reivindicando lo que sea y sea el “lo que sea” propugnado por la izquierda o por la derecha; unos cuantos cientos de miles de personas allí, dando la sensación de una homogeneidad que puestos a arañar un poquito se vería que en realidad no es tal. Y el resto del personal, el que no se manifiesta, ¿es que todo el mundo es gris y amorfo, es que a todos los que no se expresan les da igual una que otra?
    A mí me parece que no y que lo que pasa es que cada vez hay más personas que se sienten o nos sentimos solas, que no hay ningunas siglas con las que nos sintamos identificados ni respondan a nuestras inquietudes, que, por otra parte, son tan diferentes de “cada uno” a de “cada otro” porque cada cual tiene su propia escala de valores que, a lo mejor, haría poner el grito en el cielo a su vecino, que lo ve cada día como tan normal y tan parecido a sí mismo.
    Vamos, que creo que es el individuo a su pequeña escala y con su pequeña voz (la suya, no la de su amo) el que tiene en sus manos el modificar su pequeño entorno a base, tal vez, de muy pequeños gestos alentados, o movidos, por una voluntad cada vez mayor de encontrar su propio camino más allá de la subsistencia.
    Que ya no es época ni son tiempos de grandes partidos prometiendo… ¿qué?
    Quizás cuando salgamos de la célebre crisis todos lo hagamos trasformados, como cuando se sobrevive a una enfermedad grave, y entendamos nuestro destino de otra manera; puede, incluso, que sin ser conscientes de ello, lo estemos empezando a entender…
    No sé si es que me he levantado hoy yo rara, optimista o algo así; que en mi juicio (poco o mucho, el que tenga) sí que debo de estar porque, lo prometo, todo lo que he tomado ha sido un café con leche.

  14. Crítica dice:

    Cuántas cosas tan importantes se ponen a debate con los comentarios.

    Alicia Bérmudez creo que llevas razón en la atomización social progresiva hasta el punto de que la única referencia social es hoy en día el individuo. Incluso la familia, como institución social pero también natural, genética, pierde cada día más peso. Basta con ver la conformación del hogar familiar hace 80 años y verlo ahora. Individuos aislados, no sólo en cuanto a sujeto de derechos y obigaciones, sino también en valores, ideas y creencias.
    El todo vale, o todo tiene el mismo valor, referido a ese individuo sólo como único y exclusivo polo social, ha traído como secuela que nada tenga realmente valor y el único vínculo social entre individuos sea el dinero. Pero es muy complejo de discutir y valga este apunte rápido y torpe. Al respecto La Modernidad Líquida de Bauman puede aclarar lo que yo torpemente esbozo.
    El miedo a las masas creo que está justificado. Pero una cosa son las masas y otra distinta la conformación de comunidades humanas con más vínculos que los meramente comerciales, laborales o económicos, que son los únicos o primordiales vínculos por los que parece articularse hoy la sociedad.

    Sobre los nuevos horizontes que se abren, que decía Gema, creo que nadie tenemos una bola de cristal a mano. Sí sabemos sin embargo lo que no funciona y podemos proyectar razonablemente hacia el futuro que sucedería si siguieran las cosas como están. La economía capitalista se basa en un crecimiento continuo e infinito pero que opera sobre un planeta con recursos finitos. Está claro que un subsistema no puede crecer por encima del sistema que lo engloba. Los economistas sin embargo actúan obviando el sentido común. Ya existen claros indicadores de que nos acercamos a límites de empleo de recursos energéticos (petróleo), deterioro atmosférico, pérdida de biodiversidad, agua, etc… Sólo pensar en uno de estos indicadores supone replantearse un nuevo mundo. Basta con pensar qué pasará cuando falte el petróleo, que será de las industrias, transportes, ejércitos, materiales cotidianos como plásticos, etc…Un nuevo orden mundial, sin duda, si tenemos en cuenta que las actuales hegemonías mundiales, políticas, económicas, militares, se basan en el control del petróleo.

    Sobre Adam Smith me gustaría decir que muchos se sorprenderían de los reparos que pondrían al actual capitalismo. Insistió que era necesario regular el libre comercio sujetándolo a valores como el bienestar de los pueblos y naciones, valores que consideraba superiores al ilimitado crecimiento económico de las empresas.

    Sobre el egoísmo creo que somo egoístas por naturaleza. Lo que quería decir anteriormente es que ello no determina, no obstante, que tengamos que ser así. Somos tantas cosas por naturaleza que sin embargo no llevamos a la práctica porque sería propio de salvajes hacerlo…Precisamente nos llamamos civilizados porque dominamos esos impulsos que razonablemente creemos que nos hacen más daño que bien. Lo triste, absurdo e indignante es que precisamente hemos adoptado un modelo económico, el capitalista, que en vez de refrenar el egoísmo lo que hace es potenciarlo. Hablando en propiedad es una organización económica salvaje, bárbara, que no es propia de la civilización que creemos tener. Salvajes con corbata, trajes de Valentino y coches caros, pero salvajes.

    Por todo ello, y muchas cosas más, Manuel Bautista, no creo que sea buena idea incidir aún más en el individualismo pues pienso que no es más que otra manera de designar al egoísmo. Habría que ir justo en dirección contraria, primero porque es imposible que crezcamos económica de forma ilimitada, segundo porque por ello habría que tener otros valores distintos y más importantes que los de mero consumo como realización personal y social, tercero porque las colectividades podrían suplir con otros valores distintos al del consumo las carencias de los individuos aislados y solos que promueve este sistema económico, cuarto porque lo que haya, que será menos, es justo que se reparta entre los que estamos en el mundo, quinto porque es absurda una vida en la que te matas a trabajar, el 80% de la gente, en trabajos agotadores, que no gustan, y todo para poder sobrevivir.

    Creo que otra vida es posible.

    1. Salvador dice:

      No sé si el hombre es de natural egoísta, sino que hemos creado un sistema en el que lo natural es ser egoísta.

      Y el altruismo es la forma moderna de egoismo.

      Solo la heroicidad no lo es.

  15. Gema. dice:

    el sistema creado está tan desnaturalizado, que lo malo-se DA por bueno, la cercanía crea desconfianza, lo bueno se DA por ingenuidad, y haberla la hay,

    el sistema creado es tan de alucine, que el egoísmo y el deseo constante casi son el sentido de la vida; lo natural siempre fué lo conveniente, creo..

    pero está todo tan líado, que lo normal es cambiar de móvil cada dos meses?, comprar a diario si se puede, y apenas hablar con nadie que si perdemos esos minutos de conversación quizás agradable- a saber,( porque no fue posible), es igual a perder una cuantas monedas más?? ,

    dicen que la bondad llega mas naturalmente al corazón que la maldad…cada cual que piense como vea.

  16. Lucas Montes dice:

    ¿En qué nos basamos al afirmar que somos buenos o malos por naturaleza?
    Un apunte aclaratorio. Muchos autores investigan la cooperación y el altruismo en animales y concluyen que la colaboración ha sido clave para poder llegar hasta aquí. Hay cooperación en el mundo animal y más entre humanos… pero hay también instinto de supervivencia (que yo no confundiría con egoismo).
    Pero, pienso yo, entre los humanos hay sobre todo UN LARGO PERIODO DE APRENDIZAJE que permite que en unos se instale y predomine el «software» del egoismo y en otros tenga más presencia el altruismo.
    A este respecto señalar un hecho que ignoramos con frecuencia: un 1% de los humanos son psicópatas, lo que significa que carecen de empatía, van a lo suyo, les importa un comino el vecino etc Mi idea es que este tipo de gente se ha adueñado de lo bueno que tenía el capitalismo original y lo ha corrompido. También abundan en la esfera de la política porque son manipuladores. Lo que pasa es que los demás somos mayoría aplastante. ¿Nos vamos a seguir dejando manejar por estos tipos?
    Ya sé que esto va más allá del debate original, pero completa el cuadro. En la actualidad las corporaciones internacionales y otras entidades, como los propios partidos, funcionan como individuos psicópatas, esos que siguen ganando con o sin crisis, esos que se ríen a carcajadas cuando leen todos nuestros comentarios.

  17. Dos dice:

    ¿Qué puede aportar la izquierda… todavía?
    Un día, un hijo mío, cuando tenía cuatro años, va y me pregunta ¿papá, porqué se llama «carne»?. ¡Joder, me ha pillado!….. Como esperaba una respuesta de padre, le dije: «no sé».
    Un sabio dijo: «las cosas son como son, dicen los tontos».
    Propongo: ir más despacio, sin prisas, detenernos…. con cualquier cosa…. la que sea, y buscar ASOMBRARNOS. Lo digo porque así, de paso, podríamos abrir una puerta a la MARAVILLA.

  18. Dos dice:

    ¿Somos egoístas?, ¿altruistas?… Pero, ¿quién conoce al hombre?. ¿ ¡Quién! ?
    Analizamos…. ¿Pero qué analizamos…. lo que vemos?. Lo que no vemos…. ¿no existe?, ¿no entra en el análisis?.
    No quiero ir (al) más allá. Cuando mis hijos estudiaban primaria me hice especialmente sensible a lo que se llama «política de objetivos». La Comunidad de Madrid tenía como objetivo que todos los niños de primaria, a partir de no sé qué edad, se leyeran cinco libros durante el curso. ¡No me jodas!. ¿Y si yo no quiero?. Y me hice la siguiente reflexión: ¿Porqué en lugar de tener objetivos, no hacemos (individualmente) lo que creemos que está «bien», sin prisa, sin ambición, de la manera más «limpia» posible….. y ¡a ver donde llegamos!. Así, de paso, abrimos la puerta a la AVENTURA. (Por bien y por limpia, que cada uno entienda lo que le dé la gana).
    A veces, cuando voy por la calle y veo a alguien pidiendo, cojo y le doy dos euros, o cinco….

  19. DUENDE dice:

    ¿Que es la izquierda?¿ a la izquierda de que esta situada?, Mi opinion es que la situación espacial que se le otorgo a esta distribucion esta por debajo de la decadencia, esta desaparecida, ¿ que le queda?, en mi opinion reubicarse fuera del espacio que fue definido en 1978 y buscar la DIFERENCIA.

    abrazos.

  20. O'Farrill dice:

    «Ni izquierda ni derecha, sólo sentido común…. » Eso es la política entendida como asunto de todos, pero los enfrentamos con el concepto espacial tan manido y amortizado. la pregunta sería ¿a quien beneficia el enfrentamiento? o dicho de otra forma ¿quien teme la unión del pensamiento racional y la acción correspondiente? Los que utilizan la política como un conjunto de intereses propios sin darse cuenta de que nada humano nos deje ser ajeno.

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