Fango para todos Imagen de Saleesh en Pixabay

Recientemente el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se tomó unos días para reflexionar sobre su futuro político ante lo que calificó como el uso de la “máquina del fango” por parte de los partidos de la derecha así como de algunos medios de comunicación.

El término “máquina del fango” fue acuñado por el escritor Umberto Eco en su novela “Numero cero”. En ella se contaban los manejos de un periódico que chantajeaba a políticos amenazándoles con publicar determinadas noticias falsas si no atendían a sus peticiones. Pedro Sánchez empleó este término en el sentido de deshumanizar y deslegitimar al adversario político mediante denuncias escandalosas y falsas.

Aunque el presidente de gobierno hacía referencia a un conjunto de acusaciones y denuncias que la oposición viene haciendo desde hace años, la gota que colmó su paciencia fueron las acusaciones contra su esposa, Begoña Gómez, de haber ejercido influencias que habrían favorecido a empresas que le habían tratado generosamente en otras de sus actividades, así como relaciones con algunos de los implicados en la trama Koldo, que se está investigando actualmente. El detalle de las investigaciones periodísticas realizadas las ofreció El Confidencial en varios artículos.

El presidente ha tachado de pseudo-medios a los que publicaban estas noticias y se unía así a otros partidos que le han apoyado en su investidura que criticaban a parte de la prensa y buena parte de los jueces por entender que estaban haciendo una campaña en contra suya y de sus planteamientos políticos.

Es relevante en este caso que las informaciones vertidas sobre Begoña Gómez no han sido desmentidas ni por el gobierno ni por la propia Sra. Gómez, lo cual hace pensar que no son inciertas.

La estrategia de confrontación y polarización de los partidos políticos no es nueva, viene de hace bastantes años. Los partidos han escogido tradicionalmente a una persona que, por su carácter y afilada lengua, era la encargada de hacer una oposición fuerte, en algunos casos mordaz, al gobierno. Esta figura suele recaer en el portavoz parlamentario ya que tiene el auditorio adecuado para hacer oír su voz, dejando reservado al presidente del partido una posición más institucional y moderadora. Ya en época de Felipe González este papel lo hacía Alfonso Guerra y así ha ido pasando gobierno tras gobierno.

La diferencia es que ahora no es solo una persona la que representa ese papel, sino que en el momento actual tenemos por parte del PP no solo a Miguel Tellado sino también a otras como Isabel Díaz Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo que se caracterizan por sus afiladas invectivas al gobierno.

Otra gran diferencia es que ahora no es solo la oposición la que ataca al gobierno, sino que éste hace de oposición a la oposición y en cualquier declaración habla no solo de lo que hace, sino que aprovecha para criticar a la oposición.

La obligación de los partidos que no están gobernando es analizar en detalle todas las acciones del ejecutivo y hacer ver a la opinión pública todas las que, según su criterio, se podrían hacer mejor.

La crítica despiadada o difamatoria sería lo que estamos denominando “fango” informativo que evoca a lo de difundir noticias inexactas o directamente falsas por aquello de “difama que algo queda”. Desgraciadamente cuando una noticia falsa se repite muchas veces se queda en el imaginario colectivo y aumenta su verosimilitud conforme es mayor el número de veces que se oye.

Lo que no es de recibo es que se acuse a otros partidos de máquina del fango cuando son con frecuencia ellos mismos los que la practican. El mismo Pedro Sánchez no desaprovecha ocasión para soltar sus “perlas”; así en una reciente entrevista en TVE afirmaba que “El señor Feijóo ha dicho textualmente que lo que debería haber hecho mi mujer es quedarse en casa sin trabajar”. Esto no responde a la realidad tal y como han aclarado algunos medios de comunicación”. A propósito, ¿es que no había fango antes de que su mujer saliera en los papeles? Tampoco el ministro Puente se queda atrás en algunas de sus invectivas en un estilo que podríamos calificar de todo menos diplomático (incluso con presidentes extranjeros).

Este fenómeno no se reduce al caso español obviamente. La presencia de personajes como Donald Trump, Bolsonaro, Milei, Orban, Maduro, etc es cada vez más común y tiene mucho que ver con el auge de los populismos.

En resumen, que cuando se habla de máquina del fango, habría que añadir que fango hay para todos. Desgraciadamente se va haciendo cada vez más común ese estilo bronco de crítica al adversario que está en el borde la crítica afilada y la difamación.

En cualquier caso, bendita sea la prensa libre que nos permite enterarnos de lo que pasa, aunque le moleste al poder. Lo que los gobernantes autoritarios quieren es que nadie les contradiga ni les critique ya que, en su narcisismo, piensan que todo lo hacen bien. Benditos sean también los jueces imparciales e independientes del poder. Ambos estamentos constituyen dos de los contrapesos que permiten vivir a una sociedad en democracia.

En un reciente artículo decía Jordi Sevilla (ex ministro socialista) que estamos yendo a “la vieja visión populista de suma cero, es decir, de confrontación permanente, ya que solo se puede ganar a costa de que otro pierda. Mientras, la democracia no anula la confrontación, sino que la canaliza mediante procedimientos establecidos, de manera que resulte en juego de suma positiva donde todos pueden ganar si cooperan”. Suscribo esas palabras.

Todo esto no es más que el reflejo de la acusada polarización que estamos viviendo en la política en estos tiempos. Desgraciadamente ésta parece haberse convertido en la principal estrategia, siendo este un tema muy amplio y que daría para otro artículo.

Sobre el tema de la polarización, y por dejarles con una sonrisa en los labios, les reproduzco unas frases del excelente artículo de Bárbara Alpuente en El Mundo Today:

“Según una encuesta del CIS, la mitad de la sociedad española niega estar polarizada, y la otra también. Ha ido creciendo el bulo de que estamos polarizados cuando los que están polarizados son ellos, aseguran los españoles. Los encuestados lo han tenido claro: la sociedad española no está polarizada, en todo caso, lo están ‘los otros’”

6 comentarios

6 Respuestas a “Fango para todos”

  1. Rafa dice:

    Hubo un tiempo que fui jugador y entrenador en el club de baloncesto al que perteneció Pedro Sanchez.

    Todos los estamentos del club comprendíamos que competir se asocia con la intención de ganar; pero algunos querían ganar a cualquier precio, incluyendo la manipulación de los árbitros, perdidas de tiempo injustificadas o marrullerías contra el contrario a riesgo de lesionarle.
    Quizá después de una derrota, algún entrenador decía «hay que ganar como sea», y ese como sea era muy poco claro.

    Evidentemente lo que quiere Pedro Sanchez no es competir, sino ganar como sea, comprando árbitros (jueces e instituciones del estado), medios de comunicación, (para publicar y determinar por el, lo que son o no bulos, fake news etc, llevando el los tiempos de investiduras, elecciones etc etc.

    Para una mente psicopática, como la de Sanchez. a la que nos ha ayudado a reconocer e identificar Carlos Peiro, en su artículo Cosmogonía de un psicópata, esto es lo natural.

    Un gobierno sin oposición, levantando un muro, es como un partido sin contrarios, o con ellos lesionados.

    Bien es cierto que le hemos facilitado las cosas, La reforma en la elección de los jueces la inició Felipe Gonzalez, o los primeros acuerdos con ETA, los emprendieron Aznar y Zapatero.

    También hemos de reconocer que en la oposición hay jugadores muy flojitos, sin garra ni pasión, Feijóo, Cuca Gamarra, Pons o Borjita, no tienen nada que ver con los que tu citas, Tellado, Cayetana, Ester Muñoz, Alejandro Fernandez o Isabel Diaz Ayuso, que deberían pasar pronto a ser titulares indiscutibles.

    A su favor Sanchez tiene en su núcleo duro, una pléyade de jugadores que sin ser buenos, pelean a muerte porque si no irían al paro irremisiblemente ( los gobiernos se han convertido en agencias de colocación)
    También cuenta con el poder de los medios del Estado a su disposición para defender sus intereses personales siguiendo el manual del dictador.

    En este momento que se ve cercado por las acusaciones que pesan sobre el y su entorno de corrupción, puede incluso tomar decisiones más drásticas, como la última de la retirada del embajador en Argentina, y que nos afectan en gran medida a todos los ciudadanos.

    En definitiva, como no le saquemos pronto de la competición en el partido que está jugando contra todos, puede dejar el país como un solar.

    Un abrazo

    1. Francisco Díaz-Andreu dice:

      Muy acertada la comparación deportiva Rafa.

  2. pasmao dice:

    Hay una película de John Ford, el hombre que mató a Liverty Valance, en realidad se debió titular el hombre que disparó a Liverty Balance, y aunque esos detalles importen no voy a ir ahora a eso.

    Presupongo que la mayoría de los que nos leen y Don Francisco la habrán visto, sino háganlo, me parece que está en Filmin.

    No cabe duda de que hay un gran parecido, a efectos del malo de película entre el tal Liverty y nuestros políticos actuales; pero la enjundia viene del cómo hacer para hacerlos entrar en vereda.

    Tenemos a nuestros James Stewart de turno, que quieren hacer las cosas bien, conforme a las reglas, derrochando coraje y poniendo en riesgo su vida. Don Francisco podría ser un buen candidato a ello. Para ellos el fin y los medios no se pueden separar.

    Y tenemos a los John Wayne de turno, descreídos de todo, que saben que la única manera de jugar en estos casos es “jugar sucio” y para quienes fines y medios son formas de engañarse a uno mismo, dada nuestra naturaleza. Además “saben” jugar sucio, si es menester.

    Ambos, Wayne y Stewart, se miran por encima del hombro. Aunque sepan que necesiten uno del otro.

    Si al final en la película ganan los “buenos”, es porque alguien jugó sucio. Pagando un precio por ello, pero jugando sucio. Porque para hacer una tortilla hay que romper los huevos.

    Por cierto, John Ford no ahonda en como los pueblos cavan su tumba. Hay una película poco vista de de Clint Eastwood, “Infierno” (“High Plains Drifter”), que nos da una idea al respecto.

    Por lo demás, “un pocquito de por favor”; si hay algún Pepero ansioso de llevar a el ascua a su sardina, que no me presuponga que Stewart es el PP y que Wayne VOX. Y que VOX debe hacer un trabajo sucio para que al final el chico formal, o sea el del PP se lleve al final a la chica, mientras que el que hace el trabajo sucio debe de quitarse de en medio, sólo y para ser llorado al final de la peli. Que no se ponga tan “sacrificado”.

    Hay en Stewart una dignidad y un aceptar los riesgos de la vida que son incompatibles con el PP. No estaríamos como estamos si cuando tuvo el PP mayoría absoluta hubiera demostrado un poco de coraje y ganas de enfrentar la situación, en vez de abandonarse al pacto con fuerzas extrañas. Cómo en la película de Eastwood.

    Un cordial saludo

    PS extraordinario el apunte de Bárbara

  3. O'farrill dice:

    «Aguas que traen lodos» ha sido la forma en que los poderosos han llegado a serlo en la mayoría de las ocasiones.
    Porque estamos ante una especie de teatro donde cada personaje se sabe su papel y lo suelta. El cargo depende de su obediencia a los poderes reales. Los «putos amos» que diría alguno.
    El trampantojo es que seguimos hablando de oposición y gobierno (o supuesta derecha y supuesta izquierda), como si existieran proyectos políticos propios y diferentes, cuando el bipartidismo fue diseñado y orientado a un solo pensamiento único en todo el ámbito europeo y occidental. Un pensamiento en el que priman los intereses (económicos siempre) de unas oligarquías que preparan la cantera de quienes van a ser aupados a una responsabilidad de gobierno (el único poder efectivo en realidad).
    El objetivo es el poder sobre los demás y está pasando.
    Un saludo.

  4. Emelia dice:

    En efecto, «fango para todos». El Presidente pone el grito en el cielo porque la oposición acusa a su esposa, y antes, él y los suyos han acusado al hermano y al novio de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, por ejemplo. Un ex Ministro de Podemos denuncia el acoso que sufrieron él y su mujer y sus niños a las puertas de su chalet en Galapagar, cuando fue él quien comenzó a utilizar estos métodos tipo «alunizaje», acosando a Soraya Sáenz de Santamaría, ex Vicepresidenta del Gobierno de España, cuando se acercaba a su domicilio con su hijo en el cochecito de bebé. Dice el refrán que «Quien a hierro mata, a hierro muere».
    Y mientras nuestros políticos se pelean, se destrozan, descalifican, debilitan, desconcentran… como si fuesen hormigas de diferentes hormigueros encerradas en un bote de cristal, intentando devorarse con sus pinzas… mientras nuestros políticos a los que pagamos sueldos vitalicios con nuestros impuestos, dejan de ocuparse de temas vitales para la ciudadanía, porque están muy entretenidos destrozándose, (tipo precio de alquileres y viviendas, no natalidad, salud mental, residencias de ancianos infames, sueldos de algunas personas vergonzosamente precarios, sequia y a nadie se le ocurre diseñar un Plan Hidrológico para todo el país, etc., etc.), mientras, como decía, seguro que hay fuerzas superiores, en el Exterior, que se alegran y frotan las manos, viendo cómo nos debilitamos y desestabilizamos. Aquel otro refrán de: «A río revuelto, ganancia de pescadores».
    Pero, vamos a enfocarlo de otra manera. Dicen que «cada país tiene el Gobierno que se merece», en el sentido de que los políticos, presidentes, etc., no «caen del cielo», sino que se crían, germinan, florecen entre un tipo de sociedad concreta, que les apoya, les alimenta, les aúpa, les consiente, les aplaude, les adula…
    ¿Qué tipo de políticos y gobernantes alimentamos desde su nacimiento los españoles? Miremos a nuestro alrededor. En los lugares de trabajo, en los grupos de amigos, en las comunidades de vecinos … ¿elegimos como «directores» o líderes, a personas discretas, trabajadoras, inteligentes, creativas… o a aquellos más bien narcisistas…yo, yo, yo…, ególatras, que parecen muy seguros de sí mismos porque son a veces agresivos, impositivos, invasivos… ¿a quién solemos escoger, preferir?¿al discreto, sensato, trabajador, o al que nos seduce con sus artes, al embaucador, al que nos da miedo, al que ejerce el poder a costa de lo que sea, a los que parecen tener un glamour que nosotros les atribuimos? ¿A quién admiramos en nuestro fuero interno, a quién escogemos?
    Vivimos una época en la que se potencia la «individualidad» (yo quiero, yo escojo, yo decido, yo pienso yo…). ¿Dónde queda «el otro»?¿ya no vamos a reconocer al otro-a en nuestras decisiones, proyectos, planes de vida?
    Pienso también que hemos introducido en nuestro panorama, una generación de políticos, mayoritariamente jóvenes. Treintañeros, cuarentañeros. Por el prejuicio del «edadismo» se han quitado de la escena política a personas con más experiencia de la vida, quizás con la sabiduría y prudencia que da lo vivido. Hemos puesto de Ministros-as a personas que no saben lo que es pagar una hipoteca, atender al abuelo enfermo, empujar su silla de ruedas por aceras con bordillos, sacar adelante a los hijos sin sus sueldazos y sus guarderías de lujo en el Congreso, luchar contra la enfermedad, quedarse en paro … es imposible que puedan legislar con coherencia lo que aún no han vivido. Se pelean entre ellos con la energía y la fuerza de las hormonas juveniles, pero, no necesitamos en nuestra sociedad sólo «guerreros», sino también «hombres y mujeres sabios». Creo que el «fango» va por ahí. El «y tú más» cuando nos peleábamos de pequeños.

    1. Francisco Díaz-Andreu dice:

      Hola Emelia.
      Tienes mucha razón en que tendemos a quejarnos mucho de nuestros políticos sin asumir la parte de responsabilidad que nos toca en sus malas actuaciones.
      Por un lado evidentemente en lo que votamos; por otro lado en lo que nos dejamos seducir por soflamas más o menos efectistas de una campaña electoral (que ahora se prolonga durante todo el tiempo que media entre elección y elección). También somos responsables de no tener una actitud más activa en la vida de nuestra comunidad ( y dejarlo para otros que tienen más interés en desatacar, pero que no siempre representan lo que necesita la genta), y de no denunciar / protestar por lo que no está bien, por no complicarnos la vida.
      Ahora sí, luego nos quejamos.

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