En 1998 la compañía farmacéutica Pfizer empezó a comercializar un nuevo fármaco, que no solo les iba a hacer de oro sino que cambiaría para siempre la vida de muchas personas (generalmente para bien…). La Viagra era una pastillita azul con un efecto muy curioso y, dado su amplio público objetivo, enseguida gozó de gran aceptación. Así, al poco tiempo, las ventas de este medicamento, más de 1.000 millones de dólares solamente entre el 2000 y 2001, catapultaron a la compañía que lo creó al primer puesto en el ranking de empresas de su sector y Pfizer pasó desde el puesto 127 en la lista de Forbes al 31 que ocupa actualmente.

Aunque se empezó a investigar para tratar la angina de pecho, en los primeros ensayos clínicos ya se percataron de los llamativos efectos colaterales de las pastillitas, y los técnicos de Pfizer le encontraron una nueva utilidad a su invento, creando, de la nada, un mercado de miles de millones de dólares. Se hicieron de oro porque, como el resto de compañías farmacéuticas, invierten una cantidad ingente de dinero en investigación, y de vez en cuando, aciertan. Por mal que vayan las cosas una compañía farmacéutica no recorta en investigación. Vive de eso.

A nosotros, España, ahora nos dicen que hay que ahorrar, y claro, nos ponemos a recortar sin ton ni son, disparando a todo lo que se mueve, sin darnos cuenta de que recortar en ciertas cosas es cerrarnos el camino hacia la posibilidad de salir de este maldito atolladero en el que nuestra clase política, con la inestimable colaboración de un pueblo aborregado, que es lo que somos, nos ha metido. En España, durante todos los gobiernos de la democracia, y antes de ellos en la mayor parte de los de Franco, solo ha existido un modelo productivo: ladrillo y turismo.

¿Y ahora, qué hacemos? Pues hacemos caso a Europa, y nos cargamos a la vaca que mañana puede dar leche y a la gallina que da huevos para invitar a un caldito a los señores de la Comisión y poner un filete en la mesa a la Merkel cuando venga de visita, para que se queden tranquilos, de momento. Por eso, en los Presupuestos Generales del Estado, reducimos aún más el ya exiguo y lamentable presupuesto para la Ciencia e I+D en este país de sol y playa del que tan orgullosos estamos.

No funciona así. Es cierto que hay que ahorrar, pero no se puede llegar a cada ministerio y hacer “pan para todos”. Hay presupuestos que, en periodos de crisis, no pueden disminuir, tienen que aumentar, porque son la única opción de futuro.
Y son la investigación, la Ciencia, y los emprendedores en nuevos campos de conocimiento, los que nos pueden sacar de esta. De aquí no se sale recortando un 10% por aquí y un 20% por allá casi a boleo para ganar credibilidad ante los Mercados. Los Mercados ya no se fían y no lo van a volver a hacer, y con razón. Entre otras cosas porque los Mercados miran este país de charanga y pandereta y solo ven Bankias y Fadesas.

No ven Facebooks, no ven Pfizers…

Ahorramos en investigación y mandamos a nuestros científicos a buscarse la vida fuera, sin darnos cuenta de la cantidad de dinero en formación que estamos regalando a universidades norteamericanas o empresas alemanas. Creemos que ahorramos, aunque sea en el chocolate del loro, pero seguimos con políticas absolutamente demagógicas y con gastos inútiles. No voy a entrar en funcionarios que generan papel para que otro genere papel. No voy a entrar en diputaciones que solo sirven para dar un puestecito al amigo del Partido o en empresas públicas donde colocar a los colegas. No voy a entrar en aeropuertos sin aviones, en televisiones autonómicas… ¡Eso es indiscutible, eso es ir a lo fácil!

Prefiero poner un ejemplo concreto y más discutible: el Ave.

España es, lo aprendí en el cole, el segundo país más montañoso de Europa detrás de Suiza. Aún así, somos el segundo país con más kilómetros de ferrocarril de alta velocidad del mundo, solo superados por China, y China es inmensamente más grande que España… Somos muy buenos, ¿verdad? ¡No amigo! Lo que somos es una panda de ignorantes. España ahora mismo solo es buena jugando al fútbol, en el tenis y montando en bici, y así vamos a seguir a no ser que espabilemos un poco.

El Ave está muy bien, pero en estos tiempos hace falta ser coherentes y hacer un análisis de coste-beneficio. El otro día salió la Ministra de Fomento hablando del Ave a Asturias y garantizó que, pese a la que está cayendo, el Ave no se toca. El primer pensamiento que se te viene a la mente es: bien, es una actividad productiva y un servicio público. Genera riqueza. Conecta una región española y fomenta el intercambio económico. No es la estupidez de Zapatero de levantar una acera para volverla a tapar mientras maquillas las cifras del paro. Está bien que se sigan haciendo Aves, además, el Ave es muy cómodo…

Luego te paras a pensar, y te das cuenta que Asturias es una preciosa montaña en sí misma. Hacer el Ave a Asturias supone, básicamente, tirar una montaña, hacer un viaducto, tirar otra montaña, hacer un puente, atravesar una montaña, hacer otro puente…pero no importa, porque el Ave, además de ir rápido, da votos, porque es algo que los ciudadanos vemos. Un avance en la lucha contra el Cáncer no me lleva cómodamente a la puerta de mi pueblo, aunque quizá mañana me salve la vida.
Un kilómetro del Ave a Asturias cuesta la friolera de 50 millones de euros.

El dato no es fácil de encontrar (qué curioso, a lo mejor es que no se sienten muy orgullosos…) y está algo anticuado, pero según el European Carcer Research Managers Forum, en 2007 el presupuesto TOTAL en la lucha contra el cáncer en España era de 38 millones de euros, y algo me dice que ahora no va a ser mucho más. Más o menos lo que cuesta la mitad de uno de los túneles del Ave, uno pequeñito.

Voy a ser pragmático, no voy a hablar del beneficio para la humanidad que puede ser un gran avance en la medicina o en la ciencia. Me voy a referir solo al impulso económico que supone para un país ser líder en ciencia y tecnología. En conocimiento. Al gobierno de Zapatero se le llenaba la boca cuando hablaba del “cambio del modelo productivo hacia una sociedad de conocimiento”. Hace un par de semanas escuche a De Guindos repetir casi exactamente las mismas palabras. Sin embargo, tanto unos como otros han recortado el presupuesto para Ciencia. Y los dos siguen tirando montañas para construir Aves que les llenen de votos.

Puede que el próximo gran avance en la ciencia, el que cree un nuevo mercado y genere riqueza, venga de un científico o de un emprendedor español pero, sin duda, este paso, este avance, se dará fuera de España.

Investigación, conocimiento, imaginación y dejar de ahorrar en el chocolate del loro. Aprenda de la Viagra, señor Rajoy. Quizá eso le ayude a “levantar” la economía.

3 comentarios

3 Respuestas a “LA VIAGRA, RAJOY, LA CIENCIA Y EL CHOCOLATE DEL LORO”

  1. Gema dice:

    Nada que comentar al articulo, esta (mi movil no me permite lo de los acentos), bueniiiiisiiiiimmmmooooo, faltan lo lean los desvergonzados gobernantes incluido…ese el que se fuga,que no dimision, del BancoEspaña?.

  2. Suleiman Elpromiscuo dice:

    Completamente de acuerdo en que un Gobierno demuestra su ceguera reduciendo una de las fuentes de desarrollo a largo plazo como Investigación y desarrollo, pero elegir el ejemplo de Pfizer y la Viagra, es poco menos que frívolo, y solo justificable por el rendimiento económico obtenido, ¿es eso de lo que se trata?

    Ya quisiéramos un gobierno que enderece el rumbo, con políticas erectas a medio plazo, que insemine a la economía algo de frescura que penetre en el tejido social con furor y pasión, y encuentre salido@s a los problemas, pero tampoco es para ponerse así.

  3. José María Bravo dice:

    En términos generales, uno pudiera suscribir el sentido del articulo de Perez Ponce. Pero, al rebufo de las noticias periodisticas, cae en la trampa de tildar de estúpida, por estúpido al gobernante que tomaba la iniciativa, algunas políticas económicas. A veces pienso que, muchos de nuestros males es el de la manía de meterle la culpa a alguien de todo o, por el contrario , depositar toda la esperanza en otro. Con todo respeto, lo achaco a una reminiscencia de la época dictatorial.

    Sin ir más lejos, ahora, el mismo Perez Ponce, habla de que solo recortando no hay equilibrio económico. Que hay que generar crecimiento para elevar la productividad. Ciñendonos al Plan E,de la legislatura anterior, el dinero se les daba a los ayuntamientos, gobernados por diferentes partidos políticos, y estos los gastaban en lo que les convenía. Podríamos decir, entonces, que Ruiz Gallardón fue un «estúpido» porque se lo gasto poniéndole «playa» a Madrid?. Con el agravante que a el le genero muchos votos y al «estúpido» de Zapatero lo «sepultó políticamente».

    Esto es en todo. Si leyéramos lo que escribimos sobre Bankia, después de leer la noticia en los periódicos el día del suceso, y supiéramos lo que en realidad esconde, perdería toda virtualidad..

    Decía Taid Rodriguez, en su articulo de hace unos días en esta Web, que hay que hacer Poltica al margen de politica. Yo creo que si se cae en «sloganes» propagandistas bajamos a las políticas más pobres que podemos encontrar en la vida cotidiana.

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